Además de los poco velados reproches que ya hemos efectuado respecto a esta moda, me propongo ahora hacer referencia a verdaderos inconvenientes que convienen ser tenidos en cuenta a la hora de optar por una pluma con este sistema de alimentación.
1.- El primer inconveniente es el defectuoso funcionamiento.
Recordemos que en un cuentagotas, todo el cuerpo de la pluma hace las veces de depósito y, por tanto, no hay mecanismo alguno que facilite la entrada de aire hacia el interior. Recordemos que la capilaridad no afecta a la imprescindible sustitución de la tinta que sale por el aire que entra. Si esto no fuera así, se crearía un vacío en el interior de la pluma que impediría a la tinta fluir.
(foto: wikipedia)
Las propias canalizaciones del alimentador permiten que el aire entre en el depósito pero dado que todo el cuerpo está inundado de tinta y que, por tanto, hay un gran volumen que mover, este intercambio resulta más difícil es este sistema. Por tanto, la tinta no siempre fluye con regularidad y esto se advierte rápidamente si movemos la pluma a menudo. Cuando la colocamos verticalmente, con el plumín hacia arriba, y acto seguido volvemos a escribir, el flujo será muy bueno. Si escribimos mucho tiempo con el plumín hacia abajo, el flujo puede resentirse.
Con todo, lo peor ocurre cuando el volumen de aire interior es mayor que el de tinta. En este caso, el volumen de tinta se ve afectado por la presión del aire cuando éste aumenta por efecto del calor (causado, por ejemplo, por la propia mano) o por el ambiente exterior, cuando uno viaje en avión, y, en tales casos, ello provoca un intercambio brusco que se materializa en lo que los angloparlantes denominan burp o, en castellano, eructo, que, dicho de otra forma, consiste en una descarga inesperada y violenta de tinta a través del alimentador.
Para evitar este fenómeno, que suele ocurrir cuando queda poca tinta en el interior de la pluma, es aconsejable volver a cargarla cuando se han consumido no más de dos terceras partes de su capacidad. Es decir, la pluma debería tener siempre un mínimo de un tercio de su capacidad interior llena de tinta. Además, no es aconsejable llevarlas si se viaja en avión.
Este defectuoso funcionamiento que podríamos resumirlo en flujo irregular y riesgo de descarga de tinta, es uno de los principales inconvenientes de los cuentagotas.
2.- El segundo inconveniente es el riesgo de fugas.
Que el cuerpo de la pluma constituya su depósito implica que su estado de mantenimiento haya de ser perfecto Cualquier rotura, fisura o deformación en el cuerpo hará que la pluma entera se arruine porque la tinta se escapará por ellos. si los materiales de la pluma en cuestión son frágiles, habrá que estar muy atento para que no le ocurra nada, incluido cualquier tipo de deformación por el calor que afecte a la rosca entre cuerpo y boquilla. Una caída en una pluma normal no tiene por qué afectar a su funcionalidad; tratándose de un cuentagotas el riesgo se multiplica.
(foto: pentorium)
Por otro lado, no todas las plumas pueden convertirse. Hay multitud de experimentos para convertir plumas normales en cuentagotas pero es imprescindible que los cuerpos sean totalmente estancos y que las roscas de unión a la boquilla sean totalmente estancas. Como esto no siempre es posible, hay soluciones ingeniosas que van desde la colocación de juntas tóricas entre cuerpo y boquilla, hasta el forrado con cintas de teflón entre los surcos de la rosca. Todo ello implica un grado de complicación y de mantenimiento que no siempre resultan cómodos.
Otra indeseable característica de los cuentagotas es su propensión a perder tinta si la pluma se mueve enérgicamente. Lo que para una pluma con pequeña capacidad es irrelevante, puede tener terribles consecuencias para un cuentagotas debido, lógicamente, a la inestabilidad que provoca el gran volumen de tinta que almacena, El proporcionalmente enorme peso de la tinta almacenada provoca que, si se mueve violentamente la estilográfica, salga de golpe por un alimentador incapaz físicamente de retenerla.
