sábado, 27 de febrero de 2016

Diez errores que NO se deberían cometer.

Cuando usamos una estilográfica siempre cometemos errores, casi siempre derivados del desconocimiento o de un exceso de confianza. Estas pequeñas faltas, que a veces pueden arruinar nuestra querida pluma, se cometen con mucha más frecuencia cuando empezamos a usarlas o cuando no tenemos experiencia. Por esta razón me he permitido hacer una pequeña referencia a los errores que solemos cometer y que deberíamos evitar con una adecuada información y, no pocas veces, usando el debido cuidado.

1.- Usar tinta equivocada.


(foto: Pelikan)

Ya lo hemos dicho en numerosas ocasiones, pero como el error se repite frecuentísimamente y sus consecuencias pueden arruinar para siempre nuestra pluma, conviene recordarlo. La única tinta que puede usarse en una estilográfica es la de base acuosa teñida con anilinas. Ninguna otra debería usarse por alguien poco experimentado; así pues, descartemos tintas chinas, permanentes, tintas de dibujo, pigmentadas, muy saturadas y similares. Éstas están pensadas para usarse con plumilla y palillero o por usuarios expertos en determinadas plumas. Una tinta inadecuada puede acabar con nuestra pluma.

2.- Dejarla caer.


(foto: rhitee93 FPN)

Ya sé que esto le puede pasar a todo el mundo, pero ciertas buenas prácticas harán que sea algo muy improbable. Las plumas siempre caen por el lado malo; caen de punta porque es ahí donde mas pesan. Por tanto, no hay que esperar milagros. Si una pluma cae al suelo, el plumín estará prácticamente condenado al desastre. No hay que dejar la pluma desatendida sobre la mesa; acostumbrémonos a utilizar soportes, cajitas o bandejas donde dejarlas. Si no disponemos de ellos, hay que cerrarla con el capuchón que evitará que ruede gracias al clip, o utilizarla posteada para que el peso sea mayor en la parte trasera. Tampoco es mala práctica usar plumas  de las que sea fácil encontrar plumines de recambio a buen precio. No serán de oro, generalmente, pero evitarán muchos disgustos. Para plumas de batalla, una Pilot Metropolitan, una Prera o una Safari, por ejemplo, nos darán grandes satisfacciones y un plumín estropeado se puede cambiar por otro a un coste ínfimo. En el peor de los casos, cuando hay mucho riesgo de caída, una pluma desechable o una Preppy, conseguirán el mismo resultado con el mínimo coste.


3.-No limpiarla.

(foto: tetly song)

Una pluma necesita limpieza. No se debe cambiar de color de tinta sin hacerlo. No de debe dejar cargada durante mucho tiempo. No es aconsejable guardarla sin antes haberla limpiado a conciencia. La tinta seca es casi siempre garantía de encontrar problemas la próxima vez que se use, por lo que conviene adquirir desde el principio la costumbre de enjuagarla bien con agua corriente cuando se vaya a guardar o cuando  no se use durante mucho tiempo. Cuando el agua salga limpia, estará lista; no es necesario desmontarla y someterla a una sesión profunda.

4.- Apretar. 


(foto: cuteline FPN)

Las plumas escriben por contacto, no es necesario apretar al escribir. Ya sé que la teoría la conocemos todos, pero ¿quién no ha cargado algo la mano cuando la tinta no sale a tiempo y el trazo se corta?. El problema, en estos casos, no se soluciona con apretar sino, generalmente, con limpiar el plumín o ponerlo un instante bajo el grifo de agua. Si continúa sin flujo, habrá otro problema, pero en ningún caso solucionable mediante un cruel ejercicio de confiesa o te estrangulo.

5.- Llevarla en los bolsillo junto a objetos de metal



Todas las plumas, y digo bien todas, se rayarán y/o estropearán gravemente si las rozamos contra un objeto metálico, ya sean llaves, navajas, limas, punzones, corta-uñas o teléfonos móviles metálicos. Las plumas deben acarrearse en estuches especialmente reservados para ellas o, en todo caso, sin que compartan espacio en el bolsillo de la chaqueta con ningún otro objeto -incluidas otras plumas- que, inevitablemente, acabarán por rayarlas.

6.- Limpiarlas con productos inapropiados. 




(foto: auxilio luego existo)

El agua hace milagros y, como mucho, mezclada con unas gotas de lavavajillas, que actúa como desengrasante, y otras de amoniaco, que actúa de desincrustante. Todo lo demás debe desaparecer para siempre de nuestras mentes. Casos aberrantes: lejía, acetona, aguarrás, lijas, coca-cola (?!). Algunas plumas están fabricadas con materiales muy delicados que no pueden exponerse a soluciones tan agresivas como alguna de las mencionadas o que actuando con otras, como la lejía y el amoniaco o la lejía y el rutenio, desprenden gases tóxicos. Agua, precaución y sentido común.

7.- Desmontarlas



Si no se sabe cómo actuar, es mejor no hacer experimentos peligrosos. Aparte del capuchón y de la rosca del cuerpo, el neófito o el inexperto han de considerar el resto de los componentes de una pluma como un asunto tabú. La impaciencia es muy mala consejera y, a veces, el anuncio de un inminente desastre. Si algo no funciona, se debe preguntar a un experto que indicará la solución o, en todo caso, el camino al taller de reparaciones o el ejercicio de la garantía.

