Creo que ya no hay duda de que internet y el comercio global son dos factores que han alterado las estructuras comerciales del mundo. No sé si se podría hablar de revolución pero sí de que nuestro modelo mercantil está cambiando a pasos agigantados.
En varios lugares de este blog me he referido a la tristeza que provoca ver cómo las viejas tiendas de siempre, las papelerías de toda la vida, van desapareciendo poco a poco como antes lo hicieron los cines de barrio, los restaurantes económicos o las tiendas de ultramarinos. Pero al mismo tiempo, me congratula ser capaz de conseguir los objetos que me gustan a menos de la mitad de lo que me hubieran costado de no existir internet. Con el dinero que invertí en plumas en los años 90 podría comprar hoy el triple de piezas. Lo que lamenta mi corazón lo agradece mi bolsillo.
El precio de las plumas suele ser a menudo objeto de polémica. Frecuentemente recibo mensajes preguntando dónde se pueden conseguir los precios a los que suelo hacer referencia y la respuesta es siempre la misma: en internet. El comercio electrónico es el paradigma de la competencia y a poco que uno busque, consigue ofertas impensables en las tiendas de toda la vida. Plumas con precios de catálogo de 500 euros se pueden conseguir sin problemas por 250.
Claro es que estos precios no incluyen ciertos beneficios que sí otorgan las tiendas físicas: tanto para comprar como para mantener luego el producto. La garantía es la misma, generalmente, pero no es igual hablar con el dueño de un problema recién aparecido que tener que enviar el producto a quién sabe dónde para su reparación o cambio. Aquí gana la tienda física aunque con reservas, pues la mayoría de las marcas carecen de servicio técnico en nuestras ciudades y se limitan a disponer el envío a fábrica de las plumas con problemas, lo que prolonga la espera durante meses.
Por otro lado, el apoyo técnico y profesional que aportan las tiendas físicas al aficionado es, salvo el de las tiendas especializadas, cada vez menor. Salvo clásicas como las que se han citado en la entrada "Madrid, capital de la estilográfica", la mayoría de los vendedores apenas pueden aportar información alguna de calidad al verdadero estilófilo y se limitan a la pura transacción.
La añoranza de un tiempo perdido tiene mucho de nostalgia sentimental pero resulta, en general, poco práctica. El mundo es como es y no podemos congelarlo en un momento determinado. Es reconfortante entrar en una papelería clásica donde el encargado de las estilográficas es un verdadero aficionado y un amigo con el que podemos compartir nuestra afición. Pero la enorme diferencia de precios entre ésa misma tienda e internet, suele decantar la elección por el producto más barato. Así funciona el comercio y ese el motivo de que progresemos. Si no, aún estaríamos con los gremios medievales y el reparto de trigo del imperio romano.
El secreto de la supervivencia de las papelerías es la especialización y en el valor añadido. A mí no me importa pagar más de lo que tendría que abonar en internet si es a cambio de algo: servicio, atención, garantía, accesorios o simple y agradable conversación. A mi juicio, solo las tiendas que ofrezcan algo de esto sobrevivirán.
En varios lugares de este blog me he referido a la tristeza que provoca ver cómo las viejas tiendas de siempre, las papelerías de toda la vida, van desapareciendo poco a poco como antes lo hicieron los cines de barrio, los restaurantes económicos o las tiendas de ultramarinos. Pero al mismo tiempo, me congratula ser capaz de conseguir los objetos que me gustan a menos de la mitad de lo que me hubieran costado de no existir internet. Con el dinero que invertí en plumas en los años 90 podría comprar hoy el triple de piezas. Lo que lamenta mi corazón lo agradece mi bolsillo.
El precio de las plumas suele ser a menudo objeto de polémica. Frecuentemente recibo mensajes preguntando dónde se pueden conseguir los precios a los que suelo hacer referencia y la respuesta es siempre la misma: en internet. El comercio electrónico es el paradigma de la competencia y a poco que uno busque, consigue ofertas impensables en las tiendas de toda la vida. Plumas con precios de catálogo de 500 euros se pueden conseguir sin problemas por 250.
