A quienes no conocen Madrid, suele resultarles chocante el contraste que hay entre sus viejos barrios, rebosantes de casticismo y vetustas tradiciones, y la gran urbe de espigados y modernos edificios que se vislumbra a su alrededor como un cinturón galáctico. Ambas cosas forman parte de esta adorable ciudad que ha confirmado su vocación de convertirse, como decía Machado, en el rompeolas de todas las Españas. Ahora que las cosas están como están, voy a hacer un pequeño paréntesis temático en el blog para invitar a los lectores a dar un paseo por mi querida ciudad. Pero no será un paseo al uso. Mostraré una pequeña, y espero que curiosa, colección de lugares, mensajes y señales que conservan entre sus cicatrices los perpetuamente entrañables edificios del viejo Madrid, una ciudad que en las postrimerías del S. XIX empezaba a despuntar, pero aún se desperezaba al calor de los cafés en las glorietas y los churritos en el bar.
1.- Asegurada de Incendios.
A finales del siglo XIX, Madrid crecía y los barrios se llenaban de casas lujosas, fuera ya de las viejas corralas y las estrecheces de antaño. Los nuevos edificios lucían orgullosos datos que indicaban su calidad y, sobre todo, justificaban un precio superior al de los demás. Uno de esos mensajes es el ya clásico "asegurada de incendios" que, aún hoy, lucen infinidad de inmuebles del céntrico Madrid y que ofrecía a inquilinos y propietarios la tranquilidad de una cobertura moderna y efectiva para sus bienes.
2.- Fecha de construcción
Otro anuncio habitual en las casas es la fecha de construcción. No solo tenía valor histórico, sentimental o conmemorativo sino que se quería mostrar la modernidad del edificio y su calidad de construcción. Solía colocarse en la puerta de entrada, pero también aparecía en otras partes de la fachada del edificio. En todo el mundo es tradicional consignar la fecha en todo tipo de construcciones, pero en el Madrid de finales del S. XIX se convirtió en regla para los inmuebles más pintureros.
3.- Construida por
Junto con el año de construcción, sobre todo a finales del siglo XIX, comenzó a ser habitual , como seña de calidad y profesionalidad, estampar el sello del arquitecto que construyó el edificio. Con ello se quería indicar que la construcción había seguido reglas estrictas de seguridad y que el edificio superaba la mediocre calidad de las casas de pisos tradicionales, edificadas con pocas garantías y recursos técnicos.
4.- Visita General
Estos antiguos azulejos se corresponden con la
Visita General de 1750-1751, realizada para crear la Planimetría General de Madrid. La Visita General consistió en la clasificación de las casas de Madrid para aplicar el Impuesto de la Regalía de Aposento. En 1760, Carlos III ordenó que la numeración utilizada en la Visita General se colocara en todas la manzanas y casas de la ciudad mediante azulejos. En cada manzana debían colocarse tantos azulejos como esquinas tuviera, y encima del número del portal principal del inmueble. Aún hoy pueden verse muchos por todo el caso histórico de la ciudad.
5.- Gas en cada piso
Un cartel mítico de la primera mitad del S XX que incluso sirvió al Nobel Cela de motivo para escribir su novela corta Santa Balbina 37, Gas en cada Piso. Aún se ven muchos de estos carteles por los viejos barrios de Madrid, en casas relativamente modernas que, orgullosamente, exhibían el anuncio de una instalación necesaria para disfrutar del preciado suministro de energía y lo pregonaban para estimular la demanda.
6.- Numeración
La primera numeración de las calles de Madrid, la de la Visita General, se mantuvo hasta 1838, año en que el Marqués Viudo de Pontejos estableció el actual sistema de numeración de calles, mucho más sencillo y racional. Desde entonces la numeración parte del punto más cercano a la Puerta del Sol, situando los pares en la acera de la derecha y los impares en la izquierda. Cada número corresponde al edificio entero y no a cada vivienda como ocurre en muchos países. La transformación y segregación sucesiva de solares hizo que, a menudo, los números cambiasen. Los propietarios se esmeraban en distinguir entre números antiguos y modernos, para evitar confusiones.
