miércoles, 8 de enero de 2014

El mito Nakaya

En 1.999,  Toshio Nakata fundó la compañía Nakaya. Nakata es el nieto del fundador de la casa japonesa Platinum y creó la nueva compañía apoyándose en un consciente criterio de ineficiencia.
No se trataba de producir plumas que compitieran con la casa matriz ni con ninguna otra que ofreciera productos mecanizados, sino de crear piezas a mano, sin prisa, y, además, adaptarlas en lo posible a los clientes que las adquiriesen.
Nakata contrató a dos jubilados de Platinum,  Sadeo Watanabe y Kohsuke Matsubara quienes se encargaron de fabricar las plumas. El rasgo distintivo de sus productos no era solo la fabricación a mano o el uso de productos tradicionales como el lacado con Urushi sino, sobre todo, la oferta de adaptar el plumín al gusto de cada cliente. Su lema era "hecho solo para su mano", leyenda que aparece en la caja de madera que se entrega con cada pluma.
En 2002, Russ Stutler, un artista gráfico norteamericano, visitó una feria de estilográficas en Tokyo y descubrió los productos de Nakaya. Quedó fascinado e hizo una reseña de ellos en Pentrace, la web internacional con sede en Irlanda dedicada al mundo de las estilográficas.  El interés por Nakaya creció exponencialmente y pronto llovieron pedidos en el pequeño taller de Tokyo. El éxito era perfectamente comprensible: se ofrecían formidables plumas de ebonita, lacadas a mano con urushi de la mejor calidad, y dotadas de un plumín de oro de origen Platinum totalmente personalizado. A ello se unía una presentación soberbia y un precio más que razonable;  el modelo estándar rondaba por entonces los 300 dólares.



Nakata comenzó a visitar las ferias de estilográficas estadounidenses y para 2004, Nakaya se había convertido en una marca de referencia. Los pedidos se acumulaban  y comenzaron a buscar distribuidores en el extranjero, comenzando por los Estados Unidos, su principal cliente. Actualmente, la compañía ha ampliado enormemente su oferta de productos y ha contratado nuevo personal aunque su idea sigue siendo la original, ahora apoyada en cuatro artesanos principales que se encargan de la fabricación de las plumas. Al mismo tiempo, Nakaya ha reforzado su presencia en las ferias internacionales y se ha convertido en patrocinador de algunos clubs internacionales de estilográficas. La mayor parte de su clientela es norteamericana. Muchos aficionados visitan el taller de la marca en Tokyo como si se tratase de una peregrinación.
Actualmente, el mito Nakaya sigue apoyándose en el carácter artesano de su producción pero, en mi opinión, comienzan a diluirse algunas de las cualidades que tenía porque el criterio de ineficiencia que alumbró su nacimiento y que formaba parte de sus señas de identidad, comienza a mostrar sus debilidades.
Como en todo paradigma comercial, hay un punto en el que es difícil compaginar factores contradictorios. Por ejemplo, no es posible ofrecer un producto casero con una legislación industrial que refuerza la mecanización o el control sanitario. Tampoco es compatible la producción artesanal con una clientela masiva o, por último, es poco probable que a una demanda elevada corresponda una política contenida de precios.



Un poco de todo esto le ha ocurrido a Nakaya en los últimos años. Los aficionados hemos asistido a un incremento de precios que casi alcanza el ciento por cien de los iniciales, hemos experimentado una notable dificultad de comunicación con la casa, han surgido nuevos problemas de entendimiento entre fabricante y distribuidores, aparece una ligera pero apreciable disminución en la calidad de los productos y sufrimos una tremenda demora en el servicio.
Podemos concretar las debilidades de Nakaya de la siguiente manera:

El tiempo de entrega.

Cuando Nakaya comenzó a ofrecer sus productos, el tiempo medio para entregar una pluma era de 30 días. Actualmente, dependiendo del modelo, puede tardar entre cuatro meses y más de un año. Si el cliente desea añadir algún toque personal a su pluma estándar, conseguirá prolongar la entrega casi el doble de lo generalmente estimado.
Yo tengo tres Nakayas: una  Cigar Aka-Tamenuri, una Piccolo Negra, y una Cigar Thick Arai Shu con acabado especial en la boquilla Ishime-Kanshitsu. La primera, comparada en 2003, fue entregada en un mes y medio desde que realicé el pedido. La última, especial, tardó casi un año.

El precio.

