La serie Meisterstück de Montblanc, hoy asociada al lujo y al paradigma de la pluma clásica es, en realidad, una pluma bastante moderna que apareció casi al final de la llamada era dorada de la estilográfica: 1952 . Sucedió a la exitosa y hoy casi mítica 139, una pluma, esta sí, de líneas clásicas, remates rectos, mecánica de pistón, discreta elegancia y magnífico desempeño.
Con la nueva serie Meisterstück (obra maestra, en alemán) Montblanc se limitó, en la práctica, a adaptar la 139 a las formas aerodinámicas que habían puesto de moda las plumas norteamericanas a partir de la pionera Sheaffer Balance que, a su vez, había visto la luz nada menos que en 1929, es decir, más de 20 años antes. La primera 149 se parecía mucho a la 139: mecanismo de pistón telescópico de metal, alimentador de ebonita, cuerpo de celuloide, ventana estriada y plumín de oro tricolor. De todo esto, hoy sólo queda lo último (en presentación bicolor), porque el cuerpo, el alimentador y el pistón hace años que son de plástico, y el resto ha desaparecido.
La serie Meisterstück moderna se compone de tres modelos básicos; de más grande a más pequeña son: la 149, la 146 ( hoy llamada Le Grand), y la 144. Estos modelos se han multiplicado hasta el infinito mediante variación de materiales, ediciones especiales, diferentes mecánicas y algunas alteraciones estéticas o funcionales que han dado lugar a modelos intermedios como la 145 o, la más pequeña 114.
Hoy voy a hacer una breve reseña de los modelos más conocidos y tamaños básicos de la serie. Pretendo hacer una semblanza que destaque las diferencias fundamentales de estas plumas para ayudar a los aficionados a identificar estos modelos y hacer correctamente su elección. Recordemos que Montblanc tiene la curiosa costumbre de no especificar el nombre de sus modelos ni la medida de sus plumines. No encontraremos estos datos en estas estilográficas.
Como es sabido, no siento una gran pasión por estas plumas. No por su cualidades funcionales sino, especialmente, por su transmutación en meros objetos de lujo y por sus precios disparatados. Ello no quita para que reconozca su belleza, su elegancia y, en general, su buen funcionamiento. Claro que cuando recordamos el precio que tienen, estas cualidades empalidecen ante la competencia. Para un estilófilo de pro, el mero lujo puede llegar a ser un concepto algo evanescente.
1. 114.
La 114, comúnmente llamada Mozart, es una pluma minúscula. Es una estilográfica metálica que carga únicamente por cartucho ya que ni siquiera admite un convertidor. Cierra a rosca y cuenta con otra en el culote para poder colocar el capuchón y que la longitud total de la pieza permita su uso con un mínimo de comodidad.
Con todo, es una pluma muy pequeña, prácticamente inhábil para manos grandes y, en todo caso, para largas sesiones de escritura. Pero es una pluma simpática y fácilmente portátil aunque no pueda ir mucho más allá que tomar algunas notas sobre la marcha.
Estéticamente, es una verdadera Meisterstück y cuenta con todos los elementos estéticos de la serie. La boquilla, si embargo, es distinta, y el culote del cuerpo, más delgado para permitir colocar el capuchón en la rosca prevista al efecto.
2.- 144
Es la más pequeña de la serie normal. Se la conoce oficialmente por el nombre Classique. Aunque participa de la estética de los modelos superiores, es una pluma delgada. Es de tamaño moderado y sin el capuchón colocado puede resultar corta para una mano grande. Con él puesto, el tamaño es totalmente funcional.
Se trata de una pluma notablemente más sencilla que sus hermanas superiores. Fabricada en plástico (lo que Montblanc llama resina preciosa), resulta un instrumento muy ligero y estilizado. Manejable y esbelta, es una pluma portátil adaptada a cualquier uso, siempre que no sea intensivo.
