Mis amables lectores ya saben de mi pasión estética por las plumas italianas. Sigo pensando, a día de hoy, que se encuentran entre las más hermosas del mundo. El estilo italiano, su exquisitez, su atrevimiento, su gusto por los detalles, la elegancia de sus diseños y la belleza de sus materiales, hacen que la industria italiana de la estilográfica se la madre de inolvidables modelos.
Dentro de las marcas italianas modernas, Delta es una de mis favoritas. Especialmente me gustan sus diseños rotundos y consistentes, rectilíneos, con formas muy elegantes y una gama de colores muy cuidada y atractiva. Delta, quizá, no llegue a la delicadeza de las mejores Omas, ni a la osadía de las Marlen, ni a la originalidad de algunas Visconti, pero ciertos hallazgos de la empresa napolitana se han convertido en iconos modernos. La Dolce Vita es uno de ellos.
La casa napolitana Delta fue fundada en 1982 por Nino Marino, Ciro Matrone y Mario Muscente. Tras un largo recorrido y numerosos éxitos, la casa cerró en 2017, en plena crisis mundial de la estilográfica. Delta había jugado, como casi todas las marcas, al mercado del lujo y las ediciones especiales, y sufrió mucho con la crisis económica de aquellos años. Tras el cierre, Nino Marino fue contratado por Nettuno que, a la sazón, pertenecía a la casa Aurora. Marino creó la marca Maiora para crear una gama propia, además de la que seguiría comercializándose bajo la marca Nettuno.
Cuando en 2022 la marca Delta salió a concurso, junto con todo su material almacenado, maquinaria y equipamiento, fue adquirida por el empresario napolitano propietario de Maiora que, a la vez, se hizo con Makiaro. La casa napolitana se convirtió así en un grupo de empresas que incluía las marcas Maiora, Delta, Nettuno 1911, Makiaro y Nino Marino Signature. Cada una con su personalidad, sus objetivos y sus planes de trabajo. Delta volvía al mercado.
Marino se puso de inmediato manos a la obra y, aprovechando el material almacenado de Delta y su maquinaria de producción, reactivo la marca y empezó a colocar en el mercado plumas que aunaban la tradición de la casa y sus mejores ideas, junto con una filosofía de empresa que buscaba asumir la totalidad de la producción para que sus plumas fueran totalmente hechas en Italia, con estándares de calidad muy exigentes y un objetivo de mercado muy amplio. Actualmente, salvo el plumín, todas sus plumas están fabricadas por la casa. Las nuevas Delta atrajeron de inmediato la atención de los aficionados de todo el mundo. Y una de las estrellas de la nueva gama fue la revisión de la ya clásica Dolce Vita Oversize.
Como ya hemos visto anteriormente aquí, la Dolce Vita fue la afortunada heredera de la edición limitada y hoy muy buscada Colosseum, una pluma que introdujo una combinación de colores original y novedosa que se convirtió en todo un éxito, hasta el punto de dar paso a sucesivas versiones, en este caso ya no limitadas, que la siguieron. El buque insignia de la gama fue la Oversize, una pluma enorme, con un plumín nº 8 de 14K, que bebía de las clásicas plumas flat top de los años 20 y 30 como la legendaria Montblanc 139 a la que se parecía mucho. La Oversize se convirtió en el paradigma de las Dolce Vita. La Delta de Maiora, aprovechando la maquinaria y el material de la casa, ha rescatado el que fue uno de sus mayores éxitos y que no he podido resistir la tentación de adquirir. Veamos cómo le ha sentado el paso del tiempo.
La DVOO es una pluma imponente. No es especialmente larga pero sí muy ancha y maciza. Mide 139.1 mm, ligerísimamente menos que la original, que medía 139.7. Es más corta que una Pelikan M1000 y que una Montblanc 149.
Al ser tan gruesa y chata, aparenta ser más corta de lo que es, pero, al mismo tiempo, refuerza la imagen sólida, rotunda y poderosa de su figura. También contribuyen a ello sus líneas rectas y sus extremos truncados. Como hemos dicho más arriba, su imagen recuerda poderosamente a las grandes estilográficas de los años 20 y 30 de las que la Montblanc 139 es su epítome.
La tradicional combinación rojo-naranja de la estilográfica sigue teniendo el mismo atractivo de siempre. La resina está soberbiamente pulida, sin que se aprecie la mínima rayadura o irregularidad.
En la pluma que presento, las fornituras de plata están chapadas en oro de 24K. La combinación en tonos dorados incrementa la calidez de la pieza.
