martes, 7 de septiembre de 2021

Ranga 3 Diwali: A vueltas con la artesanía.

 De la empresa india Ranga hemos hablado en  numerosas ocasiones. Hoy quisiera hacerlo de una manera ligeramente diferente, trayendo a colación la vieja discusión sobre las ventajas y desventajas de la producción artesanal.

La producción industrial moderna distingue entre producción continua y producción intermitente, cada cual con sus herramientas propias. Pero sea cual fuera el modelo usado, los productos finales  son, en esencia, idénticos. A ello se opone, por definición, el tradicional concepto de producción artesanal o hecho a mano, un método de trabajo no industrializado en el que la mano de obra directa del operario, o artesano, es el factor básico de la producción y, por ende, el que determina tanto la calidad del producto, como su precio. 

Para no hacer este análisis demasiado extenso y aburrido, aplicaremos lo dicho a la industria de la estilográfica, distinguiendo entre los productos industriales, típicos de las grandes marcas, y la fabricación artesanal que, por mucho que se sirva de herramientas y máquinas auxiliares, depende en enorme medida del conocimiento, habilidad, precisión y experiencia del artesano. Instintivamente, el aficionado tiende a pensar que la producción artesanal es residual respecto de la industrial pero se equivoca. Hay muchísimos más artesanos de la estilográfica que marcas industriales. Hay al efecto empresas especializadas que surten a estos fabricantes de todo tipo de materiales con los que realizar sus creaciones: resinas, maderas, fornituras y, desde luego, plumines, alimentadores, mecanismo de carga  y convertidores. Hay también artesanos que fabrican por sí mismo las resinas, los plumines y los alimentadores. Por supuesto que la producción total es pequeña en comparación con la totalmente mecanizada.

Hay una tercera categoría de fabricantes que se sirven de procesos cuasi-industriales para realizar elementos de la estilográfica, casi siempre la mecánica o los torneados, y así reservan habilidades puramente artesanales para la decoración o los acabados. El protoejemplo de esto es Nakaya que, en realidad, concentra su trabajo artesanal y su originalidad en el trabajo de lacado con urushi, teniendo, en cuanto al resto, una clara deuda con Platinum.

Las preguntas que puede hacerse el aficionado son: ¿realmente los productos artesanales son mejores que los industriales? ¿en qué se nota la mano del especialista? ¿es el Hecho a Mano una etiqueta de garantía?. Me temo que las respuestas deberían ser negativas. Siempre hablando de las estilográficas, los modernos procesos industriales, totalmente mecanizados, arrojan unos resultados óptimos en términos de acabados y precisión. Si a ello añadimos un control exhaustivo de la calidad, como es   habitual en las empresas señeras, tendremos productos absolutamente impecables con arreglo a los mejores estándares de fabricación. Téngase en cuenta que hablo de aspectos morfológicos y funcionales, es decir, que no tengo en cuenta aspectos de diseño, mucho más discutibles. En conclusión, podríamos decir que, en nuestros días, apenas hay malas estilográficas industriales, salvo excepciones casi siempre referidas al desempeño del plumín. En sentido contrario, podríamos decir que la excelencia artesanal en la estilográfica se concentraría, en todo caso, en los acabados personalizados o individuales, y  en el diseño y ajuste de los plumines. Para todo lo demás, la industria es insuperable.

Pero el plumín, en las estilográficas, sigue siendo un punto delicado  que, paradójicamente, se revela tanto más sensible cuanto más artesanal es su producción. Marcas como Pilot, Pelikan, Sailor, Faber Castell, Jowo o Bock, por ejemplo, gozan de una calidad de primerísimo nivel gracias a que sus sistemas de producción de plumines, casi  totalmente robotizados, apena admiten margen de error y, en caso de producirse, es ulteriormente corregido por un estricto control de calidad. En cambio, los plumines artesanales o hechos a medida del cliente, suelen dar resultados dispares, poco homogéneos y con necesidad de ajustes.

