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Breve historia de Moleskine

Durante los primeros dos tercios del Siglo XX había un tipo de cuaderno muy común en París que consistía en una pequeña libreta de hojas blancas cosidas y tapa dura negra. Este tipo de cuaderno era  conocido popularmente  como "les carnets moleskine" una forma anglófila que significaba "los cuadernos de piel de topo" y que hacía referencia al color de sus tapas. Nadie en particular fabricaba estos cuadernos sino que lo hacían muchos fabricantes franceses a pedido del distribuidor parisino. El producto, como se ve, era un estándar antes que una marca.




(foto:moleskine)

Mucha gente utilizó estos cuadernos en el París del pasado siglo y, naturalmente, entre ellos debió haber muchos escritores y artistas entre los que suele contarse a Picasso, Hemingway o Matisse, aunque sin prueba alguna que lo demuestre. El único escritor conocido que hizo referencia a los Moleskine fue el inglés Bruce Chatwin en su libro The Songlines una obra de etnogeología en la que dice haberlos usado en sus viajes y a los que se refiere como sus "libretas parisinas". Algo parecido a lo que sucede con los cuadernos azules portugueses citados por Paul Auster en  "La Noche del Oráculo".


(foto:moleskine)

Los cuadernos parisinos de Chatwin, como está a punto de ocurrir con los azules portugueses de Auster, desaparecieron del mercado en 1.986, año en que falleció el último fabricante que los producía en Tours.

En 1997 una pequeña pero avispada empresa milanesa, Modo&Modo,  registró el nombre Moleskine y comenzó a fabricar unos cuadernos parecidos a los clásicos parisinos. En 1.999 comenzó a exportarlos y tuvo tanto éxito que las pequeñas dimensiones de la empresa italiana no pudieron afrontar la demanda;  Vendieron la sociedad a la francesa Sociéte Général Capital la cual invirtió fuertemente en su expansión y cambió su nombre a Moleskine SRL


(foto: osmanvindel)

Actualmente, Moleskine distribuye sus numerosos productos en 22.000 tiendas de 95 países y se ha convertido en una gran compañía que saldrá próximamente a cotización en la Bolsa de Milán. Los productos siguen diseñándose en Italia aunque la producción se ha trasladado principalmente a China y en menor medida a Turquía y Vietnam. Los papeles especiales para acuarela son fabricados en Francia.


(foto:moleskine)

Esta es la exitosa historia de una idea empresarial que no solo caló fuertemente entre el público internacional sino que ha sido el punto de partida para la recuperación de los viejos -y en los años 90 al borde de la extinción- cuadernos de bolsillo de los que ahora pueden encontrarse cientos de variedades y docenas de marcas. Solo por eso, hemos de dar las gracias al siempre activo genio comercial italiano.

Comentarios

  1. Evgraf Ismailovich10 de octubre de 2015, 0:21

    Los moleskhine me vinieron que ni pintados cuando se acabó mi provisión de Miquelrius de cartóné -¿la versión hispana de los cuadernos lusos de Auster?-, y aunque aún los sigo usando poco a poco los voy reemplazando por los que vais que son un poco más grandes, su goma parece más resistente a la distensión y por el color marfil de sus hojas, aunque no tienen la resistencia de las de Miquelrius a la hora de escribir con estilográfica, defecto del que también adolecen los moleskine.

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