lunes, 30 de enero de 2017

Pilot 90 aniversario: por un futuro venturoso

En el año 2008, Pilot/Namiki celebró su nonagésimo aniversario. 90 años en la industria es todo un récord y, como es tradicional en la casa, se aprovechó la ocasión para poner en el mercado una pluma conmemorativa. Se llamó Toki que en japonés significa ibis coronado, un ave de singular elegancia y gran tradición en la iconografía artística nipona porque es su ave nacional. El segundo libro de historia más antiguo de Japon, el Nihon Soki (Crónicas de Japón), ya menciona al ibis. El tono rojo y anaranjado de su plumaje ha dado lugar a un color denominado Rojo-Toki.
 


El Ibis desapareció de los cielos japoneses en 1981 pero ha logrado reintroducirse en 1999, aunque únicamente en la isla Sado de la Prefectura de Niigata. La imagen del Ibis que utilizó Pilot simbolizaba la esperanza por un futuro venturoso.

La Toki se fabricó únicamente en dos versiones:

1) Pilot 90 Aniversario, Toki Maki-e – edición limitada a  90 piezas.

2) Pilot 90 Aniversario Toki Raden – edición limitada a 900 piezas.


La pluma que hoy presento es la segunda; una pieza menos llamativa pero exquisitamente elaborada con técnica maki-e y madreperla (raden) por el ilustre Yasunori Sakamoto, autor para Namiki de piezas tan conocidas como “Grillo”, “Glicina”, “Dios del Viento y Dios del Trueno” y "Conejos a la luz de la luna" entre otras.


De esta pluma se fabricaron 900 ejemplares. El número de cada una aparece en la parte superior del clip, en el tramo perpendicular al capuchón. En nuestro caso, como se puede apreciar, se trata del ejemplar nº 561


La pluma es de buen tamaño aunque nada excesivo: 138 mm. Su anchura máxima es de 39 mm.


El capuchón se asegura, mediante rosca, a una boquilla de resina. Tanto el cuerpo como el capuchón son metálicos, al estilo de las Namiki Yukari Royal.


La decoración de esta pluma es delicada aun siendo espectacular. Sobre un fondo de lacado urushi negro, se distinguen cuatro zonas que marcan los extremos, tanto del capuchón como del cuerpo. Las zonas interiores de ambas piezas, es decir, las que quedan contiguas cuando se cierra la pluma, están decoradas con un precioso maki-e dorado, salpicado, de cuidadísima factura.


El cuidado y el mimo en la ejecución del maki-e salpicado es digno de admiración.


En los extremos y en las partes planas, por el contrario, la decoración se ha llevado a cabo con raden, o sea, pequeña partículas de madreperla que centellean en reflejos multicolores.


La disposición de estas pequeñas partículas se distribuye sabiamente desde los extremos hasta el interior de las piezas hasta desaparecer totalmente en el lacado urushi. El efecto es cautivador.


El capuchón se adorna de un discreto anillo plateado con dos figuras de ibis grabadas sobre un fondo negro. El dibujo no estorba en absoluto la contemplación del lacado y la decoración maki-e y raden.



El clip, también plateado y muy sencillo, solo lleva grabado el nombre Pilot en su parte superior.


El plumín, de oro rodiado, es otra pieza digna de mención. No es de gran tamaño pero está bellísimamente decorado con las alas del ave en los gavilanes y el guarismo 90 en el centro. Su morfología e instalación destacan su presencia en la pluma.


El alimentador, es el típico de la marca, muy eficaz.


La pluma se carga por medio de cartucho/convertidor. Viene provista del conocido CON-70 de Pilot.


La pluma está sin usar y, por descontado, no puedo dar detalles sobre su desempeño funcional. No obstante, estas plumas son piezas de colección y no suelen ser usadas.

La Toki es una pluma excepcionalmente bella y, aunque no sea la versión de lujo del aniversario, es un ejemplar capaz de atraer todas las miradas. La maestría de Pilot-Namiki en la producción de estas pequeñas joyas, se revela en ella con toda brillantez.

Gracias a Ricardo por permitirme presentar esta pluma a todos los lectores.


viernes, 27 de enero de 2017

Cinco bólidos y cinco carretas. Plumas para escribir a diferentes velocidades.

