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Mostrando entradas de 2013

El coleccionista imposible

Hay muchos que se han dedicado a analizar el coleccionismo como una pulsión obsesiva; otros, han estudiado y determinado sus fases. Algunos, han pretendido dotar de sistemática al proceso y han establecido reglas lógico-estructurales. En realidad, lo único que se sabe del coleccionista es que no hay quien lo entienda del todo. Salvo para aquellos que lo consideran una inversión y, por tanto, siguen las reglas de una profesión y del mercado, para la generalidad es una afición que proporciona interminables horas de entretenimiento y concentración. Claro que esta afición, aunque suele moverse en el terreno de lo mensurable, puede adquirir proporciones monstruosas. En calidad o cantidad. En Madrid hay un monumento al coleccionista desaforado en ambos aspectos. Es el Museo Lázaro Galdiano. Don José, su protagonista, era el protocoleccionista, el paradigma del buscador, el archiacumulador de objetos. Lo que se ve en su antigua casa es solo una pequeña muestra de lo que consiguió reunir en

Sheaffer School Pen ca. 1970

Especificaciones: Material: Cuerpo de plástico inyectado. Capuchón de chapa. Plumín: Acero Punto: Medio Carga: Cartucho específico Sheaffer Largo: 122 mm. Ancho: 10 mm. Precio: Aproximadamente unos 7 euros en ebay. No es fácil de encontrar. Contexto y Reseña Histórica : Las Sheaffer del segmento más bajo y barato de la compañía no tuvieron, en realidad, un nombre comercial específico, pero universalmente se conocen como School Pens o plumas de estudiante. En realidad, no ha habido un único modelo. Sheaffer produjo School Pens desde los años 60 del pasado siglo y continuaron fabricándose hasta los 90. Las hubo de diferentes formas y colores aunque todas las pumas pertenecían a la gama más baja del sector. A partir de los 80, la propia Sheaffer comenzó a fabricar otra pluma barata, la NoNonsense, que, junto con la Viewpoint, vinieron a competir con las School hasta hacerlas desaparecer. Adquirí varias plumas de Estudiante durante mis años universitarios. Me gustaba

Montblanc Noblesse ca. 1975

Especificaciones : Material: Acero Cepillado Plumín: Acero Punto: Medio Carga: Cartucho universal/Convertidor Largo: 138 mm. Ancho: 9,32mm. Precio: Aproximadamente unos 50 euros en ebay Reseña Histórica:  Alrededor de 1.973, Montblanc decidió fabricar una pluma que siguiera la línea de la Aurora Hastil que había salido al mercado en 1.970, Ambas plumas son, en efecto, muy parecidas. Montblanc, a la que siempre se compadece como víctima permanente de copias más o menos sutiles, hizo lo propio con la Aurora Hastil cuyo elegantísimo diseño era obra de Marco Zanuso. Montblanc se asoció con Aurora para la producción de las primeras plumas de este modelo. La mejor prueba de se trataba de un diseño extraordinario y de que Montblanc había tomado un buen modelo es que la Hastil forma parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York. La Hastil era una pluma cara, mientras que la Montblanc Noblesse pretendía ser un ejemplar más asequible; no ofrecía plumín de

Interludio: Aduanas para Dummies

Ya sé que es un tema recurrente: la aduana y la cuna que los arrulló. Unos más y otros menos, pero todos somos clientes de vendedores extracomunitarios de plumas estilográficas. La diferencia de precio es insultante y, por apenas la tercera parte de lo cuesta aquí, se puede conseguir cualquier ejemplar en Japón, Singapur o Estados Unidos, especialmente ahora que el euro está fuerte respecto al dólar. Cualquier aficionado habrá comprobado la paulatina desaparición de las tradicionales papelerías en las que se podían encontrar plumas estilográficas de calidad y material de escritorio.  Incluso los grandes almacenes han reducido su sección de instrumentos de escritura a poco más que un puñado de mostradores cuando hace unos años ocupaba media planta. ¿No es posible que los distribuidores españoles adecuen sus márgenes al mercado?; ¿no hay otra solución que cerrar el negocio antes que bajar precios? ignoro si esto guarda relación con el armamento arancelario de la Unión Europea o, más

