miércoles, 21 de julio de 2021

Montblanc 149 “90th Aniversary”

Por: Leonardo Izaguirre Barrios.

En 1996 la casa alemana más prestigiosa asociada al lujo y elegancia, para celebrar son 90 años de fundada, decidió lanzar al mercado una edición especial conmemorativa de instrumentos de escritura. 

La característica de estos es que tenían los acabados en oro rosado. Así, aparecieron algunos de los instrumentos de la línea “Meisterstück” con ese precioso acabado. 

El buque insignia de esta línea es, como sabemos, la 149. Una pluma superlativa que, para esta ocasión, fue vestida con el elegante color cobrizo del oro rosa en el clip, los aros, y, por supuesto, en su imponente plumín. Criticados por muchos, los de Hamburgo, fieles a su tradición alemana, no hicieron muchos esfuerzos y gastos en el empaque.

Una simple caja de cartón blanco que contiene la codificación e identificación del artículo y una discreta pegatina con el tamaño del punto, le abre paso a otra también de cartón, ilustrada estilo “retro”, que remeda en casi todo al empaque usado para la “Meisterstück” de 1924. 


Está decorada con la montaña más alta de Europa en tonos negros, grises y rosados brillantes. Los picos nevados, la palabra “Meistrerstück” y “Montblanc” en blanco y cifra “4810” en negro sobre una pluma antigua que recuerda los orígenes de la mítica casa de instrumentos de escritura. Al deslizarla, aparece un sencillo estuche duro revestido con cuero sintético liso, negro mate con las inscripciones “Meisterstück” y “4810” en tipografía alemana antigua de color dorado rosa, en franca consonancia con todo el estilo de la colección 90th aniversario.


Allí se revelan, además, la guía de servicio y un folletín que muestra el resto de los artículos que conforman la colección conmemorativa.

Al abrir el estuche, finalmente, aparece la estilográfica durmiente en una ranura hecha en él para tal fin, revestida de una alpaca sintética de color marfil, con la marca impresa en negro en la contra tapa interna, como es habitual.


Nada en esta presentación es ostentosa, ni un solo elemento decorativo innecesario. No hay opulencia ni fanfarria en ella. De no ser por la presencia plena e imponente de la elegante 149 que alberga, creeríamos que allí habita un instrumento de escritura más. 


Es como si Montblanc deliberadamente hubiera escogido esta puesta en escena lo más minimalista posible, para destacar a su “prima donna”, evitando cualquier riesgo de que una escenografía cargada opaque a la verdadera estrella en las tablas.


Cuando definitivamente comienza la función, se revela que no estamos en presencia de una 149 más. 


Cada compas, cada área de la opera escogida por el departamento creativo de la casa alemana, revela que no fue por falta de inspiración que eligieron celebrar así sus noventa años.


La misma resina negra preciosa que ha servido para entregarnos la más extensa gama de elegantes instrumentos de escritura, los “Meisterstück”, sirve para demostrar con sencillez que esta línea aniversario destaca por sobre los demás, precisamente sin hacer uso de más recursos que el color de sus decorados y una variación sutil en su espectacular plumín.


Una genialidad que se permite el fabricante de la Cuidad-Estado alemana, porque sabe que éste seguirá siendo un instrumento con prestaciones funcionales impecables a pesar de su elegante traje.


La luz y quizá la calidad de la cámara, no dejan ver adecuadamente el cálido rosado del oro de ley de 18K elegido para su fantástico plumín. 


Es, cómo no, un # 9, con la misma arquitectura que los de las 149 de producción regular, y con los mismos elementos decorativos, dispuestos a escala y de diferente manera para darle albergue al número que conmemora estos primeros años de la, por las fechas, nonagenaria casa de Hamburgo.


La diferencia más ostensible es, lógicamente que está elaborado en un solo tono, el ya mencionado oro rosado que aporta un toque único de elegancia, sobriedad y distinción.


Nuevamente parece claro que los diseñadores deliberadamente han dejado que sea la tonalidad del plumín lo que destaque ya que hasta las cenefas decorativas, son idénticas a las de los plumines regulares. 

Sin embargo resalta, el número “90” del aniversario, no solo por su escala aumentada respecto del resto de los elementos, sino por estar hecho en bajo relieve relleno con un exquisito patrón “cincelado.


La estilográfica es, mecánica y morfológicamente, una 149 sin más. Eso se aprecia desde el plumín hasta el resto del “cigarro” que conforman barril y capuchón. 