La carga se hace por cartucho/convertidor y el plumín, bicolor, resulta francamente pequeño aunque proporcionado al tamaño general de la pluma. El capuchón no va a rosca sino que se encaja a presión en el cuerpo. La boquilla acaba en un anillo dorado.
3.- 145
La 145, llamada Chopin, está situada en un escalón intermedio entre la 144 y la 146. Carece de algunas notas estéticas de la 144 como el anillo dorado en el extremo de la boquilla y el cuerpo liso, ya que, en este caso, el capuchón va roscado y no a presión como en la 144. Esto hace que se vea las correspondiente rosca en el extremo inferior del cuerpo.
La 145 utiliza el mismo plumín que la 144 pero aquí ya empieza a resultar ostensiblemente pequeño porque la pluma es notoriamente más grande. También se trata de una pieza bicolor, típica de la serie.
La estética general de la 145 se asemeja ya a los modelos superiores de la gama aunque en un tamaño más reducido. Se trata de una pluma de tamaño funcional, más cómodo de usar que la 144 por su longitud y, sobre todo, su anchura.
4.- 146
La conocida oficialmente por Le Grand es, como ya hemos dicho, la pluma más equilibrada de la serie Meisterstück. De buen tamaño y bastante ligera de peso, es una estilográfica de gran presencia y magnífica funcionalidad. Fué la primera de la gama y sus cualidades estéticas son innegables; elegante, sólida y discreta, transmite solidez y calidad.
La 146 es la primera Meisterstuck con carga de pistón. Hoy está hecho de plástico, pero funciona correctamente, si bien se han escuchado recientes protestas sobre su calidad y, sobre todo, su estanqueidad. Tiene, con todo, una buena capacidad y funciona con gran suavidad.
El plumín de la 146 es de buen tamaño y realza la belleza de la estilográfica. El capuchón cierra a rosca y no necesita ser colocado en el cuerpo ya que el tamaño de la pluma permite que sea usada sin él. Esta pieza puede ser usada para todo tipo de trabajo ya que la escritura con ella tresulta muy cómoda y tranquila. Su principal inconveniente es, como ya se ha dicho, su excesivo precio.
5.- 149
La cumbre de la serie Meisterstück es la paradigmática 149, una pluma de gran tamaño e imponente presencia, dotada del mejor plumín de la serie, una fabulosa pieza bicolor de impecable factura, multitud de opciones y peculiar tallado, todo lo cual permite una escritura de gran precisión.
La 149 es una pluma muy hermosa aunque probablemente no apta para todos los gustos. De primeras, resulta demasiado ancha y robusta, aunque solo usándola se aprecian sus fabulosas cualidades funcionales. Es, hay que reconocerlo, menos esbelta que la 146 aunque sus formas rotundas terminan por apreciarse con el tiempo.
Esta pluma carga por pistón, también de plástico y también protestado en ocasiones por algunos defectos mecánicos típicos de su genética constructiva. Montblanc parece haber hecho más esfuerzos por evitar que la pluma sea abierta y reparada por terceros que por la eficacia y precisión de su mecanismo. Con todo, es una pluma que ya se ha convertido en un clásico entre los clásicos aunque, por contra, también se considere el epítome del lujo y, para sus enemigos, del oropel.
Concluye aquí está comparativa de tamaños y características básicas de la gama Meisterstück. Confío en haber podido aportar un conocimiento práctico y útil. Si, además, ha sido entretenido, habré cumplido mis intenciones.
Con la nueva serie Meisterstück (obra maestra, en alemán) Montblanc se limitó, en la práctica, a adaptar la 139 a las formas aerodinámicas que habían puesto de moda las plumas norteamericanas a partir de la pionera Sheaffer Balance que, a su vez, había visto la luz nada menos que en 1929, es decir, más de 20 años antes. La primera 149 se parecía mucho a la 139: mecanismo de pistón telescópico de metal, alimentador de ebonita, cuerpo de celuloide, ventana estriada y plumín de oro tricolor. De todo esto, hoy sólo queda lo último (en presentación bicolor), porque el cuerpo, el alimentador y el pistón hace años que son de plástico, y el resto ha desaparecido.