Se está haciendo desorbitado sin justificación. Hay instrumentos de escritura terminados en Urushi que cuestan menos de la mitad que una Nakaya sencilla. Si uno pretende cualquier acabado especial, el coste se dispara. Entiendo que cualquier modificación del estándar supone introducir un elemento distorsionador en la cadena artesanal de producción  pero el exceso de precio convierte el producto en poco atractivo. Llegará un momento en que el precio supere al valor y, de momento, comienza a surgir la competencia.

La mecánica. 

Las Nakaya son plumas técnicamente elementales, alimentadas por un simple convertidor. Su belleza radica en el diseño y en el acabado, no en la mecánica.

El plumín. 

Para plumas de esta categoría y precio, el plumín sigue siendo un modesto Platinum de tamaño relativamente pequeño y sin ninguna especialidad salvo su adaptación a la mano de quien lo solicita. Otras marcas japonesas, como Sailor o Pilot, ofrecen plumines infinitamente más avanzados y estéticamente  más logrados.
Si el comprador desea algún plumín especial, Nakaya lo cobra aparte y por un importe muy superior al de, por ejemplo, su casa matriz. Es más rentable comprar una Platinum y cambiar el plumín uno mismo.

El acabado. 

Intachable en cuanto a su concepción, pero comienzan a oírse quejas por defectos en casos concretos. Golpes en el barniz, irregularidades en la terminación, manchas...



El servicio.

No especialmente bueno. Dificultades de comunicación con la casa, falta de respuesta, demoras y poco entusiasmo a la hora de atender quejas. En cuanto a los distribuidores, complejidad en el trámite y falta de coordinación con la casa matriz.Comienzan a recibirse plumas defectuosas que hay que devolver, con los costes que ello supone, y la respuesta de la fábrica se reputa lenta e inadecuada.


Las plumas Nakaya poseen una belleza extraordinaria. Son simples, sobrias, elegantes y originales. Pero las debilides de  la marca pueden erosionar el mito de perfección que parecían haber conseguido.
¿Cuál es el problema de Nakaya?. Parece obvio que su dimensión industrial. Una taller artesanal de cuatro personas no puede abastecer de productos a todo el mundo y, como cualquier economista aficionado puede entender, la presión de la demanda solo puede corregirse de dos maneras: aumentando la producción o aumentando los precios. Lo segundo ya está en marcha y, lo primero, más que a un incremento cuantitativo, conduce peligrosamente a una reducción de la calidad para conseguir mayor productividad.
Como decíamos más arriba, la artesanía está reñida con la producción masiva. Intentar ofrecer muchos productos, todos los colores, el mayor abanico de posibilidades al cliente y una adaptación personal, obliga a tener más trabajadores y muchos medios que, inevitablemente, afectan a la calidad o a la uniformidad del producto. En la producción industrial puede mejorarse el equipamiento o la formación, pero un artesano tiene una capacidad de producción limitada a sus habilidades y al tiempo disponible y ello constituye una barrera infranqueable.
Si Nakaya pretende convertirse en una marca de lujo, seguirá los pasos de Namiki y, si quiere mantener su estándar inicial, tendrá que conformarse con seguir siendo un modesto taller artesanal con clientela reducida.


(Todas las fotografías pertenecen a la página oficial de Nakaya y se usan con fines exclusivamente ilustrativos)


viernes, 3 de enero de 2014

Parker Vector Standard c1984

Material: Cuerpo de plástico inyectado con pieza final en acero Capuchón y boquilla de plástico.
Clip: Acero
Plumín: Acero dorado
Punto: Medio
Carga: Cartucho específico Parker
Largo: 130 mm.
Ancho: 10 mm.
Precio: Aproximadamente unos 5 euros en ebay.

Contexto:

La Parker Vector fue, antes que una pluma, un roller, el RB-1. Nació en 1981, en el Reino Unido. Tuvo un éxito formidable y, en un momento de serios cambios en la compañía, acabó siendo la base para una nueva estrategia empresarial que pretendía ocupar el sector más barato del mercado de las estilográficas. Estrategia que, por cierto, provocó serios conflictos en Parker, los cuales acabaron con el despido de Manville Smith, presidente del departamento de instrumentos de escritura. Pero la estrategia de ocupar el segmento más popular de los instrumentos de escritura ya estaba en marcha. Primero fue la Vector y, luego, la Itala, primera pluma desechable de Parker.
En 1.984 nació la pluma FP-1 basada en el roller RB-1. Cuatro meses más tarde de su entrada en el mercado, experimentó un pequeño rediseño y pasó a denominarse Vector. Se ofrecía en cuatro colores: negro, burdeos, azul oscuro y blanco. Los plumines ofrecían dos posibilidades: fino y medio.
La Vector se sigue comercializando aunque la producción está prácticamente centrada en la publicidad corporativa para la que se han diseñado infinidad de modelos.

