miércoles, 28 de octubre de 2020

Sailor Manyo Ink Sumire: Una flor brillante y llena de contenido.

En la literatura japones, quizás haya pocas obras escritas que se comparen con el Manyoshu. (literalmente popular) Compilada alrededor del 759 DC, se trata de una la antología poética que contiene 4.495 poemas organizados en 20 libros. La mayoría de los poemas están escritos en estilo Tanka, que recuerda al Haiku, pero siguiendo una estructura silábica 5 + 7 + 5 + 7 + 7.  Vista la tradición estética y cultural japonesa, no sorprenderá mucho saber que los motivos fundamentales de estos poemas tiene que ver con la naturaleza y las estaciones. 

La nueva colección de tintas Sailor se basa en los colores de algunas de las flores más nombradas en el poemario Manyoshu. En 2019 comenzaron con 8 tintas y hoy se pueden encontrar 16, todas ellas denominadas con el nombre de una flor concreta.




(foto: Sailor)

Mi buen amigo y gran aficionado a las estilográficas japonesas, Pepe, de Inktraveler, ha tenido la amabilidad de obsequiarme con una de estas tintas, la Sumire, que analizaré a continuación.


Las tintas de la serie Manyo se presentan en un magnifico frasco de cristal protegido por una caja de hermoso diseño


El nuevo diseño para la colección gira en torno a un precioso tintero, casi cúbico, con un generoso contenido de 50 ml, cuando lo habitual en otras colecciones, como la Shikiori o la Storia, es de 20ml. Este tintero de magnífico cristal goza de la elegancia de un clásico y la comodidad de un diseño moderno.




El nombre de Sumire no solo designa la flor sino también a los antiguos tinteros usados por los carpinteros japoneses, que tenían una forma parecida al receptáculo de esta clase de violeta. Una curiosa y delicada coincidencia.


El Sumire es un azul brillante de gran belleza. Se trata de un azul celeste, muy rico, con un ligero sombreado rosa.


Estando todos en una gama similar, se parece al Supernova de ColorVerse y al Pelikan Edelstein Topaz pero tiene más profundidad que cualquiera de ambos. Por su parte, es más denso que el Amo-Iro de Iroshizuku y ofrece mayor  cobertura que el Montblanc Egyptian Blue.


El Sumire es un color que presenta un buen sombreado. No tanto como otras tintas más ligeras y transparentes, pero igualmente hermoso. Es poco denso, de manera que permite jugar con diferentes pasadas para acentuar la intensidad y los matices de las voladuras.


En escritura, es un color muy luminoso y ameno. Apto para cualquier trabajo.


Cuando se demanda mucho tamaño o se trabaja con pincel o con plumín de caligrafía, muestra un sombreado espectacular y unas transparencias enormemente sugerentes.


En la fama de azules, es un color muy fresco y atractivo.

Las tintas modernas han descubierto la belleza de las veladuras y los matices expresivos, lo cual proporciona  mayor exquisitez y elocuencia a la escritura con estilográfica. La Sumire de Sailor es una tinta de gran calidad, exquisito desempeño y hermosas propiedades cromáticas. Teniendo en cuenta la capacidad del tintero, es una tinta de precio medio (ronda los 25 euros) que, para los amantes de los azules intensos y expresivos, constituirá una magnífica adquisición. 

viernes, 23 de octubre de 2020

Montblanc 147 “Traveller” Solitaire Silver: Una Viajera de Alto Vuelo.

Por: Leonardo Izaguirre Barrios.

Montblanc comenzó a usar metales preciosos en sus estilográficas en los años 90´s. De esta tradición surgió una de las líneas más extensas con combinaciones de metales como la plata, el oro y la plata enchapada en oro o “vermeil”. 

Muchas de las mejores piezas de Montblanc y todas las pertenecientes a la línea Meisterstück son, para esa época revestida con bellos acabados ya sea solo en el capuchón a las que se les llama “Solitaire Doue”, o la pieza entera, las denominadas “Solitaire Silver” o “Solitaire Vermeil” según el caso.

En ocasiones como las que nos ocupa, se sirvieron en set de escritura.


El set de escritura que presento está servido en una de los más simples estuches de Montblanc pero, a pesar de ello, pertenece a la que es considerada por los expertos una “edición limitada”, denominada por algunos y en función de su acabado estético, como “Stripe Silver” y por otros “Godrom Silver”. Es un conjunto raro de encontrar y la estilografica “Traveller” que le acompaña, es más rara aún, quedando muy pocas piezas o casi ninguna en la web.