La serie Meisterstück moderna se compone de tres modelos básicos; de más grande a más pequeña son: la 149, la 146 ( hoy llamada Le Grand), y la 144. Estos modelos se han multiplicado hasta el infinito mediante variación de materiales, ediciones especiales, diferentes mecánicas y algunas alteraciones estéticas o funcionales que han dado lugar a modelos intermedios como la 145 o, la más pequeña 114.
Hoy voy a hacer una breve reseña de los modelos más conocidos y tamaños básicos de la serie. Pretendo hacer una semblanza que destaque las diferencias fundamentales de estas plumas para ayudar a los aficionados a identificar estos modelos y hacer correctamente su elección. Recordemos que Montblanc tiene la curiosa costumbre de no especificar el nombre de sus modelos ni la medida de sus plumines. No encontraremos estos datos en estas estilográficas.
Como es sabido, no siento una gran pasión por estas plumas. No por su cualidades funcionales sino, especialmente, por su transmutación en meros objetos de lujo y por sus precios disparatados. Ello no quita para que reconozca su belleza, su elegancia y, en general, su buen funcionamiento. Claro que cuando recordamos el precio que tienen, estas cualidades empalidecen ante la competencia. Para un estilófilo de pro, el mero lujo puede llegar a ser un concepto algo evanescente.
1. 114.
La 114, comúnmente llamada Mozart, es una pluma minúscula. Es una estilográfica metálica que carga únicamente por cartucho ya que ni siquiera admite un convertidor. Cierra a rosca y cuenta con otra en el culote para poder colocar el capuchón y que la longitud total de la pieza permita su uso con un mínimo de comodidad.
Con todo, es una pluma muy pequeña, prácticamente inhábil para manos grandes y, en todo caso, para largas sesiones de escritura. Pero es una pluma simpática y fácilmente portátil aunque no pueda ir mucho más allá que tomar algunas notas sobre la marcha.
Estéticamente, es una verdadera Meisterstück y cuenta con todos los elementos estéticos de la serie. La boquilla, si embargo, es distinta, y el culote del cuerpo, más delgado para permitir colocar el capuchón en la rosca prevista al efecto.
2.- 144
Es la más pequeña de la serie normal. Se la conoce oficialmente por el nombre Classique. Aunque participa de la estética de los modelos superiores, es una pluma delgada. Es de tamaño moderado y sin el capuchón colocado puede resultar corta para una mano grande. Con él puesto, el tamaño es totalmente funcional.
Se trata de una pluma notablemente más sencilla que sus hermanas superiores. Fabricada en plástico (lo que Montblanc llama resina preciosa), resulta un instrumento muy ligero y estilizado. Manejable y esbelta, es una pluma portátil adaptada a cualquier uso, siempre que no sea intensivo.
La carga se hace por cartucho/convertidor y el plumín, bicolor, resulta francamente pequeño aunque proporcionado al tamaño general de la pluma. El capuchón no va a rosca sino que se encaja a presión en el cuerpo. La boquilla acaba en un anillo dorado.
3.- 145
La 145, llamada Chopin, está situada en un escalón intermedio entre la 144 y la 146. Carece de algunas notas estéticas de la 144 como el anillo dorado en el extremo de la boquilla y el cuerpo liso, ya que, en este caso, el capuchón va roscado y no a presión como en la 144. Esto hace que se vea las correspondiente rosca en el extremo inferior del cuerpo.
La 145 utiliza el mismo plumín que la 144 pero aquí ya empieza a resultar ostensiblemente pequeño porque la pluma es notoriamente más grande. También se trata de una pieza bicolor, típica de la serie.
La estética general de la 145 se asemeja ya a los modelos superiores de la gama aunque en un tamaño más reducido. Se trata de una pluma de tamaño funcional, más cómodo de usar que la 144 por su longitud y, sobre todo, su anchura.
