Las plumas transparentes o demonstrators, se idearon para que los vendedores o marchantes de las marcas que iban de papelería en papelería vendiéndolas, pudieran mostrar a sus clientes el funcionamiento y el mecanismo interior de cada pieza. A veces, se dejaba una en la propia tienda para que los compradores pudieran examinarlos y comparar antes de decidirse por uno u otro modelo.
Eran años en que las marcas competían entre sí por ofrecer mecanismos elaborados y soluciones técnicas novedosas e incluso revolucionarias. Las plumas transparentes eran una preciosa fuente de información para el usuario y una magnífica herramienta de convicción para el vendedor.
Con el paso de los años, la función de las demonstrators quedó relegada a algo puramente testimonial. En primer lugar, porque los mecanismos fueron tendiendo hacia la simplificación con la llegada del cartucho/convertidor como sistema universal y, también, porque los modernos medios de comunicación y documentación permitían hacer lo mismo sin necesidad de recurrir a una pluma transparente. Tampoco fue ajeno a todo ello el declive de las tiendas tradicionales y la aparición de nuevos canales comerciales.
Pero la pérdida de su utilidad fue inmediatamente seguida por un resurgir de su atractivo para los aficionados y estilófilos a quienes permitía disfrutar, precisamente, de aquellos aspectos de la pluma que guardan relación con su funcionalidad y que, por misteriosa transmutación, se convirtieron en algo relacionado con la estética. Los mecanismos interiores resultaban interesantes en sí mismos, como obras de arte y pequeña ingeniería; intrigante y cautivadora. Las entrañas de las plumas resultaban muy atractivas para quienes las amaban.
Y así las demonstrators pasaron a convertirse en una categoría en sí misma. Una que crece día a día y que hoy goza de una fantástica salud comercial. No hay marca que no tenga una transparente en su catálogo y hay modelos que solo se fabrican así. El público aficionado las adora y los fabricantes las enriquecen con matices, colores y remates que resaltan los mecanismos y las formas.
Soy un gran aficionado a las demonstrators y me gusta coleccionar las de gama intermedia o baja donde, siendo plumas de calidad, el precio permite disfrutar de formas y colores sin demasiado sacrificio.
La combinación de reflejos, matices, tintas y transparencias, constituye uno de los placeres más singulares del coleccionismo de estilográficas.
Eran años en que las marcas competían entre sí por ofrecer mecanismos elaborados y soluciones técnicas novedosas e incluso revolucionarias. Las plumas transparentes eran una preciosa fuente de información para el usuario y una magnífica herramienta de convicción para el vendedor.
Con el paso de los años, la función de las demonstrators quedó relegada a algo puramente testimonial. En primer lugar, porque los mecanismos fueron tendiendo hacia la simplificación con la llegada del cartucho/convertidor como sistema universal y, también, porque los modernos medios de comunicación y documentación permitían hacer lo mismo sin necesidad de recurrir a una pluma transparente. Tampoco fue ajeno a todo ello el declive de las tiendas tradicionales y la aparición de nuevos canales comerciales.
Pero la pérdida de su utilidad fue inmediatamente seguida por un resurgir de su atractivo para los aficionados y estilófilos a quienes permitía disfrutar, precisamente, de aquellos aspectos de la pluma que guardan relación con su funcionalidad y que, por misteriosa transmutación, se convirtieron en algo relacionado con la estética. Los mecanismos interiores resultaban interesantes en sí mismos, como obras de arte y pequeña ingeniería; intrigante y cautivadora. Las entrañas de las plumas resultaban muy atractivas para quienes las amaban.
Y así las demonstrators pasaron a convertirse en una categoría en sí misma. Una que crece día a día y que hoy goza de una fantástica salud comercial. No hay marca que no tenga una transparente en su catálogo y hay modelos que solo se fabrican así. El público aficionado las adora y los fabricantes las enriquecen con matices, colores y remates que resaltan los mecanismos y las formas.
Soy un gran aficionado a las demonstrators y me gusta coleccionar las de gama intermedia o baja donde, siendo plumas de calidad, el precio permite disfrutar de formas y colores sin demasiado sacrificio.
La combinación de reflejos, matices, tintas y transparencias, constituye uno de los placeres más singulares del coleccionismo de estilográficas.
A mí también me gustan mucho las demonstrator. La pena es que muchas veces esos modelos son incluso más caros y en ocasiones el material acaba teñido de manera poco atractiva con el uso... Aunque bueno, eso evidencia que ha tenido una vida útil y no escondida ¿no? :)
ResponderEliminarDe momento las que yo tengo son de gama baja o media, pero nunca se sabe :)
Muy bien pensado, Papish. Hoy hay demostradores de todas las categorías y precios, desde una humilde china de 2 euros hasta una fabulosa Sailor KOP, incluyendo Pelikans e italianas de toda índole. Te recomiendo que eches un vistazo a la colección "lagos" de Platinum, basados en la 3776 Century. Son una preciosidad. Y en modo asequible, tienes las Twsbi y las Nemosine, ambas taiwaneses, con modelos muy, muy atractivos.
EliminarUn fuerte abrazo y, como siempre, gracias por tu presencia.
Hola Pedro gracias por el contexto histórico, también me llaman mucho este tipo de plumas aunque siento que las marcas deberían proveerles sistemas de alimentación más atractivos que el cartucho/convertidor. Que con el segundo me las aguanto pero me molesta mucho ponerles un cartucho.
ResponderEliminarSabes si existió alguna versión demonstrator de Rotring o Faber-Castell?
Martín
Tienes razón. Se disfrutan mucho más los sistemas más complejos como el pistón. Pero tampoco están mal cuando se usan buenos convertidores o cartuchos coloreados a juego con la tinta.
EliminarQue yo sepa, ninguna de ambas marcas que citas han fabricado demostradores aunque sí he visto uno para el Rotring Rapidograph, que aunque no es una pluma, sí es muy interesante.
Gracias por tus comentarios
Al respecto de esto leí un artículo muy bien argumentado de Brian Gray, de Edison Pens defendiendo el tan denostado convertidor. Dejo el link por si resulta de interés a alguien más. Es en inglés, pero el contenido del artículo viene bastante al hilo de la conversación.
Eliminarhttp://edisonpen.com/reevaluate-converters
Un saludo.
Muchas gracias por la información, amigo mío, es francamente interesante.
EliminarHola, me confieso un enamorado de las plumas transparentes o transparentes coloreadas. Me encantan las Pelikan, las TWSBI o las Pilot CH92, y por supuesto, la Pilot 823 en ámbar.
ResponderEliminarPara Martín: de Rotring hay un estilografo transparente, el TIKU o Tintenkulli, de carga por pistón; es un instrumento muy curioso que funciona con un hilo por el interior de su punta, que al apoyar sobre el papel deja pasar la tinta, como los famosos Rotring de diferentes medidas que se utilizaban para diseño y dibujo técnico.
Un saludo.
Gracias, había leído algo del Tiku como buena herramienta de escritura y saber que habrá por ahí alguno transparente da tentación.
EliminarPara complementar un poco lo dicho de convertidores para las gama baja me gusta mucho el sistema de las Ahab.
Saludos. Martín
Las Ahab usan un pistón manual sin rosca. Es original y simpático aunque no estoy seguro de que sea demasiado preciso comparado con los sistemas a rosca. Un saludo, Martin
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