miércoles, 29 de septiembre de 2021

“Lava y Plata” by rOtring

Por: Leonardo Izaguirre Barrios.

Con una larga trayectoria de más de 90 años a cuestas, esta empresa nace en Alemania al calor de la escuela de arte y diseño Bauhaus.


En 1928 en ingeniero Wilhelm Riepe sorprende al mundo con un nuevo invento, el “TIKU”. Precursor del Rapidograph, se trata de un estilógrafo sin plumín; en su lugar una punta rígida tubular permitía entregar la tinta al papel de manera rápida, eficaz y sobre todo precisa. 

Así da inicio la producción de esta exitosa empresa. Desde su fundación, rOtring ha estado relacionada con la ingeniería, arquitectura y el diseño. El nombre se traduce literalmente como “anillo rojo”, elemento distintivo que portan todos los instrumentos de la línea rOtring de escritura.

Rotring ha entregado una amplia gama de las más preciosas estilográficas del coleccionismo, muchas de ellas son hoy día objeto de veneración. 

En las siguientes líneas veremos dos de los modelos de esa amplia línea de producción.


Se trata, como no, de dos geniales modelos que aunque en muchos lugares se ofertan como la misma cosa, en realidad no lo son. 

600 vs Newton


Aunque parecen gemelas, los modelos pertenecen a sendas líneas de instrumentos de escritura. Por alguna razón en muchas ocasiones se les tiende a fusionar como si se tratara de un mismo modelo con diferentes versiones. Nada más lejos de la realidad. No existe ningún modelo “Rotring Newton 600”. Sin embargo, sí guardan en común algunos aspectos funcionales y de diseño.

La 600 es la precursora, pero tanto ésta como las Newton son estilográficas metálicas de latón, con cuerpo y capuchón hexagonal que conjugan de manera armoniosa una sección de agarre, tope y porción final cilíndricos. 

La Newton, de la que dispongo, viene en un estuche tipo “almeja” enteramente hecho de plástico, muy simple pero funcional.


Ambos modelos tienen una apariencia industrial pero también muy urbana. 

La Rotring 600 es simple en apariencia y en esta versión “Silver” cobra mayor personalidad industrial, se asemeja a un “lápiz táctico” o a un “tool pen”.

La 600 fue lanzada por primera vez en 1989, seguida de la Newton que se produjo entre 1994 y el 2000. Por tanto, ambas descontinuadas y con un aura de objeto de culto para algunos coleccionistas de la marca.


A simple vista perecen iguales, pero las 600 se caracterizan por un rasgo funcional y quizá decorativo en los extremos de la pluma y en la sección de agarre, condición “sine qua non” para que se les pueda catalogar como una 600. Se trata de un “moleteado” que ayuda a manipularla al escribir.


En cambio la sección de agarre o boquilla de la Newton tiene el mismo acabado que el resto de la pluma. 

Sin embargo, en esta Newton con acabado “Lava”, el agarre se hace muy cómodo justamente por la textura arenosa o “porosa” que posee este original y muy deseable revestimiento, resultando espectacular lo mismo a la vista que al tacto.

El moleteado de la 600 se repite como dije, en los extremos de la pluma, mientras que en la Newton Lava, estos son lisos.


En ambos casos, en el culote se encuentra un aro de goma de color negro y en el plano liso, una pegatina que indica el grosor del punto.

Pero en la rOtring 600 ese acabado “moleteado” sirve para ajustar una pieza giratoria con una pequeña ventana que indica los diferentes grosores de plumines en las plumas, la dureza de las minas en los portaminas y el color de la tinta en uso en los rapidograph.


El modelo 600, presenta una inscripción en una de las facetas de su cuerpo hexagonal que indica la marca y el modelo, “rOtring 600”, mientras que las Newton no.


Sin embargo, sí respetan en común el infaltable aro de color rojo, en ese extremo del instrumento, elemento decorativo este, distintivo de la marca.

El clip es de acero, muy resistente y tenso, se adosa al capuchón como un gancho al estilo muy alemán de los de Kaweco, solo que en este caso no se hizo con la intención de ser removido. En ambos modelos aparece allí, en bajo relieve, el nombre de la marca.


