viernes, 31 de julio de 2015

Secretos Iniciáticos: Cinco cosas por las que aborrecer las estilográficas.

Voy a iniciar, con ésta, una pequeña serie de tres entradas con lo que he denominado jocosamente "secretos iniciáticos", preguntas que todos nos hemos hecho alguno vez o que nos han hecho quienes nos han visto con los dedos manchados de tinta por usar esos extraños artilugios llamados estilográficas.

Se trata de pequeñas greguerías o argumentos que suelen darse a favor o en contra de las estilográficas. Como pretendo ser lo más objetivo posible, daré algunos a favor y otros en contra. Como no lo soy en absoluto, terminaré la serie con las razones por las que creo -en serio- que todos deberíamos escribir -al menos alguna vez-  con plumas estilográficas.

Espero que estas breves entradas, orientadas sobre todo a la diversión veraniega y bienhumorada, sirvan de solaz a mis amables lectores y que, en el mejor de los casos, les arranquen una sonrisa y en el peor, me las disculpen.

(foto: wikipedia)

¿Por qué son aborrecibles las estilográficas?

1.- Manchan los dedos. 

Y, justamente, en el peor momento; ése en el que vamos a firmar el documento tan importante, el contrato tan esencial, o el matrimonio para toda la vida. Los dedos azulados, o peor, anaranjados, del estilófilo destacarán ominosamente en medio de la mesa mientras todas las miradas se posan conmiserativamente -en el mejor de los casos- en el atribulado sujeto. Si, con un poco de suerte, nos hemos tocado inopinadamente la nariz instantes antes, alegraremos el ambiente con los divertidos colores que adornaban la cara de Charlie Rivel. Y si, de paso, nos hubiéramos arreglado la corbata, habremos arruinado con la huella indeleble de nuestras manazas la inmortal obra de Armani.

2.- Se quedan sin tinta de repente

Nos hemos pasado el día intentando calcular cuánta tinta nos queda en el depósito que llenamos hace cuatro días y, precisamente en el momento en que necesitamos escribir algo así como para salvar nuestra vida estando a 50 km como mínimo de la papelería más cercana y a 100 de nuestro domicilio, la estilográfica se seca sin dar un ay. El nervioso desenroscado del cuerpo con dedos agarrotados por el pánico (quizá teñidos de tinta), solo confirmará nuestro peor presentimiento: ni una gota en el depósito. La maldición caiga sobre el Sr. Waterman y su ominoso invento.

(foto: shoshiplatyplus)

3.- No se pueden dejar.

¿Quién no ha experimentado el intenso dolor que provoca la punzante mirada de un, hasta entonces, entrañable amigo al que acabamos de negarle nuestra pluma? La terible sensación de abandono que provoca este silencioso reproche solo es pareja con la mala conciencia que nos acompañará para siempre. Claro que solo hay una sensación peor que ésta: la alternativa de ver cómo el prestatario accidental de nuestro tesoro machaca el plumín contra el papel hasta convertirlo en un guiñapo mientras somete al delicado instrumento a un ejercicio de "confiesa o te estrangulo" que acabará con nuestro ingreso en el servicio de urgencias más cercano por un amago de infarto.

4.- Son frágiles

Por mucho que se empeñen los fabricantes, las plumas se rompen más que los teléfonos móviles. Algunas tienen piezas cuyo nombre ni siquiera se conoce y otras tienen mecanismos que parecen directamente sacados de laboratorio del Profesor Fate. ¿Por qué lo hacen todo tan complicado? Reparar una pluma es cosa de doctores que conocen el arcano secreto y si alguien comete la osadía de desmontar una, se verá invariablemente incapaz de volver a montarla en el orden adecuado y, sobre todo, con el resultado apetecido. Las estilográficas son instrumentos con la asombrosa capacidad de concentrar en el menor número de componentes, la mayor dificultad de montaje.


