Conocida es mi opinión de que Italia fabrica los celuloides más hermosos del mundo. Muchas estilográficas italianas se han hecho famosas, más que por su capacidad funcional, por la incomparable belleza de los ropajes que las adornan. Podríamos citar muchas marcas pero, a mi juicio, la que destaca entre todas es OMAS. Los celuloides de la casa boloñesa se hicieron universalmente famosos por su extraordinaria originalidad y exultante perfección. Algunos de ellos, como el celebérrimo Arco, se han convertido en el epítome de lo sublime. Muchos otros como el Wild, el Pearl Grey o el Black Emerald, han convertido a las plumas construidas en ellos en permanentes objetos de deseo. Pero hay otros tres que, para mí, constituyen la tríada capitolina del celuloide italiano, especialmente por su rareza hoy en día: el Burkina Fasso, el Blue Extra Lucens y el Arlecchino. Hoy trataremos de este último.
Hay muchas leyendas sobre cómo se diseñó la Arlecchino por Armando Simoni. En cualquier caso, aquella del año 2000 resultó ser una pluma rompedora. Se trataba de una edición limitada a 750 ejemplares, en homenaje a los 75 años de la marca, y a Armando Simoni en especial. La pluma tenía evidentes rasgos vintage pero, por encima de todo, exhibía un patrón de colores absolutamente singular. En realidad, no gustó mucho. En América, resultaba demasiado grande y llamativa y los comentaristas la acusaban de indiscreta. En Europa se vendió mejor, pero a duras penas y durante mucho tiempo. Para colmo de males, el celuloide resultó débil y quebradizo, rompiéndose con increíble facilidad, para desesperación de sus propietarios.
(foto: handoverthatpen)
Quince años después, OMAS entró en liquidación, y en 2016, cerró el negocio. Su almacén de celuloide, un auténtico tesoro, fue parcialmente adquirido por lo que terminó siendo la nueva empresa ARMANDO SIMONI CLUB, perteneciente al grupo The Pen Family (junto con Bexley, Whal, Olwind y otras) mientras que la marca, como tal, terminó en poder de Ancora en 2018 con al intención, aún no cumplida, de reiniciar actividades.
Una de los primeros proyectos de Armando Simoni Club (ASC) fue reeditar la Arlecchino. 17 años después, disponía de material suficiente como para hacer una serie de 100 ejemplares que se anunciaron a través de Fountain Pen Network en 2017 Se trataba de una reproducción muy fiel a la pluma original, con el mismo celuloide, a la que se añadieron algunos anillos de adorno en el capuchón y en el casquillo. La edición fue todo un éxito.
(foto: FPN) Con el paso de los años, desaparecieron las reservas de los aficionados a la osadía estética de la Arlecchino, que se ha transformado en una pluma muy cotizada en el mercado secundario. Conserva un cierto halo de pluma sin suerte pero, su escasísima tirada y la cuidadosa reedición de ASC, terminaron por convertirla en intenso objeto de deseo. Todo lo cual nos lleva a la ACS Studio.
En 2021, ACS, integrada en The Pen Family, decidió crear un nuevo modelo, fabricado en Miami, mucho más asequible que los de su gama normal. y puso en el mercado la serie Studio, unas plumas de forma clásica, sin facetas, pero claramente inspiradas en modelos anteriores de Omas. Lanzaron 5 colores, muy interesantes, entre los cuales se encontraba, una vez más, el patrón de la Arlecchino.
(foto: handoverthatpen)
La segunda sorpresa fue comprobar que, no siendo plumas de celuloide, estaban fabricadas en resina de gran calidad. Asombra, por ejemplo, comprobar la fidelísima reproducción de los colores originales de la Arlecchino, pese a tratarse de materiales tan distintos entre sí. Un ojo normal será incapaz de distinguir entre uno y otro, probablemente porque el celuloide primitivo, siendo enormemente original, no tenía la profundidad de color de otros modelos con mayores transparencias.
La tercera sorpresa es una sospecha. relacionada con los componentes de la pluma. El fabricante dice que está fabricada en Miami, aunque no he conseguido encontrar dato alguno de la empresa que lo ha hecho. También se dice que el plumín es de origen alemán, pero tampoco se hace referencia a ningún nombre. A mi juicio, es casi seguro que la resina es italiana, pero hay otros componentes de evidente origen foráneo. El plumín, que se supone alemán, no coincide con ningún modelo conocido de las casas habituales, ni tampoco el alimentador. En cambio, se parecen sospechosamente a ciertos modelos chinos de buena calidad. Por su parte, el pistón y el calibre de su mecanismo de montaje coinciden con los que utiliza habitualmente la marca china Moonman y alguna de sus filiales; ¿estamos ante un modelo multinacional con celuloide italiano, plumín y mecánica china, montado en Miami?. Nada de esto, en todo caso, desmerece su calidad general.
La pluma se presenta en un moderno estuche de diseño minimalista e intrigante.
La caja interior es muy bella, llena de color y soberbio diseño pictórico.
La pluma descansa en una cama simple de cartón con una tarjeta de bienvenida emitida por The Pen Family. En conjunto, es una de las presentaciones más hermosas que recuerdo, si bien los materiales no son de lujo.
