miércoles, 30 de marzo de 2016

Plumas de Comunión: tradición y memoria.

Una de las tradiciones españolas más consolidadas es la de la Primera Comunión. Pese a las vicisitudes históricas, sociales y culturales por las que hemos atravesado en los últimos tiempos, esta tradición sigue viva y, con las inevitables modificaciones experimentadas, continua siendo un evento importante en el seno de muchas familias y en la vida de los pequeños comulgantes que se ven inmersos en su primera gran ceremonia social.

Junto con los trajes tradicionales y la fiesta consiguiente, una de las tradiciones asociadas con la Primera Comunión es la de los regalos y, dentro de éstos, uno de los más clásicos era la pluma estilográfica o el juego de pluma y bolígrafo. Durante los años 50 y 60, los fabricantes españoles decidieron crear una línea de productos específicamente dedicados a la conmemoración de este evento y sacaron al mercado las plumas de Primera Comunión, unos instrumentos especiales cuya identidad estaba marcada por el color blanco que simboliza la pureza del niño o niña que acuden a la ceremonia.


El plástico blanco con el que se fabricaban estas plumas, pese a lo llamativo, resultó ser muy frágil y se rompía con enorme facilidad. Por eso, la mayoría de las plumas supervivientes tienen fisuras o están rotas. No obstante, se fabricaron en gran cantidad dándose la particularidad de que no había otras estilográficas de este color en toda la producción nacional de manera que, si nos encontramos con una pluma blanca de dicho periodo, se trata, sin duda, de una pluma de Comunión.


Este tipo de plumas ha desparecido hoy del mercado, pero aún quedan ejemplares de las vetustas marcas españolas que nos recuerdan un pasado reciente y a la vez emocionante, pero ya tristemente perdido. Los patios de recreo y las pequeñas escuelas permanecen prendidas en la memoria junto con esas otras reliquias que son aquellas preciosas plumas blancas como las que hoy presento.

1.- Soffer 31

Soffer fue una marca española fundada por Ricardo Gurina Pérez en 1949. Gurina compraba piezas a diversos fabricantes que luego montaba en su taller bajo diversas marcas como Capitán (que fabricaba Damiá Onsés) o Kapitán. En 1955, Gurina adquirió la marca Soffer al italiano  Enrique San Martino Grasso y la registró como Soffer Hispania, R.G. La palabra rememora, inevitablemente, a la famosa Sheaffer.


Entre 1955 y 1960, las plumas Soffer ocuparon una buena posición en el mercado. Eran plumas de calidad y, como muchas de la época, de formas parecidas al referente Parker, pero con un buen servicio postventa. En 1960, Gurina se asoció con Manuel Vaqué, de Inoxcrom, para convertirse en distribuidor de esta marca, lo que acabó por hacer desaparecer las plumas propias cuyo stock se liquidó durante los años 60 del pasado siglo. Cuando Gurina se retiró, todas sus acciones pasaron a Inoxcrom.



 La Soffer 31 es un modelo que pertenece a la segunda etapa de la marca, cuando los modelos se denominaban con un número. Era una pluma de buena calidad que se vendía al magnífico precio de 60 Ptas,(25 céntimos de euro aproximadamente).


Se trata de una estilográfica que recuerda inmediatamente a la Parker 61 con  la que comparte, además del clip, numerosas claves de diseño. Pero la Soffer también era una pluma muy elegante, de buenas terminaciones y aceptable calidad de construcción. Estaba dotada con un plumín de acero de origen Inoxcrom con muy buen desempeño. La pluma venía invariablemente provista de un capuchón cromado o niquelado con un clip imitación Parker.


La pluma, con el cuerpo blanco típico de los regalos de Comunión, se cargaba mediante sistema aerométrico de estilo Parker. La pluma que presento está en un magnífico estado de conservación, funcionando correctamente toda su mecánica.



2.- Inoxcrom 55

Estaq pluma fue un modelo de referencia en el mercado español de los años 60 y 70, probablemente la única que hizo alguna sombra a sus grandes refrentes, especialmente las Parker 51 y 21. Comenzó a producirse en 1957, a un precio de 100 pesetas ( unos 60 céntimos de euro) y dejó de comercializarse en 1976. tras 19 años de producción, todo un récord.


