domingo, 26 de febrero de 2017

Plumas que hoy no compraría

...que no compraría yo, me apresuro a subrayar, pues en esto, como en todo, hay opiniones para todos los gustos. Y me apuro en aclarar también que no me refiero a plumas en concreto, sino a algunas clases que, con una cierta perspectiva de tiempo y experiencia, se me han acabado por revelar poco apetecibles. Eso no quiere decir, por desgracia, que no haya aprendido de la experiencia.


Plumas barrocas




(Foto:  Penporium)

Aunque tengo alguna monstruosidad en mi colección, fruto de juveniles insensateces y momentos de enajenación mental transitoria, cada vez me gustan menos esos diseños barrocos, rebuscados y casi diábolicos que parecen el fruto de una mala digestión o de una pesadilla veraniega. La limpieza de líneas y la sobriedad en el diseño son valores que cada vez aprecio más. En las estilográficas, como en tantas otras cosas, menos es más.


Plumas joya


(foto: luxurylaunches)

Pueden coincidir o no con el concepto anterior, pero, en todo caso, la idea de una estilográfica repleta de oro, diamantes y/o piedras preciosas, me resulta demasiado extraña. Ni sirven para escribir ni suelen ser un ejemplo de buen gusto. Sé que hay mercado para todo pero no acabo de comprender bien la conexión conceptual entre una joya y una estilográfica. Solo para regalos especiales.


Estilográficas con plumín de acero de más de 100 euros.


(foto: Hisnibs)

Puede haber excepciones, desde luego, pero no hay muchas plumas que justifiquen un precio semejante portando un plumín de acero. Hay magníficos ejemplares que se pueden encontrar por debajo de dicha cantidad, con plumín de oro y un desempeño formidable. Una buena pluma de acero, hermosa y funcional, se puede encontrar por 20 euros. Por encima de eso, ya se deben tener en cuenta otras cosas y, por encima de los 100 euros, resulta, generalmente, antieconómica.


Ejemplares únicos.



(foto: KMPN)

Hay algunas plumas cuyo precio supera todo lo previsible por tratarse de ejemplares verdaderamente raros; modelos excepcionales, pruebas, errores, lanzamientos frustrados, ejemplares únicos, etc. Son, muchas veces, plumas absolutamente vulgares, cuyo único valor es el de su escasez y la demanda del coleccionismo más extremo. Son como el penny black de la estilofilia. Solo para inversores con la bolsa bien llena.

Falsificaciones


(foto: sbrebrown)

Las hay de plumas caras y de plumas muy baratas. Al final, casi ninguna merece la pena porque no es fácil engañarse a uno mismo. Si alguien no puede comprarse una Montblanc 149, de poco le valdrá exhibir una mala imitación china porque, en el fondo, sabrá lo que tiene entre manos. Si es una imitación de pluma barata, no suele haber mucha ganancia salvo la mera curiosidad. Lo único aceptable sería comprar plumas inspiradas en otras; no dejan de ser réplicas, pero a veces dan sorpresas y en el peor de los casos, el coste suele ser ridículo.


Plumas tácticas. 




(foto: Schrade)

A veces tienen gracia, pero la pluma es más fuerte que la espada y, en todo caso, no acabo de encontrar la utilidad de una pesada estilográfica que puede transformarse en un punzón de ataque al estilo picahielos-en-manos-de-sujeto-sospechoso-con-trastornos-paranoides. Hace falta valor y mucha confianza en nuestro interlocutor para poner sobre la mesa una de estas plumas. Si alguien necesita alguna herramienta de defensa, debería procurarse otra.

Diseños decorativos.



(foto: novelli)

A veces, el ansia de los diseñadores por crear plumas nuevas y decorativas, cae en lo abominable. Una estilográfica es para ser usada y las formas incómodas, planas, irregulares o tan complejas que necesitan un manual de instrucciones para saber cómo deben agarrarse, no deberían siquiera formar parte de ningún proyecto. Un instrumento funcional debe regirse por ciertos principios inmutables, por mucho que quepan innovaciones técnicas, variaciones de estilo o toques de diseño.


