Para continuar con el "mito Nakaya", un tema de interés dada la fama de la marca y su permanente actualidad en todo el mundo, me propongo a continuación hacer algunas breves consideraciones sobre los aspectos estéticos más destacados de estas formidables estilográficas, consideraciones que pueden servir de orientación a los aficionados interesados en ella o, en el peor de los casos, de conversación o polémica que siempre son de agradecer en la materia.
Me concentraré en los modelos normales puesto que los maki-e pertenecen a otra categoría.
Cosas que me gustan.
1.- La sencillez.
De los modelos estándar me gusta, sobre todo, la belleza del urushi y la extraordinaria elegancia de los modelos Cigar y Piccolo.
(foto: Nakaya)
En mi opinión, el lacado y la pureza de formas de estos modelos han de caminar forzosamente de la mano. Para apreciar el primero, ha de partirse de formas sencillas y sin aditamento alguno. El modelo Cigar, largo, limpio de líneas y de tamaño más que respetable, es un diseño perfecto para que el urushi luzca en todo su esplendor, especialmente si el cuerpo es grueso. El deslumbrante brillo de la laca encuentra su mejor escaparate en estos cuerpos desnudos de cualquier aditamento. Así se favorece que la atención del usuario se concentre en el lacado y no en otra cosa.
El diseño de la Piccolo es igualmente adecuado aunque su menor tamaño y los extremos truncados no permiten tanto lucimiento como las formas generosas y redondeadas de la Cigar.
(foto: FPN)
2.- Los colores tradicionales.
Dentro de la gama de colores de Nakaya, el negro brillante, el rojo y el naranja me parecen espléndidos, sólo superados por la combinación de los dos primeros en la versión aka-tamenuri o negro sobre rojo. Esta combinación permite un juego de transparencias verdaderamente singular y sumamente atractiva que mejora con el uso y que confiere al lacado una profundidad y una riqueza incomparables.
(foto: Nakaya)
3.- La elaboración artesanal
La ebonita es trabajada a mano y el ajuste final de toda la estilográfica se hace de manera absolutamente artesanal. Ello implica ciertas imperfecciones, desde luego, pero añade el especial sello del artífice cuyas pequeñas huellas, lejos de constituir defectos, añaden una pátina de entrañable humanidad.
(foto: Russ Stutler)
Cosas que me gustan menos.
1.- El plumín.
No es, desde luego, que no me guste sino que debería tener un tamaño más acorde con la categoría de la pluma. El estándar resulta pequeño y, salvo el tipo music, algo anodino. Es de magnífica calidad, sin duda, y el acabado personalizado lo convierte en un escritor perfecto, pero estéticamente no casa con una pluma de gran tamaño y formidable presencia. Se echa de menos un plumín específico para estas estilográficas.
(foto: Nakaya)
2.- Los diseños modernos
Gran parte del éxito de Nakaya se basa en su increíble adaptación a los gustos del mercado norteamericano, incorporando sugerencias y pedidos de toda índole que han ido conformando un catálogo muy amplio. Sin embargo, algunos de estos nuevos modelos me resultan poco atractivos porque se apartan de la sencillez y pureza de líneas de las plumas tradicionales. El exceso de colores, las formas alteradas, las combinaciones de modelos, no es que sean intrínsecamente perversas pero no creo que alcancen la simplísima y asombrosa belleza de los originales. El lacado es siempre hermoso pero solo luce en todo su esplendor en los modelos clásicos.
(foto: Nakaya)
3.- Los clips.
Incluyo aquí el batallón de accesorios de todo tipo que comercializa Nakaya con el nombre de stoppers. Tanto éstos como los clips cubren la belleza del lacado y distraen la atención del usuario. No digo que no sean elementos dignos en sí mismos sino que no casan demasiado bien con la contemplación del urushi que, a mi parecer, es el valor fundamental de estas estilográficas.
(foto: Nakaya)
Un clip obliga a cortar el capuchón de ebonita y a que se vea la correspondiente fisura, lo que ya resulta conceptualmente doloroso; pero, además, no añade estéticamente nada al lacado sino que, por el contrario, lo oculta.
(foto: nibs.com)
Los stoppers, lo hacen aún más por muy bellos que sean. Si de verdad se quiere evitar que la pluma ruede es preferible utilizar una de las simples y hermosísimas almohadillas de madera lacada que comercializa Nakaya.
(foto: Nakaya)
Acaban aquí estas breves notas sobre algunas aspectos estéticos de estas maravillosas estilográficas que, como siempre, se deben a opiniones particulares que admiten todo matiz y discrepancia.
Me concentraré en los modelos normales puesto que los maki-e pertenecen a otra categoría.
Cosas que me gustan.
1.- La sencillez.
De los modelos estándar me gusta, sobre todo, la belleza del urushi y la extraordinaria elegancia de los modelos Cigar y Piccolo.
(foto: Nakaya)
En mi opinión, el lacado y la pureza de formas de estos modelos han de caminar forzosamente de la mano. Para apreciar el primero, ha de partirse de formas sencillas y sin aditamento alguno. El modelo Cigar, largo, limpio de líneas y de tamaño más que respetable, es un diseño perfecto para que el urushi luzca en todo su esplendor, especialmente si el cuerpo es grueso. El deslumbrante brillo de la laca encuentra su mejor escaparate en estos cuerpos desnudos de cualquier aditamento. Así se favorece que la atención del usuario se concentre en el lacado y no en otra cosa.
