La marca Visconti de plumas estilográficas es sorprendentemente moderna. Fundada en 1988 por Dante del Vecchio en Florencia, una de las más bellas ciudades del mundo, cuna de la cultura renacentista y refugio de todas las artes, fue el producto de un aficionado a las estilográficas que un buen día decidió que nadie como uno mismo podía fabricar la pluma perfecta. En apenas diez años, la firma obtuvo reconocimiento mundial por la calidad y extraordinaria belleza de sus creaciones, inicialmente basadas en el celuloide antiguo y, en menor medida, en otros preciosos materiales rescatados del pasado de la estilográfica como la ebonita, la lucita o el marfil recuperado.
(foto:Visconti)
Junto a la exclusividad de los materiales, del Vecchio apostó por un permanente compromiso con los mejores y mas exquisitos referentes artísticos del mundo- Una pluma -decía- no debe ser solo un instrumento sino un objeto capaz de evocar otros elementos culturales que la conviertan, además, en una obra de arte.
Por último, Visconti dotó a sus plumas de la tecnología más moderna y precisa como, por ejemplo, el sistema de llenado Vacuum Filler o un mecanizado de los plumines de la más alta calidad a cargo de la alemana Bock.
Hacia 1993 Visconti puso en el mercado la primera Voyager, una preciosa pluma de respetable tamaño que tuvo una gran acogida entre los aficionados y que dio lugar a una larga serie que terminó en 2003, año en que fue sustituida por la Opera como buque insignia de la marca. Hasta entonces, se produjeron muchas variaciones aunque todas tenían una forma muy parecida y unos elementos distintivos perfectamente identificables.
El más evidente de todos es el clip, que hace referencia a la Copa América que se celebró en 1992 y que concluyó con un barco italiano en segundo lugar. El clip simboliza la quilla de un barco atacando una ola y esto explica también, no siendo muy conocido el hecho, el nombre de la pluma.
(foto: chatterleyluxuries)
Básicamente, la Voyager se fabricó en tres materiales: celuloide en su primera época, ebonita y vermeil -como modelo excepcional- y acrílico en su última fase, especialmente la colección Kaleido, una versión más sencilla y barata que carecía del sistema vacuum-filler.
Quizá la mejor y más rica Voyager sea la Aniversario que salió al mercado en 1998 para celebrar el 10º de la marca. Pero quizá la menos conocida sea la que aquí se presenta: la Moonlight.
Se trata de una Voyager en tamaño y diseño estándar aunque resulta un modelo insólito porque Visconti se apartó por primera vez del celuloide para fabricar una pieza en ebonita recubierta de vermeil o de plata.
Además, se vendía en un juego que incluía un espectacular tintero de viaje, famoso elemento que ha llegado a formar parte del imaginario de la firma. Además, se incluía un cuentagotas para rellenar el tintero.
La Moonlight tampoco disponía del sistema Vacuum-filler sino de un pistón accionado por una tuerca posterior metálica de gran originalidad e impecable funcionamiento.
La Moonlight se produjo en dos versiones, una vermeil acabada en oro rosa y otra en plata. De la primera se fabricaron numerosos ejemplares, al contrario que de la de plata, que resulta más difícil de encontrar.
La pluma que presento es un ejemplar de plata. Fue comprada alrededor del año 1998 y se conserva en magnífico estado pese a haber sido usada.
El plumín es de oro rodiado, menor en tamaño y riqueza que, por ejemplo, la Aniversario, aunque su desempeño es igualmente formidable. El capuchón tiene la particularidad de enroscarse y desenroscarse con una simple vuelta y el recubrimiento del cuerpo deja un pequeño espacio en blanco por si deseara grabar.
La Moonlight es una pluma sobria, pese a la imponente presencia de la plata, de buen peso y consistencia y de contundente belleza . Como todas las Voyager, es muy equilibrada y de tamaño muy cómodo para escribir con ella durante largas sesiones.
Casi todas la Visconti son plumas mangíficas pero las Voyager son, además, inolvidables.
(foto:Visconti)
Junto a la exclusividad de los materiales, del Vecchio apostó por un permanente compromiso con los mejores y mas exquisitos referentes artísticos del mundo- Una pluma -decía- no debe ser solo un instrumento sino un objeto capaz de evocar otros elementos culturales que la conviertan, además, en una obra de arte.
Por último, Visconti dotó a sus plumas de la tecnología más moderna y precisa como, por ejemplo, el sistema de llenado Vacuum Filler o un mecanizado de los plumines de la más alta calidad a cargo de la alemana Bock.
Hacia 1993 Visconti puso en el mercado la primera Voyager, una preciosa pluma de respetable tamaño que tuvo una gran acogida entre los aficionados y que dio lugar a una larga serie que terminó en 2003, año en que fue sustituida por la Opera como buque insignia de la marca. Hasta entonces, se produjeron muchas variaciones aunque todas tenían una forma muy parecida y unos elementos distintivos perfectamente identificables.
El más evidente de todos es el clip, que hace referencia a la Copa América que se celebró en 1992 y que concluyó con un barco italiano en segundo lugar. El clip simboliza la quilla de un barco atacando una ola y esto explica también, no siendo muy conocido el hecho, el nombre de la pluma.
(foto: chatterleyluxuries)
Básicamente, la Voyager se fabricó en tres materiales: celuloide en su primera época, ebonita y vermeil -como modelo excepcional- y acrílico en su última fase, especialmente la colección Kaleido, una versión más sencilla y barata que carecía del sistema vacuum-filler.
Quizá la mejor y más rica Voyager sea la Aniversario que salió al mercado en 1998 para celebrar el 10º de la marca. Pero quizá la menos conocida sea la que aquí se presenta: la Moonlight.
Se trata de una Voyager en tamaño y diseño estándar aunque resulta un modelo insólito porque Visconti se apartó por primera vez del celuloide para fabricar una pieza en ebonita recubierta de vermeil o de plata.
Además, se vendía en un juego que incluía un espectacular tintero de viaje, famoso elemento que ha llegado a formar parte del imaginario de la firma. Además, se incluía un cuentagotas para rellenar el tintero.
La Moonlight tampoco disponía del sistema Vacuum-filler sino de un pistón accionado por una tuerca posterior metálica de gran originalidad e impecable funcionamiento.
La Moonlight se produjo en dos versiones, una vermeil acabada en oro rosa y otra en plata. De la primera se fabricaron numerosos ejemplares, al contrario que de la de plata, que resulta más difícil de encontrar.
La pluma que presento es un ejemplar de plata. Fue comprada alrededor del año 1998 y se conserva en magnífico estado pese a haber sido usada.
El plumín es de oro rodiado, menor en tamaño y riqueza que, por ejemplo, la Aniversario, aunque su desempeño es igualmente formidable. El capuchón tiene la particularidad de enroscarse y desenroscarse con una simple vuelta y el recubrimiento del cuerpo deja un pequeño espacio en blanco por si deseara grabar.
La Moonlight es una pluma sobria, pese a la imponente presencia de la plata, de buen peso y consistencia y de contundente belleza . Como todas las Voyager, es muy equilibrada y de tamaño muy cómodo para escribir con ella durante largas sesiones.
Casi todas la Visconti son plumas mangíficas pero las Voyager son, además, inolvidables.
Las fotos son preciosas, espectaculares! Y me gusta muchísimo más el clip antiguo, el de las fotos, que el actual con forma de puente.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Zaida! Estoy de acuerdo contigo, el clip antiguo era muchísimo más sugerente que el actual. También es cierto que resulta más frágil.
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