viernes, 28 de agosto de 2015

Secretos iniciáticos. Conclusión: ¿Por qué escribo con estilográfica?

Concluyo esta pequeña serie veraniega con un pequeño resumen de por qué escribo con estilográfica. Prefiero dar algunas de mis razones personales antes que intentar dar argumentos a favor. Como toda decisión personal, escribir con estilográfica no deja de ser una opción aunque, a mi juicio, sea con mucho la preferible.

1.- La pluma es el epítome de los instrumentos de escritura.

La estilográfica es el cúlmen de un desarrollo técnico que ha costado a la humanidad miles de años. Pese a los diferentes sistemas caligráficos, el  invento y desarrollo de la pluma fuente supuso para el mundo entero la solución a una necesidad que nadie había sido capaz de resolver durante centurias. El desarrollo del mundo moderno, especialmente a partir del S. XIX y la necesidad de escribir rápidamente sin necesidad de mojar continuamente el plumín (con el invento de la taquigrafía, por ejemplo), desembocó en un instrumento que, aún hoy, es en sí mismo perfecto. A partir de él nacieron  el bolígrafo, el rotulador, el roller y tantos más. Pero la idea esencial es idéntica y la pluma gana por su significado histórico. Escribir con ellas es colocarse en el último eslabón de una historia fascinante que no quiero olvidar.


(foto: wikipedia)

2.- Las plumas son intemporales.

Por eso me gustan las plumas antiguas. No me importa que estén grabadas con otros nombres porque eso revaloriza su inmortalidad. Son instrumentos que pasan de unas manos a otras realizando el mismo cometido que cuando fueron fabricadas, indesmayables y leales como un celoso servidor personal. Su belleza, sus detalles de artesanía, los materiales con los que están construidas, son reliquias de una época, de unas manos, de un tiempo pasado que revive cuando se usan. Escribir con ellas es disfrutar del tiempo y de la historia.

3.- Las plumas hablan.

Una estilográfica es el mejor puente entre nosotros y nuestros semejantes porque descubre nuestra escritura. Y la manera en que escribimos, nuestra caligrafía, forma parte de nosotros y dice mucho de cómo y de quiénes somos. Cuando escribo a mano, descubro una enorme cantidad de cosas a quien me lee. La pluma es el medio de comunicación más íntimo, más estrecho, más personal. Una carta mecanografiada es un modelo y una impresa por ordenador, un formulario. Las únicas cartas de verdad son las escritas a mano.



(foto: wikipedia)


4.- Las plumas permiten hacer cosas que otros instrumentos son incapaces de hacer.

Una nota manuscrita, un informe, una carta, un saludo o unas líneas de agradecimiento, son objetos preciosos que el destinatario siempre aprecia. Escribir a mano lleva tiempo, cuidado y atención. Hacerlo con una caligrafía hermosa realizada con estilográfica multiplica por cien esas virtudes que invariablemente son apreciadas. Cuando entregamos un manuscrito, estamos ofreciendo algo más que unas letras o un texto. Las respuestas manuscritas a un examen, por ejemplo, permiten conocer del alumno mucho más que el mero contenido del texto. ¿A quien no le alegra recibir una carta manuscrita?.

5.- La estilográfica facilita el pensamiento.

La estilográfica permite, por encima de todo, conjugar dos fascinantes actividades: la reflexión y la escritura. La mano que escribe es, al mismo tiempo, la ejecutora de un proceso intelectual que difícilmente encuentra mejor vehículo de expresión que el papel y la pluma que armónicamente se desliza por el mismo. Un gesto que tiene más de 6.000 años de antigüedad y del cual somos tan herederos como del lenguaje que nos hace humanos.

(foto: pinterest)

Y aquí llega el corolario: todas estas ventajas están al alcance de cualquiera. Debemos escribir y practicar con las estilográfica porque el mero ejercicio nos ayudará a participar de los misterios y las virtudes del arte caligráfico. Cuanto más escribamos, más cerca estaremos de alcanzar la gracia del artesano, del menestral de las letras, de la mano y de la cultura del pensador. Escribir con estilográfica ayuda a poner todo esto a nuestra alcance pues, mutatis mutandi, la función favorece la forma. No hay nada que dé tanto por tan poco.












12 comentarios:

  1. Excelente broche final a este delicioso "Elogio a la estilográfica".Enhorabuena Pedro, tengo que decir también,que coincido contigo en todos y cada uno de los puntos y que nunca leí un artículo mejor argumentado y compuesto en loor de la pluma,te aseguro que estas tres entregas serán un referente para todos los estilófilos.
    Un abrazo de Javier.

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    1. Mil gracias Javier; especialmente porque eres un magnífico ejemplo del mejor artista y calígrafo del que aquí se ha hablado. Un fuerte abrazo.

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  2. Manifiesto del estilófilo.
    Soberbio.
    Otro artículo para enmarcar. Felicidades

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  3. Muy bonito artículo. Felicidades.

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    1. Gracias por tu comentario Antonio, me alegra verte por aquí, Un abrazo

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  4. Pedro: llevo ya varios años buscando y leyendo artículos sobre el hecho físico de escribir pero jamás he visto tanta claridad y tanto poder sintético en el que has enlazado el misterio del pensamiento, la arqueología de la técnica y la delicia de la escritura. Una vez más me alegro de habernos encontrado. Abrazos.

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    1. Muchas gracias Leonardo; es un placer tenerte por aquí, Un fuerte abrazo

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  6. Escribir con pluma es realmente un gran placer. No hay nada comparado con esa suavidad y la forma en que el plumín acaricia el papel, dejando regados nuestros pensamientos en color. Con ello se reafirma la convicción de no seguir cincelando hojas con lapicero. Si no fuera por las copias al carbón en mi trabajo yo no los ocupara para nada (pero allí que le vamos a hacer, pues para apretar si sirven). Saludos.
    F. Nelson Cabrera.

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    1. Gracias por tu amable comentario, amigo Nelson. Un cordial saludo.

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