Dentro de la gama 146, Montblanc cuenta con algunas versiones especiales en acero y con terminaciones especiales. Son, en realidad, variaciones metálicas del modelo básico que buscan dotar a éste de una mayor consistencia visual. Al mismo tiempo, se busca atraer a un cliente más exigente en términos representativos pues estos modelos añaden un punto de exclusividad, o de contundencia, a la gama estándar.
Siguiendo esta filosofía, Montblanc comercializa la gama Solitaire que es, en esencia, una Le Grand con acabados metálicos o combinados de laca y metal. Son plumas mecánicamente idénticas a las 146 de las que tampoco se diferencian en el plumín. Comparten, además, la boquilla de resina.
Lo que cambian son las vestiduras, aquí mucho más aparatosas. Sin llegar a algunos excesos de los que pueden verse en las ediciones limitadas, las Solitaire presentan ciertas afinidades estilísticas con los guiños o ejercicios de diseño que Montblanc suele dirigir al segmento del lujo.
Las dos plumas que presento aquí son dos magníficos ejemplares de Solitarie. La primera, es una Hematite y la segunda, una Facet.
La Hematite es una pluma con el cuerpo de acero pero con un capuchón en el que se ha incrustado una fachada de hematita u oligisto, una piedra con un gran contenido en hierro que se usa, generalmente, como pigmento -sobre todo en su variedad roja- para la extracción de hierro y como pulimento.
La variedad aquí usada es la especular, una piedra de color gris oscuro de brillo metálico y gran profundidad. el capuchón hace juego con el acero pulido del cuerpo aunque es fácil notar que se trata de materiales diferentes. El conjunto resulta muy armónico.
La Facet es una Solitarie de acero al que se ha dotado de un acabado en platino y, sobre todo, se adorna con lo que suelen denominarse facetas pero que, en realidad, se trata de un almohadillado, una solución estética que se utilizó mucho en arquitectura durante el Renacimiento.
A diferencia de la Hematite, la estilográfica es totalmente homogénea y el almohadillado resulta muy agraciado estéticamente. El culote de ambas piezas, con el que se acciona el pistón, resulta algo difícil de operar con las manos sudorosas por causa de un acabado metálico extraordinariamente liso que no facilita la sujeción y una forma demasiado estrecha.
Ambas plumas no pueden evitar ofrecer una imagen contundente. Las dos participan de un cierta estética panzer. Si bien esto es una ventaja de cara a revelar su presencia y, en efecto, no son estilográficas para pasar desapercibido, conlleva también un incremente considerable de peso lo que penaliza su uso prolongado.
En la mano, ambos ejemplares se muestran extraordinariamente sólidos, robustos y macizos. Su exceso de peso en comparación con sus hermanas de resina, hace que la escritura con ellas no sea tan cómoda ni pueda ser continuada sin acusar un cierto cansancio. Tampoco resultan especialmente cómodas para llevar en la camisa prendidas del clip porque la tela, simplemente, se vence. Son, como muchas de su estilo, plumas de despacho y de representación. Pesos pesados de la escritura.
Montblanc diversifica su gama estándar con los modelos Solitaire, piezas eminentemente metálicas orientadas a un lujo más específico o a gustos más ostentosos. Son plumas cuya función no está tanto en la escritura como en su reforzado poder de representación. Poco adecuadas para un uso diario pero ideales para regalos exclusivos, conmemoraciones o para coleccionistas incondicionales de la marca alemana. No obstante, no tienen un precio excesivo para lo que es habitual en la marca, pues ambas se pueden encontrar por cantidades que rondan los 700 euros.
Las dos Solitaire mostradas son ejemplares de magnífica factura y buen desempeño aunque no sea ese su principal atractivo. Su peso lastra su funcionalidad, pero no importa mucho porque, a la postre, no son plumas en las que eso prime.
Gracias a Ricardo por su generosidad al permitirme presentar estas plumas.
Siguiendo esta filosofía, Montblanc comercializa la gama Solitaire que es, en esencia, una Le Grand con acabados metálicos o combinados de laca y metal. Son plumas mecánicamente idénticas a las 146 de las que tampoco se diferencian en el plumín. Comparten, además, la boquilla de resina.
Lo que cambian son las vestiduras, aquí mucho más aparatosas. Sin llegar a algunos excesos de los que pueden verse en las ediciones limitadas, las Solitaire presentan ciertas afinidades estilísticas con los guiños o ejercicios de diseño que Montblanc suele dirigir al segmento del lujo.
Las dos plumas que presento aquí son dos magníficos ejemplares de Solitarie. La primera, es una Hematite y la segunda, una Facet.
La Hematite es una pluma con el cuerpo de acero pero con un capuchón en el que se ha incrustado una fachada de hematita u oligisto, una piedra con un gran contenido en hierro que se usa, generalmente, como pigmento -sobre todo en su variedad roja- para la extracción de hierro y como pulimento.
La variedad aquí usada es la especular, una piedra de color gris oscuro de brillo metálico y gran profundidad. el capuchón hace juego con el acero pulido del cuerpo aunque es fácil notar que se trata de materiales diferentes. El conjunto resulta muy armónico.
La Facet es una Solitarie de acero al que se ha dotado de un acabado en platino y, sobre todo, se adorna con lo que suelen denominarse facetas pero que, en realidad, se trata de un almohadillado, una solución estética que se utilizó mucho en arquitectura durante el Renacimiento.