La Newton Lava se puede “postear”, pues queda muy bien ajustada. No así la 600, pero técnicamente en ningún caso es procedente, pues perdería balance. Abiertas, ambas tienen la misma medida (12,5 cm) y un mismo peso de 24 gr, mientras que “posteadas” alcanzarían los 40 gr que pesan en total ambas.



La Newton es hija de los nuevos propietarios de Rotring, (Newell Brands), pero no por eso menos preciada que su precursora, la 600. El “Lava” es uno de los acabados más exclusivos de la serie Newton ya que las versiones plata y negra sobrevivieron hasta el fin de su producción. Mientras que el “Lava” fue una ejecución limitada realizada solo a finales de los años 90´s y principios del 2000.



Un rasgo funcional interesante es la presencia, en ambos modelos, de una especie de moldeado o engranaje que guía el cierre, de forma que obliga a capuchón y cuerpo a quedar perfectamente alineados.



En las Newton además, se agregaron dos anclajes laterales para un mejor ajuste del capuchón. 



El plumín tal como se ha visto, es ultra liso, sin siquiera agujero de respiración, pero resulta tremendamente eficiente. A pesar de ser rígido es “cremoso” al enfrentarse a la celulosa. 

Confeccionado en acero las aletas laterales casi rectas y a 90° del cuerpo principal. El de las Newton es ligeramente más pequeño que el de las 600 y el punto, en ambos casos un “M” es menos grueso en las primeras también.



Por un lado del plumín el bajo relieve con el tipo de grosor del punto “M” y por el otro lado, solo en el caso de la “Lava” la inscripción “rOtring”. Fueron fabricados “in house”, lo cual es muy deseable. Pero lógicamente ya no se producen, lo cual es problemático pues es imposible encontrar repuestos nuevos.



Sistema de carga por cartucho o convertidor universal estándar, puede albergar cartuchos cortos o largos en el interior de su barril. Desde allí la tinta se entrega a un alimentador de plástico inyectado muy competente un tanto diferente en su arquitectura en ambos modelos, pero igualmente solventes en ambos casos. 



Rotring 600 “Silver” y Newton “Lava” dos iconos que han alcanzado con el tiempo el estatus de “Santo Grial” para los coleccionistas de la marca y que, a mi entender, representan un maravilloso descubrimiento que me llegaron, gracias a la generosidad de un entrañable amigo, en el caso de la 600 “Silver” y de un querido paciente en el caso de la Newton “Lava”.



Debido a que generosidad con generosidad se paga, me complace mucho haberlas compartido con el respetado público lector de este también respetado blog.

Espero les haya gustado.


Todas las imagenes excepto el logo de la compañía, son del autor.

lunes, 20 de septiembre de 2021

Tintas "vintage", sus problemas y cómo solucionarlos

 ¿Se pueden usar tintas viejas? Es una pregunta que a menudo circula entre los aficionados que profundizan en la estilofilia  y descubren, por un lado, que aún es posible encontrar frascos antiguos de tinta, (llenos) y, por otro, que el tiempo pasa por su preciada colección de anilinas y que, de repente, aquel precioso azul, decididamente imposible de agotar, cuenta  ya con la provecta edad de 20 años. ¿Qué se puede hacer con él?.

Dejando aparte el coleccionismo de frascos antiguos, una especie en sí misma, me gustaría dar algunos consejos referidos al mundo práctico. No al coleccionista,  sino al usuario normal que se da cuenta de que sus tintas envejecen, y duda de si es seguro continuar utilizándolas.

Comencemos por decir que el mundo de las tintas ha experimentado un crecimiento, cuantitativo y cualitativo, realmente espectacular en los últimos 25 años. Antes, más allá de las clásicas marcas como Parker, Waterman y Sheaffer, apenas había alternativas, salvo algunas excepciones locales de casi siempre dudosa calidad y rendimiento., Incluso entre los grandes fabricantes, hubo sonados patinazos como el de la Parker "51", auténtico peligro para casi todas las estilográficas y convertida hoy en objeto de colección. Hace apenas tres décadas, había pocas tintas y muy pocos colores. En España. por ejemplo, yo empecé a utilizar habitualmente la tinta sepia de Waterman, una extravagancia que la mayoría de testigos miraba con sorpresa. Más allá del azul, había un mundo proceloso. Actualmente, la oferta de marcas y tintas se ha multiplicado hasta lo incalculable. También las tintas han mejorado en su formulación, en sus características físicas y estéticas y, casi sin remedio, han visto disparado su precio. 