(foto: hruodger FPN)

5.- Son caras

¿Un instrumento de escritura que cuesta cientos de euros? Con lo que valen algunas alemanas de renombre, uno se puede comprar un zurrón de lapiceros, bolígrafos y rotuladores de gel, como para inundar el mercado africano. Con lo que valen otras, se puede uno comprar un pequeño utilitario que -es cierto- no escribe, pero lleva aire acondicionado. Y el precio de algunos modelos de lujo supera al del mítico apartamento en Marbella. Ni creyendo en la multi-reencarnación gastaría alguien la colección de plumas que algunos atesoran -a veces sin usarlas- y en la que han invertido cantidades ingentes de dinero que podrían haberse aprovechado en infinidad de otras cosas más prácticas y, sobre todo, mucho más divertidas.


Fin de la primera parte...

martes, 28 de julio de 2015

Tiempo de molicie

Las vacaciones se acercan, gracias al cielo y a mi generoso calendario, de forma que  mi ritmo de trabajo en estas páginas experimentará cierto cambio de orientación. Nada de qué alarmarse, por otro lado, pero creo que es bueno advertirlo a mis amables lectores.

Tengo preparado material suficiente como para no tener que colgar el cartel de cerrado por vacaciones así que habrá nuevo contenido disponible para quienes deseen pasearse de vez en cuando por estas páginas y echar un vistazo a nuevas entradas. Además, he procurado que estas entradas tengan un espíritu más intemporal y, al mismo tiempo, fresco, ligero y divertido, mejor adaptado al verano.

Espero que gusten.

¡Muy felices vacaciones a todos!


sábado, 25 de julio de 2015

Stypen Up!: Todo se puede hacer más barato.

Las plumas retráctiles han existido desde hace muchos años sin que, en general, sus soluciones haya tenido demasiado éxito. Desde las famosas Omas de los años 30 hasta las modernas Montblanc Bohème, muchas han sido las marcas que han fabricado productos con el plumín escamoteable en el cuerpo de la estilográfica para limpieza y protección.

Quizá la única que ha logrado continuidad histórica -y supervivencia- ha sido la Pilot Vanishing Point cuya principal novedad, con relación a las que le habían precedido, era  el mecanismo de pulsador en lugar del accionamiento mediante pomo giratorio situado en el extremo del cuerpo. Claro que también Pilot optó por esta solución con su Fermo aunque, por razones posiblemente parecidas a las de sus predecesoras, ha tenido menos éxito que la clásica Capless.

El mecanismo retráctil en cuestión tampoco es de gran complejidad, como lo demuestra el hecho de que haya variedades y precios para todos los gustos. La pluma que presento aquí es la prueba de que el plumín retráctil no es una solución técnica reservada al segmento de lujo, sino que puede incorporarse a plumas muy baratas.

Stypen es una marca de Bic que, generalmente, suele fabricar la misma pluma con ambos nombres. En nuestro caso, hay dos casi exactamente iguales: la Bic X Select y la Stypen Up!. Ambas se fabricaron hasta finales de la década de los 2000 y se vendían por precios muy baratos; aproximadamente, unos 10 euros.


(foto: bic)

Se trata de una pluma de muy pequeño tamaño y fabricación enteramente en plástico. No es una pluma de gran calidad mecánica y su solidez no parece algo precisamente destacable. Es ligerísima, en cambio, y su mecanismo de escamoteo funciona a la perfección.


Prácticamente todos los componentes de esta pequeña pluma son de plástico, hasta los cromados. Sus formas son muy agraciadas, en forma de proyectil alargado, con líneas muy limpias y armónicas. El cuerpo estriado, en plástico de buena calidad, facilita la sujeción y el uso confortable del instrumento.


La boquilla de la pluma es de plástico negro y el cuerpo, que se ofrecía en diferentes colores. La que nos ocupa es azul mate que, en contraste con los cromados,  le da una notable gracilidad visual. Carece de visor como su hermana, la Bic. El extremo superior del cuerpo lo constituye el pomo que acciona el mecanismo de retracción. Es también de plástico, aunque bien cromado y de funcionamiento muy suave y preciso.


