Giuliano Mazzuoli es un diseñador florentino que, ante todo, se ha dedicado a los relojes y a los cuentarrevoluciones para automóviles. Pero en un momento determinado, fijó su atención en los instrumentos de escritura y creó la marca 365, unas piezas verdaderamente singulares que, en un primer momento, fijaban su patrón estético en herramientas de la mecánica industria . Así nació una originalísima colección de estilográficas que ha ido evolucionando con el tiempo, desde modelos simples y nítidos hasta ejemplares algo más lustrosos y elaborados que, a mi juicio, desdibujan en parte el concepto original pero que siguen conservando su insólito atractivo.
En su declaración de intenciones, Mazzuoli declara que se ve incapaz de competir con los bajos precios de los fabricantes orientales y que, por su parte, ofrece diseño, elaboración primorosa y originalidad a raudales. Aunque es más famosa su serie Moka, con la conocida pluma en forma de cafetera, creo que Mazzuoli ha conseguido su objetivo con la serie Officina (taller): una colección que no se parece a ninguna otra y que luce un mecanizado perfecto, íntegramente realizado en la Toscana, más concretamente en la región de Chianti.
(foto: 365)
La pluma que hoy presento es una 365 de la primera época, circa 2000, cuando los modelos eran más limpios de diseño y las referencias industriales mucho más inconfundibles. Se trata de la pluma Maschio que en español se traduciría por macho, una herramienta industrial para crear roscas.
(foto: autohispania)
La estilográfica de Mazzuoli parece, en verdad, un macho métrico. Su limpio diseño y sus líneas prácticas casi la harían pasar por aquélla herramienta. Especialmente, su hermososísimo y macizo cuerpo.
Con el capuchón en su sitio, la imagen se mantiene aunque ya resulta más reconocible como estilográfica.
Se trata de una pieza fabricada en aluminio, en este caso anodizado en negro mate, lo que refuerza su poderosa presencia y su inspiración industrial. Además, este modelo anticipó, hace más de quince años, la moda actual de plumas totalmente negras, en acabado mate.
La Maschio era, de toda la colección, la más pura de líneas. Es una pluma que recuerda a muchas otras más modernas que siguen, en mayor o menor medida, la estética japonesa y su simplicidad.
La pluma se presentaba en una sencilla caja de madera que cerraba con un imán, al modo en que suelen hacerlo las herramientas de taller. Actualmente, la colección se presenta en una caja algo más elaborada.
Toda la pluma está construida en aluminio. Esto le da una gran presencia, una perfecta imagen metálica y, al mismo tiempo gracias al material de construcción, la convierte en un instrumento muy ligero. Había versiones en aluminio cepillado mate y en cromado.
La rosca que evoca al maschio, en realidad, está muy estilizada y no es, lógicamente, una rosca real de tipo industrial. Las aristas están totalmente redondeadas para facilitar el uso de la pluma sin incomodidad alguna. La boquilla, también metálica, es de forma troncocónica y resulta muy cómoda al no tener rebaje ni arista de ningún tipo.
El plumín, de acero de magnífica calidad, es algo pequeño con relación al tamaño general de la pluma, pero su brillo destaca muy agradablemente sobre el negro anodizado de la pluma. No cuenta con agujera de ventilación y su único adorno consiste en la inscripción "365". Está dotado de un convertidor pequeño y eficaz. La escritura con esta pluma es extraordinariamente suave. Ignoro quién fabrica los plumines pero me inclino a pensar que se trata de una empresa alemana de primera línea.
El capuchón es absolutamente limpio y elemental; completamente cilíndrico, no lleva clip ni adorno de ninguna clase salvo los datos impresos de la marca cerca de la abertura. Está rematado en una cúpula de medio punto rebajada.
En el interior del capuchón, hay una notoria camisa de plástico blanco que asegura la estanqueidad del plumín y una sujeción segura cuando se rosca al cuerpo. No estoy muy seguro, en cambio, de que sea la solución más resistente y duradera.
Hay que asegurarse de dejar el capuchón bien sujeto sobre la mesa pues corre riesgo de rodar y caerse. El logotipo grabado en la parte inferior es el que delata que se trata de una pluma y quién es su fabricante.
La parte trasera del cuerpo es la que contiene la rosca. Acaba en un remate plano con los datos grabados y pintados en blanco del fabricante. También tiene una rosca específica para colocar el capuchón con seguridad cuando se escribe. Si se hace así, resulta, para mi gusto, un instrumento demasiado largo.
La Maschio es una pluma de gran tamaño, equivalente a una Safari. Como es gruesa, resulta una estilográfica de imponente presencia.
Las 365 son plumas de gran originalidad y perfecta funcionalidad. Me gustan más los acabados negros de la primera época. Hoy no se fabrican todos los modelos ni se hacen en otra terminación que no sea acero brillante. Esto las hace más refulgentes pero, a mi manera de ver, menos elegantes. Estos productos siguen a la venta con una buena distribución por todo el mundo y sus precios no son demasiado elevados pues rondan los 100 euros, una cantidad justa por un producto original y de calidad.
En su declaración de intenciones, Mazzuoli declara que se ve incapaz de competir con los bajos precios de los fabricantes orientales y que, por su parte, ofrece diseño, elaboración primorosa y originalidad a raudales. Aunque es más famosa su serie Moka, con la conocida pluma en forma de cafetera, creo que Mazzuoli ha conseguido su objetivo con la serie Officina (taller): una colección que no se parece a ninguna otra y que luce un mecanizado perfecto, íntegramente realizado en la Toscana, más concretamente en la región de Chianti.