Se trata de una pluma de formas muy parecidas a las Parker susodichas, con extremos aerodinámicos y soluciones estéticas casi clonadas de tales modelos. Pero la 55 era también una gran pluma por sí misma; fabricada con sumo cuidado y con algunos rasgos estéticos propios de gran interés como la boquilla y el plumín, absolutamente originales y de notable atractivo.


De la 55 se hicieron varios modelos. El que aquí se presenta corresponde a la segunda época, es decir, a la llamada 55 estándar fabricada entre 1959 y 1964.



La boquilla de la 55, uno de sus rasgos identitarios,  tiene un labio superior arqueado con una elegante protuberancia lineal en el centro que se adentra en el plumín, semicarenado. La parte inferior es recta con una breve muesca y permite apreciar el alimentador plano, transparente. Un diseño muy elegante y de gran belleza.

El capuchón, típico de esta versión, viene dotado del inolvidable clip Inoxcrom en forma de uve y la inscripción Inoxcrom 55 made in spain.


La alimentación se llevaba a cabo mediante pulsador aerométrico de estilo Parker en cuya camisa metálica se puede leer: "PARA LLENAR, PRESIONESE VARIAS VECES. INOXCROM. FAB.IND.MAVA. MADE IN SPAIN. USE TINTA DE BUENA CALIDAD". Nótese la referencia a Industrial Mava, que en 1964 despareció tras la fusión con Inoxcrom.


Muchos fabricantes hicieron plumas para Comunión pero estos dos modelos son de los más representativos. Sirvan de homenaje a la industria española y a sus entrañables iniciativas.



domingo, 27 de marzo de 2016

Cierre de Omas

Finalmente, lo que había sido primero un rumor y luego una amenaza mucho más tenebrosa, ha terminado por convertirse en noticia. La italiana Omas, una de las marcas con más solera del mundo, ha cerrado sus puertas definitivamente.

Ni los esfuerzos de sus empleados ni los apoyos recibidos de la comunidad estilográfica han conseguido cambiar la opinión de los propietarios que, ante una compañía deficitaria y en plena bancarrota formal, han decidido disolverla.

No se sabe qué ocurrirá con el stock de estilográficas aún en los distribuidores pero conviene estar atentos por si se encuentran liquidaciones a buen precio.



Como inveterado admirador de Omas que soy y que siempre fui, lamento profundamente la desaparición de una marca casi centenaria que ha producido algunas de las obras más bellas en el mundo de la estilográfica, especialmente en el área del celuloide clásico. No me gustaban tanto sus incursiones en el mundo del lujo, pero se trataba sin duda, de intentos desesperados por mantenerse a flote.

La muerte de Omas es la crónica anunciada de una muerte más, la de las marcas que carecen de una estrategia de mercado definida y que se han visto desbordadas a diestro y siniestro por otros productos mucho más dinámicos. Afortunadamente, quedan sus productos para que los estilófilos de todo el mundo terminen de hacer de ellos un valor eterno.

Hasta siempre, Omas.

jueves, 24 de marzo de 2016

Laban Kaiser Ivory: La otra Taiwanesa

Laban Pen pertenece a The Thong Yeong Corporation, una empresa de Taipei que fue fundada por John Hu en 1981. John Hu comenzó exportando material de oficina pero, interesado como estaba en las estilográficas, construyó una planta para fabricar sus propios instrumentos cerca de Taipei.

Las primeras plumas de Laban se dirigieron al segmento de lujo. Se trataba de estilográficas muy elaboradas, chapadas en plata y platino y, en muchos casos, a partir de 1983, recubiertas de filigrana de plata. Poco tiempo despuiés, sus productos comenzaron a recordar mucho la estética de marcas como Faber.Castell. Actualmente, parece haber vuelto al mundo del lujo o, al menos, al de una estética más barroca.

Casi desde sus comienzos, Laban comenzó a exportar a Europa, y en 1995, a los Estados Unidos a través de una oficina que abrió en Huntington Beach, California. En Europa se ha mantenido en un plano secundario pero en USA, es una marca de buena implantación.