Las líneas de la estilográfica recuerda inequívocamente a los modelos Omas, especialmente a la Bologna con el clip de una Paragon. La elegancia, sencillez, y gran presencia del diseño, son típicos de la casa boloñesa original.
La Studio es una pluma de buen tamaño: 144,7 mm lo que no la convierte en una pieza exagerada, sino en un instrumento extremadamente cómodo de usar y sujetar, favorecido, además, por un peso de tan solo 30 gr.
La extraordinaria y originalísima combinación de colores de la Arlecchino es una de sus bazas estéticas fundamentales. Reconozco que no es para todos los gustos hay quien quiere ver un cierto patrón de camuflaje, pero a mí me sigue pareciendo de una belleza extraordinaria, muy acorde con su espíritu teatral y provocador.
La combinación de colores es extraordinaria y los volúmenes y espacios que se entremezclan en el cuerpo de la pluma, crean una impresión visual muy compleja, profunda, y enormemente atractiva.
Los acabados de la pluma, pese a pertenecer ésta a una gama intermedia, son absolutamente soberbios. No hay defectos, inconsistencias, holguras ni imperfecciones.
Los detalles metálicos están fabricados en acero dorado de buena calidad. Digno de destacar es el anillo que remata el capuchón, con un diseño de greca, muy afín al estilo tradicional OMAS, que le otorga elegancia y distinción. No debo dejar de nombrar la ventana transparente para comprobar el nivel de tinta en el depósito. Es un detalle que siempre echo de menos en otras plumas de pistón pero aquí está muy bien resuelto, sin que la ventana sea demasiado ostentosa o disminuya el protagonismo de la resina.
El clip destaca por su clásica elegancia y por la referencia a modelos tradicionales como Wahl, Montegrappa o la propia Omas, con la ruedecita encastrada en el extremo.
el capuchón está rematado en su parte superior por una pieza metálica cónica en la que se lee, grabado, el lema "ASC Armando Simoni Club".
El cuerpo, en cambio, se remata en la propia resina, trabajada en forma cónica.
La pluma carga por pistón y, según informa la casa, se trata de un sistema de gran calidad, construido en latón. El accionamiento, como es habitual, se lleva a cabo girando un casquillo posterior. El mecanismo no se aprecia en la ventana transparente, lo que quiere decir que no llega hasta el final del depósito y que éste no se llenará completamente.
La Arlecchino viene provista de un gran plumín, de acero dorado, de invocado origen alemán aunque sus líneas no coinciden con ningún modelo conocido. La pieza aparece decorada con una trama geométrica muy elegante y atractiva , y cuenta con un circulo central en el que se aprecian las iniciales "AS". La medida del plumín aparece en un cajetín situado en la parte baja.
El desempeño de esta pluma es magnífico. El fabricante ha sometido el iridio a un proceso de pulido especial que lo ha transformado en una verdadera delicia al tacto.
Aquí puede apreciarse el generoso y eficaz alimentador con el que viene dotada la pluma y el pulido especial del iridio en forma inferior de corazón.
Todo el conjunto se presenta en un típico cartucho a rosca, muy bien construido y aislado con dos juntas tóricas translúcidas. Este cartucho, junto con el alimentador, constituye uno de los indicios de que el plumín puede no ser alemán ya que los fabricantes de este país no se sirven de este modelo que, en cambio, es idéntico al usado por Moonman.
El desempeño de la estilográfica es magnífico. El flujo es perfecto, aunque hay que tener en cuenta que es muy generoso y que la medida del plumín coincide con los estándares europeos. Incluso me atrevería a decir que está algo por encima del grosor esperado en cada medida. El pulido del iridio permite una escritura muy suave, precisa y jugosa. No hay titubeos, arranques irregulares ni cortes de flujo. La comodidad y eficacia de la pluma son extraordinarias. En términos funcionales, es una estilográfica de primer nivel.
Las líneas son húmedas, constantes y seguras. Una verdadera delicia.
La Arlecchino es una pluma muy hermosa, primorosamente ejecutada y con un desempeño formidable. Esto debería bastar para convertirla en una pieza muy atractiva. Las posibles dudas sobre sus componentes evidenciarían, en primer lugar, las posibles resistencias de los fabricantes a reconocer que trabajan con China pese a la evidencia de que esta industria ya lo hace con infinidad de marcas occidentales de prestigio y que sus estándares de calidad crecen cada día. Pero hay una segunda cuestión y tiene que ver con el precio. ACS, como otros fabricantes europeos o americanos, justifican sus relativamente elevados precios de catálogo por la calidad de los materiales y los altos costos de fabricación en Europa o USA. Si la industria occidental comienza a utilizar componentes chinos, el argumento decae en tanto no parece sensato ofrecer a 200 dólares, una pluma que, en esencia, es la misma que por cuatro veces menos ofrecen PENBBS o Moonman, por poner un ejemplo.
En cualquier caso, la ACS se puede conseguir por un precio que ronda los 150 euros que, a la postre, parece ajustado a la calidad del producto, a su belleza, y a su magnífico rendimiento funcional. Quizá todo lo demás no importe demasiado. Que cada cual extraiga sus propias conclusiones.
¡Feliz navidad y prospero año 2022!