Algo parecido ocurre con el resto de elementos de una estilográfica. Cualquier estilófilo disfruta de los torneados a mano,  los lijados pieza a pieza  y los acabados únicos. Es un impulso casi romántico y lleno de generosidad que valora la belleza de lo imperfecto, pero que no suele referirse a resultados objetivos de calidad. Lo que nos lleva a Ranga de nuevo.  Sabido es que la empresa india ha mejorado enormemente su producción en los últimos años. El primer problema que resolvió fue el mecánico, incorporando componentes alemanes a los conjuntos plumín/alimentador y sistemas de carga, lo que supuso un cambio radical en la funcionalidad de sus modelos. A continuación, mejoró enormemente el material de construcción, incorporando ebonitas y acrílicos de gran belleza y calidad. La última incorporación son unas soberbias resinas, creo que de origen chino ya que comparten algunos patrones con algunas marcas de esa nacionalidad. El modelo que hoy presento hoy es, precisamente, una Ranga de reste tipo de resina.

La pluma es el modelo 3, una hermosísima pieza de gran tamaño y formidable presencia. Viene presentada en la clásica caja de la marca, envuelta en tela cosida a mano como anuncio distintivo del carácter artesanal de la estilográfica.

En la caja, junto con la pluma, se incluye otro modesto cuentagotas de regalo. Es un simpático detalle.

La estilográfica india es una clásica y conocida  flat top, o extremos planos de estilo antiguo; un modelo de líneas puras sobrio, elegante y que deja todo el protagonismo al material de construcción.

Toda la pluma, cuerpo, capuchón y boquilla, está construida en la misma resina.

La pluma mide unos impresionantes 150 mm, casi igual que la poderosa Pilot Custom Urushi.  En India gustan las plumas enormes.


La Ranga 3 está construida en una resina denominada Diwali, una de las más modernas y hermosas de la gama actual de la marca. 

Está formada por tres colores: rojo, azul y amarillo, además de contar con detalles perlados. La cercanía del azul y el amarillo permiten entrever, además, sutiles matices verdes.

La apariencia de la pluma es, sencillamente, espectacular. Es una de las resinas más hermosas que se pueden encontrar en la actualidad.

El único detalle que adorna a la pluma es el clip, aunque puede pedirse sin él si no se va a usar únicamente en el escritorio. 

En este caso yo lo he pedido con él, porque se trata de una pieza muy ligera, que puede llevarse en el bolsillo interior de la chaqueta sin problema alguno, y para ello es mejor contar con el clip, además de suponer un seguro contra caídas inesperadas desde la mesa. El clip contiene, en vertical y a láser, la palabra Ranga.

La pluma está torneada a mano, y las paredes son gruesas y resistentes. 

La boquilla es comodísima y está delicadamente torneada y acabada. Bordes y rematares están perfectamente realizados..


Los ajustes y las roscas están muy bien mecanizados. El cierre es hermético y viene lubricado de origen.

Vayamos ahora con lo menos bueno. La mano del artesano se deja ver con excesiva intensidad. Pero no para añadir un toque personal, sino para mostrar algunas imperfecciones. No es grave pero, en conjunto, la pluma no podría calificarse como perfectamente mecanizada ni acabada. Es posible que a la mayoría de los aficionados no les importe pero, en mi opinión, esta es la línea que separa un producto intachable de una honrosa tentativa. Las plumas Ranga, y esta es una muestra más, son plumas que mejoran cada día pero aún adolecen de la fineza y calidad que les permitiría competir en plano de igualdad con otras marcas. Precisamente por ello, lo hacen con precios asombrosamente bajos. Veamos algunos de estos defectos que no afectan a la funcionalidad de la pluma, pero sí a su nivel de calidad global:

Para instalar el clip, ha habido que seccionar el capuchón y, posteriormente, volverlo a encolar. El serrado no ha sido perfecto (o no se ha usado la mejor maquinaria) y se aprecian microrroturas en los bordes de las piezas. La línea de unión no debería verse a simple vista.


Hay defectos de pulido manual de la pieza: pequeñas muescas y evidentes microsurcos.



En el extremo superior del capuchón se aprecia las pequeñas muescas que ha dejado la mordaza del torno.


