martes, 7 de mayo de 2024

Namiki (1): Nacimiento de un Mito

 Recientemente me encontraba hablando con un amigo estilófilo al hilo del coleccionismo de plumas y, en un determinado momento, surgió un tema que suele ser habitual entre los aficionados, a saber, si las estilográficas pueden ser objeto de inversión con vistas a un futuro aprovechamiento económico. Creo que ya he tratado esta cuestión en anteriores ocasiones pero, por reducir tan interesante cuestión a una simple dicotomía, la respuesta sería que no. Las plumas, en general, no se revalorizan. Lo hacen algunos modelos por razones no siempre racionales u homologables. A veces es la escasez,  la fama, otras por constituir un objeto histórico, o cualquier otro motivo, por estrambótico que pueda parecer. Como en toda apreciación económica o valor de cambio, en general, el precio final de un a cosa no es un factor objetivo sino que, por el contrario, está sometido a sesgos, prejuicios o tendencias psicológicas no necesariamente racionales (casi me atrevería a decir que , en muchos casos, apenas racionales).

Viene lo anterior a cuenta de que conozco una excepción. Un caso en el que la gran mayoría de los productos de un fabricante han mostrado un índice de revaloración que podríamos denominar constante, es decir, que no solo no han perdido valor respecto a su precio original de compra, sino que lo han incrementado históricamente hasta en varias veces. Este caso es el de Namiki. La mayoría de las plumas de este fabricante, muy concretamente las de gama superior, han experimentado una revalorización creciente hasta el punto de que, por ejemplo, hoy apenas existe mercado secundario y los precios de oferta son, en la mayoría de los casos, francamente desorbitados. ¿A qué se debe este fenómeno? ¿Qué tiene Namiki que no tienen otros? Empecemos por su historia.

Ryosuke Namiki

Ryosuke Namiki se había graduado en la Universidad de Tokyo como marino mercante. Prestando sus servicios como ingeniero jefe a bordo del Ariake Maru, conoció y trabó una fuerte amistad con otro marino. Se trataba de Masao Wada, con quien compartió seis meses a bordo del referido mercante. Ambos estaban entusiasmados con la idea de dar a conocer al mundo los productos y el arte japoneses.

Masao Wada

Namiki dejó la marina mercante en 1906 y comenzó a dar clases en la Universidad de Tokio, donde se había graduado. Allí comenzó a interesarse por los instrumentos de escritura utilizados en la cartografía naval. Las estilográficas ya habían despuntado como gran novedad en el mundo de la escritura y Namiki pronto se concentró en el diseño y producción de plumines de oro, un material que no se utilizaba en las plumillas tradicionales. El principal problema de los plumines para estilográficas era el diseño y la búsqueda de un material idóneo para la punta, ya que  se pretendía que el plumín durase y no hubiese que cambiarlo como ocurría con las plumillas tradicionales de acero.  Namiki comenzó a utilizar lo que denominó Iridosmine, una aleación natural de iridio y osmio proveniente de Hokkaido, caracterizada por una gran dureza y elevada resistencia a la corrosión. 

Uno de los primeros plumines Namiki

 Pese a este hallazgo, las dificultades para mecanizar un plumín de oro viable hicieron que los trabajos de Namiki estuvieran al borde del fracaso hacia 1916. Escribió entonces  a Wada pidiendo ayuda. Wada también había abandonado la marina para dedicarse con mucho éxito a los negocios. Sin pedir más explicaciones, Wada envió a Namiki la entonces enorme cantidad de 5.000 dólares que sirvió para que Ryosuke, apenas tres meses más tarde de recibir el dinero, produjera el primer plumín de oro enteramente japonés. Wada se entusiasmó con el proyecto y fundó con Namiki una compañía mercantil destinada a la fabricación de estilográficas. 

Cartel de la marca

La Namiki Manufacturing Co. Ltd. se fundó el 27 de enero de 1918.  La compañía utilizó la marca Pilot y el logotipo de un salvavidas. Se trataba, obviamente, de sendos homenajes a la profesión de sus fundadores y, al mismo tiempo, a la condición de líderes del sector a la que aspiraban. 

A partir de 1900, para el cuerpo de las plumas estilográficas era normal utilizar el material llamado "ebonita", una combinación de azufre y caucho, . Sin embargo, aunque la ebonita mostraba tolerancia hacia la tinta, tenía el defecto de cambiar de color y perder su brillo con el tiempo, la humedad y la exposición a la luz. A Namiki se le ocurrió que el lacado del material podría evitar estos problemas y, de paso, le daría más lustre y belleza. Para ello, decidió utilizar  urushi, una laca tradicional japonesa  que ya era famosa en todo el mundo, y que se aplicaba a muchos objetos. El proceso de lacado se patentó como Laccanaita, tanto en Japón como en Estados Unidos.

Patente de la laccanaita

Con el objetivo original logrado, Namiki pensó que, si iban a usar el urushi, también podrían usar la técnica de trabajo de laca Maki-e en el plumas estilográficas. Esto constituyó una absoluta novedad porque las estilográficas de lujo en los países occidentales de la época estaban construidas con metales preciosos y  lo habitual era decorar los cuerpos de las plumas con elaboradas técnicas y diseños de labrado en metal. Pero la combinación de fuerza, resistencia y belleza que aportaba el maki-e sobre urushi, una técnica asociada al Japón, iba a convertirse pronto en una auténtica revolución para la industria.