El capuchón, quizá la pieza más llamativa del conjunto, acaba en forma de bala con un clip prominente de chapa en el que se ven tres agujeros con función meramente decorativa. En un lateral aparece la marca de la casa, en relieve. Es la única pieza metálica del conjunto, además del plumín. El capuchón no puede ser colocado con el plumín expuesto.


El estilizado plumín es otro rasgo que distingue esta pluma de la Bic. Se trata aquí de un bello diseño lanceolado con 10 agujeros decorativos. Son formas muy esbeltas y atractivas.


Interiormente, el mecanismo de la Up! consiste en un sencillo pistón desmultiplicado que hace girar el soporte del plumín hacia adentro o hacia afuera. Está construido enteramente en plástico lo que no dice mucho en favor de su robustez. Pero su sencillez y facilidad de uso parecen los adecuados para aprovechar el mecanismo sin demasiado riesgo. Yo la he utilizado a menudo sin problemas. La cuestión es, a la postre, reflexionar sobre si el sistema de escamoteo tiene alguna utilidad real y la respuesta es que no demasiada. Resulta atractivo y llama la atención pero apenas aporta otra cosa. El hecho de tener que usar las dos manos para accionarlo, le priva de las grandes ventajas del sistema Pilot VP.



La pluma se alimenta por cartucho estándar. No admite convertidor debido a su pequeño tamaño.


La pluma escribe correctamente. Ni es un prodigio de suavidad ni su tamaño aconseja un uso prolongado de la misma. Pero es una buena pluma de bolsillo, ideal para tomar notas rápidas, que siempre llama la atención por su simpático mecanismo.


Aunque ya no se fabrica, no es díficil encontrarla por internet a un precio que no suele superar los 15 euros con los cuales se podrá experimentar un mecanismo que otras marcas venden a precios prohibitivos.


jueves, 23 de julio de 2015

Pelikan 805 Stresemann: Apurando el modelo

Las formas clásicas de la colección Souverän de Pelikan sirven de base para numerosas ediciones especiales de la marca alemana, desde la serie maki-e hasta las Toledo, pero casi todas estas suponen un cambio profundo, no en las formas, pero sí  en la estética del modelo.

La Stresemann es un punto diferente pues se trata de una edición especial en la que el tradicional modelo Souverän solo está modificado en la gama de colores. Algo parecido había ocurrido con las tortoise shell aunque el dibujo del cuerpo no es idéntico a las estándar. La M800 Stresemann, en cambio, es absolutamente idéntica al modelo estándar.


La serie M estándar se ofrece en tress colores: la ya clásica verde y las más modernas roja y  azul. En todos los casos, la casa alemana presenta una pluma con la parte central  del cuerpo en celuloide estriado en estrechas franjas longitudinales traslúcidas.




Con la Stresemann, Pelikan ha conseguido apurar la estética de las Souverän hasta su máxima capacidad consiguienda la que es, probablemente, la pluma estéticamente más conseguida de toda la serie. La combinación de negro, gris y plata, arroja un resultado sencillamente espectacular que resalta la belleza del diseño clásico de la pluma, la notable elegancia del plumín -ahora en oro rodiado- y los detalles plateados del conjunto. Todo resulta en una pluma de enorme belleza y originalidad pese a ser ya tan conocida.


Stresemann era el apellido del que fue Primer Ministro de la República de Weimar, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1926 por sus esfuerzos en pro de la paz que siguió a la Primera Guerra Mundial.  El personaje también fue famoso por su estilo personal que  popularizó en torno a un traje de rayas formal pero igualmente adecuado para el trabajo diario. El público alemán, por analogía con el diseño estriado de Pelikan, comenzó  a llamar a estas plumas stresemann y aún lo siguen haciendo.