8.-  Repararlas


(foto: english.people.cn)

Las plumas son poco dadas a aceptar arreglos caseros a menos que se conozcan muy bien sus características. O se usan los materiales adecuados con pleno conocimiento de causa o se corre el riesgo de provocar una hecatombe. El uso de materiales de fortuna, herramientas inadecuadas o procedimientos improvisados, pueden convertir la simpática ñapa en la tumba definitiva de nuestra amada estilográfica. Arreglar una pluma implica conocerla a fondo así que, a menos que dominemos su mecánica como la palma de nuestra mano, mejor dejar las reparaciones a los profesionales o aficionados avanzados. La paciencia y el avanzar paso a paso, practicando con ejemplares de poco valor o rotos, son buenos consejos en orden a aprender a reparar nuestras plumas.

9.- Dejarlas al sol.



Las plumas son objetos de interior. El sol directo, casi siempre supone un riesgo para sus colores, sus formas o  para ambas cosas. Algunos materiales, como la ebonita, cambian por completo de color. Otros, como el urushi, se deterioran. Si el calor es muy fuerte, los plásticos se pueden deformar. Lo mejor es evitar el sol directo y, desde luego, evitar llevarlas a la playa o dejarlas en la mesa de una terraza anadaluza bajo un sol de justicia. El sol y el calor, en el mejor de los casos, resecarán los materiales y los tornarán más opacos, sin  brillo, descoloridos.

10.- Decir: "Ésta es la última"


(foto: La Blondina, Flickr)

Este error es insuperable y no hay estilófilo que no lo cometa. Yo lo vengo haciendo desde hace más años de los que quisiera recordar. Nunca se compra la última pluma, pero el error al que me refiero no tiene que ver con la templanza o la economía sino con el diseño de una colección. Si uno no piensa en que vendrán otras, puede caer en la tentación de comprar cualquier cosa que luego, por falta de criterio o de visión de futuro, puede convertirse en un objeto inútil que sobra en nuestra colección. Es preciso darse cuenta de que después de la última, vendrán otras más y que todas formarán parte de nuestra colección. Conviene, pues, seguir un cierto criterio, una línea, un objetivo, para que nuestra colección tenga una mínima coherencia interna que evite errores o arrepentimientos cuando ya no hay solución.

En mi caso, habiendo atravesado diferentes etapas estilófilas y casi siempre con gran cuidado a la hora de elegir mis plumas, no he podido evitar tener ahora ejemplares que son casi únicos en el peor sentido de la palabra, es decir, que no hacen juego con el resto. Si uno tiene una colección de plumas antiguas, ¿qué hace comprando seis o siete carísimas italianas modernas?. Si uno elige concentrarse en al maki-e -por decir algo- ¿que significa a su lado ese extraño grupo de cuentagotas indias transparentes?. Si alguien ha decidido hacer una colección de lujo de Montblanc, ¿para qué compra cuatro Noodler's?

Todo esto es más fácil de decir que de hacer y por eso el coleccionista compulsivo suele amasar una variopinta colección de dificultosa filiación. Es parte de la diversión, sin duda, pero por encima de cierto número de plumas (digamos, 100) hay que ser realista: no se podrá escribir con todas y, por tanto, convendría que su papel en nuestra colección fuera definido de antemano. Toda colección debe tener una cierta lógica interna.

Pero no seré yo quien tire la primera piedra pues, como ya he dicho en algunas ocasiones, no siempre soy el mejor ejemplo de mis propias teorías.



miércoles, 24 de febrero de 2016

La Gran Clasificación de Marcas (2): Los Líderes


Líderes: Empresas con una buena planificación estratégica que consigue ventajas competitivas sostenibles en productos, mercados, recursos o capacidades y que son percibidas como tales por los clientes potenciales permitiendo alcanzar los objetivos económicos previstos. Su objetivo principal es maximizar el retorno de la inversión a largo plazo. Las empresas líderes en el sector, mantienen su organización permanentemente adaptada a sus mejores oportunidades, analizando los cambios del entorno y aprovechando al máximo los recursos internos. Desarrollan el mercado y los productos.


TWSBI

Twsbi es una recién llegada que, sin embargo, ha sabido colocarse en la cresta de la ola ofreciendo productos con una relación calidad precio prácticamente insuperable. Aunque ha tenido momentos difíciles en cuanto al control de calidad de sus primeras estilográficas, ha sabido resolverlos con un servicio inmejorable y una rapidez de respuesta sencillamente impensable hace unos pocos años.


Las plumas Twsbi están escalando puestos en las preferencias mundiales gracias a un diseño moderno, eficaz y estéticamente muy  avanzado. La estrategia de la taiwanesa ha consistido en ofrecer un producto muy atractivo para los aficionados dotándolo de los sistemas clásicos más apreciados, como el pistón o la bomba de vacío, junto con una modularidad y facilidad de mantenimiento verdaderamente notables. Todas las Twsbi son desmontables, fácilmente mantenibles y perfectamente aptas para que el usuario pueda experimentar con ellas sin riesgo alguno.

Para colmo, los precios de las Twsbi las convierten en instrumentos muy baratos para la calidad y la mecánica que exhiben. Apenas hay aficionado al que no le guste una Twsbi porque, además, la gama se va ampliando a ojos vista. Casi todos sus modelos son exitosos y competir con la Eco, la 580 AL o la Vac 700 resulta cada día más difícil para otros fabricantes.