¿Qué ocurre si nos encontramos con alguna botella de tinta  de hace un par de décadas?; ¿Qué pasa con las que poseemos de esa edad?  o, dicho de otra manera, ¿caducan las tintas?, ¿se estropean?. La respuesta, como veremos, precisa de algunos matices.

En realidad, las tintas no tienen fecha de caducidad normalizada. Atendiendo a su usabilidad, hay muchísimos factores que influyen en su estado, como las condiciones de almacenamiento, su propia formulación, el material del frasco que las guarda y, también posibles fuentes de contaminación biológica, incluyendo el  ataque de bacterias. 

La tinta para estilográficas se compone, esencialmente, de agua, colorantes, sustancias lubricantes, tensoactivos y biocidas. Algún fabricante añade también partículas en suspensión, perfume o conservantes. Veamos cual es el comportamiento de estos ingredientes con el paso de los años y cómo tratar las tintas adecuadamente.

(foto: Fountain Pen Love)

¿Cómo saber si una tinta se encuentra en mal estado?

Generalmente, lo más apreciable es la excesiva densidad causada por evaporación del agua. Esto no constituye propiamente un defecto sino una degradación natural que puede fácilmente remediarse añadiendo un poco de agua, preferentemente destilada, con la ayuda de un cuentagotas. 

Otra muestra de deterioro es la pérdida de intensidad en el color, por la acción de los rayos ultravioleta. Esto no afecta al rendimiento de la tinta, sino a su densidad cromática. La tinta pierde intensidad, será más acuosa y con un tono diferente del original, más desvaído, menos nítido  y generalmente tendente al pardo. Pero puede utilizarse sin problemas.

(foto: pinterest)

Pueden presentarse problemas insolubles?

En efecto. Si bien la desecación o evaporación son generalmente subsanables, hay otros problemas que, en la práctica totalidad de los casos, supone la inutilidad total de la tinta:  la formación de sedimentos, la aparición de moho o adquirir una consistencia limosa. 

Los sedimentos se forman por una excesiva evaporación de la tinta. Si el problema es ligero y no muy antiguo, los sedimentos podrán volver disolverse en el agua añadida. En cambio, si la sedimentación es muy antigua y consolidada, no será posible recuperar la tinta porque, aunque se añada agua, los partículas sedimentarias serán tan sólidas que no se podrán diluir en ella.

El moho significa que el agua ha sido atacada por un hongo contra el que no han actuado los biocidas (si es que la formulación de la tinta los contenía). El moho es una grave contaminación, corrompe el agua, le da mal olor, la ensucia y arruina por completo el color original, por lo que la tinta es irrecuperable. Además, si se usa en la pluma, el moho la inundará para siempre, junto con las demás tintas en las que se sumerja ése plumín contaminado.

La consistencia fangosa o limosa de la tinta también denuncia una grave contaminación del agua de la tinta. Sus resultados no solo consisten en la pérdida del color original, sino en la formación de sedimentos arenosos que hacen imposible su uso en una estilográfica por provocar graves atascos.

¿La tinta antigua se degrada más rápido que la moderna?

En realidad no. Si ha estado bien conservada, la tinta antigua puede tener una formulación mejor que la moderna. Por ejemplo, hasta hace poco se añadían biocidas que una regulación más estricta dentro de la UE ha dificultado. Esto puede provocar que la tinta moderna se degrade por la acción de bacterias que, anteriormente, eran mejor combatidas. 

(foto: Fountain Pen Love)

¿Cómo deben conservarse los frascos de tinta?

Hay muchos factores que concurren para que un frasco de tinta pueda durar mucho tiempo. El primero de ellos será su grado de exposición al aire y a la luz. Un frasco sellado de origen, sin abrir, durará décadas. Uno abierto y poco lleno, sufrirá evaporación y posibles contaminaciones. También influirán la formulación de la tinta, si se guarda en un lugar adecuado, si se trata de uno u otro color, la forma del frasco...