Presentación:

No conservo el embalado original pero actualmente se vende en blister de plástico.

Diseño:

La Vector es una pluma muy sencilla. Es poco más que un pequeño tubo de plástico. Posteriormente, mejoró en muchos aspectos como, por ejemplo, la sección, que pasó a ser metálica en lugar de  plástico. Sólo el extremo superior del cuerpo es metálico y sirve para colocar el capuchón sobe del mismo de manera que todo el conjunto aparezca del mismo color.
El clip es un elemento sobresaliente, fuerte y bien diseñado. Concuerda perfectamente con el espíritu de la pluma y con su carácter batallador. Todo el conjunto ofrece una notable sensación de robustez aunque el plástico no es especialmente grueso.
Las dimensiones de la pluma son reducidas. Se trataba de una pluma para estudiantes así que, además de ser barata, debía adaptarse a manos pequeñas.
Poseo varias Vector pero esta fue la primera que tuve y la que me acompañó durante buena parte de mis primeros años de trabajo. Se mantiene en un estado impecable a pesar de sus ya casi treinta años de existencia.



Tamaño y peso:

Es una pluma de tamaño contenido y escaso grosor, adecuada para primeros usuarios y manos pequeñas. Es también un instrumento muy ligero que permite un cómodo transporte.
Con el capuchón puesto, el tamaño aumenta considerablemente hasta convertirse en una pluma de tamaño regular, cómoda para el uso continuado.



Plumín:

 El plumín es de acero con un dorado muy resistente puesto que no se aprecian dsgastes ni pérdidas en el tiempo. El plumín carece de marcas y de orificio de ventilación. Está sujeto a un soporte de plástico que se encaja en la boquilla.
El alimentador es también de plástico, sin estrías.
Como ocurre frecuentemente con las Parker, es un punto suave y húmedo, que permite escribir sin interrupciones ni titubeos. El alimentador se satura con mucha facilidad y suele rebosar de tinta.
Se trata de un plumín rígido, sin flexibilidad alguna.



Alimentación:

La alimentación se realiza por cartucho propio de Parker. Admite también el convertidor correspondiente. Con cualquiera de ambas opciones se obtiene una buena capacidad, muy adecuada para un uso continuado de la pluma.




Carrera Corta:

Es una pluma muy suave y ligera, con un trazo húmedo y generoso. No presenta dudas al empezar a escribir y permite dejarla destapada varios minutos sin que le cueste comenzar de nuevo. Tiene muy poco peso por lo que, sin capuchón, incluso resulta excesivamente ligera en la mano, haciendo que la escritura no tenga inercia alguna ni aplomo. En cambio, permite un trazo muy rápido que no fatiga al usuario.
Para una mano regular, el cuerpo resultará algo estrecho pero para una mano pequeña, es adecuado.



Carrera Larga:

Como ocurre en todas las plumas de estudiante, la ligereza y la generosidad en el trazo, facilitan su uso prolongado. Para tomar apuntes, por ejemplo, es muy cómoda y su gran capacidad de carga evita tener que rellenarla con rapidez.
El plumín, pese a su ajustada calidad teórica, presenta un desempeño magnífico. Suave, húmedo y permanente, nunca interrumpe el trazo ni obliga a repetirlo. Es muy apto para la escritura rápida de trazo amplio. No tanto si se tiene una escritura pequeña porque el flujo resultaría excesivo, al menos con esta tinta. Aún así, es un instrumento versátil.




Conclusiones:

La Vector es otra pluma básica o de iniciación, perfectamente adecuada a sus fines. Buena pluma de estudiante, sencilla de usar, indestructible si se le proporciona un uso medio, autonomía muy razonable y de trazo totalmente fiable. Su bajo precio la convierte, además, en una compra muy ventajosa.
Pero como también ocurre en estos modelos, es una pluma construida con materiales muy poco lucidos y sin detalles. Además, su tamaño es algo pequeño para manos regulares, especialmente, si no se usa con el capuchón puesto.

A favor:           Robustez
                       Plumín jugoso y sin fallos.
                       Precio

En contra:        Simpleza de materiales
                        Pequeño tamaño