En términos funcionales, Twsbi es también una maquinaria que sabe reaccionar inmediatamente a las circunstancias del mercado. Cuando un producto no funciona, como ocurrió con la Micarta, desaparece rápidamente del catálogo, y cuando algo tiene éxito, como la 580, da origen a toda una familia de productos que se agotan rápidamente. A Twsbi solo le falta un sistema de distribución universal que no encarezca tanto el precio final de sus productos


HERO

Quizá a alguien le extrañe, pero,  en términos cuantitativos, Hero es uno de los mayores fabricantes del mundo. Sus productos no son muy vistosos y su calidad, francamente mejorable. Pero, en general, su estrategia de mercado es idónea para mantener una posición privilegiada en el mercado oriental donde cuenta con millones de consumidores y  una posición de liderazgo en el terreno de la escritura. Poco a poco, Hero se está introduciendo en todo el mundo, pero donde se advierte su presencia con fuerza es en los mercados emergentes, especialmente aquellos en los que la escritura a mano aún constituye un recurso elemental y donde las especialidades caligráficas hacen de la pluma un instrumento cómodo y fácil de usar, como ocurre con los ideogramas en China, la escritura arábiga, la india y otras variedades del sudeste asiático.


Hero es un gran fabricante cuyo éxito masivo aún no se ha trasladado a Occidente, probablemente porque su visión de mercado está mejor adaptada a oriente donde la distribución, la calidad y, sobre todo, la garantía y el servicio, no son tan exigentes. En Europa o Estados Unidos, las Hero son, prácticamente, plumas desechables a causa de su bajísimo precio. No ocurre lo mismo en China donde la capacidad adquisitiva es mucho más baja, pero también donde la relación calidad-precio de esta marca la convierte en toda una referencia.


PILOT

La casi centenaria Pilot es la primera fabricante mundial de estilográficas y otros instrumentos de escritura. Hay productos suyos en los cinco continentes y su red de distribución alcanza al último rincón del planeta. Con una constancia rayana en lo sorprendente, Pilot continúa dando a su departamento de estilográficas una importancia esencial, manteniendo un catálogo amplísimo con productos sencillamente asombrosos en cuanto a su calidad y revolucionarios diseños. Desde la modesta Vpen hasta los grandes productos maki-e de su marca de lujo Namiki, pasando por las fabulosas Vanishing Point, la Metropolitan, y las soberbios productos de gama media como la 74 con plumín de oro, Pilot ofrece el mayor catálogo de estilográficas para el usuario y el aficionado.


Pilot es, sobre todo, una marca innovadora, tecnológicamente inigualada y siempre atractiva para sus incondicionales. Estéticamente ofrece productos de todo tipo, desde las estilográficas más clásicas como una 74 o una 912 hasta productos tan sofisticados como la Falcon, la Justus o la fabulosa 823 con bomba de vacío. La calidad de las plumas Pilot, desde la modesta Plumix o Prera hasta las insuperables 845 o la clásica 743, es sencillamente asombrosa sin que hay pluma de esta marca que no sea atractiva y, sobre todo, que no ofrezca un funcionamiento perfecto.

El catálogo de Pilot es el más extenso del mundo y sus precios son magníficos, sólo igualados por sus competidores japoneses, pero ni siquiera soñados por las grandes marcas europeas o alemanas con las que suele compararse pero a las que bate en absolutamente todos los terrenos salvo en el del lujo, pero para eso, cuenta con su gama Namiki que, con cualquier modelo, avergüenza a cualquier retador.

El modelo de producción de Pilot es su gran baza; el de la distribución, su punto flaco. En Europa y Estados Unidos, el  sistema clásico de importación por medio de concesiones, la distribución física a través de distribuidores y la necesidad de cumplir con una garantía legal muy exigente, hace que las Pilot incrementen su precio de manera considerable con relación al de origen. Pero las facilidades que ofrece internet están generando un mercado paralelo global de importaciones que solo aparece estorbado por las dificultades aduaneras que muchos se arriesgan a sufrir a cambio de unos precios imbatibles.

Hoy por hoy, Pilot es la primera marca mundial de estilográficas y su exitoso modelo de negocio, quizá excesivamente dependiente en cuanto a política de precios de la economía estancada japonesa, permite ofrecer al aficionado los mejores productos a los mejores precios.


SAILOR

Sailor fabrica los mejores plumines del mundo y los más innovadores. Pilot tiene más variedades, pero la inventiva y la originalidad de los plumines Sailor no admite parangón. Quizá no sean prácticos para todo el mundo, pero su belleza, su asombrosa versatilidad y la calidad que derrochan, los convierte en un referente universal para los aficionados a las estilográficas,


Sailor se ha convertido en una marca universalmente conocida gracias a una producción relativamente reducida pero concentrada en algunos productos de extraordinario éxito. La 1911 y su hermana la Professional Gear, han terminado por convertirse en modelos imprescindibles para cualquier aficionado. Ademas, se ofrecen ya en multitud de colores, resinas de calidad suprema y diferentes tamaños, lo que ha permitido maximizar la producción en torno a muy pocas formas básicas que facilitan su mecanizado y fabricación.

La gama alta de Sailor, encarnada por las espléndidas KOP, es otra referencia en las plumas de calidad. Las KOP son plumas bellísimas, de imponente tamaño y apabullantes prestaciones facilitadas por un conjunto plumín/alimentador prácticamente insuperable. Estas plumas son la base de versiones más lujosas que incluyen el maki-e.

La mecánica de las Sailor es sencilla pues casi todas cuentan con un sistema de carga de cartucho/convertidor.  Pero esto está empezando a cambiar gracias al pistón introducido con todo éxito en las versiones Realo de sus 1911 y PG. Cuando este sistema llegue a las KOP, las plumas Sailor barrerán definitivamente a las alemanas de prestigio del mercado funcional.


