Por: Leonardo Izaguirre Barrios.
En 1996 la casa alemana más prestigiosa asociada al lujo y elegancia, para celebrar son 90 años de fundada, decidió lanzar al mercado una edición especial conmemorativa de instrumentos de escritura.
Nada en esta presentación es ostentosa, ni un solo elemento decorativo innecesario. No hay opulencia ni fanfarria en ella. De no ser por la presencia plena e imponente de la elegante 149 que alberga, creeríamos que allí habita un instrumento de escritura más.
Sin embargo resalta, el número “90” del aniversario, no solo por su escala aumentada respecto del resto de los elementos, sino por estar hecho en bajo relieve relleno con un exquisito patrón “cincelado.
La estilográfica es, mecánica y morfológicamente, una 149 sin más. Eso se aprecia desde el plumín hasta el resto del “cigarro” que conforman barril y capuchón.
Pero, ciertamente, también en lo exterior destacan los acentos en oro rosa que le confieren prestancia y diferenciación.
En el aro central grande del capuchón, viene grabado “Montblanc”, “Meisterstück” y “N°149” sin nada más.
En 1996 la casa alemana más prestigiosa asociada al lujo y elegancia, para celebrar son 90 años de fundada, decidió lanzar al mercado una edición especial conmemorativa de instrumentos de escritura.
La característica de estos es que tenían los acabados en oro rosado. Así, aparecieron algunos de los instrumentos de la línea “Meisterstück” con ese precioso acabado.
El buque insignia de esta línea es, como sabemos, la 149. Una pluma superlativa que, para esta ocasión, fue vestida con el elegante color cobrizo del oro rosa en el clip, los aros, y, por supuesto, en su imponente plumín. Criticados por muchos, los de Hamburgo, fieles a su tradición alemana, no hicieron muchos esfuerzos y gastos en el empaque.
Una simple caja de cartón blanco que contiene la codificación e identificación del artículo y una discreta pegatina con el tamaño del punto, le abre paso a otra también de cartón, ilustrada estilo “retro”, que remeda en casi todo al empaque usado para la “Meisterstück” de 1924.
Está decorada con la montaña más alta de Europa en tonos negros, grises y rosados brillantes. Los picos nevados, la palabra “Meistrerstück” y “Montblanc” en blanco y cifra “4810” en negro sobre una pluma antigua que recuerda los orígenes de la mítica casa de instrumentos de escritura. Al deslizarla, aparece un sencillo estuche duro revestido con cuero sintético liso, negro mate con las inscripciones “Meisterstück” y “4810” en tipografía alemana antigua de color dorado rosa, en franca consonancia con todo el estilo de la colección 90th aniversario.
Allí se revelan, además, la guía de servicio y un folletín que muestra el resto de los artículos que conforman la colección conmemorativa.
Al abrir el estuche, finalmente, aparece la estilográfica durmiente en una ranura hecha en él para tal fin, revestida de una alpaca sintética de color marfil, con la marca impresa en negro en la contra tapa interna, como es habitual.
Nada en esta presentación es ostentosa, ni un solo elemento decorativo innecesario. No hay opulencia ni fanfarria en ella. De no ser por la presencia plena e imponente de la elegante 149 que alberga, creeríamos que allí habita un instrumento de escritura más.
Es como si Montblanc deliberadamente hubiera escogido esta puesta en escena lo más minimalista posible, para destacar a su “prima donna”, evitando cualquier riesgo de que una escenografía cargada opaque a la verdadera estrella en las tablas.
Cuando definitivamente comienza la función, se revela que no estamos en presencia de una 149 más.
Cada compas, cada área de la opera escogida por el departamento creativo de la casa alemana, revela que no fue por falta de inspiración que eligieron celebrar así sus noventa años.
La misma resina negra preciosa que ha servido para entregarnos la más extensa gama de elegantes instrumentos de escritura, los “Meisterstück”, sirve para demostrar con sencillez que esta línea aniversario destaca por sobre los demás, precisamente sin hacer uso de más recursos que el color de sus decorados y una variación sutil en su espectacular plumín.
Una genialidad que se permite el fabricante de la Cuidad-Estado alemana, porque sabe que éste seguirá siendo un instrumento con prestaciones funcionales impecables a pesar de su elegante traje.
La luz y quizá la calidad de la cámara, no dejan ver adecuadamente el cálido rosado del oro de ley de 18K elegido para su fantástico plumín.
Es, cómo no, un # 9, con la misma arquitectura que los de las 149 de producción regular, y con los mismos elementos decorativos, dispuestos a escala y de diferente manera para darle albergue al número que conmemora estos primeros años de la, por las fechas, nonagenaria casa de Hamburgo.
La diferencia más ostensible es, lógicamente que está elaborado en un solo tono, el ya mencionado oro rosado que aporta un toque único de elegancia, sobriedad y distinción.
Nuevamente parece claro que los diseñadores deliberadamente han dejado que sea la tonalidad del plumín lo que destaque ya que hasta las cenefas decorativas, son idénticas a las de los plumines regulares.
Sin embargo resalta, el número “90” del aniversario, no solo por su escala aumentada respecto del resto de los elementos, sino por estar hecho en bajo relieve relleno con un exquisito patrón “cincelado.
La estilográfica es, mecánica y morfológicamente, una 149 sin más. Eso se aprecia desde el plumín hasta el resto del “cigarro” que conforman barril y capuchón.
Pero, ciertamente, también en lo exterior destacan los acentos en oro rosa que le confieren prestancia y diferenciación.
Es particularmente destacable el clip que, por ser el adorno más vistoso del exterior, sobresale. Curiosamente en él solo aparece grabado a láser el código de identidad de la pieza, y en reverso del mismo, las inscripciones “Made in Germany” y “Metal”.
En el aro central grande del capuchón, viene grabado “Montblanc”, “Meisterstück” y “N°149” sin nada más.
Desde 1952, la 149 es el icono de la estilográfica más prominente no solo de Montblanc, sino de las estilográficas del mundo. Un objeto de culto, siempre necesaria en la colección del aficionado.
Llamada en ocasiones “Diplomat”, son sus dimensiones, seguridad, confiabilidad y la infaltable estrella blanca que corona la cima de su capuchón, las que la hacen ser tan venerada y deseada por muchos.
Por eso, el mejor homenaje de la casa Montblanc para esta ocasión, es la 149 “90th aniversary Gold Rose”, superando a la leyenda.
Todas las fotos son del autor
Imponente instrumento. Gracias por la entrada... los dientes largos se me ponen.
ResponderEliminarQuerido the_joker, no queda mas remedio que limar esos colmillos. Cariños fraternales
EliminarGrandes tiempos de Montblanc, lástima que la calidad haya decaído tanto y ahora se dediquen a las ediciones limitadas de dudoso gusto,al menos para mí modesto entender.
ResponderEliminarCiertamente. Sin embargo al menos esta vez se apegaron a un protocolo muy alemán. Gracias por tu comentario.
Eliminarpreciosa en todos los sentidos. Felicidades al redactor por su magnifica entrada
ResponderEliminarAgradecido Jordi. Place saber que te ha agradado la entrada. Fuerte abrazo
EliminarEsa calidad pesa mucho en mi mano. Pero algún día...
ResponderEliminarExcelente entrada. Saludos.
F. Nelson Cabrera.
Claro que si Nelson. Fuerte abrazo. Gracias por tu comentario.
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