Cada vez que cierra una tienda de estilográficas, siento un cierto escalofrío. Sucede a menudo y, especialmente, con proyectos nuevos que pretenden renovar la imagen tradicional de las viejas papelerías para convertirse en nuevos centros de interés para estilófilos.
Ya hemos tenido ocasión de tratar los problemas que, a mi juicio, derivan de la globalización del mercado y del ajuste internacional de precios. Ello afecta a las tiendas físicas, ciertamente, pero, más allá de los problemas, me pregunto ahora si existe algún secreto que pueda salvarlas del abandono definitivo. Dicho de otra manera, si su declive y caída son tan irremediables como la muerte de los viejos oficios o, por el contrario, existe alguna esperanza. Y creo que la respuesta a esta última cuestión es afirmativa.
Los viejos oficios desaparecen porque se extingue la actividad económica que los sustenta. En la era de los termos y del hielo, es difícil vender botijos, y ante recipientes de plástico o de vidrio, carecen de sentido los hojalateros. Pero sigue habiendo cerámica especializada y objetos ornamentales de chapa. Lo mismo ocurre con las estilográficas. Han perdido muchas de sus cualidades prácticas, pero subsiste su interés económico para dos grandes sectores: los aficionados y los coleccionistas (si es que ambos no son lo mismo).
Este es, precisamente, el nicho de mercado que las tiendas deben cubrir y no precisamente con precios oficiales ni con pura intermediación sino aportando eso que los economistas hace mucho tiempo que han descubierto como justificante ontológico de ciertos productos y, en gran medida, de sus precios: el valor añadido.
Cuál sea este valor es cuestión peliaguda. No sé otros, pero yo sí sé qué es lo que me gustaría encontrar en una tienda y voy a hacer -totalmente gratis- un breve resumen de ello por si alguien, algún día, decide acometer un proyecto en este campo.
1.- Me gusta hablar con un vendedor que sepa de plumas, por lo menos, lo mismo que yo. Es desolador comprobar que algunos dependientes ignoran aspectos esenciales de lo que tienen entre manos. Esto no transmite confianza.
2.- Me gusta que el vendedor sienta por las estilográficas el mismo entusiasmo que yo. Un buen pedagogo o un buen vendedor, lo son porque transmiten a los que les rodean el amor que sienten por algo.
3.- Me gusta que me sepan dar consejos adecuados para tomar decisiones correctas. No debería ser necesario acudir siempre a internet; una buena tienda podría hacer lo mismo con mayores garantías.
4.- Me gusta que me solucionen problemas que yo no soy capaz de resolver. No necesito un servicio técnico que remita mi pluma a las Chimbambas Occidentales y la tenga allí durante meses. Necesito una solución rápida, correcta, profesional y asequible.
5.- Me gusta poder hacer cosas que no puedo hacer en la red: ver, tocar, probar, comparar, perder tiempo hablando con alguien que me entiende...
6.- Me gusta encontrarme en un ambiente amigable. Los estilófilos pertenecemos a una gran familia con gustos similares e intereses compartidos. Una tienda debería ser un lugar de encuentro en el que uno no se sienta como un cliente, sino como un amigo que comparte una misma afición.
7.- Quiero pagar precios justos. No me importa pagar más que en eBay si, a cambio, recibo algo que ahí no consigo. Pero me resisto a pagar el doble sin obtener ninguna otra ventaja.
8.- Quiero encontrar cosas que no haya en otro lado. Modelos difíciles o agotados, colores originales, plumas a medida, cambio de plumines...
9.- Me gusta recibir todo tipo de información. Pero no comercial, sino profunda, con fundamento; de un profesional que sabe de estilográficas y que puede darme datos históricos o técnicos que a mí me costaría mucho conseguir o que no podría hacerlo en absoluto.
10.- Me gusta que me ahorren trabajo. Que se hagan comparativas, análisis, estudios a fondo, críticas, pruebas y que todo eso esté a mi disposición cuando lo necesite.
Si hay tiendas así (que las hay) no creo que corran peligro de desaparecer.
Ya hemos tenido ocasión de tratar los problemas que, a mi juicio, derivan de la globalización del mercado y del ajuste internacional de precios. Ello afecta a las tiendas físicas, ciertamente, pero, más allá de los problemas, me pregunto ahora si existe algún secreto que pueda salvarlas del abandono definitivo. Dicho de otra manera, si su declive y caída son tan irremediables como la muerte de los viejos oficios o, por el contrario, existe alguna esperanza. Y creo que la respuesta a esta última cuestión es afirmativa.