Pero, ciertamente, también en lo exterior destacan los acentos en oro rosa que le confieren prestancia y diferenciación. 


Es particularmente destacable el clip que, por ser el adorno más vistoso del exterior, sobresale. Curiosamente en él solo aparece grabado a láser el código de identidad de la pieza, y en reverso del mismo, las inscripciones “Made in Germany” y “Metal”.


En el aro central grande del capuchón, viene grabado “Montblanc”, “Meisterstück” y “N°149” sin nada más.


Desde 1952, la 149 es el icono de la estilográfica más prominente no solo de Montblanc, sino de las estilográficas del mundo. Un objeto de culto, siempre necesaria en la colección del aficionado.


Llamada en ocasiones “Diplomat”, son sus dimensiones, seguridad, confiabilidad y la infaltable estrella blanca que corona la cima de su capuchón, las que la hacen ser tan venerada y deseada por muchos.

Por eso, el mejor homenaje de la casa Montblanc para esta ocasión, es la 149 “90th aniversary Gold Rose”, superando a la leyenda.

Todas las fotos son del autor



jueves, 15 de julio de 2021

Fellowship Pillar Marble: India y su tradición

Que la India es una de las reservas industriales que aún cultivan la estilográfica como herramienta básica y generalizada para la escritura, es algo que no necesita demostración. Junto con China y pocos países más, es un lugar donde la escolarización y la enseñanza de la caligrafía constituyen una preocupación generalizada  en la cual se privilegia el uso de la estilográfica como una herramienta universal, barata, sencilla y versátil, perfectamente adaptada a las peculiaridades de la escritura autóctona. En Japón se ha perdido gran parte de este concepto ecuménico de la pluma, aunque sigue manteniéndose la pasión por la estilográfica. 

El aparato industrial indio, en lo tocante a la estilográfica, se basa en modelos generalmente muy simples, con marcada preferencia hacia los sistemas de carga por cuentagotas, materiales tradicionales y, esto es lo peor, plumines francamente mejorables. Se trata, en todo caso, de plumas extraordinariamente baratas que, con relación a su calidad media, resultan atractivos y funcionales productos. No son, desde luego, objetos de lujo, pero sí se puede apreciar, en los últimos tiempos, una mejora apreciable en su rendimiento y, sobre todo, en su estética. Suele verse ebonita, resinas acrílicas de razonable calidad y atractivos diseños clásicos que nos remontan a los mejores momentos de la historia de la estilográfica.

El modelo que hoy presento es una pluma que conjuga muchas de las virtudes antes expresadas. Fellowship es uno de los fabricantes industriales más importantes de estilográficas indias. Sus modelos no difieren mucho de los de otras marcas como Camlin, Gama o Kanwrite, aunque no alcanzan la sorprendente calidad de marcas artesanales nuevas como  Khrisna (que por apenas 30 euros ofrece ejemplares de ebonita lacada), Fosfor, la ya bien conocida Ranga,  Syahi o Lotus (preciosos modelos en  ebonita japonesa). Pero algunos de los modernos modelos de Fellowship están construidos en hermosas resinas multicolores, muy al estilo norteamericano, con una razonable calidad de construcción y acabados, y un rendimiento más que aceptable. 

La pluma que hoy presento es una Fellowship Pillar Marble, un cuentagotas de tamaño medio, que reúne un diseño clásico, resina de gran belleza y un buen desempeño. Todo, por un precio variable, pero que no excede de los 10 dólares.

La pluma es una clásica flat top de los años 20 cuyas líneas recuerdan mucho a la inolvidable Sheaffer Lifetime aunque, en realidad, parece que replica aquella versión actualizada y simplificada de la misma que fue la No Nonsense de los años 70 del pasado siglo.

La pluma está construida en una preciosa resina multicolor de buena calidad. Es un modelo inyectado, no torneado a mano, lo cual hace que no tenga la perfección de acabado siempre deseable. Pero no se aprecian rebajas ni imperfecciones aunque, desde luego, se notan inconsistencias en algunos remates como el insuficiente pulido de los extremos, la evidente rotura del vástago de unión al molde o las roscas planas. Nada de ello afecta a su funcionalidad.

Toda la pluma está construida en la misma resina, incluida la boquilla. Ello mejora la estética y transmite una imagen más cuidada que si aquélla hubiera sido negra. 

