viernes, 31 de julio de 2015

Secretos Iniciáticos: Cinco cosas por las que aborrecer las estilográficas.

Voy a iniciar, con ésta, una pequeña serie de tres entradas con lo que he denominado jocosamente "secretos iniciáticos", preguntas que todos nos hemos hecho alguno vez o que nos han hecho quienes nos han visto con los dedos manchados de tinta por usar esos extraños artilugios llamados estilográficas.

Se trata de pequeñas greguerías o argumentos que suelen darse a favor o en contra de las estilográficas. Como pretendo ser lo más objetivo posible, daré algunos a favor y otros en contra. Como no lo soy en absoluto, terminaré la serie con las razones por las que creo -en serio- que todos deberíamos escribir -al menos alguna vez-  con plumas estilográficas.

Espero que estas breves entradas, orientadas sobre todo a la diversión veraniega y bienhumorada, sirvan de solaz a mis amables lectores y que, en el mejor de los casos, les arranquen una sonrisa y en el peor, me las disculpen.

(foto: wikipedia)

¿Por qué son aborrecibles las estilográficas?

1.- Manchan los dedos. 

Y, justamente, en el peor momento; ése en el que vamos a firmar el documento tan importante, el contrato tan esencial, o el matrimonio para toda la vida. Los dedos azulados, o peor, anaranjados, del estilófilo destacarán ominosamente en medio de la mesa mientras todas las miradas se posan conmiserativamente -en el mejor de los casos- en el atribulado sujeto. Si, con un poco de suerte, nos hemos tocado inopinadamente la nariz instantes antes, alegraremos el ambiente con los divertidos colores que adornaban la cara de Charlie Rivel. Y si, de paso, nos hubiéramos arreglado la corbata, habremos arruinado con la huella indeleble de nuestras manazas la inmortal obra de Armani.

2.- Se quedan sin tinta de repente

Nos hemos pasado el día intentando calcular cuánta tinta nos queda en el depósito que llenamos hace cuatro días y, precisamente en el momento en que necesitamos escribir algo así como para salvar nuestra vida estando a 50 km como mínimo de la papelería más cercana y a 100 de nuestro domicilio, la estilográfica se seca sin dar un ay. El nervioso desenroscado del cuerpo con dedos agarrotados por el pánico (quizá teñidos de tinta), solo confirmará nuestro peor presentimiento: ni una gota en el depósito. La maldición caiga sobre el Sr. Waterman y su ominoso invento.

(foto: shoshiplatyplus)

3.- No se pueden dejar.

¿Quién no ha experimentado el intenso dolor que provoca la punzante mirada de un, hasta entonces, entrañable amigo al que acabamos de negarle nuestra pluma? La terible sensación de abandono que provoca este silencioso reproche solo es pareja con la mala conciencia que nos acompañará para siempre. Claro que solo hay una sensación peor que ésta: la alternativa de ver cómo el prestatario accidental de nuestro tesoro machaca el plumín contra el papel hasta convertirlo en un guiñapo mientras somete al delicado instrumento a un ejercicio de "confiesa o te estrangulo" que acabará con nuestro ingreso en el servicio de urgencias más cercano por un amago de infarto.

4.- Son frágiles

Por mucho que se empeñen los fabricantes, las plumas se rompen más que los teléfonos móviles. Algunas tienen piezas cuyo nombre ni siquiera se conoce y otras tienen mecanismos que parecen directamente sacados de laboratorio del Profesor Fate. ¿Por qué lo hacen todo tan complicado? Reparar una pluma es cosa de doctores que conocen el arcano secreto y si alguien comete la osadía de desmontar una, se verá invariablemente incapaz de volver a montarla en el orden adecuado y, sobre todo, con el resultado apetecido. Las estilográficas son instrumentos con la asombrosa capacidad de concentrar en el menor número de componentes, la mayor dificultad de montaje.


(foto: hruodger FPN)

5.- Son caras

¿Un instrumento de escritura que cuesta cientos de euros? Con lo que valen algunas alemanas de renombre, uno se puede comprar un zurrón de lapiceros, bolígrafos y rotuladores de gel, como para inundar el mercado africano. Con lo que valen otras, se puede uno comprar un pequeño utilitario que -es cierto- no escribe, pero lleva aire acondicionado. Y el precio de algunos modelos de lujo supera al del mítico apartamento en Marbella. Ni creyendo en la multi-reencarnación gastaría alguien la colección de plumas que algunos atesoran -a veces sin usarlas- y en la que han invertido cantidades ingentes de dinero que podrían haberse aprovechado en infinidad de otras cosas más prácticas y, sobre todo, mucho más divertidas.


Fin de la primera parte...

21 comentarios:

  1. Pues sí. Los argumentos son, todos, absolutamente irrebatibles... Espero los argumentos a favor, para poder defenderme con ellos de estos, que son los que utiliza mi mujer, especialmente los relacionados con los aspectos económicos.

    Un caluroso saludo (y no sólo por el clima que estamos sufriendo).

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    1. Habrá argumentos para todos los gustos, querido Mario. Veremos cuales son los más convincentes. Un fuerte abrazo

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  2. A mí lo de Charlie Rivel me ha llegado al alma.
    Qué recuerdo más incómodo has removido en mi memoria.
    El argumento tres de veras es en contra? Con lo despistadísimo que soy, para mí es una ventaja. Si no, más que acaparador, sería donante de plumas.
    Un saludo. El entrante del menú presagia muy buenas cosas.