Algunas de las primeras plumas Namiki

En 1926, Namiki ya había contactado con el mejor maestro japonés de maki-e, el célebre Gonroku Matsuda (1896–1986) a quien puso al frente de los diseños de la firma. 

Gonroku Matsuda

Namiki y Wada seleccionaron algunas plumas diseñadas por Matsuda y se embarcaron en un viaje a países occidentales para desarrollar su mercado. En 1925, consiguieron un pedido de una importante empresa de Londres, y en 1926, se abrió la Oficina PILOT en la calle Bishopsgate de Londres. en ese mismo año, Namiki abrió tiendas en Nueva York, Shangai y Singapur. A partir de entonces, las plumas Namiki iban a estar decoradas en taka-maki-e (dibujo en relieve);

Ejemplares tempranos de plumas maki-e

Para 1930, la marca Namiki ya era bien conocida en Londres y, en ése año, Namiki consiguió, finalmente, firmar un contrato de distribución mundial con la londinense Dunhill, una famosa empresa proveedora de la casa real británica y muy bien implantada en el sector del lujo. A partir de este momento, la marca "Dunhill-Namiki Fountain Pen", adquirió fama mundial. En brazos de la poderosa capacidad de distribución de Dunhill,  Namiki comenzó a jugar un papel protagónico en la industria de la estilográfica


Cena de celebración de la firma del contrato

Tras la firma del contrato con Dunhill, se impuso la necesidad de contar con un equipo artístico acorde con la empresa, de manera que Matsuda creó un grupo de maestros de maki-e con la intención de conseguir los mejores productos. Este grupo fue llamado Kokkokai, que podría traducirse por sociedad de la luz nacional.  La frase concreta de Namiki fué: "De la misma manera que el sumo es el deporte nacional de Japón, el Maki-e es la luz de la nación".

Ejemplares grandes 

El taller de trabajo del kokkokai

El altísimo nivel del Kokkokai produjo obras maestras sin parangón.

 
A partir de entonces, la empresa Namiki se convirtió en símbolo de excelencia y, de paso, en divulgadora del arte japonés.  Todo lo que hoy conocemos como maki-e aplicado a la estilográfica fué inventado por  Namiki. En 1938, el fulgurante éxito de la empresa provocó un cambio de nombre, más internacional, que fue el de Pilot Pen Co.



Pilot extendió su marca hacia otros productos, no solo estilográficas. Sus patentes e inventos llenarían un buen puñado de páginas, pero me limitaré a dar noticia de algunos de los más relevantes.

En 1959, Pilot fue el primer fabricante de rotuladores de base oléica.


En 1963, Pilot patentó la primera pluma retráctil, la famosísima Capless, luego Vanishing Point. Constituyó una auténtica revolución y aún continúa siendo una pluma fascinante.


En 1966,  Pilot inventó las pizarras blancas de rotuladores, una herramienta que acabó con las tradicionales pizarras de tiza y que hoy son omnipresentes en el mundo de la enseñanza y de la empresa.

En 1968, Pilot lanza la Elite, una pluma de bolsillo que se convirtió en todo un modelo universal.


En 1977, Pilot pone en el mercado la primera tableta de escritura magnética.


En 2024, Pilot Pen Co. es una empresa con más de 120.000 millones de facturación. Su liderazgo en la industria japonesa del sector va acompañado del mismo espíritu de innovación, creatividad y excelencia que guio sus pasos desde el comienzo. En el ámbito de las estilográficas, la marca Namiki, dotada de entidad y personalidad propias, ha mantenido la soberana calidad y belleza de sus productos hasta convertirse en una referencia absoluta.

Concluimos aquí este breve paseo por el nacimiento de Namiki. La única marca cuyos productos de alta gama, sin excepción, son globalmente demandados, se agotan invariablemente y se revalorizan cada día que pasa. El kokkokai sigue en la brecha.

En el siguiente capítulo, examinaremos en detalle uno de los modelos base de la marca de la mítica clase Emperor. La urushi nº 50. 

Todo el material gráfico utilizado pertenece a Pilot Pen Co.
 

8 comentarios:

  1. Muy interesante la historia de los orígenes de Pilot/Namiki. sin duda la empresa numero 1 a nivel mundial en objetos de escritura. En el campo de las estilográficas, sus piezas son una alegría y una maravilla una vez entramos en el mundo de las decoraciones y laicados. Quedo a la espera de la recensión sobre la mítica Urushi #50 , la base de la línea Emperor. Un saludo.

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    1. Muchcas gracias por tu comentario. Un cordial saludo

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  2. Fantástico artículo capitán.Sin duda de los que se agradecen,al menos en lo que a mí respecta.
    Yo pensaba que la técnica del urushi sobre la ebonita no tenía un "padre"definido.Por lo que la aclaración de que Namiki,"in illo tempore"descubrió las bondades y belleza de esa laca sobre las estilográficas me ha sorprendido.Tanto o más por el motivo de mantener la belleza de la pluma.Ésto no es hacer de la necesidad virtud,si no arte.
    Un saludo y mis felicitaciones por el artículo.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, estimado amigo Marinero. Hasta muy pronto con un cordial saludo

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  3. Magnífica lección de historia estilográfica. Una vez más seducidos por la grandeza de este mundo.
    Gracias Pedro H.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, recibe un cordial saludo

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  4. Víctor del Moral14 de mayo de 2024, 18:33

    Muy interesante y muy bien escrito. Un lujazo leerte

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    1. Gracias por tus amables palabras, amigo Víctor. Un cordial saludo

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