Hemos hablado en alguna otra ocasión de cómo elegir la pluma más adecuada a nuestro tipo de escritura pero, incluso así, es frecuente oír determinadas quejas que se repiten con relación al desempeño de ciertos puntos. Esto tiene que ver, en alguna medida, con el grosor de los mismos y con sus características funcionales.
El trazo del plumín, es decir, el mayor o menor grosor de la línea de tinta que deposita sobre el papel, deriva de dos factores físicos esenciales: el tamaño de la pieza de iridio que lo remata y la separación entre los gavilanes. Podemos establecer, pues, una relación potencial proporcional entre el tamaño de la bola de iridio y el canal por el que circula la tinta. Cuanto más grande es la bola, más ancho puede ser dicho canal y, en consecuencia, mayor flujo de tinta circula por él con un trazo más grueso.
(como se ve en el esquema frontal, una bola pequeña no admite un canal ancho, una bola grande, sí)
Este mecanismo elemental tiene que compaginarse con un tercer elemento importantísimo: el alimentador, que es el que proporciona un flujo de tinta continuo tomándola del depósito y llevándola, por capilaridad, hacia la punta del plumín.
Suponiendo que el alimentador funcione correctamente, hay dos factores básicos en la física del sistema de las estilográficas que provoca, en ocasiones, defectos de funcionamiento o, mejor dicho, limitaciones en la disponibilidad de caudal: un mecanismo muy estrecho y un mecanismo muy ancho. En ambos extremos pueden presentarse problemas por razones específicas que son las que vamos aquí a enunciar.
PLUMINES MUY ESTRECHOS.
En este caso, la tinta se dirige hacia la punta del plumín por unos canales del alimentador relativamente angostos, con el objetivo de adecuar el flujo a las necesidades de la escritura. Una línea muy fina no necesita mucho flujo pues, de ser así, terminaría rebosando por los gavilanes o saliendo a borbotones del plumín y no olvidemos que el trazo de una estilográfica debe ser constante y controlado.
(foto: nibs.com)
Sin embargo, el punto de equilibrio entre el flujo de tinta y la regularidad del trazo es más difícil de conseguir de lo que parece, de modo que es frecuente, en puntos finos o extrafinos, que se produzca el temido scratching o rascado. Sucede cuando la contención del flujo es excesiva, los canales de alimentación muy estrechos y los gavilanes excesivamente juntos. En tal caso, la tinta no llega bien a la punta del plumín y nuestra línea será seca, escasa, intermitente o con irregularidades y el plumín, mal lubricado, dará la sensación de rascar contra el papel. Si utilizamos papeles ásperos o poco satinados, el problema se hará más evidente.
(foto: nibs.com)
Se trata de un defecto típico de plumas chinas, indias y, en general, de instrumentos de poca calidad aunque ninguna marca está por completo a salvo de este fenómeno. La reparación consiste en aumentar el flujo, ensanchando los canales del alimentador y abriendo los gavilanes con ayuda de una galga adecuada. Esta operación no está al alcance de cualquier usuario y conviene encargarla a un experto.
PLUMINES MUY ANCHOS.
La excesiva generosidad del flujo conlleva problemas diferentes, relacionados aquí con las limitaciones físicas de la capilaridad. Por un lado, el alimentador no siempre es capaz de trasladar toda la tinta que necesita una punta muy ancha escribiendo rápidamente, lo que provoca interrupciones en el trazo; por otro lado, las pausas en la escritura provocan que toda la tinta acumulada en la parte delantera del alimentador se seque, provocando el no menos aborrecible skipping o sequedad inicial. Finalmente, puede que un defectuoso corte en el interior del canal del plumín haga que la pieza sude, es decir, pierda tinta por la parte externa.
(foto: nibs.com)
Además, si la bola de iridio no está bien pulida, puede darse el conocido problema del baby bottom o culo de bebé, es decir, la dificultad del flujo en encontrarse con el papel por un exceso de pulido en redondo de los labios inferiores del iridio. En el esquema que sigue se aprecia cómo la tinta del punto de la derecha no llega a alcanzar el papel por la tensión superficial que la mantiene adherida al conducto.
La solución técnica a estos problemas suele venir por tres vías que, en todo caso, buscan mantener un flujo generoso y constante, lo que no es tarea fácil: optimizar el funcionamiento del alimentador, aumentar el número de gavilanes como hacen los plumines musicales, o incorporar una pletina superior que facilite el flujo, directamente desde el extremo de la boquilla.