Los viejos oficios desaparecen porque se extingue la actividad económica que los sustenta. En la era de los termos y del hielo, es difícil vender botijos, y ante recipientes de plástico o de vidrio, carecen de sentido los hojalateros. Pero sigue habiendo cerámica especializada y objetos ornamentales de chapa. Lo mismo ocurre con las estilográficas. Han perdido muchas de sus cualidades prácticas, pero subsiste su interés económico para dos grandes sectores: los aficionados y los coleccionistas (si es que ambos no son lo mismo).
Este es, precisamente, el nicho de mercado que las tiendas deben cubrir y no precisamente con precios oficiales ni con pura intermediación sino aportando eso que los economistas hace mucho tiempo que han descubierto como justificante ontológico de ciertos productos y, en gran medida, de sus precios: el valor añadido.
Cuál sea este valor es cuestión peliaguda. No sé otros, pero yo sí sé qué es lo que me gustaría encontrar en una tienda y voy a hacer -totalmente gratis- un breve resumen de ello por si alguien, algún día, decide acometer un proyecto en este campo.
1.- Me gusta hablar con un vendedor que sepa de plumas, por lo menos, lo mismo que yo. Es desolador comprobar que algunos dependientes ignoran aspectos esenciales de lo que tienen entre manos. Esto no transmite confianza.
2.- Me gusta que el vendedor sienta por las estilográficas el mismo entusiasmo que yo. Un buen pedagogo o un buen vendedor, lo son porque transmiten a los que les rodean el amor que sienten por algo.
3.- Me gusta que me sepan dar consejos adecuados para tomar decisiones correctas. No debería ser necesario acudir siempre a internet; una buena tienda podría hacer lo mismo con mayores garantías.
4.- Me gusta que me solucionen problemas que yo no soy capaz de resolver. No necesito un servicio técnico que remita mi pluma a las Chimbambas Occidentales y la tenga allí durante meses. Necesito una solución rápida, correcta, profesional y asequible.
5.- Me gusta poder hacer cosas que no puedo hacer en la red: ver, tocar, probar, comparar, perder tiempo hablando con alguien que me entiende...
6.- Me gusta encontrarme en un ambiente amigable. Los estilófilos pertenecemos a una gran familia con gustos similares e intereses compartidos. Una tienda debería ser un lugar de encuentro en el que uno no se sienta como un cliente, sino como un amigo que comparte una misma afición.
7.- Quiero pagar precios justos. No me importa pagar más que en eBay si, a cambio, recibo algo que ahí no consigo. Pero me resisto a pagar el doble sin obtener ninguna otra ventaja.
8.- Quiero encontrar cosas que no haya en otro lado. Modelos difíciles o agotados, colores originales, plumas a medida, cambio de plumines...
9.- Me gusta recibir todo tipo de información. Pero no comercial, sino profunda, con fundamento; de un profesional que sabe de estilográficas y que puede darme datos históricos o técnicos que a mí me costaría mucho conseguir o que no podría hacerlo en absoluto.
10.- Me gusta que me ahorren trabajo. Que se hagan comparativas, análisis, estudios a fondo, críticas, pruebas y que todo eso esté a mi disposición cuando lo necesite.
Si hay tiendas así (que las hay) no creo que corran peligro de desaparecer.
En efecto, me gusta su análisis. En Zaragoza somos afortunados de contar con un establecimiento que en mi opinión cumple todos sus requisitos, y espero no le importe que haga publicidad del mismo, pues le aseguro que aparte de cliente-amigo, nada obtengo yo de mencionarlo. Bueno, sí, la satisfacción de reconocer el trabajo bien hecho. Se trata, como quizá ya haya adivinado, de La Estilográfica Moderna. Un cordial saludo.
ResponderEliminarConozco el establecimiento y concuerdo con su excelencia. Todo un clásico que merece la pena visitar. Gracias por su comentario, amigo mío.
EliminarMaño que suscribe.
EliminarEste artículo me viene que ni pintado teniendo en cuenta mi experiencia de la semana pasada:
ResponderEliminarSoy aficionado al ajedrez, además de a las estilográficas, y navegando por Internet vi que existía una versión de la Kaweco Sport dedicada a este deporte así que ni corto ni perezoso fui a Granada a ver si en las tiendas a las que acudo normalmente la tienen disponible.
