Con el paso de los años, hay sensaciones difusas que el uso continuo de las estilográficas deposita en nuestra memoria como posos de café que, una vez disipados el aroma y el sabor de la degustación, terminan por identificar teoremas que solo el tiempo es capaz de revelar.
La fiabilidad de las estilográficas es algo de lo que hemos tratado a menudo. También su resistencia, eficacia mecánica y fortaleza material. Pero hay algo, a veces más sutil, que tiene que ver con la regularidad, la eficiencia y la confianza, conceptos todos que guardan una directa relación con el tiempo de uso, es decir, la experiencia continuada. La fiabilidad no es un concepto estático, sino dinámico, y está ligada a la existencia o no de fallos durante un largo periodo de tiempo. No me refiero solo a que los materiales y mecanismos sean duraderos y que no haya averías; tampoco a la comodidad de uso o a la capacidad de los depósitos. Me refiero a la confianza, esa entrañable palabra que, en ocasiones, no parece significar gran cosa pero que, a medida que el tiempo pasa, nos permite identificar aquéllas de entre nuestras herramientas que nunca fallan, que siempre están dispuestas y que en todo momento cumplen lo que les pedimos sin un fallo.
En el mundo de la estilográfica, la fiabilidad equivale, en esencia, a que nuestro instrumento responda instantáneamente cuando es requerido, que no haya dudas nel trazo ni ensayos previos necesarios para comenzar a escribir, y que, sea cuales sean las circunstancias en que se use, siempre cumpla con su cometido a la primera. Todos hemos probado plumas fantásticas que, sin embargo, es preciso probar antes de escribir porque suelen secarse; alimentadores que se atascan si el instrumento no se usa unos cuantos días; plumines resecos que es preciso humedecer para que el caudal fluya de nuevo. o sistemas de alimentación que debemos animar con algún movimiento para que vuelva a circular la tinta por sus esclerotizados conductos. Son plumas que, si las circunstancias son favorables y se usan de seguido, no presentan problemas pero que, en cuanto sufren algún descuido o abandono, por pequeño que sea, generalmente la mera falta de uso, es preciso inevitablemente corregir.
Las plumas que presento hoy son plumas incombustibles. No me he fijado en su belleza, ni en su precio, ni en su mecánica. Únicamente, en su eficacia y su fiabilidad; en la confianza que reportan al usuario. Son estilográficas para todo terreno, capaces de escribir en las condiciones más extremas, sin atención ni cuidado previo alguno, y prácticamente inmunes a averías o complicaciones. Son, en su mayoría y quizá precisamente por ello, plumas técnicamente sencillas, sin mecanismos complejos ni materiales arriesgados, pero son, todas ellas, auténticas e indesmayables compañeras de fatigas. Lo dan todo sin pedir nada.
No es extraño que, en este ámbito de la pura fiabilidad, la mayoría de las plumas que presento sean japonesas. A lo largo de mi ya dilatada experiencia, he encontrado pocas alternativas mejores. En conjunto, y por muchas razones, los instrumentos de escritura japoneses me parecen insuperables. Puede haber plumas que los igualen, pero los rivales más antiguos languidecen y algunos de los retadores más modernos y confiables, como los taiwaneses, aún necesitan tiempo para demostrar su valor. Las plumas europeas, salvo las excepciones aquí contenidas, no suelen competir en este terreno y por un modelo que da buenos resultados, hay muchos otros que decepcionan. Es la regularidad, lo que aquí cuenta.
Siguen, pues, los modelos que (casi) nunca me han fallado. En muchos casos, el modelo que se cita es bastante representativo de toda una marca, pero aquí me refiero a una experiencia estrictamente personal y no siempre tengo a mi disposición toda la gama de un fabricante. Por último, recuerde el lector que estoy hablando de mi experiencia y que, como casi todo en este mundo, cada cual puede contradecir con la suya propia que, naturalmente, no tiene que coincidir con la mía.
Pelikan M800
Pelikan sigue siendo hoy, pese a las últimas iniciativas del fabricante para limitar su tradicional calidad, una de las plumas más fiables del mundo. La M800 es un prodigio en casi todos los sentidos, pero en el de la fiabilidad, siempre ha sido un modelo de referencia, especialmente en lo que se refiere a las ediciones más antiguos. Pluma infatigable, robusta, siempre dispuesta y lista para afrontar cualquier desafío, Imprescindible.
Pilot V Pen
Parece mentira que una humildísima pluma desechable, que cuesta apenas 3 euros, tenga un rendimiento semejante. No falla, literalmente, nunca. Es ligera, capaz, resistente, soporta cualquier tipo de maltrato o condición, y siempre ofrece un trazo inmediato, seguro, fluido e impecable. Con un plumín soberbio y un sistema de alimentación eficientísimo, hay pocas estilográficas que den tanto por tan poco. Un genuino milagro.
