Isaias Levi era un acaudalado comerciante de tejidos turinés que en 1919 decidió invertir en la creación de una nueva compañía dedicada a la escritura y que llamó Fabbrica Italiana Penne a Serbatoio Aurora. En aquella época, tras la Gran Guerra, Turín contaba con un gran número de pequeños constructores de estilográficas a los que Levi pretendía desplazar con una empresa de tipo industrial que superara a todos en calidad y en eficiencia técnica, además de con un uso moderno de las técnicas publicitarias, distributivas y de servicio.
(foto: Aurora)
El momento elegido por Levi, de fortísimo despegue nacionalista, fue aprovechado inteligentemente por la casa, convirtiendo a las plumas Aurora en un paradigma de italianidad, afirmándose frente a productos extranjeros -básicamente norteamericanos- con los que competía en calidad y en precio dado que la empresa italiana no sufría el arancel de las importaciones.
(foto: Aurora)
Tras una primer etapa en la que compitió exitosamente -en calidad y ventas- con los modelos norteamericanos que dominaban el mercado mundial, Aurora comenzó a construir en celuloide y a utilizar la carga de palanca lateral a mediados de los años 20, creando también por entonces dos empresas subsidiarias, Olo y ASCO, dedicadas a segmentos inferiores. A partir de los años 30, la empresa se internacionalizó comenzando a exportar a España y a América Latina.
(foto: Aurora)
En 1938 nació la clásica pluma Óptima, un formidable modelo de impresionante calidad y belleza. En 1947, siguiendo los pasos de la revolucionaria 51 de Parker, creó la 88, un modelo que marcó un hito en la producción de la empresa y que suponía una refinamiento técnico aún superior al de su modelo americano. En 1970 puso en el mercado la Hastil, una bellísima pluma diseñada por Marco Zanuso que está expuesta permanentemente en el MOMA de Nueva York, además de haber sido licenciada a Montblanc para la creación de su modelo Noblesse.
¿Por qué comprar?
Las modernas 88 y Óptima, forman parte del reducido grupo de las mejores plumas europeas, ostentado una sobresaliente calidad. Los plumines de oro de Aurora, por su parte, siempre fabricados por la casa y jamás encargados a terceros, son de los mejores del mundo, además de bellísimos. Cuentan con un alimentador digno de ellos lo que confiere, probablemente, el mejor desempeño entre todas las plumas italianas.
(foto: gigesh, FPN)
La mecánica de las Aurora es ciertamente soberbia. Su sistema de pistón con depósito de reserva y sello de doble labio no tiene nada que envidiar a las alemanas. Todos sus componentes son de la más alta calidad e intachable funcionamiento.
(foto: Aurora)
La calidad general de las Aurora es legendaria y perfectamente justificada. Su elegancia, empaque y relativa sobriedad, las hacen aptas para todo uso. Hay ediciones limitadas, basadas en la Óptima casi siempre, de esplendorosa belleza y gran originalidad cromática.
¿Por qué no comprar?
Fundamentalmente, por el precio. Casi todos los modelos de Aurora tienen unos precios relativamente altos y, aunque su calidad es destacable, no gozan de un mercado demasiado amplio fuera de los adictos a la marca. Por el precio de una Óptima o una 88 (que exceden en catálogo de los 500 euros) hay grandes alternativas.
(foto: coloradopen)
La estética de las Aurora es, por otra parte, relativamente anodina. Aunque hay piezas excepcionales, no suelen ser muy llamativas ni por tamaño ni por originalidad. Los materiales que utiliza, siendo magníficos, no alcanzan las cotas estéticas de Omas, por hablar de su gran y clásica competidora.
(foto: phthalo, FPN)
Por otro lado, los modelos de gama inferior, como los Idea o TU, no tienen demasiada atractivo y, siendo relativamente caros, tampoco aportan demasiado al catálogo. Los mejores piezas siguen siendo las clásicas.
(foto: dannzeman)
Finalmente, el servicio de las Aurora no es digno de alabanza. Es cierto que se trata de un defecto común a casi todas las italianas, pero habiendo distribución asentada en un país, no se justifica demasido que una reparación se prolongue durante meses.
(foto: Aurora)
El momento elegido por Levi, de fortísimo despegue nacionalista, fue aprovechado inteligentemente por la casa, convirtiendo a las plumas Aurora en un paradigma de italianidad, afirmándose frente a productos extranjeros -básicamente norteamericanos- con los que competía en calidad y en precio dado que la empresa italiana no sufría el arancel de las importaciones.