Frankenplumas



(foto: personalgeographic)

Hay algunos aficionados dedicados a mezclar piezas de distintas plumas para crear una nuevas. A veces, el origen de esta mezcolanza de piezas o boda, tiene que ver con viejas reparaciones realizadas en los tiempos en que no había stocks de recambios. Otras veces, es debido a la desbordante imaginación del perpetrador. A veces, no es fácil darse cuenta del hecho delictivo. En general, estas plumas solo son aceptables en tanto último recurso antes de abandonar para siempre una pluma querida por falta de recambios. En todos los demás casos, no merece la pena.

Reparaciones desastrosas



(foto: factory jackson)

En ocasiones, las plumas son sometidas a reparaciones que dejan más huella que problemas evitan. Un caso paradigmático es el borrado de grabaciones. Para eliminar un nombre se llegan a cometer verdaderos crímenes contra las inocentes estilográficas. Yo prefiero el nombre, aunque no sea el mío, a tener una pluma con un ostentoso hueco, o rebaje, donde antes aparecía la ominosa grabación. Otros ejemplos son los pulidos inmisericordes que eliminan acabados originales, las terribles huellas de herramientas en algunas piezas y las roturas reparadas con pegamento epoxi. Me hace llorar.

Plumas metálicas.


(foto: hisnibs)

Hay plumas metálicas de gran ligereza, como las realizadas en aluminio, o lo suficientemente equilibradas en peso y tamaño como para resultar cómodas y funcionales, como ocurre con las clásicas flighter. Pero una pluma completamente metálica y poco equilibrada puede convertirse en un arma  cuyo uso requiera entrenamiento específico y/o ejercicios avanzados de musculación. Hay algunas que, además de metálicas, son de gran tamaño, para que no quede duda acerca de su carácter bélico. Vade retro.

Con esto concluyo. Estoy seguro de que cada uno hace, aunque sea inconscientemente, una lista parecida de erratas. El ensayo y el error siempre han constituido una fuente de conocimiento.


miércoles, 22 de febrero de 2017

"Full Metal Pens" (I) : Parker 51 "Presidential"

Nueva entrada de Leonardo Izaguirre y nueva lección de conocimiento y sabrosos detalles. Estoy seguro de que  todos disfrutarán de esta fantástica estilográfica y del buen hacer de nuestro gran amigo. 


Full Metal Pens ( I )

Parker 51 PRESIDENTIAL y “no todo lo que brilla es oro” 

Por: Leonardo Izaguirre B.

En esta serie de dos entradas, trataremos de dar una mirada distinta, un enfoque más elocuente, a una estilográfica de la cual se ha hablado hasta la saciedad. 

La razón de esta casi verborragia hacia la “51”, es porque lo merece, pues es considerada por muchos “la mejor de todos los tiempos” y, además, ella se lo ha buscado, pues Parker empleó para ésta, una infinidad de acabados e innovaciones tecnológicas que, cuando se escudriña, daría para hablar con millones de letras.

Una investigación exhaustiva de la Parker 51, puede dejarnos aturdidos y confusos, pues clasificarla puede ser tarea ardua e interminable. Se pueden catalogar por los clips, plumines, capuchones, sistemas de llenado o carga, y mecanismos interiores; en fin, sería interminable.

Los expertos en el área siempre tendrán que mencionarla y no hay blog que no dedique algunas palabras y buenos artículos a esta magnífica estilográfica, ícono de la casa de Janesville. 

En esta ocasión veremos a la “51” desde la óptica del material con que fueron construidos su cuerpo y capuchón, acuñando para ello, un término anglosajón, que no he visto en la literatura para referirse a éstas: “Full metal Pens”, el cual hace referencia a aquellas “51” que fueron construidas todas en metal.