Además de sus propios modelos, Laban fabrica plumas para muchas empresas y marcas. Por ejemplo, fabricó la serie Museo Vaticano (1997 a 1999). En 2004, Laban recibió el premio Lewis & Clark al mejor instrumento de escritura por su modelo Dragón.



La Kaiser Antique Ivory es, a mi juicio, uno de los modelos más bellos de Laban cuya tendencia al barroco oriental se aprecia en muchos de sus modelos. Por contra, la Kaiser es una pluma sorprendentemente sencilla pero con una línea soberbia que iguala a la de grandes iconos del diseño estilográfico. 


La Ivory es una pluma fabricada en resina, pero la calidad del material y la riqueza de sus matices resulta verdaderamente sorprendente. Se trata de una resina blanca que imita al marfil y lo hace de manera tan convincente que resulta difícil admitir que se trata de un remedo. El matiz ebúrneo está perfectamente conseguido y las sutilísimas líneas oscuras que recorren la pluma imitan perfectamente las estrías del material vivo e irregular que es el marfil.


Por otro lado, la resina es de gran calidad y está torneada a partir de una sola pieza  con evidente perfección. Además, se trata de una pieza de gran resistencia y tamaño como se aprecia con las gruesas paredes del cuerpo y la calidad de las roscas.


La Kaiser es una pluma de gran tamaño y consistencia. Mide, cerrada, 151 mm.  A su buena presencia contribuye su notable grosor, que la convierte es una pluma comodísima de usar pues, a la facilidad de agarre, une su extrema ligereza. No es necesario usarla con el capuchón puesto dado que el cuerpo  tiene una tamaño suficiente y equilibrado.


Como se ha dicho, la pluma es muy sencilla y cuanta con dos detalles de adorno: un anillo que separa el culote del cuerpo y la banda plateada del capuchón en la cual únicamente se lee "laban". La elegancia y simplicidad del diseño son constantes en esta estilográfica. 


Las líneas generales son muy limpias. Toda la pluma rezuma un cierto aire antiguo y clásico, muy especial. No solo es el efecto del marfil, sino también el generoso tamaño y las formas achatadas de sus extremos.


Si se me disculpa la herejía, estoy seguro de que los lectores coincidirán conmigo en que recuerda mucho a la Aurora Etiopía. No es una réplica, desde luego, pero existe un parecido más que razonable. Quizá sea este el motivo por el que me resulta tan atractiva pero también es evidente que sus formas son adorablemente clásicas.


La boquilla es muy estilizada y coloca la rosca en un plano elevado respecto al plumín, de manera que facilita el agarre sin necesidad de tocarla, aumentando la comodidad de uso. El remate de la boquilla, muy clásico, es igualmente confortable para los dedos. Si a ello unimos su grosor, resultará un instrumento extremadamente práctico y manejable.


El clip, también plateado, se ha ofrecido en dos versiones siendo la que aquí se presenta, el más sencillo. Se trata de una pieza muy discreta y elegante que apenas estorba a las líneas de la pluma. Es de buen calidad y correctos acabados.


Los plumines Laban son de origen Bock. La pluma se ofrece en versión bicolor de acero y en oro de 14K. El que aquí se presenta es el de acero, un plumín de generoso tamaño y bella manufactura que, como todos los de la marca alemana, ofrece un magnífico desempeño. Sus formas clásicas, casan perfectamente con las de la pluma, haciendo ambos un conjunto de gran belleza que, una vez más, rememora a la Aurora.


El capuchón está rematado con un medallón incrustado que contiene el logo de la marca, una "L" laureada, en material plateado. Es muy discreto y apenas resalta, de modo que no estorba en absoluto a las líneas generales de la pieza.


La carga de esta magnífica pluma se realiza por medio de cartucho/convertidor. Una solución universal de buen desempeño y pocos problemas, lo que redunda en la eficacia del conjunto y, sin duda, en su precio tan asequible.


La Kaiser se presenta en una impresionante caja que realza sus cualidades. Laban suele tener gran cuidado a la hora de empaquetar sus plumas y el trabajo realizado con este modelo es notable.


Este modelo de Laban lleva muchos años en el mercado, según creo, más de diez, pero aún se puede encontrar por precios inferiores a los 100 euros, una cantidad muy razonable para una pluma de esta calidad y de apariencia tan subyugante.