4.- 146
La conocida oficialmente por Le Grand es, como ya hemos dicho, la pluma más equilibrada de la serie Meisterstück. De buen tamaño y bastante ligera de peso, es una estilográfica de gran presencia y magnífica funcionalidad. Fué la primera de la gama y sus cualidades estéticas son innegables; elegante, sólida y discreta, transmite solidez y calidad.
La 146 es la primera Meisterstuck con carga de pistón. Hoy está hecho de plástico, pero funciona correctamente, si bien se han escuchado recientes protestas sobre su calidad y, sobre todo, su estanqueidad. Tiene, con todo, una buena capacidad y funciona con gran suavidad.
El plumín de la 146 es de buen tamaño y realza la belleza de la estilográfica. El capuchón cierra a rosca y no necesita ser colocado en el cuerpo ya que el tamaño de la pluma permite que sea usada sin él. Esta pieza puede ser usada para todo tipo de trabajo ya que la escritura con ella tresulta muy cómoda y tranquila. Su principal inconveniente es, como ya se ha dicho, su excesivo precio.
5.- 149
La cumbre de la serie Meisterstück es la paradigmática 149, una pluma de gran tamaño e imponente presencia, dotada del mejor plumín de la serie, una fabulosa pieza bicolor de impecable factura, multitud de opciones y peculiar tallado, todo lo cual permite una escritura de gran precisión.
La 149 es una pluma muy hermosa aunque probablemente no apta para todos los gustos. De primeras, resulta demasiado ancha y robusta, aunque solo usándola se aprecian sus fabulosas cualidades funcionales. Es, hay que reconocerlo, menos esbelta que la 146 aunque sus formas rotundas terminan por apreciarse con el tiempo.
Esta pluma carga por pistón, también de plástico y también protestado en ocasiones por algunos defectos mecánicos típicos de su genética constructiva. Montblanc parece haber hecho más esfuerzos por evitar que la pluma sea abierta y reparada por terceros que por la eficacia y precisión de su mecanismo. Con todo, es una pluma que ya se ha convertido en un clásico entre los clásicos aunque, por contra, también se considere el epítome del lujo y, para sus enemigos, del oropel.
Concluye aquí está comparativa de tamaños y características básicas de la gama Meisterstück. Confío en haber podido aportar un conocimiento práctico y útil. Si, además, ha sido entretenido, habré cumplido mis intenciones.
Gracias a Ricardo por su permanente generosidad
Las has cumplido con creces, como siempre.
ResponderEliminarGracias Jose Manuel, un fuerte abrazo
EliminarQue interesante, como siempre Pedro. Espero pronto una comparación odiosa entre la Montblanc 146 y la sailor 1911L.
ResponderEliminarSaludos
Tomo nota, querido amigo. Me parece muy oportuna esa comparación. Un fuerte abrazo
EliminarSi tengo que coger alguna me quedo la 146, aunque debo reconocer que le tengo manía a Montblanc
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Alfonso. Un abrazo
EliminarNo lo sé, creó que primero compraría muchas otras plumas antes que alguna de estás, además, yo estoy en contra del exceso en los costos por un artículo de "lujo" del cual sólo se escuchan problemas... Aunque modesta, mejor me compraría una Pilot 823... Sistema a pistón, plumín de oro y una formidable empresa de respaldo... Saludos Capitán.
ResponderEliminarGracias Miguel, me alegra mucho saludarte. Espléndida pluma la 823. Un saludo muy cordial
EliminarSolo agregaría la 147 (que usa únicamente cartuchos); una amiga encontró la 148 pero no pudo revisarla a detalle.
ResponderEliminarEste es mi blog favorito. Felicidades por construir este espacio excepcional.
