Que China es el primer fabricante mundial de estilográficas es un hecho notorio y que es de los pocos que cuida a los usuarios desde su infancia, es otro. Nosotros hablamos de plumas de acceso, plumas escolares o plumas de iniciación. En China, las plumas forman parte de la educación infantil y oír eso hacen plumas como la que voy a mostrar.
Lo que se pretende con este tipo de estilográficas es que el niño se aficione a ellas por su atractivo infantil, por sus colores, por su aspecto de juguete. Escribir se transforma así en algo menos parecido a una obligación y más a un juego. Las plumas juguete pretenden ser una herramienta divertida que el niño use con afición y la transforme en algo familiar y deseable.
Hay infinidad de plumas de juguete en China pero la que aquí se muestra es muy original y muy poco conocida. Que aparezca por España es algo insólito y así la he visto yo: como un objeto que, a primera vista, nadie pensaría que es una estilográfica pero que derrocha ingenio y simpatía para cumplir sus fines.
No he conseguido averiguar el nombre de esta pequeña pluma. Salvo la leyeda "toy pen" de la cajita y el guarismo "71" del cuerpo, no aparece ninguna marca reconocible aunque puede haberla fabricado cualquiera.
Se trata de una pluma enteramente de plástico; ligerísima y desmontable. Consta de tres piezas: el capuchón rematado por la figurita del panda, el cuerpo que esconde el mecamismo de llenado y la boquilla que aloja un plumín de acero muy pequeño y esbelto, acabado en un punto muy fino.
La calidad del plástico es, como era de prever, muy baja, como los acabados en general de la pluma. Pero funciona sorprendentemente bien e incluso escribe con bastante fluidez pese a ser un punto fino y algo rasposo.
Uno de los detalles más simpáticos de la pluma es su sistema de carga aerométrico. No cuenta con ninguna protección de metal ni resorte de apoyo alguno sino, simplemente, con un saco de silicona pegado a la boquilla. Presionando este saco, como si fuera una pera de goma, se succiona la tinta con mucha facilidad. Su capacidad es mínima pero eso no importa demasiado teniendo en cuenta a quién va destinado el instrumento.
Esta no es, en realidad, un pluma de juguete porque funciona; pero está diseñada de manera muy atractiva para los niños que, a diferencia de un mero juguete, pueden conseguir que cumpla su función familiarizándose, de paso, con el instrumento y con su funcionamiento en general. Una buena idea y un resultado enormemente simpático. Y lamentablemente extraño en occidente.
(Agradezco a Papelerías LOKUM de Madrid haberme facilitado generosamente la pluma que aquí se presenta)
Lo que se pretende con este tipo de estilográficas es que el niño se aficione a ellas por su atractivo infantil, por sus colores, por su aspecto de juguete. Escribir se transforma así en algo menos parecido a una obligación y más a un juego. Las plumas juguete pretenden ser una herramienta divertida que el niño use con afición y la transforme en algo familiar y deseable.
Hay infinidad de plumas de juguete en China pero la que aquí se muestra es muy original y muy poco conocida. Que aparezca por España es algo insólito y así la he visto yo: como un objeto que, a primera vista, nadie pensaría que es una estilográfica pero que derrocha ingenio y simpatía para cumplir sus fines.
No he conseguido averiguar el nombre de esta pequeña pluma. Salvo la leyeda "toy pen" de la cajita y el guarismo "71" del cuerpo, no aparece ninguna marca reconocible aunque puede haberla fabricado cualquiera.
Se trata de una pluma enteramente de plástico; ligerísima y desmontable. Consta de tres piezas: el capuchón rematado por la figurita del panda, el cuerpo que esconde el mecamismo de llenado y la boquilla que aloja un plumín de acero muy pequeño y esbelto, acabado en un punto muy fino.
La calidad del plástico es, como era de prever, muy baja, como los acabados en general de la pluma. Pero funciona sorprendentemente bien e incluso escribe con bastante fluidez pese a ser un punto fino y algo rasposo.
Uno de los detalles más simpáticos de la pluma es su sistema de carga aerométrico. No cuenta con ninguna protección de metal ni resorte de apoyo alguno sino, simplemente, con un saco de silicona pegado a la boquilla. Presionando este saco, como si fuera una pera de goma, se succiona la tinta con mucha facilidad. Su capacidad es mínima pero eso no importa demasiado teniendo en cuenta a quién va destinado el instrumento.
Esta no es, en realidad, un pluma de juguete porque funciona; pero está diseñada de manera muy atractiva para los niños que, a diferencia de un mero juguete, pueden conseguir que cumpla su función familiarizándose, de paso, con el instrumento y con su funcionamiento en general. Una buena idea y un resultado enormemente simpático. Y lamentablemente extraño en occidente.
(Agradezco a Papelerías LOKUM de Madrid haberme facilitado generosamente la pluma que aquí se presenta)
¡¡Divertidísima!! Tampoco creo que importe demasiado si el plástico y la construcción no son muy sólidos o de gran calidad, al fin y al cabo creo que el pequeño "público" al que va destinada probablemente haga que su vida sea considerablemente corta :D
ResponderEliminarEn efecto, su longevidad no será muy acusada... gracias por el comentario!
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