Laban, la otra gran marca taiwanesa por detrás de la emergente Twsbi, es una corredora de fondo que ofrece productos de calidad. Su orientación más clásica y aún algo indefinida de cara al futuro del mercado mundial de la estilográfica, no impide que ofrezca buenos productos a precios muy razonables. La Kaiser Ivory es un gran ejemplo.








lunes, 21 de marzo de 2016

Las Tintas Ferrogálicas (II)

III.- PROPIEDADES


La principal-por no decir única- propiedad de la tinta ferrogálica es su gran resistencia: a la luz y, sobre todo, al agua. Esto la convierte en indeleble y de ello deriva su interés como tinta idónea para documentos oficiales, contratos o escritos a conservar. Ello no significa que sea resistente a todo sino que posee propiedades específicas que permiten esperar de ella una gran duración.

Suele pensarse que hay legislaciones en las que existe la obligación de escribir con tintas indelebles en ciertos documentos o registros públicos. El uso de una tinta o de un color determinado para documentos públicos es algo muy antiguo y tenía por objeto garantizar, en la medida de lo posible la duración, indelebilidad y legibilidad de los textos.


En España, los antiguos reglamentos preveían que la tinta debía ser negra. Actualmente, el artículo 152 del Reglamento Notarial especifica que los instrumentos públicos deberán extenderse con caracteres perfectamente legibles, pudiendo escribirse a mano, a máquina o por cualquier otro medio de reproducción, "cuidando de que los tipos resulten marcados en el papel en forma indeleble". El Real Decreto 1850/2009, de 4 de diciembre, sobre Títulos Académicos y Profesionales, no se refiere a las firmas pero sí habla de la tintas de impresión:

" Las tintas utilizadas en la impresión han de ser fisicoquímicamente estables y de forma especial frente a la abrasión y al efecto decolorante de la luz:


1 Solidez a la luz: mínimo admisible 5 en la escala de lana.


2 Tratamiento adicional de protección para elevar la solidez, especialmente en los tonos del entorno del amarillo magenta.


3 Protección de las tintas metalizadas contra la oxidación.


4 Las tintas invisibles, especialmente el azul, deben ser anclables y resistentes a la migración y corrimiento."

Toda esta cuestión, a la postre, ha dejado de tener demasiada importancia con la aparición de sistemas de impresión informáticos, indelebles y difícilmente infalsificables. El uso del láser, generalizado en oficinas públicas, junto con papeles de oficio especiales, autentificados, y sellos holográficos, ha dejado sin mucho interés el uso de estas tintas salvo en el aspecto de las firmas lo cual, pese a todo, no deja de ser una cuestión menor y que probablemente desaparecerá en breve, desde el momento en que dichos documentos empiezan a ser digitalizados, suscritos, archivados y transmitidos por vía telemática. La firma será sustituida por sistemas informáticos de autentificación, como ya ocurre en muchos casos.


En muchos países, los reglamentos notariales, sin embargo, especifican el color de la tinta que ha de usarse en documentos públicos. Por ejemplo, el de Argentina (negra o azul) y el de Uruguay (negra). El caso de Argentina es curioso porque admite expresamente el uso de estilográfica aunque siempre recordando que la tinta ha de ser indeleble. En Europa, que me conste, sólo dos países tienen regulada la cuestión con referencia al uso obligatorio de las tintas ferrogálicas en instrumentos públicos: El Reino Unido y Alemania. El primero, para la expedición de diversos certificados y para la confección de bitácoras marítimas (algo bastante lógico) y el segundo, para documentos notariales en vigor hasta 1974..En Italia, al igual que en España, sólo se pide que la tinta sea indeleble: "...deve garantire la stabilita delle scritture e perciò deve essere senza anilina né materie corrosive, resistente alla luce ed alle sostanze scoloranti". En Francia tampoco hay previsión reglamentaria alguna.