Hace algunos días, un amable lector propuso una entrada en la que se aconsejase acerca de las mejores plumas para escribir rápido o para hacerlo lentamente. La idea me pareció muy interesante y, aunque la hemos tratado someramente aquí, me pareció que no estaba de más descender de la teoría a la práctica para concretar aquéllos consejos en algunas plumas determinadas en función de la velocidad de escritura que cada uno posee.

Recordemos que la velocidad de la escritura es una característica propia de cada individuo. Hay quien lo hace rápidamente y hay quien se toma su tiempo. Por otro lado, la velocidad es un factor que ha de ser puesto en consonancia con otros, como el tamaño de la letra y el tipo usado. No es lo mismo escribir en un estilo inglés formal que una cursiva itálica sencilla ni en copperplate, que en apenas meros garabatos. Hay tantos tipos de escritura como personas que escriben y, por tanto, es difícil dar consejos universales a menos que, como es el caso, pretendan ser muy generales. Posteriormente, cada cual será el mejor encargado de encontrar su zona de confort.

Poniendo a mí mismo como ejemplo, diré que suelo usar tres tipos de letra: la más formal, que suele verse en este blog, es una reconstrucción particular que he ido haciendo con los años a partir de un modelo clásico inglés  de Johnston. Para un uso más habitual, o profesional, suelo utilizar una cursiva tipo Palmer que es la que me enseñaron en el colegio y que me parece de gran belleza. Por último, y para notas muy rápidas o pequeñas frases,solo para uso propio, uso una variante aún más simplificada y esquemática de la Palmer que apenas son rasgos taquigráficos.


Cada una de estas letras se escribe a distinta velocidad. La más formal, no siendo lenta, requiere mucho más tiempo que la de tomar notas. Aquélla es buena para escribir con calma, pensando, deteniéndose y recreándose en la belleza de la escritura. La última es puramente utilitaria y solo sirve para escribir notas urgentes y para que no se escape ninguna idea rápida en una reunión. En medio, está la Palmer, un verdadero todoterreno que sirve para cualquier labor y que puede ser mostrada y compartida sin ningún problema de entendimiento.

Recordemos ahora el cuadro que aparecía en la entrada reseñada al principio y que establecía una primera clasificación de idoneidad:

Escritura              Letra                     Plumín adecuado

Lenta                   Grande                  B, M (Seco)
Lenta                   Pequeña                SEF, EF, F (Seco)
Rápida                 Grande                  B, M (Húmedo)
Rápida                 Pequeña                EF, F (Húmedo)

A partir de este simple esquema, todos pueden saber, aproximadamente, qué tipo de punto les conviene usar. Ahora voy a dar tres modelos de estilográfica para cada tipo de escritura, rápida o lenta. El tipo de letra, grande o pequeña, puede influir en la apariencia final del escrito, aunque no tanto en la funcionalidad. No obstante, las plumas aconsejadas están ordenadas de arriba abajo, desde la más húmeda (letra grande) hasta la más seca (letras pequeña).


Plumas recomendadas para una escritura rápida. Todas ofrecen un generoso caudal de tinta que se traduce en lineas húmedas y ricas, de trazo seguro y lleno, a cualquier velocidad, porque su conjunto plumín/alimentador permite que la tinta viaje con gran eficacia desde el depósito hasta la punta de iridio.


Sailor 1911 Naginata Togi Emperor

No es necesario presentar de nuevo esta fantástica estilográfica pero sí recordar que el bellísimo plumín naginata togi , Emperor, dotado de pletina auxiliar permite una variación de trazo absolutamente cautivadora y siempre con una riqueza de flujo y una consistencia incomparables. Lo mejor de lo mejor aunque sea a un precio elevado.


(foto: nibs)

Twsbi 580 M-B

(foto: the writing desk)

Las Twsbi de medida media o gruesa se caracterizan por un flujo muy abundante y un trazo muy jugoso. La carga por pistón le otorga, además, una gran autonomía.

Pilot 823 B



(foto: Pilot)

Una escritora con mayúsculas. El imponente plumín #15 Pilot ofrece unas virtudes de primera línea. Huérfano de fallos, está siempre dispuesto a ofrecer un trazo impecable y generoso.

Lamy Safari M-B

(foto: Lamy)

La Safari sigue siendo una pluma de gran calidad, bajo precio y trazo generoso, más apreciable en las medidas gruesas. Últimamente se han escuchado algunas quejas al respecto pero, en general, las Lamy son plumas de muy buen flujo, adecuadas para la escritura rápida y fluida

Pilot Metropolitan M
(foto: Pilot)

En la gama económica, la Metropolitan hace alarde del mejor plumín de su categoría y que incluso en una medida relativamente estrecha, facilita una escritura ágil sin que aparezca el mínimo titubeo en el trazo.

