No voy a decir que la industria estilográfica esté paralizada porque es evidente que cada año contamos con novedades de interés pero sí parece que el merado está atravesando una etapa de relativa paralización o, quizá mejor, un tiempo de respiro.
Ya hemos visto que cualquier industria, con relación a un mercado, constituye un fenómeno dinámico. Hay una permanente relación entre la oferta y la demanda que obliga al fabricante a adaptarse continuamente a las necesidades o los gustos del consumidor. Si no lo hace o lo hace tarde, terminará perdiendo clientes, cuota de mercado y, a la postre, desapareciendo. En un sector tan libre como el de la estilográficas, no sometido a restricción, subvención o limitación alguna, esta relación entre fabricante y cliente es extremadamente sensible y móvil porque, dicho en términos económicos, la demanda es muy elástica. En general, esto consiste en que un incremento en el precio provoca la reducción de los ingresos totales mientras que una reducción del precio provoca incremento de los ingresos totales.
Los últimos años han sido testigos de una demanda sumamente elástica en la industria de la estilográfica que ha resultado, como sabemos, en una reducción general de precios con relación al ciclo económico anterior. De ahí la desaparición o irrelevancia de muchas marcas tradicionales y el inapelable surgimiento de marcas especializadas en el segmento bajo así como de la pujante industria china.
Pero como ocurre con muchos movimientos estratégicos de mercado, el ciclo parece haberse estancado. Los modelos nuevos escasean y las marcas se limitan a multiplicar los acabados, colores y versiones de los que ya existen, pero sin presentar grandes novedades, diseños o técnicas. En realidad y salvo marcas japonesas, acompañadas de algunas chinas, la estilográfica moderna es, casi, un modelo estándar, mecánicamente simple y estéticamente homologado, cuyas diferencias sustanciales se reducen a los acabados o a los materiales con los que están construidos. Entre una Delta, una Conklin, una Edison y una Italix, por poner algunos ejemplos, no hay diferencias sustantivas. Apenas de diseño. La multiplicaciones de fabricantes han acabado por crear modelos estándar que apenas ofrecen otras variaciones entre sí que sus diferentes acabados. Incluso los fabricantes artesanos, de cualquier parte del mundo, ofrecen plumas enormemente parecidas entre sí. Los modelos de precio asequible, reyes actuales del mercado, constituyen, en realidad una solución universal.
Pero este fenómeno, que no es negativo en sí mismo, puede presentar riesgos cuando no evoluciona, porque indica, a la postre, un estancamiento en la capacidad de innovación de una industria que, de esta manera, pone en riesgo su mera capacidad de supervivencia. Bajo estas circunstancias, si la demanda no se mantiene estable, las ventas desaparecen. Todos hemos sido testigos del agotamiento de ciertos sectores y modelos de negocio: la música, los libros y la fotografía analógica, son ejemplos palmarios. La estilográfica ha atravesado el desierto de su propia obsolescencia y transformación funcional y se enfrenta a un nuevo ciclo en el cual, sin ninguna duda, el viejo mundo no tendrá gran cosa que decir.
Anuncio aquí una nueva entrada sobre los mercados actuales de la estilográfica, los cuales nos darán algunas indicaciones muy valiosas sobre lo que nos puede esperar.
No estoy muy seguro de hacia donde puede ir la futura industria de la estilográfica. Es trabajo de sus analistas, desde luego, anticipar problemas y buscar soluciones. Nosotros, como aficionados, somos meros espectadores, interesados en seguir los pasos que nos conducirán a un siempre incierto futuro.
Ya hemos visto que cualquier industria, con relación a un mercado, constituye un fenómeno dinámico. Hay una permanente relación entre la oferta y la demanda que obliga al fabricante a adaptarse continuamente a las necesidades o los gustos del consumidor. Si no lo hace o lo hace tarde, terminará perdiendo clientes, cuota de mercado y, a la postre, desapareciendo. En un sector tan libre como el de la estilográficas, no sometido a restricción, subvención o limitación alguna, esta relación entre fabricante y cliente es extremadamente sensible y móvil porque, dicho en términos económicos, la demanda es muy elástica. En general, esto consiste en que un incremento en el precio provoca la reducción de los ingresos totales mientras que una reducción del precio provoca incremento de los ingresos totales.
Los últimos años han sido testigos de una demanda sumamente elástica en la industria de la estilográfica que ha resultado, como sabemos, en una reducción general de precios con relación al ciclo económico anterior. De ahí la desaparición o irrelevancia de muchas marcas tradicionales y el inapelable surgimiento de marcas especializadas en el segmento bajo así como de la pujante industria china.