Las Parker 51 cuyo cuerpo y capuchón son metálicos son tres (sin orden cronológico):

1. Presidential
2. Signet o Insignia
3. Flighter


Esta entrada ésta dedicada al tope de línea de las “51”, la “Presidential”, una estilográfica construida enteramente en oro sólido, dando una mirada de reojo a su compañera dorada, como el oro, pero no es.

Un nuevo sistema de llenado (carga)

En 1948, Parker introdujo su rediseñada Parker "51" con un nuevo sistema de llenado "Foto-fill Filler", más tarde renombrado "Aero-metric Filler", el cual sustituyó para siempre al sistema “vacumatic” heredado de la generación anterior. Anunció una serie de 15 mejoras diferentes, incluyendo la capacidad de ser llevado en grandes altitudes. El depósito era ahora un saco hecho de "Pli-glass", anunciado para durar por lo menos 30 años. Estos sacos siguen siendo fuertes después de 60 años y rara vez se encuentra uno dañado. El saco "pli-glass" va dentro del cilindro desmontable y estaba protegido por un manguito metálico.

Se hace mención a este detalle técnico, porque fue el cambio de sistema de llenado, lo que permitió introducir los nuevos modelos totalmente metálicos que hemos descrito, ya que el anterior sistema constaba de un diafragma que al hacer vacío cargaba tinta utilizando el cuerpo de la estilográfica como depósito y esto es incompatible con una estilográfica de metal ya que la tinta, como es sabido por todos, corrompe por oxidación a los metales.

Sistema aero-metric filler (al presionar la barra 4 a 6 veces, se hace el intercambio de aire por tinta)


Tres nuevos modelos

Así, con el nuevo sistema de llenado se lanzaron al mercado los nuevos modelos que incluyeron un capuchón y cuerpo chapados en oro, conocido como el Signet, lanzado en 1948.

Set de Parker 51 Signet (1948)

Le siguió la realizada enteramente en acero inoxidable cepillado “Lustraloy”, denominada “Flighter” y una Parker 51 hecha enteramente en oro sólido de 14k, “Presidencial” en 1949. También se lanzó una nueva pluma rediseñada y proporcionada de tamaño “Demi”, disponible en todos los acabados de su hermana mayor, “full size”.

De los tres modelos “Full metal pens”, sólo el Signet estaba disponible en tamaños Full y Demi.

Abajo, Signet full y arriba, Demi (AKA 1949)


El modelo Signet pasa a llamarse “Insignia” a partir de 1957, siendo utilizados ambos nombres hoy día por los coleccionistas. La versión chapada en oro utilizó un solo patrón de grabado en cuerpo y capuchón, el de líneas verticales agrupadas, pero en algunos modelos las líneas confluyen y en otros no.

Versiones Insignia en tamaño grande (abajo) y Signet Demi (arriba).

La “51” Signet o Insignia se considera un modelo relativamente raro, pues se hicieron menos que de las versiones en plástico “Lucite” y de estas, las “Demi” son más raras aún, por lo que su precio en el mercado es superior al de las “51” con cuerpo de plástico.

Signet Demi: boquilla negra (más común) y Cocoa (más rara)


La joya de la corona

Parker empleó metales preciosos en la fabricación de las estilográficas en varios de sus modelos, pero la primera vez que se usa el oro macizo para realizar una, fue con la Parker 51.

En 1949 lanza al mercado la estilográfica “Presidential” realizada en oro solido de 14 quilates y en acabado liso, es decir sin ninguna marca o grabado decorativo, ni en el cuerpo, ni capuchón, salvo los de ley.

Parker empleó el metal precioso en las “51” en tres versiones distintas; una en oro de 14 quilates sin patrón (plain), realizada por la matriz estadounidense y dos versiones hechas en la filial británica de la firma: una en oro de 9 quilates y “la joya de la corona”, la Presidential en oro 18 quilates, nuestra protagonista.

