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El gran oxímoron.

Hace algunos días, nacía de la iniciativa de Bruno Taut y en esta entrada, una cuestión que me pareció de gran interés lógico porque se refiere a un principio básico de la economía competitiva cual es el de la reserva de conocimiento o, en términos anglosajones, la protección del know-how.

Casi cualquier sistema legal en el mundo se preocupa de proteger el también llamado secreto empresarial, es decir, el conocimiento específico y secreto que alguien tiene con respecto a una determinada actividad económicamente relevante. Desde las conocidas leyes de propiedad intelectual hasta la revelación de secretos pasando por las patentes, marcas, competencia desleal y protección del know-how.



Ya hemos visto en algún caso, cómo las marcas (por ejemplo Montblanc) han tomado medidas para proteger sus activos inmateriales, pero estas iniciativas son generales en cualquier ámbito y conviene cuanto antes recordar en qué consiste el tan famoso know-how y cómo afecta a todas las áreas de la estilofilia.

  • Se trata de un conocimiento que recae sobre bienes inmateriales que también podrían denominarse técnicos, en todo caso referidos a aspectos relevantes en el terreno comercial, financiero o tecnológico.
  • La información técnica es, casi por definición, secreta pues esto es lo que permite a quien la posee aprovecharse económicamente de ella.

¿En qué consiste, pues, en la práctica, el know-how?

  1. En un conocimiento...
  2. que afecta a cualquier tipo de información relevante en términos económicos...
  3. y que tiende a constituirse en monopolio (que nadie más debería saber para poder aprovechada).

Pido disculpas por la relativa aridez de cuanto antecede pero sirve de marco para acometer el siguiente análisis: ¿hasta qué punto la actividad de bloggers y comentaristas afecta al mercado y a ellos mismos?


Lo primero que es preciso apuntar es que dicha influencia es absolutamente positiva, en el sentido de que existe. Millones de lectores en todo el mundo requieren y obtienen información de estas fuentes como parte de un proceso de toma de decisiones. A veces para seguir los consejos o las recomendaciones, otras, para hacer lo contrario, pero siempre y en todo caso, teniéndolos en cuenta.

¿Cómo repercute este proceso en el mercado? De manera evidente puesto que tanto en el caso positivo como en el negativo, la referida decisión estará total o parcialmente influida por la información recibida. Como cualquier publicista podrá confirmar, y numerosos estudios demuestran, hay una clara incidencia de la información en la decisión de compra del consumidor. Si esto no fuera así, la publicidad no tendría fundamento y parece evidente que lo tiene. Siendo así, la cuestión radica en saber si esta influencia es mensurable para las marcas y en qué se traduce. La respuesta a la primera pregunta ha de ser afirmativa y hay ejemplos que demuestran que ciertos fabricantes han afianzado su negocio en torno a determinados foros de opinión que han destacado las cualidades de su producto. Se me ocurre el ejemplo de Nakaya y el de Tomoe River que han despegado a partir de su buena acogida por la FPN y por algunos analistas. Pero hay más casos como el de Ranga Pens, Kaweco, Twsbi o Lamy.  Todas estas empresas cuentan, en mayor o menor medida, con el apoyo de los grandes formadores de opinión en el mercado estilográfico.


¿Cómo afecta al estilófilo? Depende del caso pero, en general, los movimientos del mercado que derivan de incrementos rápidos de la demanda producen efectos inmediatos que suelen ser: incremento de precios, aumento de los tiempos de espera en la entrega y, en el peor de los casos, disminución de la calidad.


¿Cómo afecta al analista?. De igual manera que a los demás aunque, en este caso, se da la paradoja de que la falta de respeto a su propio know-how, derivada del hecho mismo de que el conocimiento  sale de la esfera personal del analista y sirve para instruir a los demás, puede constituir un perjuicio para sus propios intereses. Me refiero, claro está, a los puramente económicos en tanto éstos son iguales al de resto de aficionados como potenciales compradores.

Pero el analista recibe otro tipo de compensaciones, a veces íntimas,  muchas de ellas psicológicas, de reconocimiento social e influencia.  Pero también recibe ventajas materializadas en preferencias, condiciones ventajosas, regalos, descuentos o, simplemente, entrega de material de estudio libre de coste (aunque haya de devolverse). En algún caso, termina por convertirse en un medio de vida.


Por tanto, el equilibrio entre las ventajas que recibe el analista por la divulgación de su conocimiento se ven contrarrestadas por los nocivos efectos económicos que le afectan como mero usuario. Determinar hasta qué punto, es lo que hace que a unos les compense y a otros no. Divulgar un secreto o una ventaja técnica perjudica el interés inmediato del analista pero le puede permitir conseguir otras. Descubrir un vendedor con buenas ofertas, suele acabar con las mismas. Anunciar hallazgos de ejemplares escasos, termina con las existencias, y multiplicar la demanda consigue que los precios suban para todos.