(foto: jetpens)
Finalmente, uno de los problemas funcionales más enojosos de los cuentagotas es que resulta imposible saber cuanta tinta queda en el depósito. Si estamos utilizando una pluma demonstrator, la cosa es fácil, pero si se trata de un cuerpo opaco de ebonita, no hay más remedio que desenroscar el cuerpo de vez en cuando para saber cuánto tinta queda. Esto multiplica el riesgo de fugas, pérdidas o manchas sin contar con que, a veces, ni siquiera es posible determinar con exactitud qué nivel de tinta real queda en el depósito.
3.- Consecuencias para la pluma
La utilización del cuerpo de la pluma como depósito afecta al instrumento. No sólo en el aspecto funcional, como hemos visto, sino también en el estético y en el práctico.
El contacto permanente del interior de la pluma con la tinta hace que se manche. Cuando el material con el que está construido el instrumento es totalmente opaco, como la ebonita, es poco probable que estas manchas se vean desde el exterior aunque en ello influirá, en todo caso, el groso de las paredes del cuerpo.
(foto: mehandiratta.wordpress)
Pero si el material de la pluma es poroso, las manchas de tinta alcanzarán tarde o temprano las paredes exteriores arruinando los valores estéticos de nuestra estilográfica. En ciertos casos, como en el celuloide, esta indeseable consecuencia, será irremediable. Podría pensarse que ocurre lo mismo con las plumas de pistón y es cierto en algunos casos aunque en otros, como en las Aurora, el pistón no opera sobre las paredes exteriores de la pluma sino sobre una camisa interior.
El otro gran problema de las cuentagotas es su dificultad de limpieza porque la tinta mancha todo el interior y tiñe las paredes internas. La cosa no parece grave hasta que se piensa en la hipótesis del cambio de color de tinta, Ahí la cuestión se torna más peliaguda porque es bastante probable que los restos del color anterior contaminen el del nuevo. Por ello, es preferible usar siempre un mismo color o, al menos, gamas similares pues, de lo contrario, podemos encontrarnos con extrañas mezclas o tonos sorprendentes. En este caso, también el problema afecta más a materiales porosos que absorben más cantidad de tinta y quedan teñidos.
Estos son los tres inconvenientes técnicos de los cuentagotas. No son insufribles, no son impeditivos y, pese a ellos, hay aficionados que los sufren a cambio de la gran capacidad y rústica simplicidad de este tipo de plumas. Que cada cual elija aunque, preferiblemente, con conocimiento de causa y adecuada conciencia.
1.- El primer inconveniente es el defectuoso funcionamiento.
Recordemos que en un cuentagotas, todo el cuerpo de la pluma hace las veces de depósito y, por tanto, no hay mecanismo alguno que facilite la entrada de aire hacia el interior. Recordemos que la capilaridad no afecta a la imprescindible sustitución de la tinta que sale por el aire que entra. Si esto no fuera así, se crearía un vacío en el interior de la pluma que impediría a la tinta fluir.
(foto: wikipedia)
Las propias canalizaciones del alimentador permiten que el aire entre en el depósito pero dado que todo el cuerpo está inundado de tinta y que, por tanto, hay un gran volumen que mover, este intercambio resulta más difícil es este sistema. Por tanto, la tinta no siempre fluye con regularidad y esto se advierte rápidamente si movemos la pluma a menudo. Cuando la colocamos verticalmente, con el plumín hacia arriba, y acto seguido volvemos a escribir, el flujo será muy bueno. Si escribimos mucho tiempo con el plumín hacia abajo, el flujo puede resentirse.
Con todo, lo peor ocurre cuando el volumen de aire interior es mayor que el de tinta. En este caso, el volumen de tinta se ve afectado por la presión del aire cuando éste aumenta por efecto del calor (causado, por ejemplo, por la propia mano) o por el ambiente exterior, cuando uno viaje en avión, y, en tales casos, ello provoca un intercambio brusco que se materializa en lo que los angloparlantes denominan burp o, en castellano, eructo, que, dicho de otra forma, consiste en una descarga inesperada y violenta de tinta a través del alimentador.