(fotos: Gouletpens)
Pilot Metropolitan/Urban/Cocoon
Para mí, se trata de una de las mejores, si no la mejor, de las plumas baratas. Es perfecta en casi todo pero, especialmente, en su resistencia y fiabilidad. La he utilizado durante horas y la he dejado olvidada durante días; la he llevado en aviones, en lugares secos, húmedos o helados y nunca jamás ha fallado. Siempre escribe a la primera con un trazo inmune a cualquier circunstancia desfavorable. Es, además, una pluma muy bonita. Un producto maravilloso a un precio inmejorable.
Sailor 1911 L
La 1911 es, para mí, un verdadero paradigma de la industria y la calidad japonesas. Es una pluma con una fiabilidad sencillamente extraordinaria. La calidez de su escritura, su resistencia y su robustez, sólo se comparan con su fiabilidad. Uno puede olvidarse de la 1911 durante días, en la seguridad de que escribirá a la primera, sin ningún titubeo. Cuenta con uno de los mejores plumines del mundo y también de los más bellos. Carente de averías y es fuerte como un roble; también soporta caídas y zarandeos sin inmutarse. Además, es una auténtica preciosidad. Todo un icono.
Pilot Custom Urushi
He sometido a la fabulosa PCU a todo tipo de uso y, casi diría, de maltrato. Me ha acompañado a todo tipo de lugares y ha permanecido guardada, sin uso, durante semanas enteras. Pese a ello, escribe a la primera sin la mínima duda. Su prodigioso plumín siempre está en estado de revista y dispuesto a mostrar lo mejor y más excelso de la artesanía japonesa. Es una pluma excepcional, bellísima, formidable y , también es cierto, cara; pero hay pocas plumas mejores o más fiables. Adorable.
Platinum 3776 Century
Me refiero aquí la versión Century normal, pero se aplica a cualquiera de sus modelos dotados del fabuloso sistema Slip& Seal que ha demostrado una eficacia sin parangón en materia de aislamiento y conservación del plumín. La 3776 es una pluma que siempre escribe a la primera, sin titubeos, sin dudas, sin trazos preparatorios. Una delicia con una fiabilidad extraordinaria. La 3776 es otro campeón indiscutible de la fiabilidad, a precios para todos los gustos. Imprescindible.
Lamy 2000
Lamy es una marca extraordinariamente fiable. La 2000 es el paradigma de la gran calidad de este fabricante. Siendo una pluma de mecánica compleja, es indesmayable y, en cuanto a la escritura, incapaz de dar un disgusto al usuario. Rápida, segura y sempiternamente dispuesta, la 2000 es de lo mejor de la industria europea. Además, goza de un hermoso diseño por el que no pasan los años.
Nakaya Cigar Urushi
Nakaya tiene lo mejor de Platinum, multiplicado por las manos de sus expertísimos artesanos. Los plumines de esta marca mejoran, si ello es posible, la calidad de los de su firma matriz. Siendo plumas muy sencillas mecánicamente, la extraordinaria perfección de los plumines Nakata , ajustados a mano a gusto del cliente, y la armonía general del conjunto con el alimentador, hacen de estos instrumentos, un valor seguro en cuanto a fiabilidad. También son caras, pero escribir con una Nakaya es una experiencia que merece ser vivida.
Montblanc 149
Montblanc es una marca de algo irregular trayectoria en los últimos años, pero los modelos clásicos y, sobre todo, la 149, siguen siendo, para mí, un referente de fiabilidad. El fabuloso plumín de la 149 y la excelente mecánica del modelo, aseguran un rendimiento excepcional en toda circunstancia. Mi querida 149, con casi 30 años a sus espaldas, no ha tenido jamás un titubeo. Admirable.
Platinum Plaisir
Otra de las mejores plumas económicas del mercado, la Plaisir es un instrumento duro e incombustible, con un rendimiento óptimo y unas fabulosas condiciones de uso garantizadas por el sistema Slip&Seal y un sistema de alimentación perfectamente equilibrado. Esta rival de la Metropolitan es digna de competir con su resistencia, durabilidad y excelencia, facilitando una escritura que jamás falla.
Espero haber satisfecho la curiosidad de los lectores y, al menos, provocar que cada uno confeccione su propia lista para contrastar experiencias y reflexionar sobre la funcionalidad real de nuestras estilográfica. Conocerlas a fondo es, en definitiva, un placer añadido al de escribir con ellas.
(todas las fotografías, salvo donde se indica, pertenecen a los fabricantes)