En todo caso, se trata como su nombre lo indica, de sendas hermosas piezas que corresponden, en el caso de la estilográfica a la Le Grand 147 “Traveller”, pero totalmente revestida de plata de ley 925 con un elegante patrón de líneas o estrías longitudinales que abarcan toda la superficie de ambos instrumentos.



El único lugar donde el hermoso patrón de grabados “stripe” no alcanza al instrumento, es el final del culote, en la punta del ballpoint y en sendas zonas en los capuchones de ambos instrumentos, que el fabricante reservó para que el propietario coloque grabados con su nombre o iniciales.


Allí también es donde se coloca el metal y la calidad de la plata empleada “Ag 925” y un “cartucho” donde aparecen los tipos “StØD”.

En el aro que sujeta el clip al capuchón aparece el código de autenticidad # CP1027672 y las palabras “GERMANY” y “METAL2”, en el caso de la pluma.

Esto permite colocar a esta pieza al menos en algún lugar del calendario de después de 1991, fecha en que se inicia con los códigos y antes de 1997 ya que después de ese año se comienza colocar “pix” en el aro central o en el dorso del clip.

El ballpoint porta igualmente su código de autenticidad #GB106733, la palabra “METAL”, pero a diferencia de la estilográfica y en un hecho curioso presenta la inscripción “W-GERMANY”, lo que la ubicaría antes de 1991, fecha en que se dejo de colocar “W-GERMANY”. A no ser que se trate de una pieza victima de la conocida práctica de Montblanc de usar piezas y partes excedentes de producciones anteriores o que fue fabricada justo en el año 1991 cuando aún se usaba “W-GERMANY” y se comenzaba a colocar los códigos de autenticidad, lo que dio lugar a un sinnúmero de instrumentos “transicionales”, como podría ser el caso de este set.

Los adornos de la estilográfica son idénticos a los de su hermana más sencilla de resina, tanto en cantidad como en disposición, siendo la única excepción el aro mas distal del capuchón, que en el caso de la “solitaire” se extiende y remata el capuchón a manera de labio. En el aro central, más grueso, tiene solamente “Montblanc” y “Meisterstück”.



Las líneas de grabado estriado, no son del todo paralelas ya que las mismas confluyen en los extremos del cuerpo ahusado generando una sensación de grácil elegancia para una pieza que es del todo robusta y contundente.


Técnicamente la estilográfica es exactamente igual a las 147 de resina. Es, cómo no, una estilográfica de carga por cartucho que en teoría debería servir a los propósitos de su nombre “viajera”. Pero su contundencia, dimensiones y materiales de fabricación la hacen más bien una pieza de escritorio.

Dotada pues del práctico mecanismo para albergar dos cartuchos contrapuestos, uno mira al plumín y se ensambla en el tetón. Ambos cartuchos están dispuestos en un marco metálico chapado en oro de altísima factura que a su vez está firmemente adosado al culote el cual se enrosca en el cuerpo de la pluma de manera precisa. 


Al hacerlo, el cartucho que mira al tetón es perforado por este y comienza la danza capilar de la tinta por un eficiente alimentador de plástico, con entrega generosa y constante. 


Este hecho y el que sea más apetecible, en la vida real, trabajar con ella en el escritorio es en sí mismo una contradicción pues es una pluma con alta demanda de tinta que merece recambios frecuentes de cartuchos, pero que nadie se atreve a llevar de viajes para hacer notas en reuniones de trabajo debido a su ostentosidad y precio.


El ballpoint, un #162, cuanta igualmente con el celebérrimo mecanismo “twist” para su accionar, el cual funciona de manera impecable y ha acompañado a la mayoría de los bolígrafos de alta gama de la casa de Hamburgo.


El plumín de ésta estilográfica “solitaire” es arquitectónicamente idéntico al de las de serie regular Le Grand 146 y 147, pero está hecho en oro de 18kt. 


Sus decorados son igualmente idénticos, así como la disposición de los grabados y elementos decorativos, aunque éste tiene dos tonos; oro amarillo en los bordes y rodiado el resto.


Funcionalmente es un generoso punto “M”, bastante resiliente sin llegar a ser flexible. En todo caso, se comporta de manera impecable sin fallas ni escapes. 

Es una estilográfica contundente, con un peso promedio de 43 gr, por lo que no se aconseja ser usada posteada, sin embargo es bastante más liviana que su prima de la serie, la 146.