Para evitar este fenómeno, que suele ocurrir cuando queda poca tinta en el interior de la pluma, es aconsejable volver a cargarla cuando se han consumido no más de dos terceras partes de su capacidad. Es decir, la pluma debería tener siempre un mínimo de un tercio de su capacidad interior llena de tinta. Además, no es aconsejable llevarlas si se viaja en avión.
Este defectuoso funcionamiento que podríamos resumirlo en flujo irregular y riesgo de descarga de tinta, es uno de los principales inconvenientes de los cuentagotas.
2.- El segundo inconveniente es el riesgo de fugas.
Que el cuerpo de la pluma constituya su depósito implica que su estado de mantenimiento haya de ser perfecto Cualquier rotura, fisura o deformación en el cuerpo hará que la pluma entera se arruine porque la tinta se escapará por ellos. si los materiales de la pluma en cuestión son frágiles, habrá que estar muy atento para que no le ocurra nada, incluido cualquier tipo de deformación por el calor que afecte a la rosca entre cuerpo y boquilla. Una caída en una pluma normal no tiene por qué afectar a su funcionalidad; tratándose de un cuentagotas el riesgo se multiplica.
(foto: pentorium)
Por otro lado, no todas las plumas pueden convertirse. Hay multitud de experimentos para convertir plumas normales en cuentagotas pero es imprescindible que los cuerpos sean totalmente estancos y que las roscas de unión a la boquilla sean totalmente estancas. Como esto no siempre es posible, hay soluciones ingeniosas que van desde la colocación de juntas tóricas entre cuerpo y boquilla, hasta el forrado con cintas de teflón entre los surcos de la rosca. Todo ello implica un grado de complicación y de mantenimiento que no siempre resultan cómodos.
Otra indeseable característica de los cuentagotas es su propensión a perder tinta si la pluma se mueve enérgicamente. Lo que para una pluma con pequeña capacidad es irrelevante, puede tener terribles consecuencias para un cuentagotas debido, lógicamente, a la inestabilidad que provoca el gran volumen de tinta que almacena, El proporcionalmente enorme peso de la tinta almacenada provoca que, si se mueve violentamente la estilográfica, salga de golpe por un alimentador incapaz físicamente de retenerla.
(foto: jetpens)
Finalmente, uno de los problemas funcionales más enojosos de los cuentagotas es que resulta imposible saber cuanta tinta queda en el depósito. Si estamos utilizando una pluma demonstrator, la cosa es fácil, pero si se trata de un cuerpo opaco de ebonita, no hay más remedio que desenroscar el cuerpo de vez en cuando para saber cuánto tinta queda. Esto multiplica el riesgo de fugas, pérdidas o manchas sin contar con que, a veces, ni siquiera es posible determinar con exactitud qué nivel de tinta real queda en el depósito.
3.- Consecuencias para la pluma
La utilización del cuerpo de la pluma como depósito afecta al instrumento. No sólo en el aspecto funcional, como hemos visto, sino también en el estético y en el práctico.
El contacto permanente del interior de la pluma con la tinta hace que se manche. Cuando el material con el que está construido el instrumento es totalmente opaco, como la ebonita, es poco probable que estas manchas se vean desde el exterior aunque en ello influirá, en todo caso, el groso de las paredes del cuerpo.
(foto: mehandiratta.wordpress)
Pero si el material de la pluma es poroso, las manchas de tinta alcanzarán tarde o temprano las paredes exteriores arruinando los valores estéticos de nuestra estilográfica. En ciertos casos, como en el celuloide, esta indeseable consecuencia, será irremediable. Podría pensarse que ocurre lo mismo con las plumas de pistón y es cierto en algunos casos aunque en otros, como en las Aurora, el pistón no opera sobre las paredes exteriores de la pluma sino sobre una camisa interior.
