Recojo en esta breve coda el último grupo de estilográficas de cuya compra uno puede llegar a arrepentirse.
Plumas de colección: Todos hemos experimentado el gusanillo de ver en el kiosko un gran blister multicolor lleno de fascículos, folletos y panfletos varios sobre los que flota, pomposa y espléndida, una pluma de colección. Por apenas unos euros, ¿quién se resistiría?. Respuesta correcta: debería hacerlo todo el mundo. Estas colecciones son, generalmente, infames ejercicios de ensañamiento comercial contra el pobre ingenuo que piensa estar adquiriendo algo que legará a sus hijos. En eso no se equivoca porque no habrá manera de colocarlas a nadie más. Aunque tampoco la abrumada prole lo agradecerá.
Ediciones "limitadas". No quiero dar nombres, pero una edición limitada a 25.000 ejemplares ni es limitada ni es nada. Este número constituye la tirada entera de muchos modelos. Estas plumas limitadas ostentan el título como si lo hubieran comprado en una universidad nigeriana de nombre sospechoso y se valen de él para multiplicar su precio real por cuatro. El mundo está lleno de candorosos seres humanos a los que es fácil convencer de que están haciendo el negocio de su vida dejándose una ingente cantidad de billetes por una pluma que no vale más de 150 euros. ¡Ah, la mercadotencia!
Chinas "de lujo". Casi siempre sinónimo de sobreabundancia de dorados, metal pesado y descomunales medidas. Imposible de ser usadas en público so pena de suicidio social instantáneo. Ojo con animarse demasiado cuando uno esta de viaje en China; a causa del peso, hará falta vestirse de luces para manejar la maleta.
Plumas históricas. La que usó el Presidente Mao al firmar la cuenta del Mcdonald, la que usó Belén Esteban para dedicar el primer ejemplar de sus memorias o la que rescató el improvisado arqueólogo de la mesilla de noche de su bisabuela. Seamos escépticos; esas joyas no suelen rondar por los mercados de ocasión y no siempre el valor sentimental que uno les da corresponde con su precio. El argumento "es que era de papá" no justifica un precio escandaloso salvo para su amoroso hijo. En otro caso, es mejor pensar que si una cosa es demasiado buena para ser verdad es que, en efecto, lo es.
Ofertas particulares en páginas de compraventa. Pocos vendedores saben lo que tienen pero casi ninguno se equivoca de precio si no es para incrementarlo hasta el absurdo. Por cualquier escombro piden cantidades astronómicas y por las razones más peregrinas abultan la factura de manera incomprensible. Por otro lado, los conceptos como nueva, en perfecto estado o solo usada una vez, pierden su contenido semántico tradicional. Además, suele ser terreno abonado para todo tipo de picaresca y, en algunas ocasiones, simple estafa. ¿Compras a particulares desconocidos?: con el mismo cuidado que el necesario para desactivar un artefacto explosivo.
Espero haber entretenido a los lectores con esta recopilación final de arrepentimientos. Me temo que no siempre impedirán futuros pecados.
Plumas de colección: Todos hemos experimentado el gusanillo de ver en el kiosko un gran blister multicolor lleno de fascículos, folletos y panfletos varios sobre los que flota, pomposa y espléndida, una pluma de colección. Por apenas unos euros, ¿quién se resistiría?. Respuesta correcta: debería hacerlo todo el mundo. Estas colecciones son, generalmente, infames ejercicios de ensañamiento comercial contra el pobre ingenuo que piensa estar adquiriendo algo que legará a sus hijos. En eso no se equivoca porque no habrá manera de colocarlas a nadie más. Aunque tampoco la abrumada prole lo agradecerá.
Ediciones "limitadas". No quiero dar nombres, pero una edición limitada a 25.000 ejemplares ni es limitada ni es nada. Este número constituye la tirada entera de muchos modelos. Estas plumas limitadas ostentan el título como si lo hubieran comprado en una universidad nigeriana de nombre sospechoso y se valen de él para multiplicar su precio real por cuatro. El mundo está lleno de candorosos seres humanos a los que es fácil convencer de que están haciendo el negocio de su vida dejándose una ingente cantidad de billetes por una pluma que no vale más de 150 euros. ¡Ah, la mercadotencia!
Chinas "de lujo". Casi siempre sinónimo de sobreabundancia de dorados, metal pesado y descomunales medidas. Imposible de ser usadas en público so pena de suicidio social instantáneo. Ojo con animarse demasiado cuando uno esta de viaje en China; a causa del peso, hará falta vestirse de luces para manejar la maleta.
Plumas históricas. La que usó el Presidente Mao al firmar la cuenta del Mcdonald, la que usó Belén Esteban para dedicar el primer ejemplar de sus memorias o la que rescató el improvisado arqueólogo de la mesilla de noche de su bisabuela. Seamos escépticos; esas joyas no suelen rondar por los mercados de ocasión y no siempre el valor sentimental que uno les da corresponde con su precio. El argumento "es que era de papá" no justifica un precio escandaloso salvo para su amoroso hijo. En otro caso, es mejor pensar que si una cosa es demasiado buena para ser verdad es que, en efecto, lo es.