Abierta sin postear mide 127 mm, cerrada 146 mm y 159 mm posteada. Puestas lado a lado todas las 147 y 146 lucen muy parecidas en dimensiones ya que curiosamente desde que se fabrica la 147 y para poder albergar los dos cartuchos contrapuestos, hubo que redimensionar a las 146, agregando 3 mm más que las anteriores a la entrada de la 147 en la familia de las “Le Grand”.

No obstante este hecho, en la imagen siguiente puede verse como la 147 supera en estatura a las 146 de antigua y nueva generación por igual, siendo este aumento de longitud fundamentalmente a expensas del cuerpo.


Imagen: de izquierda a derecha 146 antigua (134 mm), Traveller 147 (146 mm), 146R 90´s (141 mm), 146 80´s (141 mm) y 146 90´s (141 mm).

La Le Grand 147 es una viajera de alto vuelo que merece ser recordada, en esta versión hecha en plata con el hermoso patrón estriado. Es un instrumento de escritura que provoca miradas y porque no algo de admiración. Alta joyería de buen gusto, elegancia y distinción sin aspavientos. Ya no se hacen cosas así.


Todas las fotos son del autor

lunes, 19 de octubre de 2020

Sailor 1911 Simply Black: Con estética propia

Sabida es mi veterana pasión por la Sailor 1911, si no la mejor, una de las mejores plumas del  mundo en su categoría, adornada con casi todas las virtudes que un aficionado puede pedir a una estilográfica y dotada de un hermoso plumín de desempeño perfecto.  En su tamaño Large, o grande y, sobre todo, desde que se le dotó de un pistón bajo el nombre Realo, esta estilográfica es un verdadero referente. Voy a dedicar un par de entradas a las últimas novedades relacionadas con la 1911, la primera de las cuales es la que hoy presento.

Una de las poquísimas pegas que se le ha hecho a la 1911 es su indisimulado parecido estético con la serie Meisterstück de Montblanc, sobre todo, con la 147,  a la que prácticamente replica, aun sin contar el modelo estándar con un mecanismo de pistón y algunas otras sutiles diferencias en peso, tamaño y materiales de construcción. En algunos mercados, como en USA, la 1911 se consideró, desde un  principio, como una versión barata de la 147. El tiempo ha ido poniendo las cosas en su sitio y, si bien es incuestionable que Sailor se fijó en Montblanc a la hora de diseñar su pluma, también ha de recordarse que las típicas formas de la serie  Meisterstück tampoco son exclusivas de la casa alemana ya que ese tipo de plumas con forma de torpedo y plumín descubierto, era bastante común en la primera mitad del siglo XX y hubo muchos fabricantes que tuvieron modelos parecidos. Pero tampoco se puede negar que  la Montblanc 149 de 1952 consagró un estilo y una nueva de la estilográfica como herramienta de calidad, belleza y representatividad. La famosa foto de Kennedy regalándole su 149 al canciller alemán Adenauer solo fue la consagración de un modelo que, desde entonces, acabó por convertirse en un verdadero icono.

Precisamente el carácter icónico de las Meisterstück, hizo que la 1911 de Sailor resultara sospechosa de clonar sus formas. La japonesa nació en los años 80, lo que colocaba su diseño a rebufo de la alemana, pero lo cierto es que entre los años 30 y 50 del pasado siglo, muchos fabricantes japoneses fabricaron plumas en forma de cigarro, desde Namiki hasta Platinum pasando por innumerables marcas artesanales de pequeño tamaño que aún lo siguen haciendo.

Sean cual fueren los comienzos de la 1911, es evidente que Sailor ha ido puliendo su modelo en pos de una personalidad cada vez más original. No sólo por sus incontables variaciones de acabado, sistemas de carga, tamaño y color,  sino porque el tiempo ha consolidado el modelo estético japonés como un valor propio con cualidades específicas, que no necesita ya  de un referente externo para exhibir su prestigio. La 1911, en sus diferentes tamaños, es universalmente reconocida como una de las mejores plumas del mercado. Esto ha permitido a la casa tokiota refinar su diseño y llevarlo hacia un lugar propio y, si se me permite decirlo así, más japonés. El paradigma de ello es la King of Pen que, en principio, era una version grande de la 1911 pero que con la llegada de la versión en ebonita y urushi, se ha convertido en una pieza genuinamente japonesa, de indudable estética nipona y que compite con clásicos del estilo de Namiki o Nakaya, por nombrar los mejores.