Para evitarlo, lo mejor es conservar la tinta en un frasco de cristal (hay quien las transfiere a botes de plástico), completamente cerrado y preferiblemente lleno. También debe guardarse a salvo de los rayos ultravioleta y, por tanto, en un lugar oscuro y seco, para evitar que el calor favorezca la aparición de hongos.

Un ultimo consejo se refiere a los coleccionistas de tinta: salvo atracción irresistible, es mejor no abrir los frascos que no se van a usar. Abrirlos todos supone añadir un cierto riesgo a su durabilidad.


(foto: Fountain Pen Love)

¿Cómo evitar la contaminación biológica de la tinta?

La mayor parte de las veces, la contaminación la provoca el propio usuario. Recordemos que el elemento esencial de la tinta es el agua. El uso descuidado de la estilográfica, el manoseo del plumín y la falta de limpieza del mismo, harán que, al introducirlo en el frasco,  contaminemos la tinta si su formulación no es la adecuada. Lo correcto es mantener la pluma y el plumín perfectamente limpios, higienizar el plumín cuando vayamos a recargar y evitar que caiga nada dentro del frasco de tinta. Los frascos, salvo para ésta operación, deben estar siempre cerrados.


(Foto: Etsy)

¿Se estropean los cartuchos de tinta?

Lamentablemente, sí, porque el plástico, aunque esté sellado, es un material poroso que permite la evaporación de agua con el paso del tiempo. Recuperarlos es más trabajoso que si se trata de un frasco así que, en la práctica, lo mejor es desecharlos sin más.


(Foto: Etsy)

Tintas que no envejecen bien

Dicho lo anterior, conviene recordar que hay tintas o formulaciones específicas a las que el tiempo no favorece. Las tintas ferrogálicas, como ya hemos visto, son una de ellas. El color desaparece y tiende a contaminarse con gran facilidad. Hay también algunas gamas, especialmente en el rango de los verdes, que tampoco suelen durar mucho en óptimas condiciones y, por último, algunas clásicas de Parker, como la Superchrome, por ejemplo, son un dolor de cabeza. En cambio, yo he usado tinteros de Waterman con más de cuarenta años y he obtenido un resultado magnífico. 

(foto: Fountain Pen Love)

En resumen, las tintas "vintage" se pueden usar siempre y cuando no presenten ninguno de los problemas descritos que, en realidad, afectan también a las tintas modernas. Teniendo las precauciones necesarias, nuestra colección de tintas durará mucho tiempo y, en  la mayoría de los casos, podremos mantenerlas en uso con una mínima intervención. Como siempre, conviene ser precavido y, en el peor de los casos, llevar a cabo las pruebas en plumas de escaso valor. Con ello, podremos seguir disfrutando de nuestra tinta durante muchos años.

martes, 7 de septiembre de 2021

Ranga 3 Diwali: A vueltas con la artesanía.

 De la empresa india Ranga hemos hablado en  numerosas ocasiones. Hoy quisiera hacerlo de una manera ligeramente diferente, trayendo a colación la vieja discusión sobre las ventajas y desventajas de la producción artesanal.

La producción industrial moderna distingue entre producción continua y producción intermitente, cada cual con sus herramientas propias. Pero sea cual fuera el modelo usado, los productos finales  son, en esencia, idénticos. A ello se opone, por definición, el tradicional concepto de producción artesanal o hecho a mano, un método de trabajo no industrializado en el que la mano de obra directa del operario, o artesano, es el factor básico de la producción y, por ende, el que determina tanto la calidad del producto, como su precio. 

Para no hacer este análisis demasiado extenso y aburrido, aplicaremos lo dicho a la industria de la estilográfica, distinguiendo entre los productos industriales, típicos de las grandes marcas, y la fabricación artesanal que, por mucho que se sirva de herramientas y máquinas auxiliares, depende en enorme medida del conocimiento, habilidad, precisión y experiencia del artesano. Instintivamente, el aficionado tiende a pensar que la producción artesanal es residual respecto de la industrial pero se equivoca. Hay muchísimos más artesanos de la estilográfica que marcas industriales. Hay al efecto empresas especializadas que surten a estos fabricantes de todo tipo de materiales con los que realizar sus creaciones: resinas, maderas, fornituras y, desde luego, plumines, alimentadores, mecanismo de carga  y convertidores. Hay también artesanos que fabrican por sí mismo las resinas, los plumines y los alimentadores. Por supuesto que la producción total es pequeña en comparación con la totalmente mecanizada.