Las líneas son muy rectas, no solo por el remate plano de los extremos, sino por las piezas totalmente  cilíndricas que conforman el cuerpo y el capuchón.

La resina mezcla elegantemente los colores rojos y amarillos hasta conseguir un efecto ígneo muy llamativo.

La resina es ligeramente translúcida, lo que permite ver las roscas interiores y realza la belleza del material.

El cuerpo muestra una leyenda dorada, simplemente impresa, y no demasiado perfectamente, que reza "Fellowship, Pillar Marble" junto con el logo de la marca que consiste en dos palomas volando juntas.

Las fornituras de la pluma mezclan el dorando de la banda decorativa del capuchón y el clip, con el color acero del remate del capuchón. No es una solución demasiado elaborada, pero tampoco resulta chillona. El anillo del capuchón es totalmente liso y sin adorno o inscripción alguna. La calidad del dorado es bastante elemental.

El capuchón es muy sencillo, casi calcado al de la citada No Nonsense. Tiene un capuchón interior donde se aloja el plumín y cuenta con un clip bien dorado y rematado por una bola estilo Sheaffer.

El extremo superior del capuchón está rematado por una pieza metálica, circular y plana, que debería haber sido dorada, a juego con las demás piezas metálicas, pero que tampoco resulta demasiado chocante.

La rosca es segura y funciona con apenas una vuelta y cuarto. Las estrías son bastante planas y, aunque son menos estéticas que las agudas, no molestan al pasar los dedos por ellas.


La boquilla está finamente inyectada y presenta un labio inferior muy fino, en cuyo interior, de manera muy aérea, se inserta elegantemente el conjunto plumín/alimentador.

La pluma es, como se ha dicho, un sencillo cuentagotas y se presenta con una perilla de carga muy elemental, de plástico bastante mal conformado, pero que cumple su objetivo. 

La pluma admite una enorme carga de tinta, lo que garantiza una gran autonomía. la rosca de la boquilla está muy bien resuelta aunque carece de junta tórica o seguro adicional alguno que proteja de eventuales escapes de tinta. 

El alimentador es de ebonita, de buen tamaño y soberbio rendimiento. No deja de sorprenderme que una pluma tan humilde como ésta lleve un elemento que en otras marcas constituye un auténtico lujo.

La capacidad natural de la ebonita para evacuar líquidos compensa la delgadez del plumín, consiguiendo un rendimiento general de la pluma muy bueno.

El plumín es de acero dorado, propio del fabricante, bien mecanizado y discretamente decorado con el logo de la marca y una cenefa al frente. Se trata de un punto fino, como suele ser habitual en las plumas indias estándar, algo chato y poco estilizado en cuanto a su diseño.

El rendimiento de la pluma es francamente bueno. Las inevitables sospechas hacia la calidad de los plumines indios ceden ante el efectivo buen desempeño de este conjunto. 

El plumín, muy bien surtido por el alimentador de ebonita, deposita una línea húmeda, segura y constante pese a ser fina. 

No puedo anticipar aun si tendrá problemas de secado o de obstrucción tras un uso continuado pero, desde luego, las impresiones iniciales sobre sus cualidades mecánicas, son muy favorables. 

Estamos ante un modelo muy económico, pero decentemente realizado, teniendo en cuenta su naturaleza y sus objetivos. La Pillar Marble va más allá de la típica pluma india escolar y añade algunos detalles de interés que un estilófilo sabrá apreciar y valorar. Su rendimiento es decididamente bueno en relación a sus especificaciones y ofrece, en definitiva, un producto honesto a un precio favorable. Probablemente no deje de ser una pluma escolar, pero lo es con un curioso valor añadido.



jueves, 8 de julio de 2021

Diez plumas que no me han fallado nunca

 Con el paso de los años, hay sensaciones difusas que el uso continuo de las estilográficas deposita en nuestra memoria  como posos de café que, una vez disipados el aroma y el sabor de la degustación, terminan por identificar teoremas que solo el tiempo es capaz de revelar. 