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Plumas recomendadas para una escritura lenta. Prima aquí la consistencia del trazo, la regularidad de su grosor y su continuidad, pese a tratarse de una línea esencialmente fina. Son plumas que permiten una escritura firme y, al  mismo tiempo, húmeda y jugosa.

Pelikan M400 F



(foto: Pelikan)

Los plumines Pelikan son garantía de calidad y el de la M400 es un buen ejemplo. No es una pluma barata, pero su desempeño es soberbio. En puntos finos o extrafinos, el plumín alemán muestra sus grandes cualidades.

Platinum 3776 F

(foto: Platinum)

La 3776 es una de las mejores plumas del mundo y su plumín hace juego con ella. Es una pieza de rendimiento inmaculado y sabroso. Una ganadora neta.

Pilot VP F


(foto: Pilot)

La fantástica VP cuenta con un plumín de rendimiento supremo. Incluso en medidas finas, e incluso en su versión de acero, proporciona trazos seguros y continuos. Una delicia.

Faber Castell Emotion F


(foto: Faber-Castell)

Uno de los mejores plumines de acero del mundo. Su desempeño es intachable y la línea que traza, perfecta.

Sailor 1911 Estándar M-F
(foto: sailor)

La misma eficacia de todas las Sailor pero en tamaño más comedido. Su plumín de oro es, sencillamente, incontestable.

Estas son mis plumas escogidas en función de los dos tipos de velocidad en la escritura. Estoy seguro de que los lectores tendrán su propia elección porque se trata de un tema muy abierto a las experiencias particulares. Con todo, este ramillete de bellezas puede dar una idea bastante aproximada de lo que se puede conseguir en cada caso.



martes, 24 de enero de 2017

Omas Ogiva. Siempre en la cima

Por cada marca de estilográficas hay algunos modelos que, con el tiempo, devienen clásicos. Son diseños que terminan por ser intemporales y que pasan de década en década conversando su esencia y demostrando el acierto de quien los concibió. Mas ha fabricado miles de plumas pero, para mí, el nombre evoca dos grandes conceptos: Paragón y Ogiva. Del primero ya hemos hablado en numerosas ocasiones. Del segundo, algo menos, pero ha llegado el momento de reivindicar su enorme calidad y su esplendorosa belleza.

La primera Ogiva fue fabricada en 1927; se trataba de un diseño dotado de armoniosas y apuntadas curvas que ofrecía un agarre perfecto y un confort de escritura inimitable. Los adornos metálicos rememoraban modelos clásicos y se adornaba con preciosos anillos con grecas doradas. La Ogiva original dió lugar a un número enorme de variantes pero todas ellas conservaron la brillantez y la espectacular belleza de su primitivo diseño. Esta pluma se convirtió así, a lo largo de los años, en un verdadero clásico.

De entre todas las Ogivas, traigo hoy al curioso lector dos hermosos ejemplares. Una clásica 557-S y una Guilloché Hi-Tech.


La 557S es una pluma fabricada en los años 80 con unos impresionantes medidas de 147 mm.


La Guilloché es una pluma reciente que pertenece, en esencia, a la serie Cocktail. Mide 145 mm.


Ambas plumas están fabricadas en la clásica resina de algodón de Omas. Son dos ejemplares realmente grandes aunque su diseño ojival y sus cuidadas formas las hacen muy esbeltas y elegantes. Si fueran algo más anchas, serían equivalentes a una Montblanc 149 que mide casi lo mismo, 148 mm, pero que ofrece una imagen mucho más contundente por su gran cintura.


Las Ogiva son plumas de gran tamaño y enorme ligereza. Esto es lo que las hace tan cómodas de usar y tan confortables. El tacto de la resina de algodón es de una calidez notable y, en el caso, de la Guilloché, las estrías del cuerpo añaden el placer de un agarre seguro y acogedor.


Como se puede apreciar, ambas plumas son esencialmente idénticas. En el caso de la 557S, las superficies son lisas mientras que en la Guilloché son estriadas. También el tamaño varía ligeramente siendo la 557 unos milímetros más larga.


Las fornituras en la 557 son doradas mientras que en la Guilloché son rodiadas. Los clips son también diferentes. En la Guilloché se usa un modelo muy habitual en las Paragón, con la ruedita embutida en el extremo inferior, mientras que el de la 557S es una simple pala dorada lisa.