Hay una tercera categoría de fabricantes que se sirven de procesos cuasi-industriales para realizar elementos de la estilográfica, casi siempre la mecánica o los torneados, y así reservan habilidades puramente artesanales para la decoración o los acabados. El protoejemplo de esto es Nakaya que, en realidad, concentra su trabajo artesanal y su originalidad en el trabajo de lacado con urushi, teniendo, en cuanto al resto, una clara deuda con Platinum.

Las preguntas que puede hacerse el aficionado son: ¿realmente los productos artesanales son mejores que los industriales? ¿en qué se nota la mano del especialista? ¿es el Hecho a Mano una etiqueta de garantía?. Me temo que las respuestas deberían ser negativas. Siempre hablando de las estilográficas, los modernos procesos industriales, totalmente mecanizados, arrojan unos resultados óptimos en términos de acabados y precisión. Si a ello añadimos un control exhaustivo de la calidad, como es   habitual en las empresas señeras, tendremos productos absolutamente impecables con arreglo a los mejores estándares de fabricación. Téngase en cuenta que hablo de aspectos morfológicos y funcionales, es decir, que no tengo en cuenta aspectos de diseño, mucho más discutibles. En conclusión, podríamos decir que, en nuestros días, apenas hay malas estilográficas industriales, salvo excepciones casi siempre referidas al desempeño del plumín. En sentido contrario, podríamos decir que la excelencia artesanal en la estilográfica se concentraría, en todo caso, en los acabados personalizados o individuales, y  en el diseño y ajuste de los plumines. Para todo lo demás, la industria es insuperable.

Pero el plumín, en las estilográficas, sigue siendo un punto delicado  que, paradójicamente, se revela tanto más sensible cuanto más artesanal es su producción. Marcas como Pilot, Pelikan, Sailor, Faber Castell, Jowo o Bock, por ejemplo, gozan de una calidad de primerísimo nivel gracias a que sus sistemas de producción de plumines, casi  totalmente robotizados, apena admiten margen de error y, en caso de producirse, es ulteriormente corregido por un estricto control de calidad. En cambio, los plumines artesanales o hechos a medida del cliente, suelen dar resultados dispares, poco homogéneos y con necesidad de ajustes.

Algo parecido ocurre con el resto de elementos de una estilográfica. Cualquier estilófilo disfruta de los torneados a mano,  los lijados pieza a pieza  y los acabados únicos. Es un impulso casi romántico y lleno de generosidad que valora la belleza de lo imperfecto, pero que no suele referirse a resultados objetivos de calidad. Lo que nos lleva a Ranga de nuevo.  Sabido es que la empresa india ha mejorado enormemente su producción en los últimos años. El primer problema que resolvió fue el mecánico, incorporando componentes alemanes a los conjuntos plumín/alimentador y sistemas de carga, lo que supuso un cambio radical en la funcionalidad de sus modelos. A continuación, mejoró enormemente el material de construcción, incorporando ebonitas y acrílicos de gran belleza y calidad. La última incorporación son unas soberbias resinas, creo que de origen chino ya que comparten algunos patrones con algunas marcas de esa nacionalidad. El modelo que hoy presento hoy es, precisamente, una Ranga de reste tipo de resina.

La pluma es el modelo 3, una hermosísima pieza de gran tamaño y formidable presencia. Viene presentada en la clásica caja de la marca, envuelta en tela cosida a mano como anuncio distintivo del carácter artesanal de la estilográfica.

En la caja, junto con la pluma, se incluye otro modesto cuentagotas de regalo. Es un simpático detalle.

La estilográfica india es una clásica y conocida  flat top, o extremos planos de estilo antiguo; un modelo de líneas puras sobrio, elegante y que deja todo el protagonismo al material de construcción.