El otro gran problema de las cuentagotas es su dificultad de limpieza porque la tinta mancha todo el interior y tiñe las paredes internas. La cosa no parece grave hasta que se piensa en la hipótesis del cambio de color de tinta, Ahí la cuestión se torna más peliaguda porque es bastante probable que los restos del color anterior contaminen el del nuevo. Por ello, es preferible usar siempre un mismo color o, al menos, gamas similares pues, de lo contrario, podemos encontrarnos con extrañas mezclas o tonos sorprendentes. En este caso, también el problema afecta más a materiales porosos que absorben más cantidad de tinta y quedan teñidos.
Estos son los tres inconvenientes técnicos de los cuentagotas. No son insufribles, no son impeditivos y, pese a ellos, hay aficionados que los sufren a cambio de la gran capacidad y rústica simplicidad de este tipo de plumas. Que cada cual elija aunque, preferiblemente, con conocimiento de causa y adecuada conciencia.
Tendré muy en cuenta estas advertencias, que agradezco mucho. Lo cierto es que nunca he tenido ningún problema con mi Delta Dolcevita Oversize, excepto el teñido de las paredes interiores, cosa que no me preocupa en absoluto porque compré esta pluma para usarla únicamente como cuentagotas. Lo único que he notado alguna vez es que cuando empieza a quedar poca tinta en el cuerpo el flujo de tinta es un poco mayor, supongo que debido a la presión del aire. Pero el trazo es siempre muy homogéneo, y me encanta la sensación de disponer de tinta de sobras para escribir durante horas.
ResponderEliminarSin embargo, iré con cuidado, y si alguna vez detecto algún problema lo haré saber aquí mismo.
Gracias de nuevo por todos estos concimientos compartidos!
Gracias por tu comentario Roger. Esperamos tus futuras experiencias que puedan ilustrarnos a todos. Un fuerte abrazo
EliminarBrillante Pedro, bueno y conciso, con lo cual doblemente bueno.
ResponderEliminarLa verdad es que a nadie se le puede culpar por querer estar a la moda y creo que a todos en algún momento de nuestras vida de coleccionista se nos ha antojado tener una o convertirla en. Pero una vez pasa la moda o los antojos esta es la realidad. Tantos inconvenientes para obtener un supuesto beneficio, (que para mí no es sino otro), que es el de estar condenados a una misma tinta por semanas o más. Salvo escribientes, notarios o poco mas, no los entiendo, pero gustos son gustos.
Hare un comentario para complementar el punto tres (3), de tu maravillosa entrada y es que ciertamente el tema del teñido de la pluma por la tinta es desagradable y tremida por arruinar, no solo baratos cuentagotas, sino costosísimas piezas de pistón o con bomba de vacío que empleen el cuerpo como deposito sin camisas. Solo como ejemplos: Pelikan, Sailor (Realo), Aurora y otras más, se salvan, pero Montblanc, Twsbi, Lamy (2000) y Pilot, no. En estos casos conviene conocer cuáles podrían ser las tintas que mejor mariden con estas plumas que por no tener camisa terminaran irremediablemente manchadas. Richard Binder, publicó hace algunos años un interesante estudio que revelo que Waterman y Diamine son las mejores y, por el contrario, Montblanc (formulación anterior) y sobre todo Noodler´s son las que más manchan nuestras estilográficas. Esto me resulto una verdadera lástima porque los colores de Noodler´s me resultan muy atractivos, pero Diamine también tiene un gran catalogo, no tan extenso como Noodler´s, pero si lo suficiente.
Agradecido.
Interesante tu comentario, Leonardo. Pero, ¿quieres decir que el teñido de las paredes interiores de una Lamy 2000 puede llegar a aparecer fuera de la misma? Cuando lo he leído se me ha puesto el estómago en un puño de pensar en mi deliciosa Lamy 2000 (macrolon), que suelo usar con Diamine (Evergreen)... ¿Sería esperable algo como lo que pintas? ¿O te refieres solo al teñido interior? Un cordial saludo.