El resto de adornos metálicos es distinto en cada una de estas dos plumas. Ambas cuentan con el anillo adornado con una greca pero en la 557S el anillo del capuchón es triple y el de la Guilloché doble. Ocurre lo mismo en la boquilla y como se puede apreciar, es más ancho en la 557S. Finalmente, el anillo que protege el extremo del cuerpo es plano y más ancho en la Guilloché.


El cuerpo de la Guilloqué es, como indica su nombre, totalmente estriado. Solo es liso el culote que acciona el pistón y el extremo superior del capuchón.


El plumín de estas dos estilográficas es el mismo, únicamente cambia el color: bitono en la 557S y totalmente rodiado en la Guilloché.


La alimentación en ambos casos se realiza por el conocido y eficaz sistema de pistón de Omas.


El plumín de la Guilloché es un F aunque, para Omas, eso no significa gran cosa puesto que la pluma ofrece un trazo consistente, generoso y húmedo que más pareciera un M. Es un plumín muy suave.


El plumín de la 557S, por su parte, es un medio que, sin embargo, se muestra notablemente más seco que el anterior lo que no significa que no tenga la perfección típica de la marca. Ofrece una línea más delgada pero igualmente firme y suave.


La escritura con la 557S es típica de la calidad Omas. Suave, intensa y fluida. La línea es comedida y, aunque el trazo no es excesivamente húmedo, no falla nunca.


El plumín bicolor, también usado en las Paragón, es toda una clásica belleza.


El plumín de la Guilloché es un prodigio de suavidad. Pese a ser nominalmente fino, escribe con una densidad y riqueza digna de una denominación superior. El flujo es extraordinariamente rico y continuado, sin interrupciones ni saltos, aunque si se escribe muy rápido, muestra sus limitaciones morfológicas.


La belleza de estos plumines, es algo a lo que ningún estilófilo puede resistirse. Su desempeño, simplemente formidable.


Los alimentadores de estas dos bellezas son de ebonita y contribuyen a un flujo perfecto.


El cierre de Omas hace difícil encontrar estas hermosas plumas en el mercado secundario. Las Ogiva siempre han sido bien consideradas y los aficionados suelen buscarlas con ahínco. Su precio puede variar mucho pero, salvo ocasiones puntuales, no es fácil encontrarlas por menos de 300 euros lo que, en cualquier caso, me parece un precio justo para estilográficas de esta categoría.


Gracias a mi gran amigo Ricardo por facilitarme estas plumas para su análisis.



sábado, 21 de enero de 2017

Sailor PG Slim Pearl Red-Saibi Togi. La aguja que escribe.

Tras el largo nombre que describe esta pluma, se halla el plumín más fino del mercado: el Sailor Saibi Togi, una auténtica aguja capaz de depositar una sutilísima linea de 0.1 mm. y que, por su prodigioso diseño, consigue ser un instrumento plenamente funcional

Con gran congruencia, Sailor ha instalado el saibi togi en una Pro Gear Slim, es decir, la versión más pequeña de las Professional Gear, la conocida pluma de extremos truncados, contenido tamaño y perfectamente ligera y portátil. La idea del fabricante parece ser que este tipo de plumín es el más adecuado para tomar notas mientras se está fuera de la oficina o de la casa y facilita la escritura de kanjis en casi cualquier parte, especialmente cuando se quiere conseguir un dibujo extremadamente pequeño.

Saibi togi significa escritura bella y fina y por cierto que lo es. Probablemente, se trata del plumín más fino del mundo y, sin embargo, es perfectamente funcional. Como veremos, su morfología no se basa en un simple adelgazamiento de los gavilanes, sino en un ingenioso tallado especial en forma de pirámide, o bloque triangular, que permite un punto de contacto con el papel extraordinariamente fino.


Esta Pro Gear se presenta en una caja estándar de Sailor. Viene acompañada de la documentación habitual, dos cartuchos, un convertidor y un instrumentos completamente inusual: un limpiador de plumines. Se trata de una especie de lapicero con un extremo en forma de cúpula en el que se inserta una fina hoja metálica para introducirla entre los gavilanes del plumín y proceder a su limpieza.


Creo que es la única pluma de Sailor que se sirve con este accesorio.