(foto: Aurora)
Tras una primer etapa en la que compitió exitosamente -en calidad y ventas- con los modelos norteamericanos que dominaban el mercado mundial, Aurora comenzó a construir en celuloide y a utilizar la carga de palanca lateral a mediados de los años 20, creando también por entonces dos empresas subsidiarias, Olo y ASCO, dedicadas a segmentos inferiores. A partir de los años 30, la empresa se internacionalizó comenzando a exportar a España y a América Latina.
(foto: Aurora)
En 1938 nació la clásica pluma Óptima, un formidable modelo de impresionante calidad y belleza. En 1947, siguiendo los pasos de la revolucionaria 51 de Parker, creó la 88, un modelo que marcó un hito en la producción de la empresa y que suponía una refinamiento técnico aún superior al de su modelo americano. En 1970 puso en el mercado la Hastil, una bellísima pluma diseñada por Marco Zanuso que está expuesta permanentemente en el MOMA de Nueva York, además de haber sido licenciada a Montblanc para la creación de su modelo Noblesse.
¿Por qué comprar?
Las modernas 88 y Óptima, forman parte del reducido grupo de las mejores plumas europeas, ostentado una sobresaliente calidad. Los plumines de oro de Aurora, por su parte, siempre fabricados por la casa y jamás encargados a terceros, son de los mejores del mundo, además de bellísimos. Cuentan con un alimentador digno de ellos lo que confiere, probablemente, el mejor desempeño entre todas las plumas italianas.
(foto: gigesh, FPN)
La mecánica de las Aurora es ciertamente soberbia. Su sistema de pistón con depósito de reserva y sello de doble labio no tiene nada que envidiar a las alemanas. Todos sus componentes son de la más alta calidad e intachable funcionamiento.
(foto: Aurora)
La calidad general de las Aurora es legendaria y perfectamente justificada. Su elegancia, empaque y relativa sobriedad, las hacen aptas para todo uso. Hay ediciones limitadas, basadas en la Óptima casi siempre, de esplendorosa belleza y gran originalidad cromática.
¿Por qué no comprar?
Fundamentalmente, por el precio. Casi todos los modelos de Aurora tienen unos precios relativamente altos y, aunque su calidad es destacable, no gozan de un mercado demasiado amplio fuera de los adictos a la marca. Por el precio de una Óptima o una 88 (que exceden en catálogo de los 500 euros) hay grandes alternativas.
(foto: coloradopen)
La estética de las Aurora es, por otra parte, relativamente anodina. Aunque hay piezas excepcionales, no suelen ser muy llamativas ni por tamaño ni por originalidad. Los materiales que utiliza, siendo magníficos, no alcanzan las cotas estéticas de Omas, por hablar de su gran y clásica competidora.
(foto: phthalo, FPN)
Por otro lado, los modelos de gama inferior, como los Idea o TU, no tienen demasiada atractivo y, siendo relativamente caros, tampoco aportan demasiado al catálogo. Los mejores piezas siguen siendo las clásicas.
(foto: dannzeman)
Finalmente, el servicio de las Aurora no es digno de alabanza. Es cierto que se trata de un defecto común a casi todas las italianas, pero habiendo distribución asentada en un país, no se justifica demasido que una reparación se prolongue durante meses.
Tanto el modelo "Optima" como el "88 Big" son el emblema de la casa. Todo aficionado a escribir con estilográfica debería probar estas plumas. Su escritura se caracteriza por transmitir cierto feeling, o roce del plumín contra el papel.
ResponderEliminarSon caras, sí, pero en internet siempre se pueden encontrar más baratas. El modelo Talentum, sin ir más lejos cuesta la mitad y tiene el mismo plumín.
Por sacar una pega a los modelos Optima y 88, su ventana es bastante quebradiza. Cuando abres y cierras el capuchón, se ejerce una torsión que la padece esa unión. Afortunadamente, la casa Aurora es conocedora de esta debilidad y si se la mandas te la repara sin coste alguno. Eso sí, hay que armarse de paciencia, que, como bien has dicho, el servicio de las Aurora no es digno de alabanza.
Ambos modelos, como bien dices, me parecen lo mejor. El "mordiente" típico de estas magníficas plumas es, por cierto, el que también presentan las Ancora, una casa menos conocida pero de espléndidos diseños.
EliminarGracias por tu comentario, Iñaki, y por la valiosa información que compartes. Recibe un fuerte abrazo.