7.- Restos de un pasado comercial
Las pequeñas industrias urbanas de Madrid se repartían por toda la geografía de la ciudad. Herbolarios, obradores, despachos profesionales y minúsculas fábricas, salpicaron el paisaje confundiéndose con la arquitectura. Las tiendas castizas, los almacenes y los colmados cubrían las calles con su oferta multicolor.
8.- Azulejos
Quedan pocos, pero hay magníficos ejemplares de una tradición decorativa y publicitaria que supo crear lienzos esplendorosos. Hubo épocas en que tuvieron que ser tapados con pintura para evitar pagar un impuesto sobre publicidad exterior. Hoy, en su inmensa mayoría, no albergan los comercios originales sino establecimientos de hostelería y tiendas de moda.
9.- Aquí vivió
Casi todo Madrid está lleno de placas conmemorativas de infinidad de cosas: nacimientos, estadías, lugares olvidados. Estas placas, públicas o privadas, recuerdan un Madrid que fue y los ilustres vecinos que forman parte indeleble de su memoria.
10.- Tascas
Madrid sin tascas no es Madrid Aún quedan algunas muy viejas, con sus frontales de madera y sus barras de zinc. El sabor de estos lugares no se compara con nada. Recientemente, ha renacido el amor de los madrileños por esos viejos lugares y se llenan de parroquianos cada día.
11.- Se prohíbe fijar carteles
Es un clásico de Madrid. Nadie sabe quién inventó la fórmula ni qué significa ése "responsable la empresa anunciadora", que parece informar de una jurisprudencia consolidada que disuadiera a los anunciantes de invadir con carteles toda fachada a su alcance. La publicidad moderna ya no usa carteles y el aviso ha quedado completamente obsoleto, pese a lo cual aún se puede ver en numerosos edificios antiguos con la clásica admonición.
12.- El suelo de Madrid
Así como Portugal cuenta con la pedra portuguesa, Roma los sanpietrini, Madrid tiene su propio estilo de pavimento que, en realidad, son tres: el adoquinado para la calzada, las planchas de granito en las aceras mas antiguas y el más moderno enlosado de hormigón de color gris. Los tres conforman la inequívoca estampa tradicional de la ciudad.
13.- Señalética
En Madrid, las calles están muy bien señalizadas. En cada esquina hay una placa que lo indica y esto es así desde hace centenares de años. En principio, las placas eran de cerámica; en el S XX pasaron a ser de chapa metálica con un fondo vagamente azul que, actualizado, es el modelo moderno. En el centro, se utilizan hermosas piezas de cerámica decoradas con alegorías a nombres de calle de poéticas resonancias. A veces, las placas conviven unas junto a otras para aumentar la sorpresa visual del paseante.
14.- Condición administrativa
Las fachadas de las casas del viejo Madrid también debían mostrar su condición administrativa y así, podemos encontrar todo tipo de chapas y certificados como los de la Junta Técnica Municipal de Salubridad e Higiene o el viejo Instituto Nacional de la Vivienda.
15.- El Metro
La Compañía Metropolitana de Madrid, que así es como se llamaba, es hoy uno de los sistemas de transporte más rápidos, seguros, modernos y eficaces del mundo. En 2019 cumplió su primer centenario habiéndose convertido en una verdadera tela de araña que llega a todas las partes de la ciudad. Su logotipo lo creó el arquitecto Antonio González Echarte, que se inspiró en el del metro de Londres aunque, en el caso de Madrid, optó por una forma romboidal que se ha mantenido hasta hoy con pocos cambios.
Aquí termina nuestro singular paseo. Sin monumentos ni estatuas, pero lleno de pinceladas y colores que solo el recuerdo y la nostalgia son capaces de medir. Espero que los lectores hayan disfrutado de este pequeño excurso en nuestra ruta estilófila y que, en el mejor de los casos, les haya servido para conocer esta ciudad de mis pecados a la que tanto quiero y tanto debo.
