Waterman abandonó la ebonita y decidió fabricar su primera pluma de celuloide en 1.929, varios años después de que comenzaran a hacerlo, entre otros, LeBouef (1.919) y Sheaffer (1.924). Waterman llegaba tarde y no sólo en el uso del novedoso material, sino también en el diseño de la estilográfica que supuso su estreno. Además, la boquilla y los extremos del cuerpo y del capuchón, seguían siendo de ebonita.
(Foto: oldfountainpensjustforfun)
La Patrician se parecía demasiado a las tradicionales "flat top" de los años anteriores cuando Sheaffer, en aquél mismo año, introdujo un revolucionario diseño en forma de torpedo que tuvo un enorme éxito y que fue rápidamente adoptado por otros fabricantes.
La Patrician era una magnifica pluma, extraordinariamente cuidada, con bellísimos detalles decorativos y fabricada en una variada selección de hermosos celuloides de gran calidad y resistencia a la decoloración.
La Patrician se fabricó en seis colores: negro, nácar, ónice, esmeralda, ágata y el más famoso y legendario de todos: el turquesa.
(foto: vintage fountain pens inc. )
En realidad, el celuloide en cuestión no estaba fabricado por Waterman sino por un especialista italiano que, además, no sólo lo suministró a la empresa estadounidense sino a otras como, por ejemplo, Summit o Mabie Todd que fabricó con el mismo material la también famosa y bellísima Blackbird Oriental Blue. Incluso se han visto recientemente modelos con un material prácticamente idéntico como el de la extraordinaria Titanic de Visconti que algunos incluso consideran realizada con celuloide antiguo que compró la casa para fabricar algunos de sus productos.
(Foto: FPN)
En cualquier caso, el estreno de la Patrician no pudo ser más inoportuno pues coincidió con la gran depresión económica del 29 y el terrible empobrecimiento mundial que desembocó en la devastadora Segunda Guerra Mundial. El mercado de los años 30 no era el idóneo para un producto tan cuidado, rico, delicado y, sobre todo, tan caro, como la Waterman. Fue así hasta el punto de que la marca sacó a la venta una versión simplificada, más pequeña y barata, denominada Lady, que tampoco consiguió remontar el escaso número de ventas y que acabó con el modelo apenas seis años después de su estreno.
En 1992, Waterman puso a venta una versión moderna y, a mi juicio, poco favorecida de la Patrician.
(Foto inkwell)
Pese a su escaso éxito, la Patrician era una pluma de altísima calidad y de impactante belleza. El delicado diseño art decó, la originalidad de los celuloides usados, el hermoso anillo del capuchón y su enorme y magnífico plumín, la acabaron convirtiendo, junto a su escasez, en una pieza enormemente apreciada por los coleccionistas.
Actualmente, las piezas más buscadas son la Ónice y la Turquesa. La primera, por su escasez, dado que las partes construidas en ebonita se rompían muy fácilmente en aquél modelo. La turquesa, por ser la más bella de todas las Patrician. Encontrar una intacta con el celuloide en buenas condiciones es tarea difícil y sumamente onerosa para quien quiera adquirirla.
(foto: five stars pen)
(Foto: oldfountainpensjustforfun)
La Patrician se parecía demasiado a las tradicionales "flat top" de los años anteriores cuando Sheaffer, en aquél mismo año, introdujo un revolucionario diseño en forma de torpedo que tuvo un enorme éxito y que fue rápidamente adoptado por otros fabricantes.
La Patrician era una magnifica pluma, extraordinariamente cuidada, con bellísimos detalles decorativos y fabricada en una variada selección de hermosos celuloides de gran calidad y resistencia a la decoloración.
La Patrician se fabricó en seis colores: negro, nácar, ónice, esmeralda, ágata y el más famoso y legendario de todos: el turquesa.
(foto: vintage fountain pens inc. )
En realidad, el celuloide en cuestión no estaba fabricado por Waterman sino por un especialista italiano que, además, no sólo lo suministró a la empresa estadounidense sino a otras como, por ejemplo, Summit o Mabie Todd que fabricó con el mismo material la también famosa y bellísima Blackbird Oriental Blue. Incluso se han visto recientemente modelos con un material prácticamente idéntico como el de la extraordinaria Titanic de Visconti que algunos incluso consideran realizada con celuloide antiguo que compró la casa para fabricar algunos de sus productos.
(Foto: FPN)
En cualquier caso, el estreno de la Patrician no pudo ser más inoportuno pues coincidió con la gran depresión económica del 29 y el terrible empobrecimiento mundial que desembocó en la devastadora Segunda Guerra Mundial. El mercado de los años 30 no era el idóneo para un producto tan cuidado, rico, delicado y, sobre todo, tan caro, como la Waterman. Fue así hasta el punto de que la marca sacó a la venta una versión simplificada, más pequeña y barata, denominada Lady, que tampoco consiguió remontar el escaso número de ventas y que acabó con el modelo apenas seis años después de su estreno.
En 1992, Waterman puso a venta una versión moderna y, a mi juicio, poco favorecida de la Patrician.
(Foto inkwell)
Pese a su escaso éxito, la Patrician era una pluma de altísima calidad y de impactante belleza. El delicado diseño art decó, la originalidad de los celuloides usados, el hermoso anillo del capuchón y su enorme y magnífico plumín, la acabaron convirtiendo, junto a su escasez, en una pieza enormemente apreciada por los coleccionistas.
Actualmente, las piezas más buscadas son la Ónice y la Turquesa. La primera, por su escasez, dado que las partes construidas en ebonita se rompían muy fácilmente en aquél modelo. La turquesa, por ser la más bella de todas las Patrician. Encontrar una intacta con el celuloide en buenas condiciones es tarea difícil y sumamente onerosa para quien quiera adquirirla.
(foto: five stars pen)
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