(la KOP, foto Sailor)

La nueva 1911 Simply Black o "Simplemente Negra", es una 1911 Large absolutamente normal excepto en lo tocante al capuchón, del que se ha eliminado todo adorno salvo el clip. El código de la pieza aparece en la caja.

El resultado es una versión reducida de la KOP de la que únicamente le distingue el anillo inferior del cuerpo que, por otra parte, resulta muy poco prominente en la imagen general de la pluma. 

El capuchón, desprovisto de los anillos ornamentales, adquiere un enorme protagonismo en la estética de la pluma y, sin modificar en absoluto sus líneas originales, le confiere una identidad completamente distinta, mucho más limpia, ligera y con mayor personalidad. La Simply Black  es una pluma de estética genuinamente japonesa que exhibe todas las bondades de un diseño minimalista, delicado y elegante, tan propio del  país oriental.

El labio inferior se nota más pronunciado que el estándar. A mi juicio, las paredes del capuchón tienen un grosor mayor que el normal. 


En cuanto al tamaño, son exactamente iguales e intercambiables entre sí.


Por lo demás, la pluma se comercializa en la misma caja y con los mismos adminicula que trae cualquier 1911. Se trata de una presentación sencilla,  ligera y sobria. Incluye un convertidor específico de Sailor.

El material de construcción de la pluma es el mismo que el de la estándar. Se trata de una resina PMMA (o polimetacrilato de metilo) de gran calidad y resistencia. Es más opaca que otras similares como la de las Montblanc, pero más resistente.

Exceptuando el anillo situado en la parte superior del cuerpo, las formas de la pluma son estéticamente iguales a la KOP aunque el tamaño de esta última es, lógicamente, muy superior. Aquí vemos una versión en ebonita.

El clip es el ya tradicional de Sailor, una pieza sobria, refinada y, al mismo tiempo, robusta y funcional. A mi juicio, es uno de los mejores clips del mercado.

El plumín es el viejo conocido de las 1911: una prodigiosa pieza de oro rodiado de 21K primorosamente decorada con la greca tradicional de la casa y en cuyo interior aparece el logotipo del ancla y la leyenda "1911, 21K , 875, Sailor". En el lateral izquierdo está grabada la medida del plumín que, en este caso, se trata de un M.

Vista en conjunto, la Simply Black desprende elegancia y transmite precisión. El mecanizado de las piezas y el nivel de acabado de esta estilográfica está entre los mejores del mundo.

La combinación del negro y los pequeños detalles rodiados, otorgan a la pluma una imponente y distinguida presencia. Pese a no ser una pluma de gran tamaño como la KOP, da la sensación de más envergadura de la que tiene gracias a la limpieza y nobleza de líneas.En la mano, la 1911 mantiene las virtudes del modelo estándar: ligereza, equilibrio y  comodidad. 

En conclusión: el soberbio resultado de este ejercicio de diseño consigue que la 1911L se transforme en una KOP reducida, con toda la belleza y la  finura del mejor diseño japonés. Es una paso adelante de Sailor hacia modelos con mayor y más poderosa personalidad y, sobre todo, basada en criterios propios.

La 1911 Simply Black solo es algo más cara que la versión estándar. En España se puede conseguir por un precio que ronda los 350 euros, cuando la estándar cuesta unos 300. La diferencia de precio no es significativa para una pluma que, a mi juicio, gana enormemente con la nueva estética. Estoy seguro de que se convertirá en el modelo de futuras actualizaciones de Sailor. Por otro lado, la 1911 es una de mis plumas favoritas gracias a su extraordinaria calidad y fantástico desempeño. Sin duda y en su categoría, una de las mejores estilográficas del mundo que no debe faltar en la colección de todo buen aficionado.

( He adquirido esta pluma en Inktraveler, la casa magníficamente dirigida por mi querido amigo Pepe a quien agradezco, como siempre, su exquisita atención y celeridad en hacerme llegar esta preciosa pluma)

martes, 13 de octubre de 2020

Bolígrafos tácticos: la pluma y la espada

La palabra táctico se viene utilizando mucho, últimamente, con una acepción, temo,  poco afortunada en español pues deriva, directamente, del inglés americano que la empezó a utilizar, además de en el sentido habitual, para designar objetos adecuados para uso militar o de defensa. Todos hemos visto anuncios de arcos tácticos y navajas tácticas. Creo que se trata, al menos en origen, de un intento por suavizar conceptos usando palabras poco agresivas; parece mejor decir cuchillo táctico que cuchillo militar de combate, algo que, supongo, representa escenas poco amables. El adjetivo también hace referencia a cualquier tipo de objeto que no constituye un arma por sí mismo, pero que está pensado para un uso militar, desde cuadernos hasta mochilas, gafas, chalecos o botas.