La 805 Stresemann es una Pelikan en toda su extensión. Siendo sus piezas estándar, cuenta con un plumín de 18K enteramente rodiado, lo que es una novedad absoluta en la serie, y se carga mediante el incombustible pistón de la casa. Las delgadas tiras de celuloide en tono antracita, hacen perfecto juego con la resina negra de la boquilla y el extremo del cuerpo que hace de llave para el pistón y los anillos plateados del conjunto añaden un último toque de elegancia.


He dejado dicho en otro lugar que la Pelikan 805 es, a mi juicio, la pluma europea más equilibrada y con la mejor relación calidad-precio de su segmento. La Stresemann añade un toque de belleza que va más allá de las cualidades estándar convirtiendo a este modelo en uno de los más logrados de la casa germana.



El precio de la Stresemann ronda los 450 euros. Una cantidad respetable pero proporcionada a la calidad y belleza de esta soberbia pieza alemana.

(Nota: Gracias a mi amigo Luis por haberme permitido presentar esta pluma. Las fotografías han sido realizadas por él mismo.)

domingo, 19 de julio de 2015

Rotring Graphos. Aquellos viejos y maravillosos inventos...

El Rotring Graphos nació como un intento de proporcionar a los calígrafos un instrumento cómodo y, sobre todo, enormemente versátil que pudiera sustituir a la legión de plumillas, tiralíneas y palilleros que todo calígrafo o rotulista profesional dedicado a las artes gráficas se veía obligado a utilizar para su trabajo.

El modelo de Rotring era una versión moderna de uno que había fabricado Pelikan en los años 30 y 40 del pasado siglo. Sus soluciones funcionales eran exactamente las mismas y el diseño del sistema, tanto en lo relativo a la alimentación del instrumento como al sistema de plumines intercambiables, idéntico. Cambiaba el tamaño (más grande el Rotring) y algunos detalles como el clip.


  (foto: aki's stocktaking)

En los años 70, ignoro si adquiriendo la patente a Pelikan, Rotring hizo un nuevo intento con el renovado Graphos, un instrumento magnífico que, por desgracia, tuvo una vida cortísima dado que en la siguiente década alumbró una nueva tecnología que lo arrumbó para siempre. Rotring se centró en sus Art Pens y las artes gráficas se pasaron en bloque al ámbito informático y digital.

Adquirí mi Graphos a finales de los años 70 y aún lo conservo porque es un instrumento muy original, excelentemente pensado y con un rendimiento extraordinario aún para quienes gustamos de la caligrafía, el dibujo sencillo y la rotulación manual.

Inicialmente pensado para la tinta china, he podido comprobar que admite el uso de tintas para estilográfica que, además, son mucho más fáciles de limpiar. No se encuentra especialmente cómodo con tintas muy fluidas pero se maneja perfectamente con las más densas.

El Graphos es un instrumento de tamaño contenido; enormemente práctico.


Aquí puede verse perfectamente la cánula donde se encajan las plumillas. Cada una de ellas tiene dos pequeños ganchos que se insertan en los dos soportes de la cánula quedando perfectamente fijadas en ella


Aquí puede apreciarse la parte posterior de la cánula con la muesca para sujetar el alimentador y el agujero que se usa para recargar de tinta el depósito interior.


El alimentador, de un diseño muy particular, resulta enormemente eficiente. Totalmente desmontable para su limpieza o sustitución, debe encajarse en el interior de la cánula.


Aquí puede apreciarse una fabulosa plumilla extraflexible. Su trazo es como el de un pincel:


El conjunto se servía con un detallado folleto de instrucciones para su uso.


Esta es mi colección de plumillas. Se adquirían por separado. También se puede ver el ya clásico depósito de tinta china de Pelikan y un soporte para compás o bigotera:


Dos plumillas ultraflexibles.


En la plumilla flexible  que puede verse arriba, tercera desde la izquierda, puede apreciarse cómo bascula la platina superior para facilitar su limpieza. La pletina, al igual que hace el sistema Emperor de Sailor, proporciona un flujo de tinta extraordinario y constante.