Toda la pluma, cuerpo, capuchón y boquilla, está construida en la misma resina.

La pluma mide unos impresionantes 150 mm, casi igual que la poderosa Pilot Custom Urushi.  En India gustan las plumas enormes.


La Ranga 3 está construida en una resina denominada Diwali, una de las más modernas y hermosas de la gama actual de la marca. 

Está formada por tres colores: rojo, azul y amarillo, además de contar con detalles perlados. La cercanía del azul y el amarillo permiten entrever, además, sutiles matices verdes.

La apariencia de la pluma es, sencillamente, espectacular. Es una de las resinas más hermosas que se pueden encontrar en la actualidad.

El único detalle que adorna a la pluma es el clip, aunque puede pedirse sin él si no se va a usar únicamente en el escritorio. 

En este caso yo lo he pedido con él, porque se trata de una pieza muy ligera, que puede llevarse en el bolsillo interior de la chaqueta sin problema alguno, y para ello es mejor contar con el clip, además de suponer un seguro contra caídas inesperadas desde la mesa. El clip contiene, en vertical y a láser, la palabra Ranga.

La pluma está torneada a mano, y las paredes son gruesas y resistentes. 

La boquilla es comodísima y está delicadamente torneada y acabada. Bordes y rematares están perfectamente realizados..


Los ajustes y las roscas están muy bien mecanizados. El cierre es hermético y viene lubricado de origen.

Vayamos ahora con lo menos bueno. La mano del artesano se deja ver con excesiva intensidad. Pero no para añadir un toque personal, sino para mostrar algunas imperfecciones. No es grave pero, en conjunto, la pluma no podría calificarse como perfectamente mecanizada ni acabada. Es posible que a la mayoría de los aficionados no les importe pero, en mi opinión, esta es la línea que separa un producto intachable de una honrosa tentativa. Las plumas Ranga, y esta es una muestra más, son plumas que mejoran cada día pero aún adolecen de la fineza y calidad que les permitiría competir en plano de igualdad con otras marcas. Precisamente por ello, lo hacen con precios asombrosamente bajos. Veamos algunos de estos defectos que no afectan a la funcionalidad de la pluma, pero sí a su nivel de calidad global:

Para instalar el clip, ha habido que seccionar el capuchón y, posteriormente, volverlo a encolar. El serrado no ha sido perfecto (o no se ha usado la mejor maquinaria) y se aprecian microrroturas en los bordes de las piezas. La línea de unión no debería verse a simple vista.


Hay defectos de pulido manual de la pieza: pequeñas muescas y evidentes microsurcos.



En el extremo superior del capuchón se aprecia las pequeñas muescas que ha dejado la mordaza del torno.


La rosca interior del capuchón aparece ligeramente sucia; no afecta a su función, pero es un detalle descuidado.


Son pequeños detalles apenas apreciables  a simple vista pero que un ojo entrenado y exigente no deja de ver. Todos ellos, es fácil concluir, se deben al carácter artesanal de la pieza.


El plumín, el alimentador y el sistema de carga por cartucho/convertidor  son de origen JoWo y, como era de esperar, hacen que la pluma tenga un magnífico desempeño. 


Hay que pagar un pequeño suplemento para contar con este conjunto o con uno de Bock. El sistema Schmidt se ofrece, en cambio, sin coste aparte.

El gran tamaño del plumín #6 es perfectamente adecuado a la imponente presencia de la pluma y la estética del conjunto es muy buena.

Ranga sigue mejorando y sus productos continúan siendo sumamente atractivos gracias a un precio muy competitivo. Esta 3 Diwali cuesta 74 dólares, más transporte, y se puede configurar totalmente a medida gracias a los frecuentes grupos de compra que ofrece el fabricante a los interesados. A ese precio oficial, la relación calidad/precio de este formidable ejemplar es difícilmente discutible. Pero la ejecución artesanal del producto, si bien supone un detalle apreciado por los nostálgicos, muestra también sus debilidades, de forma que los acabados finales de esta estilográfica son superados por cualquier competidor chino de mediana calidad; no digamos japonés. Es cierto que son detalles menores en una pluma tan hermosa y tan funcional como ésta, pero son los que marcan la diferencia entre lo bello y lo sublime.