Muchísimas gracias por tu comentario, amigo Daniel. Es un placer saludarte. Un abrazo
EliminarDiversidad, calidad de contenido y fantásticas imágenes en todos tus artículos Pedro, hacen sin duda que tu blog sea una "Meisterstück". Hermosa colección de Ricardo, que es sin duda un gran y versátil coleccionista. Su 146 es probable de las de los 80´s, esas si que no presentaban quejas de nada como sucede con algunas, como su 149 que parece mas reciente (plumín 18K). En cualquier caso, agradecido, soberbia colección.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, querido Leonardo. En efecto, la merma de calidad de las MB ha sido inversamente proporcional con su ascenso al mundo del lujo. un fuerte abrazo.
EliminarUn abrazo Pedro, efectivamente lo único que se le debe reconocer a la casa de Hamburgo, es su indudable, buena y efectiva estrategia para posicionar y mantener la marca como objetos de lujo a pesar del deterioro evidente o descuido por la excelencia y perfección de la que gozaban. Muchas otras al hacer ese "crossover", se han ido a pique, ultimo ejemplo de esto, OMAS.
ResponderEliminarAsí es, querido Leonardo. De momento, Montblanc ha sabido solucionar el dilema. Un fuerte abrazo, amigo mío
EliminarAnálisis interesante e instructivo que bien se podría titular ”Desmontando mitos“. Quizás por el hartazgo de su fama o por la poca innovación y variedad de la que hace gala la marca, me llama poco la atención. Un cordial saludo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Pedro. Un saludo muy cordial
EliminarMe ha encantado el artículo: tengo una Montblanc Boheme Rouge y un esferógrafo de edición limitada, la Grata Garbo. Los dos me los regaló mi marido porque el diseño de Montblanc me vuelve loca y aunque no entiendo de plumas me gusta mucho todo lo relacionado con la escritura. De piedra me he quedado con lo de "resina preciosa" = PLÁSTICO !!! Espero que mi marido no se entere nunca! Disfruto mucho de las dos y las uso todos los días, aunque es verdad que se pasan muchísimo con el precio. Enhorabuena por el blog, lo he descubierto hace poco y me parece estupendo: si haces alguna vez una revista avísame que le compro seguro! Un abrazo.
ResponderEliminarQuise decir "Greta Garbo", claro! Perdón!
EliminarGracias por tu amabilísimo comentario, amiga Eva. Me has hecho reír con la anécdota del plástico aunque espero que eso no te impida disfrutar de la estilográfica y, sobre todo, de su valor sentimental. Un fuerte abrazo.
EliminarDefinitivamente la sensación que proporciona escribir con una MB 149 es inenarrable. Soy el feliz poseedor de una de finales de los años 70 con plumín de 14k B y la verdad que no hay ninguna pluma que la supere. Nada como ese placer. Puedes escribir con Sheaffer, Waterman, Lamy y otras marcas y ninguna te dará el placer que te proporciona una 149.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, amigo Gustavo. Es un placer saludarte. Un cordial saludo
EliminarMuy buena disertación. Ha faltado la MB 147 Traveller que usa solo cartuchos y de tamaño es igual a la MB146. de la MB 148 no he encontrado nada, a excepción de una MB de fabricación china y que está muy bien conseguida y que al estar entre la MB146 y la MB149, pues yo la bauticé como MB 148 WRITER. Es la que utilizo a diario y si se me pierde o me la quitan pues habría perdido solo 18 o 20 € que fue lo que me costó y no los más de 700 e que cuesta la MB 149, que de vez en cuando la uso para hacerle rodaje.
ResponderEliminarGracias por comentario, amigo Alijumbo. Has encontrado una buena solución para el uso diario. Un cordial saludo
EliminarExtraordinario artículo que me arrepiento de no haber leído antes…
ResponderEliminarMuy buenas:
ResponderEliminarMuy buen artículo, como es aquí lo habitual: sencillo y claro, no deja de ser exhaustivo en lo que se propone; y buen material gráfico (sorprende no ser fácil encontrarlo tan bien expuesto por internet).
Quizá alguien pueda resolverme una duda: ¿es posible sustituir —recurriendo a un profesional— el plumín de una 145 Chopin por el de una 146 (de hace unas décadas, completamente de oro 14K semiflexible)?
Muchas gracias y un cordial saludo.