Pese a que el Graphos es un instrumento obsoleto, sigue proporcionando horas de buen escritura y enorme precisión al calígrafo artístico. Sus prestaciones y su versatilidad pese al tiempo transcurrido, son inigualables.

miércoles, 15 de julio de 2015

100.000 entradas. Gracias a todos.

Parece que fue ayer cuando celebrábamos las 50.000 entradas y, apenas unos meses después, la constancia y fidelidad de muchos amigos ha hecho que alcanzásemos ayer las 100.000, increíble cantidad  que ni siquiera imaginaba cuando comencé con este humilde blog.

El éxito de este proyecto guarda relación directa con la gran acogida, el apoyo y la constante presencia de todos los amigos y aficionados que lo hacen suyo cada día. Ellos son los que me animan a seguir y a intentar ofrecer contenidos útiles y amenos, de forma que echar un vistado al Pajarete Orquidiado sea una suerte de agradable paseo donde encontrar a los amigos y charlar con ellos de una afición común.

Hablando de amigos. Me he entretenido en revisar los comentarios de todos los que han sido tan amables de dejar sus ideas, sus sugerencias y sus opiniones a lo largo de este tiempo. Y me ha parecido justo celebrar estas 100.000 visitas reconociendo a aquellas personas que más comentarios han hecho. Agradezco todos y cada uno de ellos, pero especialmente, soy deudor de amigos indesmayables  que nunca faltan como Zaida,  Papish,  Mario y  Rafael Pappalardo.

Pero dejo para el final los tres mayores partícipes que han compartido con nosotros sus valiosas opiniones y su tiempo: Ivan, Alfonsodf y Rfueris, con decenas de comentarios cada uno.  Para recompensar simbólicamente su participación, les enviaré un modesto regalo. Para Iván, el que más ha escrito, reservo un precioso cuaderno de tapas duras y papel conqueror  realizado totalmente a mano por mi amigo Luis, un magnífico encuadernador de gusto exquisito cuyo contacto dejo aquí para quien le pudiera interesar (lcaspal2@hotmail.com).


A los segundo y tercer clasificados, enviaré una modesta estilográfica que, como es lógico, sólo vale por simbolizar el agradecimiento que les debo.

Espero las direcciones de envío al correo pedrohaddock2014@gmail.com

Un fuerte abrazo para todos y, nuevamente, muchísimas gracias.





domingo, 12 de julio de 2015

Platinum Izumo: Modelos Especiales:

Ya hemos hablado de la Platinum Izumo y de sus fabulosas características. Pero la inventiva y el dinamismo de Platinum no se conforman con ofrecer un magnífico catálogo de plumas lacadas en urushi sino que han alumbrado dos modelos especiales que añaden un punto más de sutileza y encanto a esta fabulosa colección que constituye su tope de gama.

La primera de ellas es la extraordinaria Izumo Yagumonuri, una hermosa estilográfica acabada en maki-e. 



Izumo es el nombre de una provincia japonesa estrechamente ligada con la caligrafía y la fabricación de papel. Su símbolo es un  mar de nubes. En el año 2013, el Gran Templo de Izumo fue restaurado y, para celebrarlo tuvo lugar, por primera vez en 60 años, la sagrada ceremonia budista Dai-Sengu. En conmemoración a este acto, Platinum puso a la venta una edición limitada de la Izumo cuyo motivo es un mar de nubes pintado en maki-e.


Se trata de un maki-e genuino, es decir, totalmente pintado a mano. La elegancia del trabajo es verdaderamente notable ofreciendo un motivo discreto pero sugerente, con algunas notas de color distribuidas cuidadosamente para configurar una obra sencilla pero impactante.


El tamaño de la Yagumori es el de la Izumo estándar. Su clip y plumín son, igualmente, los normales en este modelo.