(foto: nibs.com)
En el caso del baby bottom, la solución consiste en pulir el excesivo redondeado del iridio hasta conseguir que la tinta entre en contacto con el papel. Tampoco esta es solución que pueda llevar a cabo el aficionado sin experiencia porque un exceso de pulido puedo arruinar definitivamente el plumín entero.
(foto: Sailor)
Comparativamente hablando, los plumines menos problemáticos, son, por tanto, los medios, en los cuales la relación anchura-flujo es físicamente más sostenible. En términos de funcionalidad, la maestría de una marca se demuestra en la solución o minimización de estos problemas. Por eso, entre otras cosas, admiro las estilográficas japonesas.
El trazo del plumín, es decir, el mayor o menor grosor de la línea de tinta que deposita sobre el papel, deriva de dos factores físicos esenciales: el tamaño de la pieza de iridio que lo remata y la separación entre los gavilanes. Podemos establecer, pues, una relación potencial proporcional entre el tamaño de la bola de iridio y el canal por el que circula la tinta. Cuanto más grande es la bola, más ancho puede ser dicho canal y, en consecuencia, mayor flujo de tinta circula por él con un trazo más grueso.
(como se ve en el esquema frontal, una bola pequeña no admite un canal ancho, una bola grande, sí)
Este mecanismo elemental tiene que compaginarse con un tercer elemento importantísimo: el alimentador, que es el que proporciona un flujo de tinta continuo tomándola del depósito y llevándola, por capilaridad, hacia la punta del plumín.
Suponiendo que el alimentador funcione correctamente, hay dos factores básicos en la física del sistema de las estilográficas que provoca, en ocasiones, defectos de funcionamiento o, mejor dicho, limitaciones en la disponibilidad de caudal: un mecanismo muy estrecho y un mecanismo muy ancho. En ambos extremos pueden presentarse problemas por razones específicas que son las que vamos aquí a enunciar.
PLUMINES MUY ESTRECHOS.
En este caso, la tinta se dirige hacia la punta del plumín por unos canales del alimentador relativamente angostos, con el objetivo de adecuar el flujo a las necesidades de la escritura. Una línea muy fina no necesita mucho flujo pues, de ser así, terminaría rebosando por los gavilanes o saliendo a borbotones del plumín y no olvidemos que el trazo de una estilográfica debe ser constante y controlado.
(foto: nibs.com)
Sin embargo, el punto de equilibrio entre el flujo de tinta y la regularidad del trazo es más difícil de conseguir de lo que parece, de modo que es frecuente, en puntos finos o extrafinos, que se produzca el temido scratching o rascado. Sucede cuando la contención del flujo es excesiva, los canales de alimentación muy estrechos y los gavilanes excesivamente juntos. En tal caso, la tinta no llega bien a la punta del plumín y nuestra línea será seca, escasa, intermitente o con irregularidades y el plumín, mal lubricado, dará la sensación de rascar contra el papel. Si utilizamos papeles ásperos o poco satinados, el problema se hará más evidente.
(foto: nibs.com)
Se trata de un defecto típico de plumas chinas, indias y, en general, de instrumentos de poca calidad aunque ninguna marca está por completo a salvo de este fenómeno. La reparación consiste en aumentar el flujo, ensanchando los canales del alimentador y abriendo los gavilanes con ayuda de una galga adecuada. Esta operación no está al alcance de cualquier usuario y conviene encargarla a un experto.
PLUMINES MUY ANCHOS.
La excesiva generosidad del flujo conlleva problemas diferentes, relacionados aquí con las limitaciones físicas de la capilaridad. Por un lado, el alimentador no siempre es capaz de trasladar toda la tinta que necesita una punta muy ancha escribiendo rápidamente, lo que provoca interrupciones en el trazo; por otro lado, las pausas en la escritura provocan que toda la tinta acumulada en la parte delantera del alimentador se seque, provocando el no menos aborrecible skipping o sequedad inicial. Finalmente, puede que un defectuoso corte en el interior del canal del plumín haga que la pieza sude, es decir, pierda tinta por la parte externa.
