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Funcionalidad y precio; una vieja práctica

Ante todo, pido disculpas a esta pujante y querida comunidad por mi ausencia de los últimos días. El fin de temporada está siendo muy exigente y apenas he tenido tiempo para dedicarle a nuestra común afición. Nada grave y afortunadamente corregible.

Paso hoy a realizar  algunos comentarios que guardan una cierta relación con la actual pujanza de las plumas baratas y cómo el mercado o, más concretamente, las marcas generalistas, están combatiendo el fenómeno con una diversificación de modelos  y de precios.

Partamos de la base de que hay marcas de lujo en las que el precio es el elemento definitorio del producto. Muchas personas no compran una Montblanc de alta gama por sus características funcionales sino, sobre todo, porque cuesta mucho. Ocurre lo mismo con multitud de marcas que, sin embargo, mantienen versiones baratas o reducidas de sus modelos más caros. ¿Por qué ocurre ésto?.


Se trata de una vieja metodología, o práctica comercial, que consiste en averiguar cuánto está dispuesto a pagar un determinado público por un determinado producto. No voy a aburrir al lector con los sistemas usados por los fabricantes para descubrirlo, pero los hay, y muy eficientes.

Una vez descubierto el máximo precio que un cierto sector del público está dispuesto a pagar por algo, pueden ocurrir dos cosas. La primera, es que el fabricante se limite a producir para éste sector. Es el caso de las marcas de lujo. La segunda es que diversifique su producción ofreciendo, al mismo tiempo, productos caros y productos baratos. Los primeros, destinados al consumidor que está dispuesto a pagar más, y los segundos, para los demás.


Este fenómeno comercial es sumamente curioso pues se basa en una realidad empírica: que siempre hay un segmento de personas dispuesta a pagar más que otras. Las razones son múltiples pero alguna de sus manifestaciones resultan casi incomprensibles. Hagámonos esta pregunta: ¿qué cuesta hacer un producto barato pero decente?. Es decir, ¿cuesta tanto que un fabricante mejore sus productos básicos con un par de toques de calidad que apenas añaden costes de producción?

La respuesta es: cuesta muchísimo. Y hay una buena razón. Si los productos baratos fueran como los caros, casi nadie compraría los segundos y, además, desincentivaría a los que están dispuestos a pagar más dinero por, esencialmente, un mismo producto. Veamos otro ejemplo: ¿es realmente imprescindible que los pasajeros aéreos en clase turista viajen como corderos camino del matadero? ¿no podría mejorarse su experiencia con un par de detalles de comodidad?. Naturalmente que sí y el coste sería insignificante, pero la consecuencia sería desastrosa para el transportista porque nadie estaría dispuesto a pagar cuatro veces más por un billete en clase ejecutiva. Aquí es donde radica el negocio.


Apliquemos estos razonamientos a las estilográficas: Casi todas las plumas, por encima de cierto mínimo, tienen el mismo desempeño funcional. Sin embargo, sigue habiendo modelos que multiplican el precio inicial en función de ciertas mejoras: decoración, presentación, materiales de lujo... Una Pilot estándar vale 100 euros, pero si está acabada en urushi vale tres veces más; si la pintura es hecha a mano, cinco veces más y si el autor es un artista consagrado, puede llegar a cien veces el precio inicial. La pluma es la misma, pero se dirige a distintos usuarios. De esta manera, un mismo fabricante satisface distintos nichos de mercado.

La entrada en el mercado de las modernas plumas chinas de bajo precio pero razonable calidad, está suponiendo un desafío a todo lo anterior. Aunque continúan los viejos prejuicios, cada vez hay más aficionados que se enfrentan a nuevos dilemas. El viejo apotegma de que a mayor precio, mayor calidad pero peor relación calidad/precio, está cada vez más cuestionado.






Comentarios

  1. Excelente análisis, ya le le extrañaba capitán.

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    1. Es un placer saludarte, querido Leonardo. Yo también os he extrañado. Un fortísimo abrazo, amigo mío

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  2. Se le echaba de menos mi capitán. Empezaba a preocuparme. No obstante, la espera ha merecido la pena.
    Sobre los prejuicios de los aficionados, doy fe de ellos. Los argumentos son siempre los mismos: mala calidad, diseño poco original o plagio de marcas tradicionales, condiciones laborales que rozan la esclavitud, etc.