La alimentación de esta bellísima pluma se hace, como en las demás de la serie, mediante cartucho/convertidor.


El segundo modelo especial de la Izumo está fabricado en Tagayasan o madera de hierro, así llamada por su gran dureza y resistencia. Se trata de una madera muy densa y pesada, de las que poseen, por tanto, una de las mayores durezas.


La Tagayasan se ofrece en dos versiones; mate y lacada brillante. En ambos casos se aprecian perfectamente las vetas naturales de esta hermosa madera. El acabo es impecable, con una perfección en los detalles digna del fabricante, lo cual es especialmente valioso cuando se habla de un material vivo y tan delicado de trabajar como la madera.


Uno de los detalles más sorprendentes de la Tagayasan es su tamaño, notablemente superior a las de las Izumo estándar. No conozco las razones de esta disimetría aunque es probable que tenga que ver con el material y sus caracteristicas mecánicas a la hora de ser trabajado. Sea como fuere, esta pluma tiene un tamaño imponente y resalta en la mano del usuario como un auténtico cetro.


La Tagayasan es una pluma elegantísima pues la combinación de las líneas de la madera con la limpieza del diseño, típico de las Izumo, se revela enormemente afortunada. La profusión de suaves curvas casa perfectamente con el sobrio color marrón oscuro de la madera y la ausencia de todo adorno salvo el clip.


Los precios de estas ediciones no son excesivos. La Tagasayan se vende por, prácticamente, el mismo precio que las urushi,  unos 400 eurosy la Yagumonuri, siendo edición limitada, por unos 800 euros aproximadamente, cantidad razonable tratándose de una obra de maki-e tradicional.


Ambos modelos especiales de Izumo añaden un rico abanico de posibilidades a los aficionados. Lo difícil es elegir entre tanta hermosura.

NOTA: Una vez más, gracias a Ricardo por cederme estas magnífica plumas para deleite de todos.

viernes, 10 de julio de 2015

Diez características de la pluma (casi) ideal.

Ya hemos visto en numerosas ocasiones, que no existe la pluma perfecta; pero es inevitable, con el transcurso de los años, que la guía de nuestra afición y nuestra experiencia, nos haga seleccionar inconscientemente y nosconduzca hacia un modelo de instrumento que acaba por reunir, al menos estadísticamente, ciertos rasgos comunes. Cuando esos rasgos están bien definidos y se repiten a menudo, estamos ante nuestra pluma ideal. Sólo lo será para nosotros, desde luego, pero será ella, o casi.

Reflexionando sobre lo anterior, me he dedicado a compilar aquellos rasgos generales que se repiten en las plumas que más uso. Es necesario precisar cuanto antes que hablo de rasgos funcionales, prácticos, y, por tanto, no estéticos, si bien algunos elementos de diseño derivan de su propia función.

Estos son los rasgos de mis plumas casi ideales.


1. Clip. Creo que, aunque estéticamente pueda tener algún pero, el clip es un elemento imprescindible en mis plumas de trabajo. No sólo sirve para llevar la pluma con seguridad en un bolsillo sino que evita que ruede sobre las mesas. Los hay bellísimos.

(foto: penhome)

2.- Capuchón roscado. Impide aperturas inesperadas, manchas de tinta y pérdidas. Añade mayor protección para el plumín y permite jugar con la pluma como si fuera un pequeño puntero sin riesgo de caída. Además, la liturgia de abrir y cerrar la pluma es un placer en sí mismo.

3.- Resinas y celuloides. Para tener una pluma ligera con la que se pueda acometer cualquier tarea, lo mejor es que su cuerpo esté construido con materiales igualmente ligeros. La resina y el celuloide son idóneos y, además, añaden una enorme variedad de terminaciones y colores que aportan gran belleza.

(foto: nibs.com)

4.- Carga por cartucho/convertidor. No es el más elegante ni el de mayor capacidad, pero no hay otro sistema que le iguale en versatilidad, facilidad de mantenimiento y disponibilidad universal. Como segunda opción, fiable, capaz, segura y mecánicamente muy atractiva, la bomba de vacío.