Claro es que estos precios no incluyen ciertos beneficios que sí otorgan las tiendas físicas: tanto para comprar como para mantener luego el producto. La garantía es la misma, generalmente, pero no es igual hablar con el dueño de un problema recién aparecido que tener que enviar el producto a quién sabe dónde para su reparación o cambio. Aquí gana la tienda física aunque con reservas, pues la mayoría de las marcas carecen de servicio técnico en nuestras ciudades y se limitan a disponer el envío a fábrica de las plumas con problemas, lo que prolonga la espera durante meses.
Por otro lado, el apoyo técnico y profesional que aportan las tiendas físicas al aficionado es, salvo el de las tiendas especializadas, cada vez menor. Salvo clásicas como las que se han citado en la entrada "Madrid, capital de la estilográfica", la mayoría de los vendedores apenas pueden aportar información alguna de calidad al verdadero estilófilo y se limitan a la pura transacción.
La añoranza de un tiempo perdido tiene mucho de nostalgia sentimental pero resulta, en general, poco práctica. El mundo es como es y no podemos congelarlo en un momento determinado. Es reconfortante entrar en una papelería clásica donde el encargado de las estilográficas es un verdadero aficionado y un amigo con el que podemos compartir nuestra afición. Pero la enorme diferencia de precios entre ésa misma tienda e internet, suele decantar la elección por el producto más barato. Así funciona el comercio y ese el motivo de que progresemos. Si no, aún estaríamos con los gremios medievales y el reparto de trigo del imperio romano.
El secreto de la supervivencia de las papelerías es la especialización y en el valor añadido. A mí no me importa pagar más de lo que tendría que abonar en internet si es a cambio de algo: servicio, atención, garantía, accesorios o simple y agradable conversación. A mi juicio, solo las tiendas que ofrezcan algo de esto sobrevivirán.
Siguiendo su recomendación, adquirí recientemente la Pilot Urban. Y le doy toda la razón, porque en este caso tuve que recorrer la mitad de una capital de provincia, en este caso Iruña, para encontrarla. Tuve la suerte de que el dependiente/dueño de esta tienda, bastante clásica, conocía bien la pluma y me la recomendó. Disponía de mucha variedad. Se la compré cuatro euros más cara que en internet, pero lo hice con gusto porque en esos márgenes no vale la pena comprar en internet.
ResponderEliminarLo que ya no se encuentra en ningún sitio son las plumillas de dibujo y caligrafía , por lo cual debo de comprarlas obligatoriamente en la red o ir a tiendas especializadas.
La pilot Urban fantástica, por cierto.
Un saludo.
P.D: lo vuelvo a subir porque sin querer lo he borrado antes.
Estimado Ivan: me alegro muchísimo de la compra y de como se llevó a cabo. Yo también, en efecto, ante una diferencia razonable de precios, prefiero las tiendas especializadas.
EliminarEn cuanto al material para caligrafía, intente buscar en las páginas web de algunas de las papelerías de Madrid mencionadas en la entrada "Madrid, capital de la estilográfica". Tienen mucho material y de gran calidad. en todo caso, de Iruña a Madrid no hay más que un agradabilísimo paseo... Un saludo muy cordial
Gracias, Capitán. Lo cierto es que como me muevo mucho entre Navarra y Bizkaia, acabas localizando tiendas especializadas, como Goya, en Bilbao, donde hay de todo. Y últimamente también suelo pedir directamente en tiendas de UK, porque allí sigue la tradición de fabricación de plumillas de calidad, como las Perry&Co.
ResponderEliminarDe todas formas, al ritmo que vamos, habrá que volver a usar cañas cortadas, porque estas cosas manuales se están perdiendo a una velocidad pasmosa. Y no es que sea anticuado, porque domino bien los programas modernos de diseño por motivos de trabajo, pero creo que una cosa no quita a la otra.
No me extiendo más. Un blog excelente.
Un saludo.