PLATINUM

La más pequeña de las marcas japonesas, Platinum ha conseguido no obstante colocarse en una posición de privilegio en el mercado de la estilográfica gracias a una cuidadísima producción y a un catálogo enormemente atractivo.


Su modelo base es la 3776, una pluma que ha experimentado muy pocas variaciones a lo largo de su ya respetable edad pero que ha terminado por ser un estilográfica imprescindible para cualquier aficionado gracias a una calidad que se aprecia en cada detalle y que ha ido mejorando a grandes pasos hasta el actual modelo Century. Bellamente presentada, con diversas opciones y materiales especiales, incluido el maki-e, la 3776 puede ser una simple pluma de batalla gracias a su magnífico precio o una pluma de lujo en sus versiones de celuloide o maki-e.

Platinum supo ver que el mercado de lujo occidental estaba maduro para aceptar la belleza y sobriedad de la más clásica de las artes japonesas y creó Nakaya, para, al poco tiempo, convertirla en una marca de apabullante éxito internacional. Creada en torno a una producción artesanal y la belleza incontestable del urushi, los productos Nakaya han terminado por influir de manera sorprendente en el mercado de las estilográficas creando una demanda hasta hace poco inexistente.

La propia Platinum, para aprovechar las sinergias de Nakaya y del nuevo mercado creado por ésta, ha introducido el urushi en su mejor pluma: la Izumo, un modelo de lujo, de imponente presencia y bellísimo acabado en laca que apenas cuesta lo que una europea de gama media.

Platinum se ha situado en una posición exitosa en el mercado mundial y, aunque aún tiene recorrido pues, por ejemplo, su gama de plumines es mucho más limitada que la de sus competidoras japonesas, está dando pasos de gigante para consolidar su condición de primera marca.

LAMY

Lamy es la marca europea más innovadora y creativa de las que aún subsisten en el viejo continente. Ocurrió con Lamy algo parecido a lo que pasa ahora con Twsbi. A partir de los años 80, Lamy decidió convertirse en el prototipo de la pluma moderna y adoptó unos diseños absolutamente rompedores que coparon el mercado de gama media y precios asequibles. La aparición de la Safari supuso un antes y un después en Lamy pues el modelo pasó a convertirse en el de mayor éxito entre las plumas baratas, ofreciendo un producto de magnífica calidad e intachable funcionamiento. Esto ha sido así hasta el punto de que la Safari se ha convertido en el paradigma de las Lamy, en objeto de colección y en sujeto de mil y una variedades y colores que aprovechan el indudable tirón de esta pluma barata, versátil, originalísima y de fantástico funcionamiento.


A la sombra de la Safari, Lamy ha ido colocando modelos enormemente originales, muy influidos por la estética funcional alemana de los años 20, que han dado lugar a plumas bellísimas como la Dialog, la Persona o la 2000, verdaderos hitos en el diseño de la estilográfica.

Pero Lamy, muy sabiamente, nunca olvida la gama más asequible y mantiene en el mercado productos de altísima calidad y gran éxito comercial como la Studio, la Accent, la Logo o la Cp1 que, un paso por encima de la Safari, no dejan de ser plumas de precio contenido y gran desempeño.

Lamy es el principal objetivo de Twsbi. La Taiwanesa está presentando productos que inciden directamente en el mercado de la alemana y, hasta ahora, con gran éxito. También la atacan las marcas chinas, con versiones baratas de la Safari. Pero Lamy opone unos precios aún competitivos y un diseño singular que se ha convertido en marca de la casa. Además, la calidad de sus productos está por encima de la media, lo que le permite consolidar su posición de liderazgo en casi todo el mundo pues Lamy es sinónimo de pluma alemana de calidad.

Estas son, a mi juicio, las marcas que lideran el mercado mundial de la estilográfica gracias a catálogos muy dinámicos, flexibles, atractivos y funcionalmente intachables.

domingo, 21 de febrero de 2016

Ajustes en una pluma (Capítulo 2): El conjunto plumín-alimentador

El conjunto plumín-alimentador es el corazón de una estilográfica porque determina la funcionalidad de casi toda ella. Por muy bien que funcione el sistema de llenado, por ejemplo, la calidad de la escritura y el flujo dependen de las piezas que están en la boquilla y que son las que determinarán la mayor o menor intensidad del flujo, la suavidad del punto y la alimentación constante.

No pretendo aquí hacer un estudio acabado de los múltiples ajustes que se pueden hacer en el conjunto y tampoco ofrecer un manual de reparaciones que excedería con mucho del concepto de ajuste. Se trata, más bien, de dar algunos consejos básicos sobre cómo ajustar adecuadamente estos elementos para conseguir, si no hay nada extraño ni nos encontramos ante una avería, un buen desempeño.


En ausencia, pues, de averías o roturas, hay cinco cosas que, como mínimo, puede ser necesario ajustar para conseguir un óptimo resultado.

ADVERTENCIA PREVIA: Las operaciones que vamos a describir no siempre son necesarias. Sólo en el caso de que algo no funcione adecuadamente y podamos identificar correctamente que se trata de un problema con el conjunto plumín/alimentador. Por tanto, lo primero que hay que hacer es:


1.- Probar la pluma:

Ya sé que estamos ansiosos, pero para identificar un problema hay que probar la pluma con sumo cuidado. Antes de nada, es aconsejable limpiarla bien, para lo cual llenaremos y vaciaremos varias veces el depósito con agua y unas gotas de lavavajillas. Si vamos a utilizar cartuchos, es aconsejable sumergir la boquilla en dicha solución un buen rato.