La fiabilidad de las estilográficas es algo de lo que hemos tratado a menudo. También su resistencia, eficacia mecánica y fortaleza material. Pero hay algo, a veces más sutil, que tiene que ver con la regularidad, la eficiencia y la confianza, conceptos todos que guardan una directa relación con el tiempo de uso, es decir, la experiencia continuada. La fiabilidad no es un concepto estático, sino dinámico, y está ligada a la existencia o no de fallos durante un largo periodo de tiempo. No me refiero solo a  que los materiales y mecanismos sean duraderos y que no haya averías; tampoco a la comodidad de uso o a la capacidad de los depósitos. Me refiero a la confianza, esa entrañable palabra que, en ocasiones, no parece significar gran cosa pero que, a medida que el tiempo pasa, nos permite identificar aquéllas de entre nuestras herramientas que nunca fallan, que siempre están dispuestas y que en todo momento cumplen lo que les pedimos sin un fallo. 

En el mundo de la estilográfica, la fiabilidad equivale, en esencia, a que nuestro instrumento responda instantáneamente cuando es requerido, que no haya dudas nel trazo ni ensayos previos necesarios para comenzar a escribir, y que, sea cuales sean las circunstancias en que se use, siempre cumpla con su cometido a la primera. Todos hemos probado plumas fantásticas que, sin embargo, es preciso probar antes de escribir porque suelen secarse; alimentadores que se atascan si el instrumento no se usa unos cuantos días; plumines resecos que es preciso humedecer para que el caudal fluya de nuevo. o sistemas de alimentación que debemos animar con algún movimiento para que vuelva a circular la tinta por sus esclerotizados conductos. Son plumas que, si las circunstancias son favorables y se usan de seguido, no presentan problemas pero que, en cuanto sufren algún descuido o abandono, por pequeño que sea, generalmente la mera falta de uso, es preciso inevitablemente corregir.

Las plumas que presento hoy son plumas incombustibles. No me he fijado en su belleza, ni en su precio, ni en su mecánica. Únicamente, en su  eficacia y su fiabilidad; en la confianza que reportan al usuario. Son estilográficas para todo terreno, capaces de escribir en las condiciones más extremas, sin atención ni cuidado previo alguno, y prácticamente inmunes a averías o complicaciones. Son, en su mayoría y quizá precisamente por ello, plumas técnicamente sencillas, sin mecanismos complejos ni materiales arriesgados, pero son, todas ellas, auténticas e indesmayables compañeras de fatigas. Lo dan todo sin pedir nada.

No es extraño que, en este ámbito de la pura fiabilidad, la mayoría de las plumas que presento sean japonesas.  A lo largo de mi ya dilatada experiencia, he encontrado pocas alternativas mejores. En conjunto, y por muchas razones, los instrumentos de escritura japoneses me parecen insuperables. Puede haber plumas que los igualen, pero los rivales más antiguos languidecen y algunos de los retadores más modernos y confiables, como los taiwaneses, aún necesitan tiempo para demostrar su valor. Las plumas europeas, salvo las excepciones aquí contenidas, no suelen competir en este terreno y por un modelo que da buenos resultados, hay muchos otros que decepcionan. Es la regularidad, lo que aquí cuenta.

Siguen, pues, los modelos que (casi) nunca me han fallado. En muchos casos, el modelo que se cita es bastante  representativo de toda una marca, pero aquí me refiero a una experiencia estrictamente personal y no siempre tengo a mi disposición toda la gama de un fabricante. Por último, recuerde el lector que estoy hablando de mi experiencia y que, como casi todo en este mundo, cada cual puede contradecir con la suya propia que, naturalmente,  no tiene que coincidir con la mía.


Pelikan M800

Pelikan sigue siendo hoy, pese a las últimas iniciativas del fabricante para limitar su  tradicional calidad, una de las plumas más fiables del mundo. La M800 es un prodigio en casi todos los sentidos, pero en el de la fiabilidad, siempre ha sido un modelo de referencia, especialmente en lo que se refiere a  las ediciones más antiguos. Pluma infatigable, robusta, siempre dispuesta y lista para afrontar cualquier desafío, Imprescindible.





Pilot V Pen

Parece mentira que una humildísima pluma desechable, que cuesta apenas 3 euros, tenga un rendimiento semejante. No falla, literalmente, nunca. Es ligera, capaz, resistente, soporta cualquier tipo de maltrato o condición, y siempre ofrece un trazo inmediato, seguro, fluido e impecable. Con un plumín soberbio y un sistema de alimentación eficientísimo, hay pocas estilográficas que den tanto por tan poco. Un genuino milagro. 