El diseño de la Piccolo es igualmente adecuado aunque su menor tamaño y los extremos truncados no permiten tanto lucimiento como las formas generosas y redondeadas de la Cigar.
(foto: FPN)
2.- Los colores tradicionales.
Dentro de la gama de colores de Nakaya, el negro brillante, el rojo y el naranja me parecen espléndidos, sólo superados por la combinación de los dos primeros en la versión aka-tamenuri o negro sobre rojo. Esta combinación permite un juego de transparencias verdaderamente singular y sumamente atractiva que mejora con el uso y que confiere al lacado una profundidad y una riqueza incomparables.
(foto: Nakaya)
3.- La elaboración artesanal
La ebonita es trabajada a mano y el ajuste final de toda la estilográfica se hace de manera absolutamente artesanal. Ello implica ciertas imperfecciones, desde luego, pero añade el especial sello del artífice cuyas pequeñas huellas, lejos de constituir defectos, añaden una pátina de entrañable humanidad.
(foto: Russ Stutler)
Cosas que me gustan menos.
1.- El plumín.
No es, desde luego, que no me guste sino que debería tener un tamaño más acorde con la categoría de la pluma. El estándar resulta pequeño y, salvo el tipo music, algo anodino. Es de magnífica calidad, sin duda, y el acabado personalizado lo convierte en un escritor perfecto, pero estéticamente no casa con una pluma de gran tamaño y formidable presencia. Se echa de menos un plumín específico para estas estilográficas.
(foto: Nakaya)
2.- Los diseños modernos
Gran parte del éxito de Nakaya se basa en su increíble adaptación a los gustos del mercado norteamericano, incorporando sugerencias y pedidos de toda índole que han ido conformando un catálogo muy amplio. Sin embargo, algunos de estos nuevos modelos me resultan poco atractivos porque se apartan de la sencillez y pureza de líneas de las plumas tradicionales. El exceso de colores, las formas alteradas, las combinaciones de modelos, no es que sean intrínsecamente perversas pero no creo que alcancen la simplísima y asombrosa belleza de los originales. El lacado es siempre hermoso pero solo luce en todo su esplendor en los modelos clásicos.
(foto: Nakaya)
3.- Los clips.
Incluyo aquí el batallón de accesorios de todo tipo que comercializa Nakaya con el nombre de stoppers. Tanto éstos como los clips cubren la belleza del lacado y distraen la atención del usuario. No digo que no sean elementos dignos en sí mismos sino que no casan demasiado bien con la contemplación del urushi que, a mi parecer, es el valor fundamental de estas estilográficas.
(foto: Nakaya)
Un clip obliga a cortar el capuchón de ebonita y a que se vea la correspondiente fisura, lo que ya resulta conceptualmente doloroso; pero, además, no añade estéticamente nada al lacado sino que, por el contrario, lo oculta.
(foto: nibs.com)
Los stoppers, lo hacen aún más por muy bellos que sean. Si de verdad se quiere evitar que la pluma ruede es preferible utilizar una de las simples y hermosísimas almohadillas de madera lacada que comercializa Nakaya.
(foto: Nakaya)
Acaban aquí estas breves notas sobre algunas aspectos estéticos de estas maravillosas estilográficas que, como siempre, se deben a opiniones particulares que admiten todo matiz y discrepancia.
Buenos días Haddock ;
ResponderEliminarLo primero felicitarte por tu blog. Llevo dos días recorriendolo de arriba abajo sin parar.
Resulta que hace cosa de un mes compré mi primera estilográfica una MontBlanc StarWalker de imitación preciosa 10$ envío incluido. Lo hice para echarme unas risas con mis amigos de la uni pero sin ninguna intención de usarla ¿Para que voy a querer yo usar una pluma? Buen pues al llegar a casa la probé. Nadie imagina lo suave y agradable de esa pluma deslizando sobre el papel. No escribía, volaba. Hizo que me entrase mono de escribir cuando andaba de paseo por la calle. En serio algo insólito. Lamentablemente el otro día tuve un susto yendo en bici y mi MB se fue al otro barrio. Decidido a no volver a usar algo que no fuese una estilográfica encontré tu blog y se me abrió todo un mundo. Me puse a indagar y siguiendo algunas de las recomendaciones que he visto por ahí me voy a comprar una REFORM 1745 que espero me dure mucho tiempo.
El motivo de que te suelte este rollo (lo siento en el alma) en esta entrada es que estas Nakaya me han encantado pero claro el precio....
Así que me gustaría saber si existe alguna otra pluma de cualquier otra marca con un aspecto similar a estas (efecto lacado , monocromáticas sin adornos dorados ni clips (esto es lo mas importante )) a un precio razonable de menos de 100
Muchas gracias
Gracias por tu comentario y por compartir tu experiencia que me parece ciertamente entrañable. Te felicito por redescubrir el mundo de la estilográfica y te animo a seguir en él con la misma pasión que ponemos todos los aficionados.
EliminarEn cuanto a tu pregunta, diré que hay plumas con las características que te interesan y no demasiado precio. Pero te sugiero que intentes con las indias de ebonita. No es que sean de gran calidad pero han ido mejorando recientemente añadiendo algunas mejoras indudables como plumines alemanes y convertidores. Puedes encontrar una preciosa Ranga de ebonita, con plumín alemán y convertidor, por unos 60-80 euros. Y los colores que ofrecen, no siendo lacados, son muy atractivos.
Espero tus noticias con un saludo muy cordial