A continuación,  cargaremos con tinta y comprobaremos que el sistema de alimentación funciona bien, que la tinta llega al depósito y que ésta fluye adecuadamente. Si no es así, puede haber un  problema en el sistema de carga.

Accionando varias veces el sistema de carga,  nos aseguraremos de que la tinta fluye y llega hasta el plumín /alimentador. La pluma debe escribir sin presión alguna. Si algo no va bien, la pluma no arranca a la primera, el trazo se seca o interrumpe, o, por el contrario, pierde demasiada tinta, hemos de pasar a los ajustes siguientes.

2.- Alineación del conjunto plumín/alimentador

Es posible que la boquilla, el alimentador y/o el plumín no estén correctamente alineados.  Las modernas boquillas tienen guías para que la inserción del conjunto se haga siempre en una misma posición. Cuando se extraen el plumín y el alimentador, hay que volver a montarlos asegurándose de que siguen dichas guías. Si no hay, el conjunto puede ser colocado libremente en la boquilla, solo hay que asegurarse de que está bien alineado por sí mismo.


Mal alineado.


Bien alineado.

El corte del plumín, es decir, el hueco que separa los gavilanes, es una hendidura que debe estar siempre alineada con el canal superior longitudinal del alimentador. Esto se puede comprobar -sin desmontar el conjunto- si, con la ayuda de una lupa, vemos el canal del alimentador en el centro del agujero de ventilación. Si no se ve o no está centrado, debemos girar el alimentador sobre su eje hasta que corte y canal coincidan.


El plumín y el alimentador deben estar correctamente alineados también a lo largo. Muchos alimentadores modernos tienen guías o topes para que el plumín siempre esté bien colocado. De lo contrario, hay que asegurarse de que el alimentador no se introduce demasiado en la boquilla porque la tinta no llegará a la punta.


Demasiado retrasado.

Por el contrario, si el alimentador está excesivamente fuera, la tinta rebosará sin control.


Demasiado adelantado.

Lo correcto es que los hombros del alimentador coincidan con los del plumín.


3.- Alineación de los gavilanes del plumín.

Suele ser un problema recurrente porque los gavilanes se pueden mover por infinidad de causas. Afortunadamente, el problema es de fácil solución salvo pocas excepciones.

Los gavilanes deben estar perfectamente alineados.  Si no lo están, lo mejor es desmontar el conjunto y trabajar solo con el plumín y ayudarse con una lupa. Si alguno está más alto que otro, hay que alinearnos con la única ayuda de las manos. Se agarra el que está fuera de ángulo y se empuja suavemente hacia abajo hasta que se iguale con el otro. Muy poco a poco y sin forzar nada, llegará un momento en que la lupa permitirá saber que están alineados. Si el plumín desafinado es porque está muy desviado hacia abajo, la solución es hacer fuerza hasta arriba y que coincida con el otro. Hay que prestar atención para que el plumín no pierda su rectitud pues podría luego no hacer contacto con el alimentador.


Las comprobaciones de alineación se hacen colocando el plumín frente a nuestros ojos. Eso permitirá apreciar si el iridio está perfectamente en línea.


4.- Contacto

El alimentador y el plumín deben estar perfectamente en contacto; en caso contrario, la tinta no llegará a la punta y la pluma no escribirá. Es preciso, entonces, ajustar el alimentador cosa más fácil de hacer si es de buena calidad y de ebonita porque eso significa que será más flexible. Hay que introducir el alimentador en agua caliente, no hirviendo, pero sí casi a punto, durante 10 segundos y, a continuación, extraerlo y colocarlo sobre el plumín apretando fuertemente para que adopte su forma. Se comprueba el resultado y, si no ha sido suficiente, se repite el proceso que, bueno es advertirlo, siempre es reversible en el caso de la ebonita; en los demás plásticos, no tan fácilmente. Al final, una hoja de papel no debe poder entrar entre ambos elementos.


No hay contacto: no habrá flujo de tinta.


Buen contacto: Np habrá problemas de flujo

5.- incremento o disminución del flujo

Pese a estar todo bien, es posible que la pluma tenga un flujo pobre y eso se debe a la separación de los gavilanes que, probablemente, estén demasiado apretados entre sí. Esto se soluciona de varias maneras, la más sencilla es apretar suavemente el plumín, apoyado desde arriba por un dedo,  contra el papel, provocando que los gavilanes se abran un poco. Si mantenemos esa posición por un breve espacio de tiempo, conseguiremos aumentar el ángulo y, por tanto, la abertura de los gavilanes. Hay que tener cuidado porque si nos excedemos, la punta de la pluma hará demasiado ángulo con los hombros y no será estético.

Otro método para incrementar el flujo es introducir un  negativo fotográfico, una galga muy fina, una cuchilla de afeitar o una lámina metálica entre los gavilanes y moverla arriba y abajo para conseguir una mayor separación entre ellos y desgastar levemente las paredes interiores.  Con ello se consigue mejorar el flujo. Hay que actuar siempre con sumo cuidado.

Un tercer sistema para aumentar el flujo, bastante más agresivo, consiste en desmontar el alimentador y ampliar su canal principal con la ayuda de un cúter. Es una operación muy delicada que, si acaba mal, no tiene solución salvo cambiar de alimentación. Pero sí se puede practicar con modelos chinos de poco precio para ir adquiriendo experiencia.

En cuanto a la reducción de flujo, puede conseguirse apretando someramente los gavilanes el uno contra el otro para reducir su apertura. También es necesaria alguna experiencia para realizar esto. Otras medidas pueden ser elevar algo el alimentado con relación al plumín o, en algunos casos, cambiar el alimentador por otro menos poroso o menos generoso en la entrega de tinta.