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    1. Gracias por tu comentario Rafael. Me has hecho reir. Un abrazo

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  3. ¿Dedos azulados o anaranjadas?, ojalá, ahora me ha dado por escribir en marrón y en el mejor de los casos parece que los dedos se me han gangrenado, y por más que te lavas las manos no se termina de ir del todo.

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    1. No desesperes, hay colores peores: violetas, rojos, amarillo-nicotinoso... Un peligroso abanico. Un abrazo, amigo mío

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  4. Reí mucho con esta entrada, recodé con el punto 1 que a mi primera entrevista de trabajo, a la cual llevé una Parker "51 special", cuando me pidieron que anotara un dato la pluma se comportó como una manguera contra incendios y dejó tremendos charcos de tinta en el papel (Aquello fue en las "pirámides" de Teotihuacán, en un día muy caluroso).
    Respecto al punto tres, esa situación incómoda es casi inevitable. Cuando estaba en la Universidad tenía un pensamiento "mágico", le prestaba mi parker "51" (diferente a la de la entrevista) a los maestros que más apreciaba pues así me acompañarían siempre de algún modo y nunca tuve ese temor con ellos porque eran muy mayores, incluso identificaban el instrumento desde el primer momento y lo usaban con gran cuidado.
    Quisiera preguntarles si han tenido esa sensación de que "la pluma se hace a la mano de su dueño" pues cuando algún compañero de afición usa mis plumas noto un poco de diferente la sensación de usarlas hasta pasado un rato.

    Saludos

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    1. Querido Daniel, gracias por tu divertido comentario que, imagino, casi todos compartimos.
      Esa sensación de la que hablas no es sino otro mito más. Para desgastar el iridio hacen falta horas y horas de escritura. Un fraternal abrazo

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  5. En mi trabajo tengo siempre dos o tres bolígrafos a mano. Nunca los uso. Su única utilidad es tener una salida a una situación similar a la que describes en el punto 3: cuando algún compañero me pide prestada mi pluma yo la agarro con fuerza y con la mano libre le alargo uno de los susodichos bolígrafos (o todos, para que escoja).

    Estoy deseando catar el resto del menú veraniego.

    Saludos.

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    1. Cómo te comprendo, amigo mío. Gracias por tu comentario

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  6. Me gusta este menú... Estoy deseando ver qué se cuece para el primer plato :D

    La verdad es que el punto uno es el que hace que mi querido compañero no se decida a utilizar plumas a pesar de tener un par. Creo que está acostumbrado al agarre tan cerca del borde que ¡siempre toca el plumín!

    El tres es mi caballo de batalla... O es alguien que conozco o la pluma es baratita, porque si no... ¡Busco como loca dónde he puesto un boli! :D

    Muchas gracias por tus aportaciones. Como siempre: un placer.

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    1. Gracias a ti, Papish; el placer es mío al leerte. Un abrazo muy fuerte

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  7. No hay como la sensación de escribir con una rica estilográfica. Yo en mis turnos en UCI ocupo las de trazo grueso y cómodo como las Baxter plumín B o las japonesas como las Sailor 1911 o las platinum. Para los turnos de urgencia, ocupo plumines duros y estables, como las pilot básicas ya algunas chinas bien aperradas. Cuando fallan, existe aún en Chile uno de los pocos orfebres en estilográficas, Walter Contreras, dueño de la clínica de pluma fuente. Un abrazo. PD: siempre los defectos son mínimos en comparación con escribir con una buena estilográfica.

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    1. Las Pilot VPen son increíbles, y a un precio de risa. Si te gusta el trazo suave, grueso y húmedo a un precio aceptable, busca una Cross ATX M ó B. No te arrepentirás.

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    2. Muy interesantea tus reflexiones, amigo Manuel. Y buena panoplia de plumas las que usas con sabiduría. Un fuerte abrazo

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  8. Excelente vademécum estilográfico por entregas Pedro,expones magistralmente las espinas del instrumento y a mi especialmente me duele el punto 2 "esa pluma que no escribe cuando le toca en pública ocasión"...que es cuando se te aflojan las piernas y un cálido rubor sube por tu pecho para alojarse de forma bien visible en el centro de tus mejillas..
    Esperamos con impaciencia las rosas.
    Saludos.

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  9. Es curioso, pero llevo apenas unos meses con las estilográficas y ya me ha sucedido el punto uno, de azul parker, por cierto, en un examen, y el punto dos. Para el punto uno, tras aquello suelo llevar una pañuelo de papel a mano para una limpieza rápida y siempre con tinta no permanente, que se limpia muy bien con agua. Si debo de firmar algo importante, sigo tirando de bolígrafo y aprieto, dejando huella, porque con esas cosas no se juega.

    Sobre prestarlas, me da igual, siempre lo hago, incluso se las dejo a mis hijos de seis años para que practiquen. Lo que he notado es que la gente no saben situarlas en el ángulo adecuado y no les escribe. Pero bueno, es lo que tiene.

    Un saludo.

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  10. El punto uno solo suele ocurrirme en los temibles momentos en los que toca alimentar una estilográfica por pistón, por más que vigile siempre termino manchado por algún lado. El punto dos hace tiempo que lo solucioné cargando con un pequeño estuche que contiene 3 estilográficas, aun no me ha sucedido nunca que se queden las 3 sin tinta la mismo tiempo, el punto 4 es aun más fácil de solucionar. Entre las 3 piezas que cargo, suelo incluir una Jinhao (de las que en su momento adquirí unas cuantas a bajo precio) que escribe razonablemente bien y que es la "de prestar" por si acaso. Para los dos últimos puntos me temo que no hay remedio posible.

    Un saludo

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    1. Gracias por tus ingeniosas soluciones, amigo Korvec. Un saludo muy cordial

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