Las resinas utilizadas son las originales que se guardaban en el almacén de material que se cedió junto con la marca. Se trata del conocido sistema de incorporación de trozos de un color, posteriormente integrados en una pieza final que los refunde y contiene. De esta manera, la resina resultante no es monótona sino que presenta una gran profundidad, aumentada por el efecto que provoca la luz al incidir en los diferentes trozos de material embebidos de manera aleatoria en la pieza.
La DVOO se compone de tres piezas básicas: el cuerpo, el capuchón y la boquilla. El mecanizado de las piezas es formidable. Todo el torneado está realizado a mano y los bordes están primorosamente redondeados y suavizados.
El capuchón de la pluma conserva las señas de identidad de la DV de antaño. El clip es uno de los primeros que utilizó Delta, provisto de la ruedecita libre en el extremo que aporta un detalle clásico y elegante.
Las roscas están ejecutadas impecablemente y las paredes de la pluma muestran su calidad y fortaleza. La rosca interior del cuerpo es de latón, para reforzar su resistencia.
El remate superior del capuchón luce el clásico logotipo de la marca.
En la parte opuesta al clip, aparece el logo de la marca y el modelo.
El anillo del capuchón, de plata maciza contrastada, es el bellísimo modelo tradicional de Delta, una greca labrada en altorrelieve de plata vermeil enmarcada por un anillo simple superior. Este anillo de la DV se ha convertido en una de sus señas de identidad.
El capuchón refleja también el nombre y marca del modelo, la marca y el número de fabricación. No se trata de una edición limitada, pero sí numerada, algo que ya hizo Delta en su primera etapa. En mi caso, se trata del ejemplar nº 123.
El cuerpo de la pluma no es cilíndrico sino ligeramente troncocónico, ensanchándose progresivamente hacia la parte trasera, donde se remata con una pieza de resina negra y un anillo de metal dorado.
La pluma carga por cartucho/convertidor y también como cuentagotas, listo para usarse ya que cuenta con una junta tórica al final de la rosca de la boquilla.
El convertidor está atornillado a la boquilla, garantizando la unión y estanqueidad del sistema.
Los plumines de la primera Delta estaban fabricados por Bock. Actualmente, los cambios habidos en la marca alemana y la gran mejora de calidad de los Jowo, ha hecho que la nueva Delta haya abandonado a Bock para sus nuevos modelos. La DVOO calza un impresionante Jowo de oro de 18K en sustitución del anterior Bock de 14K.
El plumín tiene una decoración más simple, comparada con la del modelo antiguo. Muestra la marca junto con su logotipo y el contraste del oro de 18K, La pieza resulta sumamente atractiva por su gran tamaño y clásica elegancia.
El plumín viene acompañado de un espléndido alimentador de ebonita, fabricado y ajustado por Delta en Nápoles.
El diseño del alimentador, extremadamente estilizado y elegante, aporta a la pluma una gran ligereza y originalidad.
El cartucho que contiene el plumín y el alimentador es desmontable, lo que facilita su eventual sustitución.
El rendimiento de la DVOO es excepcional. El plumín Jowo responde plenamente a su categoría y está perfectamente alineado y dispuesto. La eficacia del alimentador de ebonita hace que la escritura con esta pluma sea muy suave y muy jugosa. Ni titubeos ni cortes de flujo por mínimos que sean. Una auténtica delicia. La anchura del instrumento hace que su manejo sea comodísimo, apto para largas sesiones de escritura sin provocar fatiga alguna.
El punto medio es generoso pero sin llegar a exceder su medida estándar. Los Jowo, como los Sailor, por ejemplo, dejan sentir un cierto mordiente al discurrir sobre el papel, especialmente si éste no es muy satinado. A mi juicio, es una sensación muy agradable.
La Delta DVOO es una pluma que se ha convertido en clásica. La nueva compañía ha rescatado la original, prácticamente en su totalidad, apenas introduciendo mínimos detalles estéticos que la mejoran como el esbelto alimentador y el plumín Jowo de 18K. Todo ello hace de esta pluma un clásico renacido. A quien ya le gustaba, la encontrará irresistible, y quien no, encontrará una nueva oportunidad de disfrutar de este gran modelo que ya se ha convertido en un icono. La pluma tienen un precio de catálogo de unos 750 euros. Paco Cruz, estilófilo de pro, amigo personal de Nino Marino y de tantos aficionados, es ahora distribuidor de Maiora y sus otras marcas, lo que le permite, en su conocida página web, ofrecerla por 550 euros, cantidad que convierte una pieza de esta categoría en un esperado renacimiento y, en definitiva, en mucho más que una tentación.
Esta pluma es muy especial por muchas razones, sobre todo, por la persona que me la regaló y a quien dedico esta entrada.