En España, además de en las notarías, se ha utilizado tinta "oficial" en algunos otros ámbitos como el de la justicia. Hasta los años 60, por ejemplo, en el Tribunal Supremo se utilizaba tinta de color violeta, que también se ha utilizado mucho para entintar sellos de caucho. En correos, el sello de fechas debía ser negro y en la expedición de algunos documentos de identidad o de conducir, también el sello debía ser de color violeta. En los Registros Civiles, se usaba tinta negra y en los Registros Parroquiales, antecedentes de los primeros, también se usaba la tinta negra que solía ser ferrogálica, cuando había medios económicos, o simplemente vegetal y de poca calidad en los demás casos.




IV.- FABRICANTES

Actualmente, hay infinidad de fabricantes artesanos de tintas ferrogálicas con fórmulas diferentes y resultados diversos. También hay marcas asentadas que las producen aunque van despareciendo en favor de las tintas pigmentadas. Cito algunos productos de entre los más destacados teniendo en cuenta que , a veces, resulta difícil identificar una tinta como ferrogálica porque no suelen etiquetarse como tales ni, desde luego, informar de su composición.


(foto: The Unroyal Warrant)

1.- Montblanc Midnight Blue. (ID No.105194): Ya no se fabrica pero aún puede encontrarse. no es tan resistente al agua como otras aunque siempre deja una imagen legible tras horas de inmersión.

2.- Lamy Blue Black: Tampoco se fabrica pero también se puede conseguir. Sombrea espectacularmente.

3.- Ecclesiastical Stationery Supplies Registrar's Ink. Una tinta inglesa que se fabrica para documentos oficiales. Cambia de color a medida que se oxida. Tiene página web.

4.- Platinum Blue/Black: una de las mejores ferrogálicas por ser muy húmeda y fluida, lo que no es corriente en estas tintas.

5.- Diamine Registrar's Ink: Una pluma cara, seca y de pobres resultados, pero con un público fervoroso.


(foto Diamine)


6.- Rohrer & Klingner Salix. Un azul denso y pastoso de mediocre desempeño pero bellos matices.

7.- Rohrer & Klingner Scabiosa. Un precioso color ciruela de grandes propiedades y notable sombreado

8.- Akkerman Iron-Gall blue-black. Una tinta de color interesante y desempeño medio.

9.- KWZ. Esta casa artesanal polaca tiene tres tintas ferrogálicas, dos verdes y una naranja, todas de gran belleza y, según se dice, basadas en una fórmula que no da problemas.

10.- Pelikan 4001 Blue-Black. No está claro que sea ferrogálica aunque lo fue hace algunos años. Hay quien dice que lo es parcialmente. Es, sin duda, una tinta resistente al agua.

(foto. Elle Ibanez)


V.- EPILOGO

En este estado de cosas, ¿por qué se han puesto tan de moda las tintas ferrogálicas?. No parece muy lógico que, una vez resuelto el problema de la corrosión con las modernas tintas sintéticas, o pigmentadas, resurja con fuerza el interés por un producto con tantos riesgos que, además, lleva aparejados numerosos inconvenientes funcionales. El problema, además, afecta ahora al instrumento puesto que, antes de la estilográfica, se escribía con plumilla y su precio era irrisorio, pero con las plumas no ocurre lo mismo. No solo corremos el riesgo de que nuestro papel termine despareciendo sino que nuestras plumas acaben averiándose o, en el mejor de los casos, con sus colores perjudicados. Y todo para escribir con tintas poco lucidas, secas, con graves problemas de fluidez y continuidad de trazo. Apunto a su favor, en cambio, que sus colores suelen tener matices singulares, más que bellos, extraños y originales.

Desde el punto de vista legal, la utilización de las tintas ferrogálicas no deja de ser un recurso algo obsoleto si bien es cierto que, en algunos casos, su uso resulta en último caso justificado o facilitador de una ulterior prueba técnica o caligráfica.



¿Cuál es, por tanto, la razón de este fenómeno? Es probable que la misma que ensalza, por ejemplo, la flexibilidad de los plumines, es decir, una simple moda. Sus problemas y desventajas resultan especialmente evidentes cuando su utilidad deviene, como ocurre actualmente, del todo marginal.