Las Parker 51 realizadas en oro solido son piezas extremadamente raras de conseguir en el mercado y su valor depende del precio y pureza del metal, del estado de conservación de la pieza. En pocas palabras se trata de una pieza de joyería que escribe.

Les presento a nuestra protagonista, en set de escritura con lápiz mecánico o portaminas:

Parker 51 “Presidential” set (18K Solid Gold Barleycorn)

Ciertamente, si ya la Parker 51 es una leyenda en sí misma, las versiones realizadas en oro macizo no sólo son unas “super vintage”, sino piezas exclusivas de joyería. Esto pareciera alejarlas del uso utilitario para el que fueron realizadas y acercarlas más al concepto de “Art Decó”, pero nada más lejos de la realidad, pues cuando se tienen en frente, resalta que éstas siguen llevando por dentro la estirpe del gran instrumento de escritura que es la Parker 51. Así, la filigrana labrada en el noble metal con patrón de “granos de maíz”, no es capaz de empañar su desempeño, pues en sus entrañas, es funcionalmente una “51”.


Mecánicamente es idéntica a una Parker 51 común y corriente. La ligereza de sus piezas internas y sus 123 mm de largo, es lo que hace que no se torne incomoda y pesada al escribir a pesar de ser contundente pero no robusta, pese a estar realizada enteramente en el oro de la más alta pureza jamás empleado para realizar una “51”.


El nombre elegido para la “51” de producción en serie de mayor rango, además, muestra el espíritu funcional de la pieza, pues “Presidential” hace alusión a los personajes que firman acuerdos y decretos en las cabezas de los gobiernos democráticos. Así, fue una estilográfica de lujo pero moderna.

Catalogación

Como en toda estilográfica una de las tareas más arduas pero que a la vez entretiene a un coleccionista es la catalogación de la pieza. Les propongo en este caso tres datos para tal fin:

País de origen: Como hemos dicho existen tres versiones de las “Presidential” una de oro 14 quilates en acabado liso, realizada exclusivamente en los Estados Unidos, en oro de 9 quilates en acabado ondulado y de 18 quilates en acabado barleycorn, ambas hechas en la filial inglesa. De esta manera es sencillo conocer la procedencia con solo saber el quilataje con el que fue hecha la estilográfica.

Datos anatómicos: El patrón comentado es importante, pues “51” con patrones diferentes o discordancia entre el patrón decorativo y la pureza del metal ya la convierten en lo que algunos expertos llaman “Fantasía”, por no llamarla travesura de joyeros, algunos de ellos muy habilidosos. En las “Presidential”, la boquilla “hooder”, siempre será de color negro, pues Parker nunca empleó otro color en ninguna de sus tres versiones (9,14 y 18 quilates).Otro detalle interesante que sirve para identificar a las Parker 51 “Presidential”, realizadas en serie por Parker, de versiones hechas por joyeros, es la presencia del característico “arrow clip” y de la “joya” del capuchón, pues varias versiones “fantasías” hechas en oro de ley, carecen de alguno de estos dos elementos que son indispensables en una “Presidential” auténtica.

Pureza y origen del metal precioso: Además existe un sistema de sellos (en este caso) son pequeños símbolos acuñados “London Assay Hall Marks” que deben estar presentes en ambas piezas que componen el set. Estas se encuentran en la superficie del metal y denotan:

  • · El fabricante.
  • · El lugar de origen
  • · El año de fabricación.
  • · El material y
  • · La pureza del metal


Es el sistema completo arcano de sellos de metal precioso europeo, que pude descifrar gracias a la valiosa ayuda de la Sra. Julia Gusano, quien me facilitó, no solo su valioso tiempo y conocimientos, sino además el ejemplar que guarda toda la codificación. Mil gracias, Julia.