5.- Plumín de oro. Su incontestable belleza, ductilidad, facilidad de reparación y resistencia a casi cualquier agente externo, lo convierten en algo imprescindible.


(foto: Sailor)

6.- Alimentador de ebonita. Las porosidad característica de este material hace que su entrega de tinta sea continua, homogénea y consistente. Lo mejor.

7.- Tamaño medio/grande. La pluma más cómoda no es ni la más grande ni la más pequeña, y si su destino es ser usada con frecuencia, lo que obliga a considerar su portabilidad, lo ideal es un tamaño medio pero generoso, de unos 145 mm. de largo. Esto facilita un agarre comodísimo con posibilidad de ser adaptado en cada momento con total seguridad y confort.


 (foto: pistonfulfilled-FPN)

8.- Punto M-B. La pluma ideal debe escribir al mero contacto con el papel, sin presión ni titubeo alguno. Además, me gustan los trazos jugosos y amplios que permiten disfrutar de los matices de las tintas y realzan la escritura. Lo puntos finos suelen ser demasiado secos y los B muy gruesos pueden dar problemas de skipping. Por tanto, un punto M generoso europeo o un B japonés, son los mejores para mi letra amplia y rápida.

9.- Boquilla plástica. Lo preferible es que sea del mismo material y color que el cuerpo; las boquillas metálicas son muy estéticas pero incómodas de usar por resbaladizas, especialmente en ambientes cálidos con dedos sudorosos.

(foto: penchalet)

10.- Diseño discreto. Una pluma de trabajo no debe ser una vedette sobre un escenario. Ha de ser bella pero contenida. Atractiva por elegante y no por ostentosa. Capaz de ser usada en cualquier circunstancia sin que el usuario sea tachado de zafio o, peor, de hortera. Como en cualquier complemento estético,  lo menos es más.

Estos son mis gustos particulares que, no por sorpresa, se repiten en muchas de mis estilográficas de uso cotidiano. Animo a mis curiosos lectores a que hagan su propia lista para descubrir su particulares preferencias.

martes, 7 de julio de 2015

Personajes con Estilográfica: Mark Twain

Mark Twain, o Samuel Clemens que era su verdadero nombre, es, probablemente, el primer ejemplo de contrato publicitario relacionada con la estilográfica.


Entre 1876 (Las Aventuras de Tom Sawyer) y 1885 (las Aventuras de Huckleberry Finn), la fama del genial escritor se había disparado hasta convertirle en una figura de enorme éxito y popularidad.  En los albores del Siglo XX, cuando Twain ya era todo un personaje nacional, fue contratado por Conklin para ser la imagen de la marca.



No es posible saber si Twain hablaba bien de las Conklin por haber sido contratado al efecto, o porque verdaderamente lo pensaba. Teniendo en cuenta la grandísima calidad de aquellas estilográficas, es probable que, además de cumplir con sus obligaciones publicitarias, lo creyera de verdad. Esta era su famosa frase referida a la Crescent Filler:

“Prefiero una sola Conklin a otras diez plumas cualesquiera, porque lleva su cargador en el estómago y no puedo extraviarlo ni queriendo. También la prefiero porque me ahorra blasfemias dado que no puede rodar al suelo desde la mesa."


Lo cierto es que las Conklin se hicieron tan famosas y se vendieron tan bien como los artículos y o ras de ficción del genial escritor, periodista y humorista. No es de extrañar dada la extraordinaria calidad de estas plumas y su belleza, derivada en gran medida de la técnica del guilloqueado que se introdujo para adornar la anodina ebonita negra típica de las primeras estilográficas.


La relación de Twain con Conklin se mantiene hasta hoy en día en que la marca continúa comercializado un modelo con su nombre y, naturalmente, con el clásico crescent filler que la hizo famosa.