En la primera de ellas, la primera porque es la que antes se encuentra en mi camino, tenían este modelo pero con plumín en M y yo lo quiero en F, así que me dice el hombre que no tiene pero que me lo puede pedir pero eso sí entre que él se va de vacaciones en una semana y que después cierran el distribuidor donde compran pues que me tenía que esperar a Septiembre para tenerla. ¡3 meses de espera!
Pero, y aquí llega un ejemplo de tienda de calidad, al acudir a la otra me recibe la mujer del dueño, el hombre está en reposo con un esguince o una torcedura (no recuerdo ahora) y me atiende amablemente en todo lo que sabe y en lo que no sabe pues ni corta ni perezosa llama a su marido para que pueda aclararme las dudas y pedir la Kaweco si me interesa. Tardan un máximo de una semana en tenerla (en el peor de los casos) y es el propio dueño quien me llamó este pasado lunes para confirmarme el pedido y darme las gracias por la compra. Así da gusto comprar y, si es necesario, pagar algo más.
Interesante experiencia, Adolfo; mucho más frecuente de lo que me gustaría reconocer. Afortunadamente, la segunda experiencia le reconcilia a uno con los principios del más noble comercio. Enhorabuena por el trato recibido y un saludo muy cordial
EliminarEn los paises de centro europa el comercio pequeño sigue exisitiendo pero sigue existiendo porque es un comercio muy especializado y profesionalizado contra el que curiosamente las grandes superficies no pueden competir e internet tampoco puede competir, ya que la venta online unas veces no es capaz de ofrecer cosas fundamentales para mi como probar una pluma en la mano, un asesoramiento y otras veces no es capaz de ofrecerme un buen precio ya que en cosas pequeñas como tinteros los gastos de envio muchas veces se disparan haciendo mas recomendable la compra en tienda fisica.
ResponderEliminarEsa es la idea, amigo Santiago: especialización, buenos precios y mejor stock son dos factores esenciales. Un afectuoso saludo
EliminarHola Pedro,
ResponderEliminarDan ganas de entrar en esa tienda que describes. En Málaga, como te dije en un comentario que escribí en otro de tus artículos, también tenemos un negocio de ese tipo, el "Sanatorio Estilográfico" (tienen página web, por si queréis echarle un vistazo). No sé qué nivel de conocimiento tendrán porque yo llevo poco tiempo en este mundillo y es fácil saber más que yo, pero la sensación que dan es que conocen y sobre todo aprecian el producto que están vendiendo. Además, tienen una cantidad y variedad de mercancía que te quedas hipnotizado. Es mejor ir con poco dinero por si acaso, jejeje.
Otro buen ejemplo,Antonio. Gracias por tu comentario
EliminarHola Pedro
ResponderEliminarEfectivamente la tienda de sanatorio estilografico de Malaga es excelente en su surtido y esta llevada por personas que conocen el genero y son bastante amables. No vivo ya por alli pero cuando voy de visita siempre me compro algo.
Enhorabuena por un blog en espanol tan interesante
Muchas gracias por tu comentario y por tus ánimos. Trevor. Un saludo muy cordial
Eliminar¿En Barcelona conoces alguna tienda que cumpla esas características?
ResponderEliminarHola Alfonso; en realidad no conozco ninguna tienda que las cumpla todas pero en Barcelona hay tres imprescindibles: Viena, Central de la Estilográfica y Casa de la Estilográfica. Un saludo muy cordial
EliminarHola Pedro. Quizás no sea el post más adecuado para hacerte esta pregunta pero no sé de qué otra forma podría...
ResponderEliminarTengo un familiar que va a Japón dentro de unos días y me gustaría encargarle una Namiki Falcon, la barata la de resina.
¿Recomiendas alguna tienda en Tokio? Muchas gracias
Bienvenida Lourdes y gracias por tu comentario. Voy a recomendarte la página de un buen amigo y mejor conocedor del mundo japonés en cuyo blog hay una entrada dedicada a las tiendas en Tokyo. Seguro que encuentras alguna que te venga bien.
Eliminarhttp://estilofilos.blogspot.com.es/p/tokyo-pen-shops.html
Un saludo muy cordial
Muchas gracias por tu respuesta!