De izquierda a derecha: La portada del libro que contiene el sistema de sellos. Pureza, metal empleado y lugar (Corona, numeración y León) y el año de fabricación (T)

En este caso el sistema de sellos “hallmark”, deben estar acuñados en el cuerpo, el aro del clip y en el labio del capuchón de ambas piezas que componen el set, como en efecto lo están.

Es de hacer notar que son de diminuto tamaño por lo que su definición e identificación, a veces es instintiva, pero los expertos les reconocen sin problemas.

Comienza con el acuñado del “sponsor” o la casa que “patrocina” la pieza ya sea en forma logotipo o iniciales, en este caso “PPCo”, Parker Pen Company. A continuación una serie de sellos “encartuchados” que denotan diferentes significados. Seguidamente, el escudo que denota el lugar de elaboración o procedencia, un León aunque no se ve nítidamente, significa (Londres). A continuación una letra “T” que denota la fecha de fabricación (1954) y un sello con una “corona” que demuestra que el metal empleado es oro. Por último, los números que indican los quilates (la pureza) del metal, que en nuestro caso es el de “18”.

De izquierda a derecha: PPCo: Parker Pen Company. [León]: Londres. [T]: 1954. [Corona]: Oro. [18]: Pureza

En el aro que sujeta el clip y en el capuchón, tanto en la estilográfica como en el portaminas, también deben verse el acuñado, aunque sólo la “corona” y el número “18”.




Se trata pues, de una Parker 51 “Presidential” en oro de 18 quilates realizada en Londres en 1954.

La Parker 51, siempre dará de que hablar, pues es una estilográfica incombustible, y en sus versiones metálicas casi inmarcesible también. Esta pieza que hoy hemos revisado nos abre la ventana, sin lugar a dudas y literalmente, a la “época de oro” de las estilográficas.

Para Parker fue un súper éxito comercial y, con una tirada de 25 millones, según algunos, yo me atrevería a decir que además, dejo un gran legado al mundo de las estilográficas.

Espero les haya gustado, me despido por ahora, no sin antes agradecer nuevamente a Pedro por sus atinados escritos y generosidad para conmigo al permitirme compartir con sus prestigiosos lectores, algunas impresiones y conocimientos.

Tal ha sido el éxito de este espacio que pronto llegara a los tres cuartos de millón de lectores. “por algo será”.

Nota: Se han empleado diferentes filtros e iluminación para poder resaltar detalles, por lo que algunas fotos pueden verse de diferente color y aspecto.


Solo me resta dar las gracias a Leonardo por compartir con todos nosotros sus espléndidos trabajos. Conocer las 51 es un lujo y hacerlo de la mano de un estilófilo como Leonardo, un auténtico privilegio. Muchas gracias.






domingo, 19 de febrero de 2017

El fin de los plumines especiales de Sailor

El fallecimiento del maestro Nobuyoshi Nagahara provocó una intensa reacción en el mundo estilófilo. No solo por la pérdida de un legendario nibmeister, sino por su protagonismo, directo y personal, en la fabricación de los llamados plumines especializados o specialty nibs. Entre ellos se cuentan, además de los conocidísimos Concorde, Cross, King eagle y King cobra,  los Naginata togi y los Saibi togi.


Nagahara era el autor material de dichos plumines, que se concebían y realizaban totalmente a mano por parte  del maestro, Durante la última etapa de su vida, comenzó a ayudarle su hijo Yukio quien adquirió el conocimiento para elaborar piezas tan singulares. Lamentablemente, la muerte de su padre colocó a Sailor en una situación precaria porque comenzaron a llover pedidos y Yukio Nagahara se reveló incapaz de elaborar los plumines en un tiempo razonable.



A finales de 2015, Sailor cesó en la producción de nuevos ejemplares y, por tanto, no se aceptaron nuevos pedidos salvo de los naginata y saibi; todo ello con la esperanza de ir cumpliendo con los compromisos pendientes en un plazo que no resultara exagerado.