(foto: nibs.com)
Además, si la bola de iridio no está bien pulida, puede darse el conocido problema del baby bottom o culo de bebé, es decir, la dificultad del flujo en encontrarse con el papel por un exceso de pulido en redondo de los labios inferiores del iridio. En el esquema que sigue se aprecia cómo la tinta del punto de la derecha no llega a alcanzar el papel por la tensión superficial que la mantiene adherida al conducto.
La solución técnica a estos problemas suele venir por tres vías que, en todo caso, buscan mantener un flujo generoso y constante, lo que no es tarea fácil: optimizar el funcionamiento del alimentador, aumentar el número de gavilanes como hacen los plumines musicales, o incorporar una pletina superior que facilite el flujo, directamente desde el extremo de la boquilla.
(foto: nibs.com)
En el caso del baby bottom, la solución consiste en pulir el excesivo redondeado del iridio hasta conseguir que la tinta entre en contacto con el papel. Tampoco esta es solución que pueda llevar a cabo el aficionado sin experiencia porque un exceso de pulido puedo arruinar definitivamente el plumín entero.
(foto: Sailor)
Comparativamente hablando, los plumines menos problemáticos, son, por tanto, los medios, en los cuales la relación anchura-flujo es físicamente más sostenible. En términos de funcionalidad, la maestría de una marca se demuestra en la solución o minimización de estos problemas. Por eso, entre otras cosas, admiro las estilográficas japonesas.
¡Qué maravilla tu blog! Me paso horas y horas leyendo y aprendiendo.
ResponderEliminar¡Y qué adictivo es el mundo de las plumas!
Siempre conservo con mucho cariño la pluma que era de mi padre, la que siempre usó en su trabajo, una Parker 51 made in USA, que le regaló mi madre a inicios de los años 60, en Buenos Aires.
Esta Parker funciona a las mil maravillas, y gracias a tu blog, aprendí a cuidarla mejor, limpiarla, y quererla más aún.
También, siguiendo tus consejos, me "regalé" una Pilot Urban, blanquita, con ese motivo de tigre , y me encanta, aunque es un poco fino el trazo, y no tan sedoso como la Parker.
Y ayer, paseando por Compostela, entre a comprar cartuchos en una papelería-librería y pregunté si tenían estilográficas.
Había muy poco, pero una me gustó "a primera vista", una pluma grande, negra, con capuchón roscado, de la marca Inoxcrom.
Es el modelo (lo ví después aprendiendo de tu blog) Sirocco, bastante grandota, pero me encanta y escribe, con su plumín M, muy muy suave.
¡Qué pena que estas plumas Inoxcrom ya no se fabriquen!
Bueno, un saludo muy fuerte, y mis más cálidas felicitaciones por este blog maravilloso y enriquecedor.
Juan Carlos.
Muchísimas gracias por tus palabras Juan Carlos. Espero que disfrutes mucho de esa envidiable 51 y, en general, de la afición. La Sirocco es una de las mejores plumas de Inoxcrom y, en efecto, es una pena que la marca haya desaparecido tal y como era. Pero seguro que encuentras muchas alternativas que te entusiasmarán. Espero seguir viéndote por aquí. Un cordial saludo.
EliminarYo todavía estoy tratando de encontrar cual es mi punto ideal, jejeje. En principio fui por un F, pero para hacer anotaciones en mis cuadernos A5 se me hacía demasiado grueso, así que opté por un EF. Sin embargo me sorprendió que el F de la Pilot Urban es incluso más fino que el EF de mi Lamy. Pensé que había encontrado mi punto ideal, pero cuando escribía en un folio A4 me parecía incómodo, así que en ese caso uso F y hasta me estoy pensando usar un M. ¿Es normal tener distintos puntos en función de para qué se vaya a usar o lo más habitual es usar el mismo para casi todo?. Supongo que para ciertas cosas especiales, como escribir una tarjeta de felicitación o hacer una firma, es normal usar puntos más gruesos.
ResponderEliminarNaturalmente, Antonio, perfectamente normal. No es lo mismo una pluma para firmar rápido, para lo cual son ideales los puntos gruesos y húmedos, que para escribir notas en un A5 para lo cual suelen ser idóneos los puntos finos. Cada punto es adecuado para una función aunque hay términos medios (el propio M estándar) que permiten hacer un poco de todo sin problemas. Es la especialización o el gusto particular el que determina el uso de varios instrumentos lo cual, por cierto, siempre es algo agradable para un estilófilo. Un cordial saludo
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