Con estas breves notas, espero haber dado algunas pistas para ajustar nuestras plumas. Actuemos siempre con sumo cuidado y sin forzar nada. En todo caso, habremos aprendido a conocer mejor nuestras estilográficas y a entender cuáles pueden ser los problemas de ajuste que las aquejan.

En una próxima entrega, trataremos del suavizado de los puntos de iridio.


jueves, 18 de febrero de 2016

Lamy Persona: Ida y vuelta.

Lamy es una de las marcas europeas cn mayor peso. Con relación a otros competidores de lujo por todos conocidos, Lamy es la empresa alemana que más plumas vende en el mundo y ello gracias, sobre todo, a su gama baja representada, sobre todo, por la espléndida Safari; una pluma que se ha convertido en un fenómeno de superventas y, de paso, en un icono mundial, en los treinta años que lleva en el mercado.

Pero la historia de Lamy no es solo la de sus exitosos modelos económicos. En 1990, decidió dar un salto hacia plumas de mayor categoría que representasen lo mejor de sus valores de diseño y la mejor de las cualidades asociadas a su soberbia perfección técnica. Así nació la Persona.


Mario Bellini fue el diseñador de esta fantástica estilográfica que hoy presento. La Persona era una pluma de gran tamaño y contundente presencia. Pretendía ser una pluma de diseño futurista, sin deudas con el pasado y con vocación de convertirse en la referencia de la estilográfica moderna.


Se presentaba en cuatro acabados: titanio, platino, óxido y makrolon. Las tres primeras eran totalmente metálicas, con el cuerpo estriado, mientras que la última tenía el cuerpo del mismo plástico que las primeras 2000 y el acabado era liso salvo en la boquilla, que mantenía el lobulado típico de sus hermanas metálicas aunque resultaba bastante más ligera que ellas con una presencia visual algo menos rompedora. La única referencia exterior a la marca es la que aparece en el clip.


El plumín es tubular; junto con el de la 2000, son los únicos plumines singulares de Lamy pues todos los demás tienen una forma más o menos igual. La forma del plumín no supone ninguna ventaja en términos funcionales pero sí constituye un ejemplar de gran belleza y elegancia. Realizado en oro de 14K, Lleva grabada la inscripción Lamy 585 14K.


Este plumín tubular supuso, sin duda, la apuesta más arriesgada por parte de Lamy puesto que se alejaba del estándar que venía utilizando para el resto de sus modelos lo que significaba mantener una línea de fabricación  más cara y nada homologable para el resto de su producción. Pero, al mismo tiempo, el plumín tubular constituía un ejercicio de diseño muy depurado pues seguía las lineas de la boquilla hasta la misma punta del plumín, como si fuera un cono muy estilizado sin ruptura de líneas excepto en lo tocante al alimentador, cuyas líneas se curvaban marcadamente hacia el plumín para resaltar el diseño tubular.


La boquilla lobulada resulta extremadamente cómoda puesto que proporciona un fantástico agarre que, al mismo tiempo, resulta muy cómodo porque no hay obstáculos que molesten a los dedos.


La pluma se alimentaba por cartucho/convertidor, quizá otra de sus características menos avanzadas pues la 2000 ya ofrecía un magnífico pistón. El convertidor usado por la Persona era el Z25, un elemento de calidad pero específico de la marca, o sea, no universal.


Lamy es una de las pocas casas que no se conforma con tener un convertidor propio, sino que tiene dos, lo que ha de ser tenido en cuenta por los usuarios a la hora de usar uno u otro dado que sus medidas son distintas.  Lamy no es marca para los amantes del estándar universal.


El clip de la Persona es su adminículo más particular. En reposo, está prácticamente hundido en un rebaje del capuchón del que apenas sobresale, pero si se empuja por su parte superior, desciende y, al mismo tiempo, sale hacia el exterior creando un hueco suficiente para sujetar la pluma. El mecanismo es muy ingenioso y sumamente atractivo. No añade gran cosa a su funcionalidad, pero se trata, sobre todo, de una cuestión de diseño y distinción.



La Persona se dejó de fabricar en 2004, posiblemente porque no pudo superar el éxito de la 2000 y porque su fabricación resultaba muy cara dado que sus piezas eran específicas y no podían aprovechar los sistemas de otras estilográficas de la marca. Para colmo, era una pluma cara que competía en el rango de precio de una Pelikan M800 o una Montblanc 146, lo que supone luchar contra pesos pesados de la industria mucho mejor situados.



Tras la desaparición de la Persona, Lamy dirigió sus esfuerzos hacia la Dialog 3 que convirtió en su buque insignia enla gama superior, aportando, además, un diseño más rompedor y una tecnología más complicada con relación a la Persona que, en definitiva, era una simple pluma de carga por cartucho/convertidor.

Pero una vez desaparecido de los catálogos, la Persona acabó por convertirse en una pluma de coleccionistas y allí donde no había triunfado comercialmente, lo hizo como pieza histórica.  Su precio en el mercado secundario subió y ello convenció a Lamy de que resultaba interesante recuperar sus hermosas formas. Así nació la moderna Imporium.

(foto: Lamy)

La nueva Imporium es una curiosa mezcla entre la Persona y la Studio. De la primera lo tiene casi todo menos el clip, que ahora es fijo en lugar de desplazable, y de la segunda tiene el plumín que, por cierto, es el típico de Lamy con su conocidísimo alimentador plano. Lamy ha optado, pues, por la economía de escala a la hora de utilizar un plumín estándar y eliminar el curioso pero complicado mecanismo del clip.