Salvo casos muy especiales, las tintas ferrogálicas deberían carecer de interés para el usuario medio u operador legal que, en cualquier caso, puede sustituirlas puntualmente por casi cualquier otra cosa, más sencilla, más barata y de mucho mejor resultado. ¿Merece, pues, la pena, adquirir un frasco de ferrogálica para realizar algunas firmas? ¿Acaso estamos escribiendo un diario que queremos dure quinientos años?. Hay tintas indelebles mucho más funcionales que ellas y enormemente más seguras. Pero las ferrogálicas siguen llenando páginas y llenando los secretos anhelos de muchos aficionados. Diletantismo o moda, siguen a nuestra disposición.

viernes, 18 de marzo de 2016

¿Existe un "precio justo"?

Hace algunos meses hablábamos de que hay dos tipos de valor: el de uso y el de mercado. El primero se refería a la funcionalidad, o disfrute que la cosa proporciona a su propietario. El valor de cambio o de mercado, por contra, es la capacidad de esa misma cosa para ser cambiada por otros bienes o por dinero.

Pero a menudo surge una pregunta, ya recurrente, sobre si hay algo que podríamos denominar "precio justo"; algo que no tendría tanto que ver con los dos conceptos susodichos como con una especie de valor objetivo de las cosas y que el mercado estuviera en condiciones de evaluar por encima de consideraciones y criterios de oportunidad. La respuesta es que no, pero voy a desarrollar el concepto para intentar fundamentarla.

La pregunta planteada se podría formular en positivo de esta manera alternativa: en una economía libre de mercado, ¿podemos hablar de precios excesivos?. Es decir, ¿puede el vendedor optar entre determinar el precio de sus productos en base a su mera intención de enriquecerse cuanto antes o, por el contrario, debe atenerse a lo que sus potenciales clientes denominarían un precio justo?. 



La lógica más elemental diría que cualquier precio que alguien esté dispuesto a pagar es un precio justo, pero tampoco este es un axioma cierto.

En realidad, el concepto de precio justo, es completamente subjetivo y ni siquiera está ligado al valor de uso porque mientras éste tiene un cariz económico y cuantificable,  aquél es un mero sentimiento. ¿Qué significa esta diferencia, a efectos prácticos? pues que el vendedor no puede controlar los sentimientos de los potenciales compradores y, por tanto, no es capaz de anticipar cuál será la reacción del mercado frente a los precios de sus productos.

En otras palabras: el problema del vendedor a la hora de comercializar sus productos es calcular cuál será el precio máximo que un determinado perfil de comprador estará dispuesto a pagar gustosamente, incluso más de una vez, por una determinada cosa.


Cuando un producto se vende bajo cualquier forma de coacción (desde un chantaje, un monopolio, o un precio intervenido), ningún comprador considerará justo el precio, por alto o bajo que éste sea. Pero también hay sentimientos irracionales como ocurre, por ejemplo, con el transporte público. Aunque el precio de un billete sea anormalmente bajo, incluso muy por debajo del coste de producción, el público en general seguirá considerándolo caro porque el sentimiento general es que el transporte debería ser gratuito. Lo mismo sirve para la mayoría de servicios públicos o asimilados.

Tampoco el usuario considerará justo el precio de la gasolina,por mucho que llegue a bajar, porque el mero hecho de que fluctúe y se ajuste al mercado es percibido como un abuso, en lugar de como un simple ajuste de la oferta a la demanda. Casi se podría decir lo mismo del pan, el tabaco o de otros productos de demanda poco flexible, El usuario casi siempre tendrá el sentimiento de que se abusa de él.

Hay fabricantes de estilográficas que saben ajustar sus precios a un determinado perfil de comprador, o sea, que han establecido un buen nivel de comunicación entre sus  clientes y saben cuál es el límite máximo que están dispuestos a pagar. Todo ello con independencia del valor objetivo de la pluma que le venden e incluso de su valor de cambio. El problema actual para los fabricantes de estilográficas es que ofrecen un producto con una demanda muy flexible, es decir,  que puede aparecer o desaparecer con mucha rapidez sin que la marca pueda controlarlo. Esto obedece a una simple razón; las estilográficas no son objetos útiles sino, básicamente, ornamentales o adquiridos bajo el paraguas de algún tipo de sentimiento.