A diferencia de la Hematite, la estilográfica es totalmente homogénea y el almohadillado resulta muy agraciado estéticamente. El culote de ambas piezas, con el que se acciona el pistón, resulta algo difícil de operar con las manos sudorosas por causa de un acabado metálico extraordinariamente liso que no facilita la sujeción y una forma demasiado estrecha.
Ambas plumas no pueden evitar ofrecer una imagen contundente. Las dos participan de un cierta estética panzer. Si bien esto es una ventaja de cara a revelar su presencia y, en efecto, no son estilográficas para pasar desapercibido, conlleva también un incremente considerable de peso lo que penaliza su uso prolongado.
En la mano, ambos ejemplares se muestran extraordinariamente sólidos, robustos y macizos. Su exceso de peso en comparación con sus hermanas de resina, hace que la escritura con ellas no sea tan cómoda ni pueda ser continuada sin acusar un cierto cansancio. Tampoco resultan especialmente cómodas para llevar en la camisa prendidas del clip porque la tela, simplemente, se vence. Son, como muchas de su estilo, plumas de despacho y de representación. Pesos pesados de la escritura.
Montblanc diversifica su gama estándar con los modelos Solitaire, piezas eminentemente metálicas orientadas a un lujo más específico o a gustos más ostentosos. Son plumas cuya función no está tanto en la escritura como en su reforzado poder de representación. Poco adecuadas para un uso diario pero ideales para regalos exclusivos, conmemoraciones o para coleccionistas incondicionales de la marca alemana. No obstante, no tienen un precio excesivo para lo que es habitual en la marca, pues ambas se pueden encontrar por cantidades que rondan los 700 euros.
Las dos Solitaire mostradas son ejemplares de magnífica factura y buen desempeño aunque no sea ese su principal atractivo. Su peso lastra su funcionalidad, pero no importa mucho porque, a la postre, no son plumas en las que eso prime.
Gracias a Ricardo por su generosidad al permitirme presentar estas plumas.
No me llaman las plumas en terminación metálica, pero hay que reconocer que son muy bonitas. La mía es en Burgundy, y me parece una maravilla: el peso justo, equilibrado y cálida. El plumín es una gozada.
ResponderEliminarLa Burgundy es más ligera porque el cuerpo es de resina y coincido contigo en que lo mejor de estas estilográficas es su plumín. Es un placer saludarte, Zai. Gracias y un fuerte abrazo
EliminarHola Capitán, a mi parecen plumas muy elegantes (el modelo normal en resina negra ya lo es), aunque es cierto que son más para representación que para el uso diario por el peso que tienen. Lo que yo creía es que también en la serie 144 había versiones Solitarie (intentaré confirmarlo) y esas, por el menor tamaño y peso, sí que pueden ser más utilizables para el día a día.
ResponderEliminarEn cualquier caso, al sufrir de sudor de manos, las plumas metálicas en general, no me resultan cómodas, muchas veces ni siquiera para quitar el capuchón, sobre todo cuando es a presión.
Un fuerte abrazo.
Encantado de verte por aquí Mario. En efecto, hay versiones "solitaire" en otros modelos más pequeños como la 144 aunque yo no las he utilizado. También tienes razón con el problema de las manos sudorosas, o el calor en general, que no facilita el uso de plumas metálicas, al menos las que tienen acabados lisos. Un fuerte abrazo y gracias por tu comentario.
EliminarHola Pedro. Preciosas estilográficas. Desde luego, toda una carta de presentación allá donde vayas. Como amante y aficionado a la caligrafía y la escritura, aprecio más lo práctico que el lujo, pero hay que reconocer que la belleza de estas plumas es arte en sí mismo; aparte del hecho que no son pretenciosas, lo cual es para mí un puntazo. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Paco. tienes razón al decir que estas plumas no pecan de las exageraciones de ciertas ediciones limitadas. Se ajustan mucho más a los modelos estándar aunque usen materiales o acabados especiales. Un abrazo
EliminarMagníficas plumas de presentación. Como decís ostentosas y bellas... pero de si no difícil, sí pesado -y cansado- manejo o, como describes tú mi querido Pajarete, desempeño. Pero no por ello -y siempre a mi juicio- hermosas, muy hermosas. Discrepo, no obstante, en el plumín. .. no son los Montblanc precisamente los mejores...sí bonitos de presentación, pero no de escritura. Pajarete re felicito, una vez más, por la gran información, descripción y fotografías que nos ofreces.. Soberbio! !!. Mucius Scaevola
ResponderEliminarEstamos de acuerdo en que el plumín Montblanc ha sido superado funcionalmente por muchos japoneses, querido Mucius; aún así, sigue siendo uno de los elementos más bellos de la casa. Gracias por tu comentario, querido amigo, siempre es un placer verte por aquí.
EliminarAntes que nada felicitaciones por el post, siempre tan prolijo y perfecto, ahora en cuanto a las plumas de acero o plata u otro metal debo decir esto: para mi son "Cubiertos"...para ponerlas en la mesa junto a la cuchara o al cuchillo para pescado...no me gustan y no cumplen con la tradicion temprana moderna de las plumas...la estilografica es nueva...para la epoca era el Iphone.. entra en el siglo XX y la novedad es el plastico o mejor dicho "la incipiente industria del plastico" los protoplasticos como el celuloide caseina ebonita resinas etc (cada uno derivados de origenes naturales) para moverse y posicionarse en los plasticos artificiales derivados del petroleo culminando la busqueda del material estable perfecto brilloso y duradero...la modernidad...la modernidad...DM
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Marians. Interesantes reflexiones. Recibe un saludo muy cordial
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