MONTBLANC
Fundada en 1906, es la pluma que todo el mundo asocia con el lujo, el alto estatus social y la exclusividad. Si hay una estilográfica que representa el éxito profesional es ésta.
Sin embargo, Montblanc no fue así sino hasta 1977 en que la adquirió Dunhill e inició su larga marcha por la carrera del lujo. Actualmente, pertenece al grupo Richemont, una gran empresa suiza (de propietarios sudafricanos) dedicada a este sector industrial, la cual posee otras marcas como Cartier, Clhoé, y Baume & Mercier, IWC o Montegrappa.
A partir de los años 1990, pues, Montblanc comenzó a prodigarse en el mundo de las ediciones limitadas, comenzando por la famosísima Hemingway, que vió la luz en 1992 a partir de un modelo de los años 30. A partir de su éxito, la firma ha sacado al mercado docenas de ediciones limitadas aunque el límite en cuestión se refiera a miles de ejemplares. Así, los ejemplares de la colección Patrones de las Artes suele ser de 4810 por pluma, mientras que la de los Escritores suele ser de 12.000. Otras ediciones especiales como la de Músicos, no son limitadas en absoluto.
¿POR QUÉ COMPRAR UNA MONTBLANC?
En primer lugar, por el prestigio de la marca y por su fama. Es un producto inmediatamente reconocido y que el gran público relaciona con la exclusividad, la gran calidad y el alto precio. Se asocia inevitablemente con el elevado estatus personal de quien la usa.
Por otro lado, y consecuencia de lo primero, porque es una marca que se revaloriza con el tiempo. Las ediciones limitadas y los ejemplares clásicos de la serie Meisterstück son muy buscados en el mercado de segunda mano y se pagan por ellos precios sustanciosos. Incluso los modelos estándar tienen un buen mercado. Dicen que es la marca preferida en la China moderna.
Finalmente, aunque resulte paradójico, por su calidad. Son plumas muy bien realizadas en Alemania. Los mejores plumines de la marca son absolutamente fantásticos y de una belleza deslumbrante. El de la 149, es un mito de suavidad y perfección en el tallado. En general, pues, son plumas de alta calidad y ostensible belleza.
¿POR QUÉ NO COMPRAR UNA MONTBLANC?
El precio es el de un producto de lujo, no el de un instrumento de escritura. De lo que se paga por un modelo de gama alta, más del 80% corresponde al prestigio de la marca antes que a su capacidad funcional. En algunas ediciones limitadas, el porcentaje sube hasta el 95%.
Se ha centrado demasiado en las series y ediciones limitadas. Esto le reportará, sin duda, grandes beneficios en mercados emergentes y entre coleccionistas pudientes, pero no aporta demasiado para un verdadero conocedor o aficionado. A veces, la multiplicación de estas ediciones acaba por dar la sensación de que se les agotan las posibilidades. Los nuevos diseños suelen ser extremadamente barrocos o ya francamente repetitivos.
Los modelos clásicos, como los Meisterstück, son muy caros para lo que ofrecen.
Algunos modelos como el Bohéme o la Starwalker han dado un resultado mediocre.
Montblanc no vende repuestos sino que repara directamente sus plumas. Eso aporta garantía pero multiplica el coste. Aplican una tarifa plana injustificada.
(Las fotografías pertenecen a la web oficial de Montblanc y se reproducen únicamente a efectos ilustrativos)
Fundada en 1906, es la pluma que todo el mundo asocia con el lujo, el alto estatus social y la exclusividad. Si hay una estilográfica que representa el éxito profesional es ésta.
Sin embargo, Montblanc no fue así sino hasta 1977 en que la adquirió Dunhill e inició su larga marcha por la carrera del lujo. Actualmente, pertenece al grupo Richemont, una gran empresa suiza (de propietarios sudafricanos) dedicada a este sector industrial, la cual posee otras marcas como Cartier, Clhoé, y Baume & Mercier, IWC o Montegrappa.
A partir de los años 1990, pues, Montblanc comenzó a prodigarse en el mundo de las ediciones limitadas, comenzando por la famosísima Hemingway, que vió la luz en 1992 a partir de un modelo de los años 30. A partir de su éxito, la firma ha sacado al mercado docenas de ediciones limitadas aunque el límite en cuestión se refiera a miles de ejemplares. Así, los ejemplares de la colección Patrones de las Artes suele ser de 4810 por pluma, mientras que la de los Escritores suele ser de 12.000. Otras ediciones especiales como la de Músicos, no son limitadas en absoluto.
¿POR QUÉ COMPRAR UNA MONTBLANC?
En primer lugar, por el prestigio de la marca y por su fama. Es un producto inmediatamente reconocido y que el gran público relaciona con la exclusividad, la gran calidad y el alto precio. Se asocia inevitablemente con el elevado estatus personal de quien la usa.
Por otro lado, y consecuencia de lo primero, porque es una marca que se revaloriza con el tiempo. Las ediciones limitadas y los ejemplares clásicos de la serie Meisterstück son muy buscados en el mercado de segunda mano y se pagan por ellos precios sustanciosos. Incluso los modelos estándar tienen un buen mercado. Dicen que es la marca preferida en la China moderna.