Ofertas particulares en páginas de compraventa. Pocos vendedores saben lo que tienen pero casi ninguno se equivoca de precio si no es para incrementarlo hasta el absurdo. Por cualquier escombro piden cantidades astronómicas y por las razones más peregrinas abultan la factura de manera incomprensible. Por otro lado, los conceptos como nueva, en perfecto estado o solo usada una vez, pierden su contenido semántico tradicional. Además, suele ser terreno abonado para todo tipo de picaresca y, en algunas ocasiones, simple estafa. ¿Compras a particulares desconocidos?: con el mismo cuidado que el necesario para desactivar un artefacto explosivo.
Espero haber entretenido a los lectores con esta recopilación final de arrepentimientos. Me temo que no siempre impedirán futuros pecados.
Te leo y noto que sí hay segundas partes que sí son buenas.
ResponderEliminarYo hice un trato por Facebook con mucha desconfianza y por el equivalente a 10 dólares obtuve una Sheaffer targa, un bolígrafo de Sheaffer chapado en oro, una imperial con plumín triumph corto, un lapicero targa (no a juego con la pluma) y un lápiz mecánico cross century.
Tiempo después hice una compra en ebay muy confiado de llevarme en el lote de pedacería el cuerpo de una parker 51, el precio equivalente a cinco dólares no me dejó dudar... Resultó ser una Opal japonesa, mi novia "me regañó" pero afortunadamente se coló una esterbrook que hizo valer la pena esa compra.
No comprar pedacería sin estar seguro completamente de la identidad de las piezas, eso aprendí.
Muchas gracias por tus palabras y por compartir tus experiencias, amigo Daniel. Un fuerte abrazo
EliminarPor favor, ¿quién no querría tener en sus manos la MontBlanc de Víctor Hugo?
ResponderEliminarBromas aparte.
Tengo a la venta, desde hace una semana, más o menos; dos lotes de Wall Street, pero creo que no tienen un buen precio.
Así que usted, Don Pedro o algún otro entendido en la materia pudiera ayudarme, le estaría muy agradecido.
Un saludo.
Gracias por tu comentario, Bokeron. Discúlpame que no conteste en público a tu pregunta que, si te parece, podrás enviarme por correo privado para que pueda hacerlo. Un fuerte abrazo
EliminarEstimado Pedro; se te olvido añadir a "los conceptos como nueva, en perfecto estado o solo usada una vez" los conceptos "señales de uso normal" o "vintage" . Tambien se te olvido mencionar la frase que hace que un bien usado suba de valor: "ideal coleccionistas".
ResponderEliminarLo mas triste es que esas cosas no te las encuentras solo en las paginas web de compraventa de particulares, en otras mas respetables en las que supuestamente hay profesionales de la compraventa de este tipo de bienes no es dificil encontrarte las plumas de coleccion al tripe de su valor, plumas con el plumin IPG como "pluma vintage made in alenania" o "pluma alemana de coleccion".
Hay otra cosa que me chirria mucho y es que es mas facil encontrar Inoxcroms nuevas a dia de hoy que cuando las producia Inoxcrom.
Gracias por tu comentario, estimado amigo, y por contar tu experiencia. Buen aporte lo de "ideal coleccionistas", un verdadero clásico. Un saludo muy cordial
EliminarCómo me he reído, Capitán. Simplemente soberbio, y además con toda la razón...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Es un placer saludarte por aquí, querido Mario. Gracias y un abrazo.
Eliminar¡Extraordinaria segunda parte Don Pedro! No le explico lo que me he reído. Aquí en el Sur pasa algo de eso y el principio de caveat emptor que Ud. nos recalca cada tanto es algo con lo que uno se va familiarizando con la amarga experiencia. Gracias por el artículo y un gran abrazo. Raquel.
ResponderEliminarMuchas gracias, querida Raquel, es un placer saludarla. Un fuerte abrazo
EliminarPedro, buen artículo, mejor final. "Me temo que no siempre impedirá futuros pecados". Efectivamente, los coleccionistas nos comportamos de forma no lógica en ocasiones y en este hobby, lo peor que puede pasar es no tener un objetivo y no usar un protocolo para aumentar nuestra colección. El coleccionista de estilográficas muchas veces es caótico, pero es bueno recordar que aún en el caos hay un orden. Sería interesante una entrada sobre cómo mantenerse en una banda de acción a fin de lograr una colección coherente. Pecar es humano y comprar adefesios como los que mencionas en las dos entradas, me temo que también. Fuerte abrazo.
ResponderEliminarAsí es querido Leonardo; los que compartimos la pasión por las estilográficas sabemos en qué consiste y cuales son sus servidumbres. Tomo nota de tu siempre interesante sugerencia aunque se trata de un tema que ya he tratado en algunas ocasiones.
EliminarExcelente nota ��
ResponderEliminarGracias Salvador, un saludo muy cordial
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