Esta entrada es un tesoro. Gatos, no tan gatos y los no gatos de allí y de afuera (como yo), deberíamos de guardarlo como un diamante en bruto. Bellísima presentación. Gracias Pedro.
ResponderEliminarGracias querido Leonardo; tú eres gato honorario y, como sabes, todos en Madrid lo son porque la ciudad no hace distingos. un fuerte abrazo, amigo mío
EliminarHola: ¡¡muy interesante!!
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
Gracias querido Fran. Tendrías que ser tú quien hiciera una segunda parte. Un fuerte abrazo
EliminarA ver si podemos celebrar un próximo Pen Show y damos una vuelta los dos por esas tascas con la cámara al cuello y charlamos un poco de lo divino y lo humano... ¡Un abrazote!
ResponderEliminarTe tomo la palabra y hago votos porque sea cuanto antes, querido amigo. ¡Cuídate mucho!
EliminarGrata sorpresa en este siempre grato blog. Mi felicitación por tan vívida -y vivida- descripción de una ciudad que me es muy pròxima -he vivido en ella- y por la que siento gran afecto e interés. Un saludo.
ResponderEliminarGracias por tu amable comentario amigo Nauta, me alegra que te haya gustado, Un cordial saludo
EliminarPrecioso. No he nacido aquí (como casi todos) pero este es mi pueblo.
ResponderEliminarGracias por tus palabras amigo Francisco. Es un placer saludarte, un cordial saludo
EliminarQue buena la variación. Supongo que conoces la estación-museo del metro Chamberí.
ResponderEliminarSaludos.
Desde luego, amigo Juanon, es una preciosidad; una auténtica reliquia que merece la pena visitar. Gracias por tu comentario y un saludo muy cordial
EliminarRecientemente han quitado un local en una estación y han descubierto unos buenos azulejos pero no estoy seguro de en qué estación es ¿lo sabes?¿es en Bilbao?
EliminarQue yo sepa, eso ha ocurrido en dos estaciones durante obras recientes: Sevilla y Gran Vía. Un anuncio de Agua de Carabaña y un motivo geométrico, respectivamente. Un cordial saludo
EliminarLo he buscado. Es un antiguo anuncio y está en la estación de Bilbao. Lo descubrieron tras retirar un kiosko.
Eliminarhttps://www.larazon.es/madrid/20200823/kfsktrfyyfcrvjzzgoktnmyhvu.html
Gracias por la referencia; no pensé que te referías a ella porque hablabas de azulejos. El metro de Madrid está lleno de sorpresas agradables como ésta. Un cordial saludo
EliminarHola nuevamente Capitán. Un bonito reportaje del siempre animado Madrid. Nunca deja de ser divertido pasear por sus calles.
ResponderEliminarGracias amigo Fausto; es un place saludarte. Un cordial saludo
EliminarMuy agradable paseo. Gracias.
ResponderEliminarEs un placer saludarte amigo Joker, gracias y un saludo cordial
EliminarMuy agradable entrada de este excelso blog. Me ha traido muchos recuerdos de mis mocedades vividas en la Villa y Corte. Ojala que pueda visitar la capital de nuevo en un futuro no muy lejano.
ResponderEliminarGracias por tus amables palabras amigo Trevor. Un cordial saludo y hasta pronto
Eliminar¡Qué maravilla de publicación!! Muchísimas gracias por hacerme pasar (una vez más) un momento entretenidísimo e instructivo. Un gran abrazo y felices Pascuas, Capitán!
ResponderEliminarPD: ¡cómo se lo ha echado de menos!
Muchas gracias por tus amables palabras, amigo Juan Carlos. un cordial saludo
EliminarQué bonito e interesante artículo y qué ameno e instructivo su blog, don Pedro; lo he conocido por mi interés en las estilográficas y ahora acrecienta mi amor y admiración por su bonita ciudad, muchas gracias; ojalá pueda saludarlo este año en el Pen show. Reciba un cordial saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias por sus amables palabras, amigo mío. Espero que podamos vernos pronto. Un cordial saludo
EliminarBuen artículo. Me gustó.
ResponderEliminarGracias por su comentario amigo Juan. un cordial saludo
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