EliminarHola Nauta, la respuesta es NO en los cuerpos, de Lamy así como tampoco en Montblanc, pero la ventana se visualización si que sera afectada a la larga. Un placer
EliminarGracias por tus palabras, Leonardo. Las tintas Noodler's y, en menor medida las Montblanc, son muy pigmentadas, con mucho más residuo sólido, y por eso manchan más. Cuanto más ligeras, mejores serán para evitar manchas. Entre estas, yo añadiría las Waterman que son de lo mejor que hay en este sentido aunque su gama de colores sea muy reducida. Tampoco hay que olvidar su composición ácida o alcalina, lo cual también constituye un factor de riesgo para ciertos materiales. Un fuerte abrazo
EliminarNo tengo ninguna pluma de carga por cuentagotas, me parece un sistema engorroso y obsoleto. Cuando veo plumas de gama alta que utilizan este arcaico sistema, no puedo evitar sentir una mezcla entre sorpresa e indignación, indignación por el disparatado precio que pide el fabricante por un artículo que incorpora la tecnología del chupachups o la fregona, y sorpresa porque parece que a pesar de todo hay gente que lo paga.
ResponderEliminarNo puedo por menos que compartir tu sorpresa por el éxito o la moda de este sistema en plumas modernas. Podría decirse que, por su lado, tampoco las estilográficas son instrumentos modernos... ;-)
EliminarComo siempre, estupenda y didáctica entrada (qué mal acostumbrados nos tienes, Pedro). Yo, como comenté en la primera entrada, lo he hecho con algunas. Eso sí, siempre han sido plumas humildes con cuerpo transparente (Sport Ice, Preppys, etc). Me gusta el efecto de la tinta en el barril y nunca he tenido ninguno de los problemas mencionados, ni cortes en la escritura, ni pérdidas, ni manchas indelebles en el cuerpo. Eso sí, es algo que, por si acaso, jamás se me ocurriría hacerlo con una pluma de gama media o alta. También reconozco que, utilidad, ninguna, aparte del gustirrinín que da juguetear un poco y llevar algo "rarito".
ResponderEliminarGracias por tu comentario Jose Manuel. Yo también comparto el gusto por juguetear con las plumas y con su mecánica. Bajo esa perspectiva, es un pecado venial. Un fuerte abrazo
EliminarMagfnífica entrada, Pedro -ésta y su primera parte-. No tengo ninguna "cuentagotas" ni me seduce especialmente ese sistema. Lo más próximo que he usado ha sido alguna Pilot de "usar y tirar". Me pregunto si ésas se pueden considerar de ese tipo (...algunos las rellenan por procedimientos semejantes) o más bien como si fueran de pistón. Lo cierto es que, cuando las he usado, nunca me han dado problemas -que recuerde-. Sí que es cierto que tinene un punto demasiado grueso para mi gusto, pero cumplen su papel con dignidad y son baratas.
ResponderEliminarUn saludo bien cordial y muchas gracias por tan buen trabajo.
Las Vpen son cuentagotas, en efecto, aunque no rellenables (en principio). Pero tratándose de plumas desechables, su funcionamiento es impecable y rara vez aquejan alguno de los defectos funcionales apuntados. En cuanto a las manchas y teñidos, son irrelevantes dada su misma condición. un fuerte abrazo
EliminarBuenos días, Pedro
ResponderEliminaresta vez escribo para compartir mi experiencia. "Tuneé" una Kaweco Sport Demonstrator, con tinta naranja de J. Herbin. Mi gran temor era que se escapara la tinta por el cierre entre el cuerpo y el conjunto de embocadura. Eché grasa de silicona (un pequeño botecito que venía con una TWSBI Diamond) y no he tenido ningún problema por ese lado. Pero, ay, amigo. El temido "burp" es constante. Cambié el plumín (era un "B") por un "F", pero nada. Menos mal que lo hice con una pluma baratina.
Muchas gracias de nuevo por tu generosa sapiencia. Me consta que no soy el único que espera con impaciencia las nuevas entradas en tu blog (me permito el tuteo, espero que no te importe).
Un fraternal abrazo,
Fernando R.
Muchas gracias por tus palabras y por compartir tu valiosa experiencia, Fernando. Te consolaré diciendo que suele ser más habitual de lo que se dice. Espero seguir saludánte por aquí. Un fuerte abrazo
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