Pero como ocurre con muchos movimientos estratégicos de mercado, el ciclo parece haberse estancado. Los modelos nuevos escasean y las marcas se limitan a multiplicar los acabados, colores y versiones de los que ya existen, pero sin presentar grandes novedades, diseños o técnicas. En realidad y salvo marcas japonesas, acompañadas de algunas chinas, la estilográfica moderna es, casi, un modelo estándar, mecánicamente simple y estéticamente homologado, cuyas diferencias sustanciales se reducen a los acabados o a los materiales con los que están construidos. Entre una Delta, una Conklin, una Edison y una Italix, por poner algunos ejemplos, no hay diferencias sustantivas. Apenas de diseño. La multiplicaciones de fabricantes han acabado por crear modelos estándar que apenas ofrecen otras variaciones entre sí que sus diferentes acabados. Incluso los fabricantes artesanos, de cualquier parte del mundo, ofrecen plumas enormemente parecidas entre sí. Los modelos de precio asequible, reyes actuales del mercado, constituyen, en realidad una solución universal.
Pero este fenómeno, que no es negativo en sí mismo, puede presentar riesgos cuando no evoluciona, porque indica, a la postre, un estancamiento en la capacidad de innovación de una industria que, de esta manera, pone en riesgo su mera capacidad de supervivencia. Bajo estas circunstancias, si la demanda no se mantiene estable, las ventas desaparecen. Todos hemos sido testigos del agotamiento de ciertos sectores y modelos de negocio: la música, los libros y la fotografía analógica, son ejemplos palmarios. La estilográfica ha atravesado el desierto de su propia obsolescencia y transformación funcional y se enfrenta a un nuevo ciclo en el cual, sin ninguna duda, el viejo mundo no tendrá gran cosa que decir.
Anuncio aquí una nueva entrada sobre los mercados actuales de la estilográfica, los cuales nos darán algunas indicaciones muy valiosas sobre lo que nos puede esperar.
No estoy muy seguro de hacia donde puede ir la futura industria de la estilográfica. Es trabajo de sus analistas, desde luego, anticipar problemas y buscar soluciones. Nosotros, como aficionados, somos meros espectadores, interesados en seguir los pasos que nos conducirán a un siempre incierto futuro.
Muy interesante reflexionar sobre este asunto.
ResponderEliminarResulta curioso remontarse a unos años atrás, cuando yo me incorporé al blog, las propias entradas del mismo reflejaban un tibio dinamismo en cuanto a novedades. Ahora tan apenas cabe hablar de verdaderas novedades como apunta Pedro y la estilográfica puede acabar convirtiéndose en una demanda residual en lugar de un bien de club. El sector ha evolucionado desde los remotos tiempos en que el bolígrafo fue un sustitutivo vencedor que acabó cubriendo por completo la necesidad de escribir. Los fabricantes de estilográficas tuvieron que diferenciarse, ofreciendo alguna característica que el bolígrafo no pudiera incorporar. Pero por un lado los nuevos entrantes (los fabricantes chinos, con su liderazgo en costes) y por otro los clientes (a los que cada vez es más difícil contentar o que no disponen de ingresos para pagar diferencias meramente estéticas o de materiales) han hecho una pinza que se lleva por delante a la industria tradicional, de la que solamente parece que pueda subsistir aquella parte, como Montblanc que pueda permitirse jugar la baza de la extrema diferenciación. Un muy buen caso para entretenerse haciendo análisis de sectores industriales. Aunque el futuro para el aficionado sea más bien incierto.
Muchas gracias por tu comentario, amigo Joker, siempre son interesantes tus reflexiones. Un cordial saludo
EliminarSaludos a todos. No estoy tan seguro de "sentir" lo mismo. Cierto que el repunte en avances en las estilográficas en los años dorados, se ha paralizado pero no ahora. Las estilográficas venden belleza, arte, diseño, estilo y poco más. Ningún otro instrumento de escritura puede hacer lo mismo y si tomamos en cuenta eso, las compañías lo están haciendo. Mucha más tecnología o avances no se pueden tener. Con ningún otro instrumento de escritura o de uso, se puede ver tanta variedad como con las estilográficas. Tinta que discurre por capilaridad hasta alcanzar la celulosa pasando por un plumín, que más se puede pedir. Sin embargo, se notan algunos parpadeos de innovación como el de la "GO de TWISBI" y porque no decirlo la "Procyon de Platinum" con esa ventana de succión más distal. Es verdad que resultan aburridas las estilográficas con carga a C/C que sólo varían sus vestimentas. Tanto o más como esos coches con llantas de goma llenas de aire a los que solo ponen unas curvas aquí y un faro más allá. Quizá por eso a muchos nos distrae más hablar de "vintage" y escudriñar en el alma de aquellas maravillas tecnológicas que escriben. Pero de eso a decir que existe un estancamiento o una parada, no estoy tan seguro.
ResponderEliminarValiosa opinión, querido Leonardo. Tú eres más optimista que yo y, sobre todo, eres un gran especialista en plumas clásicas. Eso te da una visión especial. Para mí, aun siendo bien consciente de que las innovaciones tecnológicas en la estilográfica están limitadas por su misma naturaleza, no puede dejar de apreciar que la inmensa mayoría de las novedades de los últimos tiempos se refieren a cambios en la presentación de modelos anteriores. No sé si esto es positivo o negativo, me limito a constatar un hecho que antes no me parecía tan aparente. Un fuerte abrazo, amigo mío.