Las medidas de Sailor no surtieron efecto puesto que la producción diaria no excedía de 10 plumines, y no los más complicados.Los pedidos de naginata y saibi se habían multiplicado y se acumulaban vertiginosamente. En este orden de cosas, a primeros de 2017, los mayores distribuidores de Sailor en USA informaron de que Sailor cesaba también en la producción de los naginata togisaibi togi.


En realidad,más que un cese en la producción, parece que se trata de la inadmisión de nuevos pedidos. Yukio Nagahara sigue trabajando en los plumines pendientes, aunque el plazo de entrega se estima aún en más de un año. Mientras tanto, no se admiten nuevos pedidos para evitar que la demora sea, finalmente, inaceptable en términos comerciales.


¿Será éste el fin de los plumines especializados de Sailor?. Es difícil decirlo aunque el caso me recuerda, en cierta medida, al de Nakaya, que hemos tratado en otras entradas de este blog. Mientras que la demanda se mantuvo en términos cuantitativamente bajos, el trabajo de Nobuyoshi Nagahara era suficiente para producirlos. Su éxito fulminante y la explosión desbocada de la demanda, sobre todo proveniente de USA, demostró claramente que la producción artesanal y, para colmo, unipersonal, es incompatible con ciertos parámetros productivos. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, el correcto equilibrio entre producción y ventas es algo enormemente delicado y difícil de definir para una empresa y eso que los precios de los specialty nibs subieron como la espuma en los últimos tiempos.


De momento, los mercados agotan las existencias de plumines especializados aún es stock y los aficionados acaparan estos modelos como joyas estilófilas. Yo dispongo de cinco de ellos que adquirí por sus valores intrínsecos, sin suponer que llegaría el día en que casi se transformarían en piezas de museo. El tiempo nos lo dirá.

(todas las fotos: Sailor)



jueves, 16 de febrero de 2017

Wing Sung 659: El Ataque de los Clones.

En una determinada industria, la existencia de clones, copias, homenajes o réplicas, llámese como se quiera, siempre demuestra dos cosas: la pujanza de la industria y quien es su líder. Lo primero, deriva de que nadie copia un producto que no interesa y, lo segundo, que solo merece la pena copiar aquello que tiene mayor aceptación y por lo tanto, genera demanda.

Haciendo un sucinto repaso a la historia de las réplicas, podemos comprobar cómo este tipo de actividad ha ido derivando históricamente en atención a los cambios de líderes en la industria de la estilográfica. El primer gran copiado fue Parker por ser, sin duda alguna, el líder indiscutible de la producción industrial de plumas durante casi cuarenta años. Su sucesor en la imaginería pública de éxito fue Montblanc, cuyas producciones de lujo y éxito en el ámbito representativo, la han convertido en objeto de todo tipo de réplicas o, directamente, falsificaciones.

La industria alemana también tiene otros iconos que han sido reciente objeto de atención. Es el caso de Lamy y su modelo Safari, una pluma copiada hasta la saciedad desde hace poco tiempo.

Pero algo está cambiando en el mercado de la estilográfica moderna porque el sujeto pasivo de las réplicas se está desplazando hacia oriente. China, que pone sus ojos en cualquier parte, empieza a mirar a Japón y lo hace con osadía.


Un ejemplo de lo anterior es la pluma que hoy presento. La Wing Sung 659 es un clon de la Pilot 78G, una pluma de gran éxito en oriente y en USA, aunque no tanto en Europa, donde no se distribuye.  Externamente, la japonesa y la china son idénticas.


Las bondades de la 78G ya han sido expuestas en este espacio. Se trata de una estilográfica sencilla, ligerísima al estar construida toda ella de plástico, con un acabado magnífico y, sobre todo, un desempeño fabuloso, digno del célebre conjunto plumín/alimentador que comparte medida con otros grandes éxitos de Pilot como la Prera, la Plumix y, sobre todo, la Urban/Metropolitan. Por un precio que ronda los 12 euros, con varias e interesantes opciones de plumín, la 78G es casi un icono.


