Despido esta temporada con una pluma muy especial. Con permiso de los lectores, dedicaré el mes de Agosto a unas vacaciones que ya se me estaban haciendo algo lejanas. Un fuerte abrazo para todos y mis mejores deseos para el periodo estival.
La italiana Montegrappa fabrica plumas de lujo y plumas de menos lujo pero siempre con un precio por encima de su competencia. Se trata de productos de buena calidad y, como mucho de lo que viene de Italia, derrochando estilo y belleza. El problema, como siempre, es que un precio elevado disminuye casi siempre su relación con la calidad haciendo del producto final algo difícil de vender.
La italiana Montegrappa fabrica plumas de lujo y plumas de menos lujo pero siempre con un precio por encima de su competencia. Se trata de productos de buena calidad y, como mucho de lo que viene de Italia, derrochando estilo y belleza. El problema, como siempre, es que un precio elevado disminuye casi siempre su relación con la calidad haciendo del producto final algo difícil de vender.
Totalmente al margen de los excesos que la marca italiana nos tiene acostumbrados últimamente, la pluma que hoy presento es una auténtica belleza. Se basa en un viejo modelo de los años 30 del pasado siglo, lo que, en cierta medida, justifica sus espléndidas formas y su soberbia presencia.
La Extra que hoy presento, pertenece a la familia Classica que cuenta con los siguientes modelos: La propia Classica, la Miya, la Extra y la 1930 Extra. Todas cuentan con cuerpos lisos y redondeados. Las primeras se cargaban por cartucho/convertidor y sobre esto volveremos más adelante. La Extra comenzó a fabricarse en 1999 y se caracterizaba por un anillo mucho más ancho, una boquilla totalmente en plata y un plumín notablemente más grande que las restantes de la familia.
Todo las Clásicas, incluida la que aquí presenta, son, en esencia, plumas con forma de torpedo y los extremos truncados.
Montegrappa ha realizado esta pluma en un precioso celuloide. Hay cuatro versiones pero la que aquí presento es una de las más elegantes: un azul singular que, a mi juicio, destaca sobre las demás gracias a una profundidad y riqueza cromática unidas a una discreta elegancia.
La Extra es una pluma de buen tamaño, 137 mm, construida en base a dos conceptos: el celuloide y la plata. La calidad de la construcción es absolutamente insuperable.
Las clásicas formas de la pluma revelan sus orígenes y resaltan el contraste entre el fulgor de la plata y la riqueza de matices de un hermoso pero discreto celuloide.
En el cuerpo aparece una grabación que refleja unas montañas y la palabra Extra. Esta grabación en única entre las plumas de la serie Classica.
En general, el conjunto está estéticamente compensado aunque hay quien preferiría algo más de celuloide y menos metal.
Lo anterior sirve, sobre todo, para la boquilla, íntegramente realizada en plata, lo que a algunos no gusta por su tendencia a resultar resbalosa con el uso y, además, a ennegrecerse con el tiempo.
Las formas de la Montegrappa, siendo gruesas, son muy ergonómicas y llenan la mano con plenitud.
La pluma resulta, en conjunto, de buena y contundente presencia. Contribuyen a ello sus componentes metálicos que, sin llegar a hacerla pesada, consiguen que se note en la mano. Es preferible utilizarla sin el capuchón colocado pues resulta, en tal caso, demasiado pesada y aparatosa.
Los extremos e la plumas también están rematados con detalles en plata. En el capuchón aparece el "1912", típico de la marca, que indica su año de fundación.
En el cuerpo, hay otro disco totalmente liso de plata que contrasta acertadamente con el azul profundo del celuloide.
El grueso anillo del capuchón está bellamente decorado con una greca calada, no pintada. Es el más ancho de toda la serie Classica. Grabado, aparece el nombre Montegrappa , los contrastes de la plata y palabra Italy.
Hay un anillo de plata que separa el cuerpo del culote de accionamiento del pistón.
El capuchón, de gran tamaño, se coloca a rosca. A mi modo de ver, son necesarios demasiados giros para extraerlo, lo que resulta algo embarazoso si uno tiene prisa por usar la pluma o si quiere cerrarla por unos segundos mientras hace alguna otra cosa. Al final, resulta más práctico dejarla abierta, lo que, por contra, puede provocar interrupciones en el flujo de tinta, al volver a usarla.
Uno de los detalles más prominentes de la 1930 Extra es su gigantesco plumín. Se trata de un bellísimo ejemplar, finamente decorado. Está construido en oro de 18K bañado en paladio.
El plumín está acompañado de un enorme alimentador de ebonita.
El clip, siempre de plata, resulta simple, elegante y discreto. Está dotado de la rueda típica de muchas marcas italianas.
En otros lugares ya he manifestado mis reservas acerca de este sistema que, cuando no se facilita su acceso abiertamente, como en este caso, tiene los inconvenientes del convertidor y casi ninguna de sus ventajas.
La escritura con este ejemplar es sumamente agradable. El gran plumín opera con eficacia y prontitud. Ya he dicho que muchas plumas italianas son proclives a ofrecer desagradables sorpresas pues necesitan numeroso ajustes antes de dar lo mejor de sí mismas. En este caso, no hay problema alguno.
Las Montegrappa, como otras italianas, no son plumas excesivamente confiables. Hay numerosas referencias a defectos de montaje, problemas de flujo, inconsistencias de funcionamiento y, sobre todo, enormes dificultades con el servicio técnico. Es una lástima cuando hablamos de plumas tan hermosas y, por otro lado, tan caras. La Extra se vende por aproximadamente 1000 dólares (el precio de dos Pelikan Souveran 1000), lo que coloca a esta bella pero temperamental estilográfica en un rango de precios en el que resulta batida por infinidad de competidoras. Si se vendiese por 300, sería una buena compra pero, por encima de eso, es preciso ser un verdadero fanático de la marca o un incondicional de sus dos grandes valores: belleza y exclusividad. Cada cual decide.
Gracias a Ricardo por su ya proverbial generosidad.