Finalmente, aunque resulte paradójico, por su calidad. Son plumas muy bien realizadas en Alemania. Los mejores plumines de la marca son absolutamente fantásticos y de una belleza deslumbrante. El de la 149, es un mito de suavidad y perfección en el tallado. En general, pues, son plumas de alta calidad y ostensible belleza.
¿POR QUÉ NO COMPRAR UNA MONTBLANC?
El precio es el de un producto de lujo, no el de un instrumento de escritura. De lo que se paga por un modelo de gama alta, más del 80% corresponde al prestigio de la marca antes que a su capacidad funcional. En algunas ediciones limitadas, el porcentaje sube hasta el 95%.
Se ha centrado demasiado en las series y ediciones limitadas. Esto le reportará, sin duda, grandes beneficios en mercados emergentes y entre coleccionistas pudientes, pero no aporta demasiado para un verdadero conocedor o aficionado. A veces, la multiplicación de estas ediciones acaba por dar la sensación de que se les agotan las posibilidades. Los nuevos diseños suelen ser extremadamente barrocos o ya francamente repetitivos.
Los modelos clásicos, como los Meisterstück, son muy caros para lo que ofrecen.
Algunos modelos como el Bohéme o la Starwalker han dado un resultado mediocre.
Montblanc no vende repuestos sino que repara directamente sus plumas. Eso aporta garantía pero multiplica el coste. Aplican una tarifa plana injustificada.
(Las fotografías pertenecen a la web oficial de Montblanc y se reproducen únicamente a efectos ilustrativos)
Son preciosas.Pero hay que pensárselo mucho, sí.
ResponderEliminarGracias por toda esta información :)
Gracias por tu comentario, Kärmelh; un fuerte abrazo
EliminarHay que tener mucha imaginación para encontrar más de 500 euros justificados en una "resina preciosa" (plástico y punto) y que ponga Montblanc para justificar una 145. Una Caran d'Ache, una Sheaffer, Parker 51 etc o una simple Lamy escriben igual o mejor y no por ese precio, e incluso con mejores materiales de construcción en muchos casos, tengo una Sheffer preciosa chapada en oro. El lujo es algo evanescente, y Montblanc ya no es una marca de plumas es una marca de pagar más dinero por pagar y presumir. Que alguien me diga que un cuaderno de hojas de papel de Montblanc cueste 100 euros tiene sentido alguno salvo el de la vanidad de vanidades. Y sí, tengo una Montblanc entre mis plumas, pero no tendría otra a ese precio ni loco. Si puedo encontrar alguna 149 de las de antes de ocasión a un precio razonable la tendría obviamente, pero más allá de eso todo lo que rodea esa marca es una locura desproporcionada para sacar dinero. Incluso por comprobar si tu Montblanc es genuina te cobran 70 EUROS solo POR MIRARLA.
ResponderEliminarInteresantes reflexiones, amigo Jesús. Hay muchos aficionados que comparten tu punto de vista. Un cordial saludo.
EliminarHola Unknown, en tu comentario indicas; "si puedo encontrar alguna 149 de las de antes",...
EliminarPor favor, me podrías decir que fecha es aproximadamente la que comenzarías a considerar eso de "las de antes". Entiendo que eso alude a la bajada de calidad tan apreciable que tiene Montblanc en sus plumas actuales. Me encantaría saber, si una de 1995, puede entrar en esa consideración de las de "antes", y por tanto salvarse de la mala calidad actual.
Gracias
Personalmente huyo de Montblanc, dispongo de dos que me regalaron, una de la serie Meisterstruck y otra que no soy capaz de identificar, parece una noblesse pero facetada y bañada en oro blanco, de la primera nada que decir , de la segunda...horrorosa, horrible y lo que se os pueda ocurrir, a los dos meses de uso el chapado empezó a "erizarse" como si del latón de base surgieran piquitos, aparte de eso el flujo muy seco e inconstante (con plumín M); tras la pluma pasó lo mismo con los chapados de bolígrafo y lápiz, tardaron más pero por el menor uso que les daba. Tengo una parker 51 con capuchón dorado (no me atrevo a decir chapado), una parker 45, una flighter y una Duofold Celuloide azul ninguna de ellas han tenido pérdida alguna en el chapado o dorado, ninguna me ha fallado jamás en el flujo y ninguna de ellas tiene el precio de una Montblanc. La primera función de una pluma, a mi modo de ver, es que la escritura sea un placer, luego vienen el resto de consideraciones...mayor o menor "lujo" en materiales o acabado pero si el primero no se cumple para qué el resto. Quizá mi enfoque resulte demasiado "funcional", pero soy de los que aprendió a escribir con plumilla y no entiendo una pluma que no sea para escribir con mayor placer que con cualquier otro medio.
ResponderEliminarPor cierto la Duofold es una Centennial, no había puesto el modelo entre la variedad que existe.
EliminarTu experiencia es muy valiosa y, en cuanto a la calidad general de las plumas que citas, estoy de acuerdo con ella. La calidad de algunas clásicas es incontestable incluso con el tiempo pasado. Un saludo muy cordial.
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