EliminarUn abrazo para ti también Pedro. Se que manejas información actualizada y fresca, en cambio yo mas bien, opino por lo que "siento". Además está claro que tengo un sesgo que me hace querer pensar que todo va bien, pero quisiera saber que otro instrumento de escritura ha sacado en el último año adelantos o innovaciones como los esfuerzos de Pilot para evitar el fenómeno de tensión superficial en sus convertidores, el adelanto de Sailor del orificio de succión de tinta para aspirar tinta sin introducir completamente el plumín hasta la boquilla y en ángulo agudo para aspirar hasta lo último (Procyon), o el esfuerzo de Twisbi al presentar un modelo con una carga (modificada es verdad de otra), que resulta un pistón de un solo toque (cargar como si fuera un boli). Ciertamente pueden parecer cosas tímidas, pero al menos es algo. Qué otra cosa esperamos de esta industria??. Por último espero que no tengas razón, pero algo debes de saber para poner este tema tan interesante en el tapete. Agradecido como siempre por ventilarlo aquí.
EliminarFe de errata: Al referirme a la Procyon, dije "Sailor". Debería decir "Platinum". Gracias
EliminarLa cuestión es que, yo por lo menos, conozco cada vez más gente que ha empezado a usar la estilográfica. Alegan motivos estéticos, mejora de la caligrafía y, por supuesto, el tener entre las manos un objeto para escribir que se aparta del bolígrafo normal. Mi hija mayor, que tiene diez años, está fascinada con ellas y el siguiente hermano, de nuevo años, está usando una Pelikan, regalo de su primera comunión, sin parar. Parece que tengo continuadores.
ResponderEliminarAhí, poniendo la semillita. Enhorabuena.
EliminarHola Fausto, has creado un hilo. Pero es que alienta saber eso. Es muy bonito ver que gente joven se pliega al uso de estilográficas. Ustedes en España tienen una cultura muy arraigada de estilográficas. Aquí salvo en el colegio Francia, nadie las usa o promueve. Pero incluso aquí, yo he visto como hay niños que se interesan por ese "curioso objeto con una cosa aplanada de metal que escribe". Se que los coleccionistas de este país casi todos empezaron desde niños y eso es alentador porque es oxígeno para esta afición. Está claro que Pedro no se refiere a eso, sino al estancamiento por parte de los fabricantes en el tema de innovaciones que vayan más allá de lo cosmético. Ya veremos que pasa, pero mientras hayan niños con ganas de usarlas, habrá estilográficas para rato. Al menos eso espero.
EliminarEnhorabuena por vuestra afición familiar amigo Fausto. Estoy seguro de que te dará grandes satisfacciones y mejorará la relación de tus hijos con la escritura, entre otras cosas. Un saludo muy cordial
EliminarUn tema aparentemente "inofensivo" del Capitán. Un comentario aparentemente "inofensivo" del Maestro Leonardo y....una Procyon viniendo para casa.
ResponderEliminarCuanto riesgo encierra este blog.
En serio, gracias a los dos.
Muchas gracias a ti, amigo Corsario. Y enhorabuena por esa compra aunque haya sido “inducida”, un fuerte abrazo
EliminarGracias querido Corsario, un abrazo fraternal. Después nos cuentas como te va con esa Platinum. Saludos
EliminarCon permiso y tarde me meto en el círculo de opiniones y la mía, como la expuesta por otros, es por "sentimiento". Si se me permite filosofar un poco...Darwin dijo que la función crea el organo, y en el caso de la estilográfica pasa lo mismo; por una parte tenemos una escolarización que presta poca o ninguna atención a la calidad de la escrítura incluyendo tanto la claridad y limpieza en la misma como a la ortografía, con ese dato es difícil que perviva la escritura con estilográfica, salvo que en algún momento el sistema educativo haga obligatorio su uso (estilo Francia). Por otra parte el mercado se ha acostumbrado al bolígrafo en todas sus variantes pero sobretodo a su precio y ahí viene la esperanza de la desesperanza, que los precios de las plumas chinas reinventen el placer de escribir con este medio aunque implique la caída de algunas marcas conocidas (como hecho de menos esas Inoxcrom de toda la vida).
ResponderEliminarEn cualquier caso blogs como este consiguen lo aparentemente imposible, yo ya he conseguido "enviciar" a tres personas en el uso de la pluma estilográfica asi que si suben las ventas y las innovaciones Sr.Pedro será culpa o mérito totalmente suyo.
Muchísimas gracias por su generoso comentario, amigo Artur. Para mí es un orgullo contar con lectores como Vd. y su visión de este amor por las estilográficas y la escritura a mano. un saludo muy cordial.
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