Eliminarme parecen bien las recomendaciones que hacen , pero imposibles todas ellas. Creo que es importante y necesario que existan tiendas físicas, para poder tocar y comprobar. Ahora nos encontramos que sobreviven tiendas de toda la vida con dificultades, y deben tener posibilidades de venta por internet, con iniciativas por internet o nuevas, que no se les da tiempo para consolidarse . Si abres una nueva tienda tienes que debes aguantar un mínimo tiempo para que se consolide.VGL
ResponderEliminarSi crees que todas las ideas son imposibles, es que no hay futuro alguno para las tiendas físicas. Yo creo que sí lo hay y conozco muchas en las que se dan algunos (incluso muchos) de estos requisitos. No todos ni en todas partes, pero desde luego que existen. La cosa es que se mantengan y mejoren. Gracias por tu comentario.
EliminarAquí en España la tienda física tiene un serio hándicap. Los precios suelen ser desorbitados en relación a la compra directa por Internet, entre la mayor cadena de intermediarios y los costes fijos que tienen que repercutir, simplemente no son competitivos.
ResponderEliminarPor buen dicho que den, eso puede justificar un pequeño incremento en el precio, no sé, digamos un 15 o 20% de diferencia, pero nunca las auténticas barbaridades que he llegado a ver, en las que prácticamente se doblaba el precio del artículo.
Buen servicio, escribo desee un móvil y pasa lo que pasa :p
EliminarHay muchos problemas, Alfonso, y la cosa da para otro gran debate. Las cargas empresariales, fiscales y arancelarias son algunos de ellos; el excesivo margen con el que trabajan algunas, es otro y no pequeño. El modelo de tienda debe cambiar, en eso estamos casi todos de acuerdo. Y si reuniera la mayoría de las ideas que se apuntan, es más probable que encuentren el éxito. Hay ejemplos exitosos que todos conocemos. Un saludo muy cordial, amigo mío.
EliminarHola a todos.
ResponderEliminarMuy buena entrada, que llama a reflexionar sobre una serie de puntos que me gustaría mencionar:
- Punto 8. Ahondo en el asunto. Una tienda física no puede tener solo puntos M y F. El canal de retail debe tener una metodología que tiene que evolucionar. Los distribuidores que quieran mantener tratos con tiendas físicas deberían aceptar tener su gama en cesión. Comerte un stock de plumines de pelikan debe picar un montón si los tienes que pagar por delante, pero es la forma de que a la gente le merezca la pena acudir a un comercio tradicional y pagar algo de sobreprecio que mantenga los alquileres, electricidad, etc. Desconozco cómo se trabaja en este negocio, pero la falta de posibilidades de elección me hace sospechar que el material se paga por delante.
- Tema recurrente: Alguien tiene que solucionar el asunto de las estilográficas japonesas. Es imposible plantearse comprar una pluma nipona por el canal tradicional. Los yankees trabajaban con algo que llaman "grey market" en cosas como las cámaras fotográficas. Plumas pasadas por el distribuidor japonés directamente con unos precios muy competitivos y con garantía de la propia tienda -si eres BH photo o adorama la confianza la das tú tanto como nikon-, Traer directamente plumas de allí dando el valor añadido de conocer los procelosos trámites de aduana, garantizándote un ajuste perfecto del plumín y a un precio razonable -y si me apuras yendo diréctamente contra pedido- podría ser una cosa interesante para los aficionados.
- Servicio técnico: Es lo que puede hacer funcionar un comercio que tenga que ajustar los márgenes para competir contra internet. Ganar dinero por ajustes de plumines, puntos especiales, "regrinds" y reparaciones. En EEUU el carné de baile de John Mottishaw o Mike Matsuyama está bien repleto. El pago de ese tiempo especializado ayudaría mucho al balance de la tienda.
Perdonad el offtopic, pero leyendo esta entrada recuerdo un artículo que aún siendo de una temática diferente, muestra los valores de un señor que mantiene un comercio con lo que Pedro pone por delante de cualquier otra cosa: El amor por su mayor afición.
http://deusexmachina.es/la-tienda-juan/
Puede que alguno de estos puntos resulte irrealizable. Pero sin saber como antes dije nada de sus interioridades sí que me gustaría hacer notar lo que a mí como aficionado me chirría cuando voy a una tienda física.
Un saludo y aprovecho que quedan solo 100 hits para darte mi ENHORABUENA POR LAS 6 CIFRAS. El buen trabajo tienes sus frutos
Muchas gracias por tus interesantes reflexiones, Rfueris; coincido contigo en todo y especialmente en la referencia a las plumas japonesas y su incomprensible ausencia -casi absoluta- de nuestro comercio patrio. Siendo las mejores del mundo, no logro entender por qué nadie, de una manera u otra, no las distribuya ni las comercializa.
EliminarUn abrazo