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    1. Gracias por tu mensaje, querido amigo. Es un placer reencontraros a todos. Un fuerte abrazo

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  3. Hola, se te extrañaba por aquí Capitan. Espero que todo vaya bien. Ya decía nuestro poeta Machado “Todo necio confunde valor y precio”. En mi escasa experiencia personal he adquirido alguna pluma de pocos euros que da gusto cargarlas. A ver si vemos pronto tintas a precios sin hinchar tan artificiosamente.

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    1. Me alegra saludarte, querido Fran. Aún tenemos mucho que hacer, amigo mío. Un fuerte abrazo

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  4. Buenas, ya me extrañaba que no me saltara ningún mensaje suyo. Lo tengo enlazado a mi correo. Interesantísimo artículo. Y es una realidad lo que usted comenta, si hicieran artículos de calidad a bajo coste muy probablemente no venderían sus productos estrella en vistosidad y sobre todo en precio. Saludos desde Huelva. P.D.: Llevo ya tiempo disfrutando mi Pelikan Burn Orange Punto M, con la que cada día estoy mas contento. Y uso de vez en cuando mi Montblanc 146 y la Delta Segovia, ambas reparadas pertinentemente. Perdón por haberme enrrollado y espero que el problema que haya tenido no sea grave y esté resuelto.

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  5. Muchas gracias por su mensaje, amigo Fran. Felicidades por ese trío de buenas plumas. Mis problemas son de tiempo y de exceso de trabajo, querido amigo, algo que a veces se complica más de lo aconsejable. Un fuerte abrazo

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  6. El Capitán nos deja acá una frase digna de enmarcar: "Si los productos baratos fueran como los caros, casi nadie compraría los segundos". ¿Por qué hay unas personas dispuestas a pagar tanto por las estilográficas de lujo?
    El antropólogo Marvin Harris (1927-2001) en su ya clásico libro "Vacas, cerdos, guerras y brujas" dio una respuesta que nunca he olvidado: Si el rico gastara como una persona normal, de poco le serviría su fortuna. Viene por ello la vida fastuosa, que satisface el ego del rico y redistribuye esas riquezas entre joyeros, sastres y claro, fabricantes de plumas fuente de lujo.
    Me uno a los compañeros: cada vez que pasan más de dos semanas sin nuevas entradas en El Pajarete Orquideado me pongo nervioso. Tengo claro que es una obra de amor del Capitán y colaboradores, quienes sin duda tienen otros muchos asuntos que atender; pero leer las entradas y comentarios es una parte agradable y hasta necesaria de mi rutina.
    Por supuesto seguimos a la espera de la tercera parte de la serie de Leonardo sobre las plumas alemanas, y dejo al Capitán y a los estimables lectores con una curiosidad y una posibilidad. La curiosidad, que existe una máquina artesanal para desatascar estilográficas, construida por el carpintero alemán Matthias Wandel (no recuerdo si el blog permite incluir enlaces, pero con el nombre será fácil de hallar).
    La posibilidad, considerando que no son infinitos ni los principios de funcionamiento y construcción de las plumas, ni los modelos que uno puede comprar para reseñar, es que se considere algún día la posibilidad de que el Pajarete acepte notas de los lectores con anécdotas personales sobre plumas fuente. Seguramente habrá muchas interesantes entre los lectores del Pajarete.
    Antonio

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    1. Gracias por tus palabras, estimado Antonio. Gran cita por tu parte y siempre generosas palabras. Es un orgullo formar parte de esta comunidad y contar con lectores como tú. La idea de que los lectores puedan compartir sus ideas y anécdotas está absolutamente abierta, no sólo a través de los comentarios sino del correo electrónica y de cualquier propuesta de realizar una entrada. Se trata de algo deseable y enriquecedor a lo que prestaré todo mi apoyo. Un fuerte abrazo, amigo mío.

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  7. Caramba qué gusto volver a leerle por aquí. Y con un interesante asunto. Lo de las anécdotas de l@s lector@s ya ha tenido cabida en alguna ocasión y vaya si fue interesante. Espero que el fruto de su arduo trabajo se traduzca en alguna adquisición que luego comparta con sus fieles. Un abrazo.

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    1. Gracias, amigo Joker. Es un placer saludarte de nuevo para compartir nuevas adquisiciones e ideas. Un fuerte abrazo.

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