Elegir un área o un tema para progresar en una colección determinada se convierte, en cierto momento, en un imperativo. Las colecciones genéricas tienen un límite en sus propias dimensiones. No se puede coleccionar todo ni por todos los conceptos. Coleccionar significa, más pronto o más tarde, seleccionar y de eso vamos a hablar un poco aquí.
La producción de estilográficas es un fenómeno prácticamente mundial y de dimensiones cuantitativas colosales. Tratándose de objetos pequeños, relativamente baratos y que se vienen fabricando desde hace más de cien años, el número de ejemplares que hay en el mundo es incalculable.
(foto: olive and reid)
Cuando uno empieza a comprar plumas suele pasar por varias etapas, todas ellas teñidas de una cierta compulsividad ansiosa, pero sin que exista un propósito definido ni un objetivo concreto. Se compran plumas porque nos gustas y si nos gustan todas, las compramos de todo tipo.
Pero a medida que la afición progresa y la plumas invaden terrenos otrora destinados a fines más útiles, se impone una decisión: hay que decidirse por un tema de coleccionismo. A estas alturas ya deberíamos saber qué tipo de plumas nos gustan más y por qué motivo. También habremos tenido tiempo para estudiar y profundizar en el conocimiento de la materia y, finalmente, la propia realidad de los hechos nos mostrará qué tipo de plumas compramos más, qué colores preferimos o qué marcas.
(foto: casadellastilográfica)
Es este momento decisivo del coleccionismo estilográfico, suelen tomarse dos decisiones simultáneas y en cierta medida complementarias: concentrarse en un tema y deshacerse de todo lo demás.
Es una sabia decisión. Cuando pasan los años, cualquier coleccionista avanzado se da cuenta de que es imposible tenerlo todo y que, por mucho que nos guste algo, el dinamismo de la industria supera cualquier presupuesto. La especialización es, pues, casi inevitable.
(foto: FPN)
A partir de este turning point, cualquier decisión es posible: hay quien se concentra en plumas clásicas y quien en modernas. Quien decide especializarse en una marca o en un modelo. Hay quien colecciona por colores, por países o por sistemas mecánicos; por materiales o por estilos. Todo vale. El coleccionista avanzado se convierte así en un buscador mucho más especializado y sus búsquedas más apasionantes porque, ahora sí, suele ser posible acabar algunas colecciones y los ejemplares que faltan a la de cada cual proporcionan interminables horas de entretenimiento y persecución emocionada. Eso sí, conviene ser consciente de nuestras posibilidades económicas para no caer en frustraciones tempranas.
Sea o no el momento para cada uno, no está mal que reflexione sobre cuales son sus gustos y qué tipo de plumas son las que más le satisfacen. Esto puede ser el germen del siguiente e inevitable paso.
La producción de estilográficas es un fenómeno prácticamente mundial y de dimensiones cuantitativas colosales. Tratándose de objetos pequeños, relativamente baratos y que se vienen fabricando desde hace más de cien años, el número de ejemplares que hay en el mundo es incalculable.
(foto: olive and reid)
Cuando uno empieza a comprar plumas suele pasar por varias etapas, todas ellas teñidas de una cierta compulsividad ansiosa, pero sin que exista un propósito definido ni un objetivo concreto. Se compran plumas porque nos gustas y si nos gustan todas, las compramos de todo tipo.
Pero a medida que la afición progresa y la plumas invaden terrenos otrora destinados a fines más útiles, se impone una decisión: hay que decidirse por un tema de coleccionismo. A estas alturas ya deberíamos saber qué tipo de plumas nos gustan más y por qué motivo. También habremos tenido tiempo para estudiar y profundizar en el conocimiento de la materia y, finalmente, la propia realidad de los hechos nos mostrará qué tipo de plumas compramos más, qué colores preferimos o qué marcas.
(foto: casadellastilográfica)
Es este momento decisivo del coleccionismo estilográfico, suelen tomarse dos decisiones simultáneas y en cierta medida complementarias: concentrarse en un tema y deshacerse de todo lo demás.
Es una sabia decisión. Cuando pasan los años, cualquier coleccionista avanzado se da cuenta de que es imposible tenerlo todo y que, por mucho que nos guste algo, el dinamismo de la industria supera cualquier presupuesto. La especialización es, pues, casi inevitable.
(foto: FPN)
A partir de este turning point, cualquier decisión es posible: hay quien se concentra en plumas clásicas y quien en modernas. Quien decide especializarse en una marca o en un modelo. Hay quien colecciona por colores, por países o por sistemas mecánicos; por materiales o por estilos. Todo vale. El coleccionista avanzado se convierte así en un buscador mucho más especializado y sus búsquedas más apasionantes porque, ahora sí, suele ser posible acabar algunas colecciones y los ejemplares que faltan a la de cada cual proporcionan interminables horas de entretenimiento y persecución emocionada. Eso sí, conviene ser consciente de nuestras posibilidades económicas para no caer en frustraciones tempranas.
Sea o no el momento para cada uno, no está mal que reflexione sobre cuales son sus gustos y qué tipo de plumas son las que más le satisfacen. Esto puede ser el germen del siguiente e inevitable paso.
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