(foto: Lamy)

Todo ello ha permitido reducir el precio de la Imporium hasta unos 300 euros aproximadamente que, siendo una cantidad nada desdeñable, resulta mucho más adecuada que los casi 400 que costaba la Persona en su momento.
Entre la Persona y la Imporitum han pasado más de 15 años; pero es un modelo de ida y vuelta que, a la postre, demuestra que la acogida del público es un elemento decisivo que los fabricantes modernos tienen en cuenta a la hora de elaborar o actualizar sus catálogos. Que dure.



lunes, 15 de febrero de 2016

Montblanc contra FPN

Si los pacientes lectores han tenido la curiosidad de leer una entrada denominada "La comunidad estilófila, cómo entenderla", tendrán una idea bastante aproximada de cuales son mis ideas acerca de los motivos básicos que justifican la existencia de foros, blogs y demás centros de reunión de aficionados a la estilográfica. Se trata, por decirlo en pocas palabras, de intercambiar información gratuitamente.

Hace pocos días ha tenido lugar un suceso que ha movilizado a toda la comunidad estilófila, ha dado lugar a numerosos comentarios y entradas en blogs y que me parece digno de reseñar para que cada cual lo valore y extraiga sus propias conclusiones.

Parece ser que algunas de las novedades que prepara Montblanc para el año en curso han sido objeto de tratamiento por parte, sobre todo, de miembros del foro Fountain Pen Network, el más importante del mundo. Algunos clientes privilegiados de MB pudieron echar un vistazo a catálogos, documentos de comercialización o ejemplares de prueba que ellos fotografiaron y sirvieron de base para ulteriores comentarios y discusiones.

La fulminante reacción de Montblanc fue hablar con el administrador de FPN y pedirle (sin amenazarle, según el propio administrador) que retirase todas las entradas relativas a las novedades de la marca para 2016, cosa que llevó a efecto inmediatamente borrando cerca de 100 posts.

Las reacciones a este suceso han ido desde el asombro hasta la indignación pasando por todo tipo de referencias a la incomprensible existencia de censura y a cómo es posible que una marca de estilográficas pueda obligar a un foro a que haga lo que convenga a sus intereses comerciales pues, de otro lado, parece claro que no ha habido infracción legal alguna.

Quizá algunos entiendan ahora mi defensa de la independencia de foros y blogs de la publicidad y de las marcas y quizá otros se pregunten en qué beneficia a Montblanc imponer ese tipo de limitaciones a una comunidad cuyo fundamento último de existencia es, como decía más arriba, el intercambio gratuito de información. ¿Añoranza de los viejos tiempos en que lo único que se sabía de las estilográficas era la información oficial?; ¿intentos para revertir los avances de la sociedad de la información y su libre intercambio?; ¿simple torpeza comercial?.

Partiendo de que la comunidad estilófila es una fuente de información y que, por tanto, es clara su influencia a la hora de revisar, valorar y, sobre todo, comprar o no una determinada estilográfica, el interés de los fabricantes por intervenir en ella se dispara. Esto se traduce, la mayor parte de las veces, en apoyo directo, bien por medio de publicidad o bien sufragando gastos de mantenimiento. La segunda opción, revelada en este caso, es por medio de la presión o la censura a un determinado medio. En ambos casos el fin es el mismo: influir en mayor o menor medida en la información que se presta. En un caso, alentando una cierta afinidad hacia determinados productos y, en otro, controlando el flujo de datos en la dirección apetecida.

¿Influyen las marcas en la comunidad estilófila? Casi nunca directamente. En lo que se me alcanza, ninguna de ellas hace publicidad en ningún foro, página o blog. Quienes lo hacen son, en realidad, distribuidores, o tiendas, que tienen interés en varias marcas, no en una sola. Pero las marcas sí actúan de manera indirecta, facilitando ejemplares para revisión, cursando invitaciones para presentaciones, y acciones parecidas en favor de personajes de la estilofilia. La intención sigue siendo la misma y no necesariamente torcida: se informa de novedades, se ofrece información específica o se facilitan ejemplares que aún no están en el mercado para su divulgación. En cualquier caso, sigue siendo una actividad comercial que, en lugar de por medio de la publicidad, se hace indirectamente a través de personas relevantes en un determinado medio.

La censura es cosa bien diferente. MB se ha caracterizado en los últimos años por una política bastante agresiva en defensa de su marca. No solo en la lucha contra imitaciones, lo cual es perfectamente legítimo, sino también en las exigencias a sus distribuidores -a los que impone duras condiciones- y recurriendo a presiones como la que ha protagonizado ahora respecto de la FPN.

Entiendo que MB quiera defender su política comercial pero el precio a pagar por actitudes intransigentes como esta no ayuda a valorar su imagen de marca y, en definitiva, carece de utilidad ya que, de una u otra manera, este tipo de iniciativas es intentar poner puertas al campo. En el mundo de hoy, es difícil sostener privilegios informativos que van contra la libertad de expresión y comunicación y la inmediatez de las comunicaciones electrónicas. No me parece que MB haya actuado con sabiduría y tampoco me parece que FPN haya respondido como debía. Acceder a las presiones o consejos de MB supondrá, sin duda, un menoscabo importante en su credibilidad y en su valor como principal foro mundial de estilográficas. Y lo más probable, es que no sirva para nada.