Goya es un clásico, en efecto. Y tanto UK como Holanda -sobre todo la primera- conservan una buena tradición caligráfica. No olvides Alemania y sus famosos plumines Brause. En Madrid se pueden encontrar, por lo menos y que yo sepa, en la Papelería Blayca de la C/ Alcalá. Pero casi todas las buenas tiendas online inglesas también los venden. Un cordial saludo
EliminarLos Brause son muy buenos, es cierto. Sobre todo uso los más grandes, la 4 y la 5 para letras del tipo Uncial o Carolingia, con tinta Winsor&Newton un poco aguada. Me gusta el sistema de depósito del plumín para no estar acudiendo constantemente al pocillo, no me descarga de golpe, sino poco a poco, sobre todo en los primeros trazos.
ResponderEliminarDe todas formas, el otro día me enseñaron unos Pilot Parallel Pen, que ya casi entrarían en el campo de la estilográfica, y son una maravilla. Creo que para el año que viene va a caer alguno. Me gusta mucho además la saturación de color de las tintas.
La caligrafía está teniendo un cierto renacer, ya más dirigido al tema artístico. Cada vez hay más talleres en muchas ciudades.
Sobre los plumines, parece casi una burla, pero me sale más barato comprarlos por cajas en UK que de dos en dos en tiendas nacionales. Y lo más curioso, son plumines antiguos sin usar y de una calidad excepcional. Tampoco es que los castigue mucho, pero me gusta tener reserva.
Un saludo y feliz año.
Acertadas observaciones, Ivan. En cuanto a las Parallel, yo las uso con frecuencia y dan un resultado magnífico. Te recomiendo que las pruebes cuanto antes y así me cuentas tus impresiones.
EliminarFeliz año también para ti con un abrazo
Lo haré, Capitán. Por lo menos un par caerán en mis manos en breve. Ya le comentaré la experiencia.
ResponderEliminarHasta el año que viene.
Estimado Pedro,
ResponderEliminarAdemás de lo comentado por IvanRC, he leído algunos comentarios muy positivos sobre las Pilot Parallel, que me parece un sistema muy diferente. Estaría genial que dedicaras un artículo sobre tu experiencia e impresiones de éstas, no sé si llamarlas, plumas.
Gracias,
Estoy preparando una presentación de las Parallel así que espero poder satisfacer vuestra curiosidad pronto. Te anticipo que me parecen instrumentos fantásticos. Creo que sí, se pueden llamar plumas aunque el plumín sea algo raro...
EliminarSerá genial ver esa presentación de las Parallel que muchos ya disfrutamos. Es una estupenda herramienta.
ResponderEliminarLa Pilot Urban, espero poder probarla pronto :)
¡Espero que ambas cosas ocurran pronto! :D
EliminarYa he conseguido mis Pilot Parallel. Aún no las he probado, porque se puede decir que sigo "in itinere" todavía y estoy esperando a llegar a mi escritorio, donde tengo todo a mano, incluso un papel rápido si existe algún pequeño desastre con la tinta.
ResponderEliminarLas adquirí en un pequeño establecimiento de toda la vida en Iruña, Comedias 23, que ganaría mucho con una tienda online porque tiene de todo. Si sobrevive al cierre generalizado de pequeños comercios en el casco viejo es porque ofrece un buen servicio y el vendedor sabe de lo que vende.
Me recomendó y también adquirí un convertidor Pilot con-50 para usar con los parallel, por si quieres cargar tinta diferente de estilográfica. Nunca tinta china, porque te puede montar un buen desastre, aunque por internet he visto que les hacen perrerías hasta con acuarela y no las ciegan, pero bueno, yo no soy de arriesgar.
Para los comentarios ya esperaré al artículo que saque Pedro sobre los parallel.
Un saludo.
Mil gracias por tus comentarios Ivan. Estoy seguro de que las Parallel no te defraudarán. En espera de la presentación formal, te anticipo una cosa sobre las tintas: las que dan mejor resultado son las más saturadas, por eso ha quien utiliza las tintas de dibujo aun con el riesgo de cegar las plumas. Las mejores son, como era de esperar, las específicas de Pilot pero cualquier tinta bien saturada, como la Perle Noire de Herbin, darán un magnífico resultado.
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