La pluma está construida con una resina de color especial, un rojo carmesí con reflejos perlados, extraordinariamente bello y profundo. Parece una estilográfica metálica, pero no lo es. La resina, por otro lado, le confiere una enorme ligereza que, unida a su pequeño tamaño, la convierte en una pluma muy fácil de transportar en cualquier bolsillo.


La pieza se alimenta, como es tradicional en la mayoría de las Sailor, mediante cartucho o convertidor.


Estéticamente, la pluma se adorna con detalles rodiados, muy simples. Esto quiere decir que, con relación a una PG estándar, tanto el clip como el anillo del capuchón son más sencillos. El clip, carece de la nervadura central típica de los Sailor y el anillo, en lugar de ser doble es simple aunque más ancho, como el que se reserva para ciertas ediciones especiales de la gama como la Matte o, en este caso, la saibi togi. La leyenda del anillo se limita a un resalte en la parte superior, dejando el resto totalmente limpio para que brille el rodiado de manera más limpia.


Los extremos de la pluma, capuchón y cuerpo, se rematan con sendas piezas negras, iguales a las que aparecen en los modelos estándar. Con el color rojo del cuerpo es oscuro, no hay excesivo contraste con los remates negros. El conjunto resulta equilibrado y atractivo.


El plumín es la pieza esencial de esta estilográfica singular. Se trata de una pieza de 14K creada personalmente por Yukio Nagahara, hijo del mítico nibmeister de Sailor, Nobuyoshi Nagahara, creador de los plumines especiales que hicieron de la marca el estandarte de la innovación en la industria de la estilográfica. Yukio Nagahara pule a mano cada saibi togi con la ayuda de un microscopio y no fabrica más de 6 unidades al mes.


Para conseguir una línea extrafina, el iridio del plumín saibi togi es pulido a mano en forma triangular, creando una pirámide invertida. De esta manera, el canal entre los gavilanes termina en el ángulo más agudo del triángulo, lo que garantiza un contacto permanente y regular con el papel, sin que se porudzcan interrupciones del trazo o a variaciones del mismo.


Para entender mejor el diseño, podemos ver un esquema simplificado del plumín


El ángulo de apoyo es, de esta manera, fino como una aguja pero, al mismo tiempo, plenamente eficaz.


en esta vista inferior, vemos cómo el angulo más bajo del triángulo tallado en el iridio permite un apoyo extremadamente fino.


La línea que produce es delgadísima, apta para escribir en cualquier casilla o formulario por pequeño que sea el espacio disponible. Aquí vemos cómo caben 10 letras mayúsculas, perfectamente legibles, en un solo cuadrado de un cuaderno.


Por otro lado, el trazo es muy regular, ininterrumpido y seguro, aunque, como es lógico, tiene las limitaciones típicas derivadas de su extraordinaria finura. Aquí podemos ver, comparado, un pequeño texto escrito (de arriba abajo) con un punto medio, uno fino, el saibi togi y un grueso.


No es un plumín que rasque, aunque es evidente que su propia morfología no le convierte en el paradigma de la suavidad. Si se usa correctamente, es muy cómodo y de buen flujo. Si se altera el ángulo de ataque o no se apoya correctamente, tenderá a rascar. Esto es especialmente notable en papeles de mala calidad o muy rugosos. El plumín se encuentra a sus anchas en papeles satinados en los que puede resbalar con mayor facilidad, mejorando de paso, el flujo.

¿Es un plumín apto para la escritura normal? Siempre que se trate de letra muy pequeña y escritura lenta, sí. En caso contrario, no es el mejor. Tampoco lo es si se usan papeles de mala calidad. Se trata de una pieza muy especializada, perfecta para escribir pequeños kanjis en espacios muy reducidos o en casilleros. También es muy útil para hacer anotaciones marginales en textos impresos o libros de todo tipo. Su gran ligereza, permite que la pluma pueda ser transportada en todo momento para tomar pequeñas notas o aprovechar al máximo los mínimos espacios de escritura disponibles.


El saibi togi es un plumín absolutamente brillante que fascinará al estilófilo por su concepción y su complejísima y perfecta realización. No es adecuado para principiantes ni es apto para un uso general o todo-terreno. Sin embargo, su marcado carácter dará grandes satisfacciones a quien necesite una punta más que fina; por otro lado, la especialidad de su acabado y los hermosos colores que visten a esta pluma, complementan su singularidad. La pluma puede conseguirse por unos 180 dólares aproximadamente, lo que considero un precio más que favorable.