(fotos: Gouletpens)


Pilot Metropolitan/Urban/Cocoon

Para mí, se trata de una de las mejores, si  no la mejor, de las plumas baratas. Es perfecta en casi todo pero, especialmente, en su resistencia y fiabilidad. La he utilizado durante horas y la he dejado olvidada durante días; la he llevado en aviones, en lugares secos, húmedos o helados y nunca jamás ha fallado. Siempre escribe a la primera con un trazo inmune a cualquier circunstancia desfavorable. Es, además, una pluma muy bonita. Un producto maravilloso a un precio inmejorable.





Sailor 1911 L

La 1911 es, para mí, un verdadero paradigma de la industria y la calidad japonesas. Es una pluma con una fiabilidad sencillamente extraordinaria. La calidez de su escritura, su resistencia y su robustez, sólo se comparan con su fiabilidad. Uno puede olvidarse de la 1911 durante días, en la seguridad de que escribirá a la primera, sin ningún titubeo. Cuenta con uno de los mejores plumines del mundo y también de los más bellos. Carente de averías y es fuerte como un roble; también soporta caídas y zarandeos sin inmutarse. Además, es una auténtica preciosidad. Todo un icono.







Pilot Custom Urushi

He sometido a la fabulosa  PCU a todo tipo de uso y, casi diría, de maltrato. Me ha acompañado a todo tipo de lugares y ha permanecido guardada, sin uso, durante semanas enteras. Pese a ello, escribe a la primera sin la mínima duda. Su prodigioso plumín siempre está en estado de revista y dispuesto a mostrar lo mejor y más excelso de la artesanía japonesa. Es una pluma excepcional, bellísima, formidable y , también es cierto, cara; pero hay pocas plumas mejores o más fiables. Adorable.



Platinum 3776 Century

Me refiero aquí la versión Century normal, pero se aplica a cualquiera de sus modelos dotados del fabuloso sistema Slip& Seal que ha demostrado una eficacia sin parangón en materia de aislamiento y conservación del plumín. La 3776 es una pluma que siempre escribe a la primera, sin titubeos, sin dudas, sin trazos preparatorios. Una delicia con una fiabilidad extraordinaria. La 3776 es otro campeón indiscutible de la fiabilidad,  a precios para todos los gustos. Imprescindible.







Lamy 2000

Lamy es una marca extraordinariamente fiable. La 2000 es el paradigma de la gran calidad de este fabricante. Siendo una pluma de mecánica compleja, es indesmayable y, en cuanto a la escritura, incapaz de dar un disgusto al usuario. Rápida, segura y sempiternamente dispuesta, la 2000 es de lo mejor de la industria europea. Además, goza de un hermoso diseño por el que no pasan los años.





Nakaya Cigar Urushi

Nakaya tiene lo mejor de Platinum, multiplicado por las manos de sus expertísimos artesanos. Los plumines de esta marca mejoran, si ello es posible, la calidad de los de su firma matriz. Siendo plumas muy sencillas mecánicamente, la extraordinaria perfección de los plumines Nakata , ajustados a mano a gusto del cliente, y la armonía general del conjunto con el alimentador, hacen de estos instrumentos, un valor seguro en cuanto a fiabilidad. También son caras, pero escribir con una Nakaya es una experiencia que merece ser vivida.




Montblanc 149

Montblanc es una marca de algo irregular trayectoria en los últimos años, pero los modelos clásicos y, sobre todo, la 149, siguen siendo, para mí, un referente de fiabilidad. El fabuloso plumín de la 149 y la excelente mecánica del modelo, aseguran un rendimiento excepcional en toda circunstancia. Mi querida  149, con casi 30 años a sus espaldas, no ha tenido jamás un titubeo. Admirable.




Platinum Plaisir

Otra de las mejores plumas económicas del mercado, la Plaisir es un instrumento duro e incombustible, con un rendimiento óptimo y unas fabulosas condiciones de uso garantizadas por el sistema Slip&Seal y un sistema de alimentación perfectamente equilibrado. Esta rival de la Metropolitan es digna de competir con su resistencia, durabilidad y excelencia, facilitando una escritura que jamás falla.





Espero haber satisfecho la curiosidad de los lectores y, al menos, provocar que cada uno confeccione su propia lista para contrastar experiencias y reflexionar sobre la funcionalidad real de nuestras estilográfica. Conocerlas a fondo es, en definitiva, un placer añadido al de escribir con ellas.

(todas las fotografías, salvo donde se indica, pertenecen a los fabricantes)