Una empresa que tenga una buena comunicación con sus clientes puede forzar al alza los precios sin llegar al límite, consiguiendo así un mayor margen de beneficio. No hay un margen concreto, es cuestión de conocer los sentimientos del comprador. Un margen de beneficio del 20% puede parecernos justo para una cierta pluma por la que no pagaríamos más de una cierta cifra,  pero hay muchísimos ejemplos en los que el comprador proporciona al vendedor beneficios superiores al 100% de los costes de producción.

La determinación del margen de beneficio es algo esencial para un fabricante, porque puede que si es inferior a un cierto porcentaje, acabe con el negocio. Es la razón por la que tantas marcas acaban por desparecer, incluso dando pequeños beneficios, pero que no son suficientes para justificar una inversión o un riesgo. De otro lado, un exceso de precio puede ser inasumible por el cliente dando el mismo resultado. Así pues, el trabajo de una marca es determinar en qué margen de beneficio, la compra de una pluma es aceptable para ambas partes, comprador y vendedor. Ambas partes se deberían dar las gracias mutuamente por la transacción (el famoso double thank-you). Pero esto es sumamente difícil.

Cuando una empresa como Twisbi, por ejemplo, irrumpe con éxito en el mercado es porque, en esencia, ha conseguido establecer un producto que resulta muy valioso para el cliente al que, además, ha logrado comunicarle que el precio que paga por su pluma es justo. Al mismo tiempo, la empresa consigue captar un volumen muy grande del mercado, lo cual multiplica sus beneficios por razón de la cantidad total de ventas, no de un excesivo margen. Esa delicada relación se puede romper muy fácilmente si falla cualquiera de sus componentes: el precio sube o la calidad baja y, en un momento, el comprador deja de considerar un buen negocio comprar un cierta pluma y busca otra. Esto es lo que ha ocurrido con infinidad de marcas clásicas como Conklin, Parker o Sheaffer y lo que ha puesto en la picota a otras como Stipula, Conway-Stewart u Omas.


Las marcas que han logrado ocupar un cierto segmento del mercado comunicando a sus clientes que el precio que piden por sus productos les reportará a cambio un gran valor de cambio, fijan precios altos como ocurre con Montblanc cuyo éxito en el mercado del lujo se basa, sobre todo, en la percepción que tienen sus clientes de que comprar una edición limitada de esa marca es una inversión.

Adviértase que hay precios altos que no se basan tanto en el valor de mercado como en el de uso, como ocurre con las estilográficas que ofrecen gran calidad de escritura o una bella y compleja mecánica. Pero esto nos conduce a un límite más o menos objetivo que es el de la funcionalidad y, como hemos repetido aquí en numerosas ocasiones, hay pocas plumas de funcionamiento perfecto por las que se pueda pedir más de 250-300 euros. Y por eso, en este campo, las plumas japonesas reinan, porque carecen de competidores que las superen técnicamente. Pero eso no significa que haya plumas japonesas con un valor de mercado añadido, lo que vemos claramente en los acabados del lujo como el urushi o el maki-e. En este ámbito, los fabricantes nipones han aprendido muy rápidamente y están ganando terreno a las firmas tradicionales europeas hasta el punto de provocar graves seismos en un mercado en los que se salvan, por los pelos, las alemanas. Una de sus tácticas es, naturalmente, rebajar el precio de su producción de lujo para incrementar el valor añadido para sus clientes de forma que, así, pocos comprarían una edición limitada de Dupont, por ejemplo, cuyo precio triplica el de una espléndida Sailor KOP de ebonita, urushi y desempeño inigualable.


Lo mismo ocurre en el segmento bajo de las estilográficas aunque, en este caso, el precio justo que estima el cliente se basa más en el desempeño que en otra cosa y, por tanto, abandona los productos inferiores de marcas históricas como Parker porque, por el precio de una de esas plumas de dudosa calidad, el comprador consigue modelos japoneses o chinos que cuestan una fracción y triplican -o por lo menos igualan- su calidad.