La rosca interior del capuchón aparece ligeramente sucia; no afecta a su función, pero es un detalle descuidado.


Son pequeños detalles apenas apreciables  a simple vista pero que un ojo entrenado y exigente no deja de ver. Todos ellos, es fácil concluir, se deben al carácter artesanal de la pieza.


El plumín, el alimentador y el sistema de carga por cartucho/convertidor  son de origen JoWo y, como era de esperar, hacen que la pluma tenga un magnífico desempeño. 


Hay que pagar un pequeño suplemento para contar con este conjunto o con uno de Bock. El sistema Schmidt se ofrece, en cambio, sin coste aparte.

El gran tamaño del plumín #6 es perfectamente adecuado a la imponente presencia de la pluma y la estética del conjunto es muy buena.

Ranga sigue mejorando y sus productos continúan siendo sumamente atractivos gracias a un precio muy competitivo. Esta 3 Diwali cuesta 74 dólares, más transporte, y se puede configurar totalmente a medida gracias a los frecuentes grupos de compra que ofrece el fabricante a los interesados. A ese precio oficial, la relación calidad/precio de este formidable ejemplar es difícilmente discutible. Pero la ejecución artesanal del producto, si bien supone un detalle apreciado por los nostálgicos, muestra también sus debilidades, de forma que los acabados finales de esta estilográfica son superados por cualquier competidor chino de mediana calidad; no digamos japonés. Es cierto que son detalles menores en una pluma tan hermosa y tan funcional como ésta, pero son los que marcan la diferencia entre lo bello y lo sublime.

6 comentarios:

  1. Hola de nuevo Capitán: ¿Cómo estás? Me alegro de leer de nuevo una reseña tuya. Qué preciosidad de resina. A lo mejor es una pregunta indiscreta pero, allá voy: ¿Dónde podría comprar una? ¿Cobran mucho de gastos de aduana? Muchas gracias.

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    1. Gracias por tu comentario, amigo Fausto. Para ponerte en contacto con Ranga, lo mejor es escribirles directamente. Tienen una tienda virtual en eBay, pero, en todo caso, buscando en i nternet, seguro que lo encuentras. En cuanto a las aduanas, te diré que suelen hacer sus envío por DHL y mi último despacho me costó 1,75 euros solamente. Un cordial saludo.

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  2. Estimado Capitán, se presenta una nueva grumete!!
    He estado leyendo su blog (de principio a fin) y estoy realmente fascinada con él. Tanto el contenido, como la redacción, las fotografías, las colaboraciones de sus marineros... todo me parece delicioso y con un tono y un estilo impecables. El único lamento que tengo es el del peculio, que anda mermado, claro... pero las satisfacciones que me están produciendo las plumas que he adquirido en estos dos últimos meses compensan, con mucho, los quebrantos monetarios.
    En definitiva, que espero con fruicción cada nueva entrada y los respetuosos y enriquecedores comentarios de sus lectores.
    Atentamente, la Fragua del Patch.

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    1. Bienvenida y muchas gracias por tus amabilísimas palabras, estimada amiga. Espero seguir contando con tu compañia y contribuir a reforzar esta apasionante afición. Un cordial saludo

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  3. Saludos Pedro. Ciertamente, se extraña los detalles de prístina calidad que dejan en sus creaciones de nuestros amigos Miguel (Antiguas) y de Gabriel (Estilográficas Clavijo), dos dignas muestras españolas de altísima calidad artesanal, que a medida que pasa el tiempo no han hecho sino mejorar. Definitivamente su única pega son los precios ya que ese dedicado mimo con el que trabajan pues hace que sus creaciones no puedan competir en ese aspecto con los indios. Fuerte abrazo. Bella estilográfica.

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    1. Tienes toda la razón, querido Leonardo; tanto Miguel como Gabriel consiguen acabados de la mejor calidad mediante procesos completamente artesanales. Pero, como bien dices, apenas pueden competir con los precios indios. Otra clave está en la productividad, ya que nuestros artesanos producen muy pocos ejemplares, lo que, inevitablemente, incrementa su precio final. Un fuerte abrazo, amigo mío

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