La Wing Sung no oculta su parecido con la 78G y se ofrece, también, en varios colores. A los típicos de la japonés añade un blanco y dos transparentes. La más atractiva, para mi gusto, es esta última. Se ofrece a partir de 8 euros aproximadamente (envío incluido) y se presenta, como mayor reclamo, con doble boquilla, de manera que el usuario dispone de dos grosores diferentes con, simplemente, roscar una u otra.


La 659 es una pluma bien construida y no parece frágil. Se presenta en un correcto embalaje de plástico y cartón al que acompaña una pequeña guía.



Los mecanizados son correctos y no se aprecian roturas, rebabas ni imperfecciones. Es plástico inyectado, pero las paredes son gruesas y, aparentemente, de buena calidad.


Las fornituras son plateadas, aunque hay una versión en dorado. El acabado de las partes metálicas es igualmente correcto y tampoco se detectan defectos. Normalmente, las plumas chinas se delatan por el nivel de los cromados y chapados pero, en este caso, parecen de buena factura.


La pluma es absolutamente transparente y resulta estéticamente muy lograda. No solo el cuerpo y la boquilla son transparentes, sino que también lo es el alimentador, algo que a veces se echa de menos en otras estilográficas muchísimo más caras.


El capuchón, con buena nervadura interior para reforzar su resistencia, está adornado con dos estrechas bandas plateadas, al estilo de la Pilot 78G. El clip, prácticamente idéntico a la japonesa, sólo se diferencia porque en lugar de "pilot" reza "lucky", lo que se supone que es el nombre del modelo aunque hay otras plumas de la marca que también lo ostentan.


Como detalle de gran valor añadido, vemos que el convertidor tiene el mango de accionamiento en color blanco; una solución poco frecuente que resulta de gran atractivo en plumas transparentes.



Pero el convertidor da para más. Resulta que no solo es bello sino que utiliza la misma medida de boca que Pilot. Es decir, no es universal sino que tiene un diámetro idéntico al de la marca japonesa. Aquí podemos verlo entre un CON-70 y el aerométrico estándar que usa la 78G. ¿Una alternativa barata a los convertidores Pilot?...


Aquí vemos la 78G con el convertidor chino, perfectamente encajado. Adviértase que en el depósito hay una pequeña pieza metálica para facilitar que la tinta fluya sin quedarse adherida a las paredes. La solución es conocida, pero añade un inevitable traqueteo que no a todos les puede resultar agradable.


La Win Sung no solo depara esta sorpresa. También el conjunto plumín alimentador es idéntico al de Pilot.


El conjunto Win Sung se fija mejor en la Pilot que al revés, pero pueden utilizarse indistintamente  sin problemas. Aquí abajo los vemos intercambiados.


Todas las roscas son idénticas y, por tanto, perfectamente intercambiables


El conjunto de boquilla, alimentador y plumín tiene una sólida apariencia y está muy bien acabado. El soporte interior de la boquilla es también transparente.



Los dos plumines que trae la Win Sung son F y EF. Son piezas sencillos de acero pero, al carecer de chapados, es previsible que aguanten mejor el paso del tiempo que los dorados, los cuales suelen desaparecer al mero contacto con la tinta


Si la intención de Win Sung era competir con la 78G, no le será fácil desbancarla. Tampoco la diferencia de precio es abrumadora aunque en ciertos mercados en los que un par de euros marcan la diferencia, la china tiene ventaja. Además, a diferencia de la japonesa, ofrece un terminado transparente que siempre es atractivo, una calidad muy aceptable, dos boquillas completas y, sobre todo, permite contar con ella como banco de repuestos de bajo precio y buen resultado para complementar a la 78G. Teniendo en cuenta todo lo anterior, la Win Sung tiene una relación calidad/precio más que favorable. Decididamente, los clones atacan y lo hacen razonablemente bien.