En realidad, los bolígrafos tácticos como el que vamos a ver deberían denominarse de defensa, pues esta es, básicamente, su misión principal. Escriben, desde luego, pero lo que los hace especiales y les da valor específico es su potencial uso como arma. Se trataría, en todo caso, de un arma de fortuna, pero en todo caso capaz de causar daños personales apreciables. 

Tenemos así, en un mismo instrumento, la pluma y la espada del viejo adagio formulado por el inglés Bulwer pero que más de 200 años antes había tratado Cervantes en el célebre Curioso discurso que hizo don Quijote de las armas y las letras cuya lectura recomiendo encarecidamente. 

Hay multitud de bolígrafos y estilográficas con estas características tácticas. Hay marcas de gran tradición militar o cuchillera como Schraede, CRKT, Gerber, Uzi o Smith&Weson, que los fabrican. Cada modelo ofrece más o menos funciones aunque la principal, aparte de escribir, es la de contar con un extremo en punta que sirve como arma de defensa.

Casi todas estas piezas son metálicas, por razones obvias, y presentan formas expresamente destinadas a dar una imagen sobria, robusta y militar.  La publicidad que se hace de ellas se centra en dos de sus características principales: su posibilidades como arma defensiva y como eventual herramienta de supervivencia.

Hoy presento un modelo bastante representativo de cuanto se ha dicho;  se trata de un bolígrafo LAIX B8, de origen chino, fabricado íntegramente en aluminio. Se presenta en una caja de cartón con la imagen del producto


En su interior, el bolígrafo aparece bien protegido por una gomaespuma de alta densidad. La caja carece de cualquier tipo de instrucciones o información acerca de cómo usar el instrumento.


Sus formas responden a la estética militar ya citada: aspecto metálico y resistente, formas adaptadas al uso, y tosquedad en el diseño. Véase aquí al ejemplar analizado junto a otro parecido pero de marca diferente. Ambos participan de ésas formas recias y patentemente metalizadas.


En realidad, se trata de un instrumento muy sencillo que, en nuestro caso, solo ofrece tres usos: como bolígrafo, como rompevidrios y como punzón de ataque.


El bolígrafo está escondido bajo el capuchón. Consiste en una carga de tipo Parker que se introduce en el interior del instrumento y se sujeta con un muelle. No es retráctil.


Se desmonta desenroscando la boquilla dejando al descubierto las tres únicas piezas que constituyen el bolígrafo.

El rompevidrios está situado en el extremo superior de la pieza. Consiste en un pequeño pico en forma de cono muy agudo con el que se puede golpear cualquier tipo de cristal provocando su rotura. Esto resulta especialmente útil en operaciones de rescate o salvamente en lugares cerrados como automóviles siniestrados.


El punzón de ataque o defensa conforma la parte inferior del instrumento formando el cuerpo. Es una superficie ondulada, para facilitar el agarre, que termina en punta. La idea es poder agarrar el bolígrafo por la parte superior, como si fuera un martillo, y golpear al atacante en algún punto sensible como el cuello, las manos o la cara. No se pretende con ello causar una herida fatal sino ocasionar un gran dolor que permita al defensor huir, pedir auxilio o ponerse a salvo. 


Por todo ello se considera un arma meramente defensiva que, por otro lado y que me conste, no precisa de licencia o permiso alguno. Esto no es óbice para que pueda ser considerado como arma prohibida en algunas contextos como, por ejemplo, en los controles de seguridad de los aeropuertos o en el acceso a determinadas actividades públicas y, en consecuencia, retiradas o confiscadas por los agentes oficiales.


El instrumento es de buen tamaño  aunque no excesivo. Excede en casi un centímetro a una Safari.


El clip es muy robusto y funcional. También participa de la estética militar del conjunto. 



Las estrías y nervaduras del capuchón, ofrecen una imagen  poderosa y fornida, que casi parece corresponder a la vaina de un proyectil. Pese a ello y a esa general sensación de robustez, el instrumento no resulta pesado por lo que puede llevarse cómodamente casi en cualquier parte.


Los bolígrafos tácticos son instrumentos singulares que responden a necesidades solo liminarmente relacionadas con la escritura pero que, dada su proliferación y su originalidad, merecen, al menos, ser presentados al curioso lector.