El problema pues no es el precio, es el sentimiento sobre el mismo. Cuando una determinada marca consigue comunicarse con el cliente y convencerle de que crea valor para él,ya sea de uso o de mercado, el éxito está asegurado. Esto es más fácil de decir que de hacer, pero esa es otra historia.
(todas las fotos son de uso público bajo licencia CC)

miércoles, 16 de marzo de 2016

La Gran Clasificación de Marcas (3) Aspirantes

Aspirantes. Empresas que aspiran a liderar el mercado y que opta por obtener una ventaja competitiva en base a una nítida estrategia de desarrollo del producto.Se trata de empresas que buscan una ventaja competitiva respecto del líder con relación a una determinada porción del mercado (todo o parte de él). Su estrategia suele centrarse en los costos, la personalización o el enfoque.

Edison





Brian Gray fundó Edison en la muy cercana fecha de 2007 y, desde entonces, ha hecho un extraordinario alarde de imaginación y creatividad para ofrecer al mercado alguna de las plumas más hermosas y originales que puedan encontrarse. Con una estructura muy artesanal que, de momento, limita su tamaño y distribución (al estilo de lo que ocurre con Nakaya), es capaz sin embargo, de ofrecer un catálogo con algunas de las plumas más interesantes de hoy en día. Ha rescatado los sistemas de carga vacumatic y neumático (el de Sheaffer) para algunos modelos clásicos y bellos de su línea Signature y se atreve con algunas ediciones limitadas en urushi. No son precios especialmente baratos pero sí competitivos y a cambio de un producto de calidad. Le queda mucho recorrido aún.

Noodler's





Orientada a un segmento mucho más barato, las plumas Noodler's han irrumpido con fuerza en el mercado de las plumas de acceso. Fabricadas en India, son plumas que inundan el mercado con productos baratos pero con sistemas de carga originales  y bellos acabados a precios irrisorios. Su calidad general es francamente mejorable, desde luego, pero Noodler's no ofrece plumas de lujo sino productos simpáticos, originales sistemas de carga, plumines flexibles y, sobre todo, una relación calidad-precio enormemente ventajosa. Su distribución está prácticamente limitada a  los Estados Unidos aunque todo es cuestión de que algún distribuidor avispado se dedique a propagarlas por Europa. Lo que India no consigue directamente lo hace a través Noodler's.

Franklin-Christoph




Otra compañía norteamericana moderna, creada en 2001, que ha fabricado algunas de las plumas más bellas de los últimos años. Sus acabados son fantásticos y sus plumines, de origen Jowo, de la máxima calidad y hermoso diseño. Hay modelos originalísimos, plumines muy elaborados y sistemas de carga de los que gusta accionar. Su distribución es muy limitada todavía porque, al igual que las anteriores, se basa en una producción poco desarrollada industrialmente, Los precios de estas maravillosas plumas no son altos para la calidad que ofrecen pues se mueven en un rango que va de los 150 a los 300 dólares. Es una marca con un enorme potencial a la espera de una distribución más activa,

Monteverde




Monteverde es una marca norteamericana que fabrica en China pero con unos estándares de calidad muy altos y unas formas modernas y  atractivas. La mezcla de un diseño y distribución estadounidense con producción china se está revelando de gran eficacia, como ya ha acontecido con otros productos como los ordenadores o los teléfonos móviles. Los resultados que ha conseguido Monteverde constituyen otro buen ejemplo que ha colocado sus productos en primera linea de la nueva distribución por internet. Plumas con una relación precio-calidad espléndida y formas muy atractivas. No escriben mal pero aún les falta algo desarrollo para competir cara a cara con las grandes marcas de su segmento.

Kaweco




Kaweco es una vieja marca alemana que desde hace pocos años está ofreciendo productos totalmente renovados. Su estrategia, comercialmente expansiva, se apoya en unos pocos modelos pero en una multiplicación de materiales y versiones que recuerda a algunos fabricantes japoneses. Visto su fulgurante éxito, la compañía ha lanzado nuevas estilográficas, como la Elite, la Allrounder y la Elegance, llenas de sabor y evocadoras formas, con las que da un paso adelante hacia un puesto de honor en la industria moderna.

Como siempre a mi juicio, estas son las marcas que aspiran a ocupar puestos de relevancia en un futuro próximo. Llama poderosamente la atención que la mayoría son marcas norteamericanas y de unas dimensiones empresariales relativamente pequeñas.¿Será este el modelo de producción del futuro?


(Todas las fotografías pertenecen a los fabricantes excepto Noodler's, de Goulet Pen)