Mi opinión en favor de la más absoluta libertad de expresión excluye todo tipo de peajes y por eso este blog no acepta publicidad ni subvenciones oficiales de ningún tipo. Mis errores o mis aciertos -y los de los lectores- son únicamente hijos de criterios personales y, por tanto, sólo con ellos respondo. Seguir otros caminos termina, casi siempre, en conflictos de interés que, como en el caso de MB y FPN, solo perjudican a la comunidad estilófila.

sábado, 13 de febrero de 2016

Marlen ebonita: el pasado redivivo.

La compañía Marlen fue creada en 1982 por los hermanos Mario y Antonio Esposito. Es, por tanto, una marca moderna, como lo son Visconti y Delta. Su irrupción en el mercado supuso un soplo de aire fresco en el diseño de las estilográficas de la época. Marlen no solo miraba al pasado clásico en cuanto a los materiales de las plumas sino que daba un paso al frente haci un diseño absolutamente singular, sin apenas precedentes. El gran éxito que consiguieron las primeras Marlen guardaba estrecha relación con sus formas revolucionarias, casi extrañas, con unos acabados clásicos, limpios y nada vulgares que parecían dirigidos a consagrados estilófilos. Sin concesión alguna a los brillos, los lujos o el gusto fácil, las Marlen de la primera época era plumas enormemente atractivas que en cierta medida, anticiparon el regreso de la ebonita y la clásica pureza de líneas de tiempos pretéritos a las mejores estilográficas de hoy en día, apartándose, al mismo tiempo, de los excesos barrocos de otros fabricantes italianos que pretendían asaltar el segmento de lujo.

Al mismo tiempo, Marlen hacía gala de unos acabados magníficos a los que acompañaba, generalmente, una mecánica simple de cartucho/convertidor pues solo hasta tiempos recientes se han visto algunos modelos con pistón que, por otro lado, no deja de ser una especie de convertidor fijo.Uno de los signos de identidad de las primeras Marlen fue su capuchón en forma de capital corintio. Realizado en plata como el resto de los detalles metálicos de sus plumas, sobresalía entre las curiosas formas de capuchones y cuerpos con una personalidad muy acusada.


Con el paso del tiempo, Marlen hubo de enfrentarse a poderoso rivales italianos: Omas, Aurora, Visconti, Stipula y Delta, estrecharon sus posibilidades de crecer y aquella primitiva originalidad se fue diluyendo en modelos cada vez más convencionales dentro de lo que podríamos denominar el lujo italiano, hasta el punto de parecerse a todas las demás.


La pluma que hoy presento es excepcionalmente rara; ni siquiera tiene un nombre comercial o, al menos, yo no he sido capaz de encontrarlo. Se trata de un ejemplar datado ca. 1992, en una época en que Marlen fabricaba algunos modelos en ebonita como la edición limitada Matisse o la más conocida Chagall, plumas originalísimas, de formas insólitas en aquel tiempo y que hoy son muy difíciles de encontrar.


El manejo de la ebonita por parte de Marlen fue sencillamente magistral en aquellos modelos. Pero la deriva comercial de la marca la condujo por derroteros algo chocantes, hasta el punto de haberla convertido hoy en una marca con una estética que me atrevo a calificar de desorientada; lujosa, sin duda, pero de formas complejas, barrocas y, en algún caso, francamente incomprensibles viviendo de una marca cuyas señas iniciales de identidad fueron una imaginación asombrosa y un clasicismo íntimamente unido a una incontestable pureza de líneas.


La pluma que aquí se presenta es de tamaño contenido, () y formas singulares. Los extremos del capuchón y del cuerpo son cónicos, con ángulos notablemente apuntados, hasta terminar en una figura prominente.


Los detalles metálicos que adornan la pluma están elaborados en plata de ley como todos los de aquella época de Marlen. En este caso, se trata del clip y de una banda en el extremo superior del cuerpo con la leyenda: Marlen


Como hemos visto, el clip que usaba Marlen era un diseño singular que pretendía ser uno de sus rasgos distintivos. Se trata de una columna corintia estilizada, de gran belleza. En términos funcionales, el accesorio resulta muy práctico, fuerte y bien proporcionado.


El plumín, de oro de 14K, no es de gran tamaño pero no desentona con la pluma. Es algo monótono porque carece de detalles que le den algo más de relieve pero su color dorado casa bien con la calidez de la ebonita naranja; algo menos con la plata de las fornituras. En conjunto, me habría parecido más armónico si hubiera estado rodiado haciendo juego con la banda plateada del cuerpo pero en aquella época, no era una solución estética habitual.


La ebonita es de gran calidad y está muy bien trabajada. Las paredes del cuerpo y del capuchón son gruesas y sólidas, dando una gran sensación de robustez. Adviértase el perfecto torneado de la rosca y sus gruesas paredes.


La pluma se presentaba en una espléndida caja de falso cuero, con interior de seda, y un tintero. 


La escritura con la Marlen es muy suave y eficaz. Se trata den punto medio y su trazo es permanente, fluido y seguro. Como se trata de una pluma muy ligera, escribir con ella resulta muy cómodo, a lo cual contribuyen las formas de la boquilla que se ajustan muy bien a la mano del usuario.



Las Marlen de los primeros años están entre mis plumas favoritas, no tanto por sus cualidades funcionales que son correctas pero nada excepcionales, sino por sus curiosas formas, originales sistemas de carga y atrevidos diseños. Quizá estas que a mí me parecen virtudes a otros les parecieron defectos pues lo cierto es que esta primitiva línea estética de la casa italiana acabó desapareciendo pronto para ser sustituida por esa moderna concepción del lujo barroco que, particularmente, no me parece tan atractiva.

No obstante, aquellos intentos de Marlen por revivir las formas y los materiales clásicos, quedarán por siempre en la memoria de los aficionados más entusiastas.