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Los nuevos mercados: Esplendor y caída de las ediciones limitadas.

Como ya hemos visto anteriormente, especialmente aquí, el mercado de la estilográfica ha experimentado diferentes etapas y modelos de producción. El progresivo declive de las ediciones limitadas obedecía a múltiples razones, casi todas relacionadas con el exceso de oferta y la retracción de la demanda por razones económicas.

La era dorada de las ediciones limitadas duró más o menos, una década, la que fue de 1995 a 2005, según los países. Durante ése tiempo, el mercado resultó literalmente inundado de plumas conmemorativas y ediciones referentes a cualquier cosa: personajes, países, edificios, barcos, acontecimientos históricos o equipos de fútbol, entre una miríada de ellas. Aquello funcionó razonablemente bien porque el entorno económico había generado una demanda insaciable que era capaz de comprar cualquier cosa que resultase cara y que fuese constitutiva de un buen regalo. Por otro lado, el espíritu coleccionista resurgió con fuerza y se lanzó con ansia feroz hacia las ediciones especiales de estilográficas.

La abrupta contracción de la demanda que tuvo lugar a partir de 2005-2007, coincidiendo con la crisis económica mundial, frenó bruscamente el desordenado crecimiento de la oferta y, en poco tiempo, acabó con el modelo de explotación basado en el lujo y en las ediciones especiales. Esto colocó fuera de juego a muchas marcas tradicionales que habían apostado fuerte por este paradigma. Algunas de ellas, especialmente italianas, aunque también inglesas y norteamericanas, quebraron estrepitosamente.


La reactivación económica de los últimos años parecería abonar el campo para el renacimiento del viejo paradigma de las ediciones limitadas pero no ha sido así. A día de hoy, parece claro que el modelo de negocio basado en este tipo de estilográficas ha pasado definitivamente a mejor vida.

Es obvio, por otro lado, que siempre habrá ediciones limitadas aunque ya reducidas a pocas marcas que pueden permitirse el lujo de producirlas porque disponen de otras líneas de trabajo más generalistas. Es lo que ocurre con muchas marcas de automóviles de lujo, que pueden permitirse comercializar algunos modelos deportivos carísimos y exclusivos porque disponen de modelos generales que son los que, en realidad, soportan la industria. Por otro lado, hay marcas superespecializadas que fabrican para una clientela muy reducida que puede permitirse adquirir la exclusividad con independencia del precio.


Así las cosas, el mercado actual parece presentar cuatro grandes líneas de producción:

1.- Superespecialistas: Netamente orientados al lujo extremo, hoy prácticamente gira en torno a las grandes producciones japonesas de maki-e, aunque también hay fabricantes europeos que se han subido al carro de este tipo de producto y comercializan algunos modelos tope de gama. El prototipo de este modelo de negocio es Nakaya.

2.- Lujo: Bajo un concepto diferente del anterior, más relacionado con lo representativo y los altos precios que con lo artístico y, por tanto, con el contenido sustantivo de los modelos, algunas marcas crean un sistema de distribución mediante exclusivas y apoyan sus productos con un despliegue mercadotécnico de primer orden.  La funcionalidad de estas plumas es irrelevante, lo que cuenta es la percepción de su exclusividad. El prototipo es Montblanc.


3.- Generalistas. Las plumas de toda la vida están sufriendo los embates de un mercado que les ataca por arriba y por abajo. La funcionalidad es su baza fuerte aunque, como se ha dicho, deben hacer esfuerzos continuos por mantener su cuota de mercado en un mundo globalizado. En este terreno, las marcas exitosas son las japonesas y algunas alemanas como Lamy o Kaweco. Las clásicas como Cross, Parker o Sheaffer, se debaten por mantener la cabeza fuera del agua.

4.- Baratas. La gran novedad. Asistimos con asombro a una verdadera batalla en el segmento bajo de la tabla. Lamy, que era una marca barata, asociada tradicionalmente con el segmento popular del mercado, ha sido desfondada por un millar de competidores que han reducido los precios a cifras casi ridículas, y lo que es más sorprendente, con una calidad perfectamente homologable a los productos tradicionales. Desde las marcas japonesas hasta las indias, pasando por las taiwanesas y, sobre todo, las nuevas chinas, multitud de fabricantes ha inundado el mercado con plumas de sorprendente calidad y magnífico desempeño. Los productores chinos han encontrado, por fin, la punta de lanza para hacerse con el segmento de acceso añadiendo, de paso, belleza de diseño, mecanismos atractivos, calidad aceptable y, por encima de todo, precios de derribo. La invasión china ha comenzado.


Por tanto, el deceso de las ediciones limitadas y los esfuerzos por sobrevivir de las marcas europeas están siendo acompañado por el desarrollo y liderazgo técnico de Japón y la increíble productividad china con sus bajos precios y progresiva mejora en la calidad. Cuando el enemigo a batir es TWSBI, es que el gran dragón asiático enseña sus dientes de acero.

(todas las ilustraciones son de uso libre)




Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo, hay marcas que han quedado totalmente fuera de juego, tienen un producto comparativamente caro, que ya no ofrece ninguna ventaja funcional sobre sus competidoras asiáticas mucho más baratas, y que además carecen de esa imagen exclusividad que permite a Montblanc mantener precios absolutamente inflados. En los próximos años asistiremos a la práctica desaparición de muchas marcas tradicionales, simplemente no pueden competir.

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    1. Gracias por tu comentario Alfonso. Estoy de acuerdo contigo en que las marcas tradicionales sufrirán mucho los próximos años. Se aproxima una etapa de grandes cambios, Un fuerte abrazo

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  2. Ya entonamos el requiem por Conway Stewart, Omas, etc. Me temo que no tardaremos en hacerlo por mi bienamada Parker que lo ha sido todo en el mundo de la estilográfica. La buena noticia es que a los que nos apasiona la pluma en sí, sin aditamentos ni zarandajas, los que renegamos de los joyeros metidos a fabricantes de plumas, que valoramos la pluma en cuanto instrumento funcional, porque simplemente nos gusta escribir con ella, sin renunciar a un cierto grado de belleza, tenemos una oferta asequible para seguir alimentando nuestra afición.
    Aunque todos los días (en mi caso), saque por la noche la estampita de la Montblanc Agatha Christie e invoque a los hados de la lotería de Navidad (la única que juego en todo el año).

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    1. Interesantes reflexiones, amigo Joker, dignas de un buen aficionado. Un fuerte abrazo.

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  3. Al carro de la Lamy se podría sumar Faber Castell, ¿no? Corregidme si me equivoco. La verdad es que su segmento bajo (loom, ondoro, etc.) es de gran calidad, con unos plumines de acero muy, muy respetables, y con una presencia muy cuidada y atractiva. El segmento alto (Graf von Faber Castell), quizás sea otra cosa... Pero no me parece tan inflado como Montblanc. Igualmente Pelikan tiene algunos modelos relativamente baratos (hablo de hasta 100 €) que pueden competir en el sector medio. El problema es el ataque sin piedad de ciertos ejemplares -cada vez mejores en todos los sentidos- de Jinhao, Win Sung y compañía... Un saludo y gracias por vuestra atención.

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    1. Muy de acuerdo con usted. Los fabricantes alemanes en general han sabido tener y retener. Veremos...

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    2. Gracias a ambos por los comentarios. En efecto, la industria alemana es de las que mejor ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. en todo orden y en casi todas las gamas. Queda por ver si su esfuerzo es sostenible a medio plazo. Un cordial saludo.

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