Aún así, el oxímoron de los analistas, es decir, beneficiar a los demás compartiendo secretos que contradicen el interés propio, suele resolverse a favor de la divulgación y no solo porque puedan obtenerse ventajas paralelas. El fenómeno de Internet y cómo los expertos son capaces de compartir su conocimiento sin pedir nada a cambio es algo que ya hemos tratado pero para lo que no hay una respuesta clara más allá de la tendencia colaborativa de la naturaleza humana.

Compartir el conocimiento y las experiencias personales parece un rasgo atávico de supervivencia de nuestra especie, sean cuales fueren los efectos en el mercado. Afortunadamente, me atrevo a decir.

(todas las imágenes son de uso libre)



Comentarios

  1. Hola de nuevo.
    Es un verdadero placer leer todo lo que escribes.
    Gracias.

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    1. Muchas gracias, amigo Andrés. Para mí lo es contra con lectores como tú. Un saludo muy cordial

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  2. Excelente entrada, de manera muy clara planteas la gran paradoja del influencer, hasta qué punto se puede ser objetivo a sabiendas del impacto de su opinión, ya sea positiva o negativa. Yo como lector me transformo en usuario de ésa información compartida, por ello agradezco enormemente que existan quienes como tu Pedro compartan el conocimiento que nos permite tener un conocimiento previo y fundamentado, orientador en nuestra toma de decisión, adquirir o no una nueva pieza para nuestro uso o colección, sin importar su costo.
    Ignacio

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    1. Gracias por tus reflexiones y por tus generosas palabras, Ignacio. Espero que sigamos encontrándonos por aquí. Un fuerte abrazo, amigo mío.

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  3. Muchas gracias, Capitán, por la cita y por tus reflexiones. Me alegra servir de inspiracion para textos más elaborados que los míos.

    Se me ocurre, al hilo de tus palabras, que uno de los problemas para el divulgador en este campo nuestros es lo limitado del mercado estilográfico. Este tamaño relativamente pequeño hace que los movimientos inflacionarios sean rápidos --poca inercia-- y que las empresas sean menos dadas a iniciativas promocionales tanto dentro como fuera de la Red.

    Gracias de nuevo, Capitán.

    BT

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    1. Gracias a ti, maestro. Tienes mucha razón al apuntar al tamaño del mercado com otro factor relevante. Añadiré otro más: al tratarse de una demanda muy elástica, los movimientos a favor o en contra de la oferta pueden llegar a ser muy bruscos. Un fuerte abrazo, querido amigo.

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  4. Denso tema sin duda Pedro y Bruno (que fue quien provoco la chispa). Siempre he pensado que el conocimiento debe ser de uso público y desinteresado, otra cosa son sus consecuencias. El inventor (poseedor del conocimiento), de los Rayos X lego a la humanidad ese conocimiento. Para nadie es un secreto que su aplicación en el mundo médico genera un coste. En este ejemplo, la aplicación demostró, más allá de cualquier duda, su utilidad y beneficios. Pero, ¿Qué pasa cuando el que posee un conocimiento está impulsado por la necesidad de obtener beneficios, económicos o de "lobby" en todos los términos?. Yo encuentro muy "peligrosa" la opinión de quienes tienen un patrocinaste a cuestas y reconozco que a veces injustamente tiendo a desestimar su opinión, hasta que el tiempo demuestre, como con los Rayos X, que son infalibles.

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    1. Acertados pensamientos, querido Leonardo. La objetividad es un espinoso tema que, por mucho que se trate, siempre deja algún rasgo de sospecha en determinadas situaciones. Pese a ello, no sé si llega un momento en que es inevitable caer en las redes comerciales de las marcas. En este sentido, yo soy un apasionado defensor del analista "amateur" en el sentido más noble del término. No del profesional que vive de ello sino de quien solo depende de su conocimiento y de sus medios para desarrollar su afición. Un fuerte abrazo, amigo mío.

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  5. Humildemente y sin ser un entendido, me resulta muy intersante analizar los movimientos escasos de grandes marcas tradicionales como Montblanc y su relación con las generaciones de consumidores nacidas a partir de los 80 y 90. Es un valor positivo para las mismas la transparencia y la eficacia, y no tanto la exclusividad. En definitiva, Montblanc puede tener la fórmula de la Coca Cola pero igual un día resulta que nadie quiere beberla.
    Saludos cordiales al capitán y amigos.

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    1. Gracias, Mario, por tus interesantes reflexiones. El caso Montblanc ya ha sido analizado en este blog. Coincido básicamente con tus apreciaciones. Un fuerte abrazo, amigo mío.

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  6. Un artículo apreciable, que se desvía un poco del concepto primordial del blog, pero que es muy interesante como marco de referencia para todo este mundo. Se podría aplicar a otros sectores de forma parcial, como la fotografía.

    Saludos.

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    1. Gracias por tu comentario, querido Iván. Un fuerte abrazo.

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