Las Cinco Principales del comienzo

Es difícil escoger las "Big Five" de entre las primeras plumas que usé. Hubo muchas porque rápidamente me aficioné a ellas. Casi todas eran, claro, plumas de estudiante o de iniciación aunque también tenía las de mi padre que pertenecían a un escalón superior y que, finalmente, acabaron engrosando mi colección. Todas aquellas plumas tienen un fortísimo componente sentimental para mí. Las de mi padre, por razones obvias y las otras, porque fueron mis primeras compañeras de estudios y de afición. Algunas se perdieron, otras se estropearon, pero la mayoría aún están en mi poder y las conservo como generosos testigos de aquellos difíciles años. Para elegir las cinco, he seguido un criterio cualitativo. Algunas están porque fueron las primeras, como la Parker Vacumatic que ya ha aparecido en este blog. Otras, porque fueron un modelo muy usado, como la Sheaffer; algunas, porque fue la primera pluma algo importate que compré, como la Montablanc Noblesse  y otras, en fin, porqu

Metodología de las Revisiones

Antes de pasar a la primera revisión, voy a describir cómo se harán. Comenzarán con una breve reseña de las especificaciones técnicas de la pluma: material, plumín, sistema de carga, medidas y precio. Seguidamente, se hará una breve reseña histórica o de contexto. A continuación, se procederá a analizar los aspectos relativos a la apariencia y mecánica de la pluma: presentación, diseño, detalles, sistema de llenado y plumín. Luego se procederá a la prueba de escritura: una corta y una larga. Acabaremos con un resumen en el que se incluirá la valoración final y un esquema de los aspectos positivos y negativos de cada pieza. Por seguir un cierto criterio, las primeras plumas analizadas serán las cinco que protagonizaron mi primer contacto con el universo de las estilográficas. No son todas las que son, seguramente, pero sí las más señaladas por alguna circunstancia especial.

Perífrasis Musical

La batería de jazz constituye un universo propio. Fué el ámbito musical en el que un instrumento puramente rítmico y totalmente secundario pasó a convertirse en un elemento solista perfectamente definido. Incluso melódico. La batería de jazz ha experimentado una asombrosa evolución desde sus primeros años hasta la actualidad. Pero en el olimpo de sus protagonistas, habiendo muchísimos, hay tres músicos que me parecen auténticos maestros. Genios que revolucionaron el instrumento y mostraron qué portentosa cantidad y riqueza de sonidos se podía extraer del conjunto. El primero, por orden cronológico, es Gene Krupa. El revolucionario batería que cambió el modo en que se percibía el instrumento y lo popularizó en la era de las grandes bandas de swing. Se hizo famoso, participó en películas y se convirtió en una leyenda. Su protagónico modo de tocar y de dirigir, su riqueza tímbrica, su carisma, iniciaron una nueva era. Pocos consiguieron igualarle. El segundo dios del olimpo tam

La Primera

Esta es la protopluma, la de las visitas al pequeño taller, la primera que me regaló mi padre. Se trata de una Parker Vacumatic canadiense tramaño Junior o Debutante. El celuloide translúcido es de color azul y en el grabado se puede leer "Canada" y el número 9. Como se puede apreciar, el accionador del diafragma es de plástico transparente, lo que permite datarla precisamente en 1949 ya que fue durante la Segunda Guerra Mundial cuando Parker cambió los antiguos sistemas de aluminio por los de plástico a causa de las restricciones de material sufridas durante el conflicto. La Vacumatic se fabricó en USA hasta 1948 aproximadamente y en Canadá, hasta 1953. La pluma se encuentra en un muy aceptable estado de conservación, sin marcas, descoloraciones ni desgaste en los chapados. El alimentador aparece ligeramente gastado. Todas las piezas son originales y sólamente se ha procedido a su reparación en lo concerniente al sistema de carga para lo cual se ha instal

El Taller de Estilográficas

No me acuerdo bien de cuándo empecé a usar plumas estilográficas pero reconozco con rubor que fui, por imperativo de la época, un escolar de bolígrafo. Aún recuerdo, eso sí, cómo en las Escuelas Durruti donde fui párvulo, aún se usaba el plumín de acero, los palilleros y el depósito misterioso y ennegrecido del pupitre. Más tarde, utilicé la plumilla Guillot, la tinta china, el tiralíneas y la bigotera; cuando se hablaba de rotulador, nos referíamos a un plumín grande de punto grueso y plano. Pero todo aquello , yo aún no lo sabia, ya era producto de un pasado que, suave pero inexorablemente, hizo desaparecer aquellos instrumentos del plumier para dejar espacio a los Rotring, los rotuladores de colores y los bolígrafos Bic, transparentes y amarillos. Escribir con pluma estilográfica era por entonces una actividad extra escolar, generalmente asociada a la contemplación de los mayores. Mi padre la utilizaba en ocasiones y acabó regalándome algunas de las que tenía y que, aun no siendo