(foto: 365)
La pluma que hoy presento es una 365 de la primera época, circa 2000, cuando los modelos eran más limpios de diseño y las referencias industriales mucho más inconfundibles. Se trata de la pluma Maschio que en español se traduciría por macho, una herramienta industrial para crear roscas.
(foto: autohispania)
La estilográfica de Mazzuoli parece, en verdad, un macho métrico. Su limpio diseño y sus líneas prácticas casi la harían pasar por aquélla herramienta. Especialmente, su hermososísimo y macizo cuerpo.
Con el capuchón en su sitio, la imagen se mantiene aunque ya resulta más reconocible como estilográfica.
Se trata de una pieza fabricada en aluminio, en este caso anodizado en negro mate, lo que refuerza su poderosa presencia y su inspiración industrial. Además, este modelo anticipó, hace más de quince años, la moda actual de plumas totalmente negras, en acabado mate.
La Maschio era, de toda la colección, la más pura de líneas. Es una pluma que recuerda a muchas otras más modernas que siguen, en mayor o menor medida, la estética japonesa y su simplicidad.
La pluma se presentaba en una sencilla caja de madera que cerraba con un imán, al modo en que suelen hacerlo las herramientas de taller. Actualmente, la colección se presenta en una caja algo más elaborada.
Toda la pluma está construida en aluminio. Esto le da una gran presencia, una perfecta imagen metálica y, al mismo tiempo gracias al material de construcción, la convierte en un instrumento muy ligero. Había versiones en aluminio cepillado mate y en cromado.
La rosca que evoca al maschio, en realidad, está muy estilizada y no es, lógicamente, una rosca real de tipo industrial. Las aristas están totalmente redondeadas para facilitar el uso de la pluma sin incomodidad alguna. La boquilla, también metálica, es de forma troncocónica y resulta muy cómoda al no tener rebaje ni arista de ningún tipo.
El plumín, de acero de magnífica calidad, es algo pequeño con relación al tamaño general de la pluma, pero su brillo destaca muy agradablemente sobre el negro anodizado de la pluma. No cuenta con agujera de ventilación y su único adorno consiste en la inscripción "365". Está dotado de un convertidor pequeño y eficaz. La escritura con esta pluma es extraordinariamente suave. Ignoro quién fabrica los plumines pero me inclino a pensar que se trata de una empresa alemana de primera línea.
El capuchón es absolutamente limpio y elemental; completamente cilíndrico, no lleva clip ni adorno de ninguna clase salvo los datos impresos de la marca cerca de la abertura. Está rematado en una cúpula de medio punto rebajada.
En el interior del capuchón, hay una notoria camisa de plástico blanco que asegura la estanqueidad del plumín y una sujeción segura cuando se rosca al cuerpo. No estoy muy seguro, en cambio, de que sea la solución más resistente y duradera.
Hay que asegurarse de dejar el capuchón bien sujeto sobre la mesa pues corre riesgo de rodar y caerse. El logotipo grabado en la parte inferior es el que delata que se trata de una pluma y quién es su fabricante.
La parte trasera del cuerpo es la que contiene la rosca. Acaba en un remate plano con los datos grabados y pintados en blanco del fabricante. También tiene una rosca específica para colocar el capuchón con seguridad cuando se escribe. Si se hace así, resulta, para mi gusto, un instrumento demasiado largo.
La Maschio es una pluma de gran tamaño, equivalente a una Safari. Como es gruesa, resulta una estilográfica de imponente presencia.
Las 365 son plumas de gran originalidad y perfecta funcionalidad. Me gustan más los acabados negros de la primera época. Hoy no se fabrican todos los modelos ni se hacen en otra terminación que no sea acero brillante. Esto las hace más refulgentes pero, a mi manera de ver, menos elegantes. Estos productos siguen a la venta con una buena distribución por todo el mundo y sus precios no son demasiado elevados pues rondan los 100 euros, una cantidad justa por un producto original y de calidad.
Haber crecido asomado al mirador del Piazzale Michelangelo debe tener estos efectos.
ResponderEliminarMe parece excepcional. En una época de variaciones sobre el mismo tema hay que valorar mucho la originalidad y el riesgo.
Como además tengo debilidad por la herramienta en general, hacer de un macho una pieza de diseño me encanta.
En esto de la estilográfica, como en otras tantísimas cosas, si Italia no existiera habría que inventarla.
Un abrazo.
Gracias por tu comentario, Rafael. Yo creo, como tú, que los diseños italianos y la hermosura de los materiales utilizados hacen de ése país un referente mundial. Por mucho que su mecánica no sea a veces perfecta y que su funcionamiento pueda ser mejorable, el arte italiano se refleja en su impresionante belleza. Un fuerte abrazo
EliminarLas herramientas de corte tienen una simetría que las hacen singulares y porque no decirlo, demasiado atractivas a la vista. Me agrada la pulcritud y hasta cierto desencanto que expresa está pluma, aunque yo y este tipo de herramientas estemos peleados desde hace años, he quebrado tantos jajaja. Un saludo Capitán.
ResponderEliminarLos italianos son amantes del buen diseño y la elegancia. Esta pluma tiene esos dos elementos de sobra. El plumín recuerda mucho al de la Lamy Safari y la estilográfica, quizá por su aluminio anodizado, a la bella Object de Tombow. Sin duda una maravillosa pieza que nos has traído Pedro. Agradecido.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Comparto la referencia a la Tombow. Ambas datan de época parecida y ambas son plumas precursoras en muchos aspectos. Un fuerte abrazo, amigo Leonardo.
EliminarUn macho de roscar. Qué simpático.
ResponderEliminarEl plumin, mi querido Pedro, me recuerda ser primo de la Rotring Esprit..... Eso sí, más basto.
Gracias por tus palabras amigo Moli. Un fuerte abrazo
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